Rotel: 60 años democratizando la musicalidad con mayúsculas
Lo ha conseguido, sí señor: Rotel, uno de los iconos del High End asequible, ha celebrado con honores su 60º cumpleaños. Un hito por la sencilla razón de que son contadísimas las empresas del sector del audio de alta calidad que siguen manteniendo una propiedad no sólo estrictamente privada, sino familiar, una característica que garantiza la preservación de un “ethos”, una manera de ser, con la que compañías mucho más potentes no pueden ni siquiera soñar. En el presente artículo intentaré reflejar mi perspectiva sobre el qué y el por qué de una marca a la que miles de aficionados deben su feliz entrada en ese particular universo del sonido de altos vuelos en el que la búsqueda de la verdadera musicalidad es reina y señora.
La clave: mantener la esencia de lo familiar en un mundo cada vez más global
La idea que subyace en el presente artículo es intentar reflejar lo que ha hecho posible que la compañía que dio sus primeros pasos en 1957 de la mano de Tomoki Tachikawa –nacido en Taiwán pero afincado en Japón- y en 1961 se constituyó oficialmente con el nombre con el que la conocemos los amantes del audio de alto nivel lleve décadas marcando diferencias. Diferencias sutiles, “no espectaculares”, si quieren, pero diferencias al fin y al cabo y además de manera continuada y en parámetros fundamentales –por cuanto influyen directamente en el sonido- durante décadas, un bagaje suficiente para ganarse el respeto, la admiración y la fidelidad de miles de aficionados a la reproducción sonora a tamaño natural en el hogar… ¡y, la clave de todo durante todos estos años, lo que se dice pronto, sin arruinarse en el empeño!
Dicho lo anterior, sí que me he tomado la libertad de glosar algunas líneas sobre la historia “oficial” de Rotel publicadas por la marca, puesto que resultan muy ilustrativas sobre el contexto en el que vio la luz y para entender lo que vino después. Así, es muy probable que a la inmensa mayoría de amantes de la Alta Fidelidad y el Cine en Casa les resulte chocante saber que la “prehistoria” de Rotel se remonta a principios de la década de los años 50’ del siglo pasado cuando, con el nombre de Roland, obtuvo un contrato para distribuir en Japón televisores de la firma estadounidense Sylvania.
Observen lo significativo de la época por cuanto en aquel entonces muchas marcas que conformarían la que se convirtió en potentísima industria de la electrónica de consumo japonesa – Sony, Panasonic, Toshiba y muchas otras- todavía no habían alcanzado su “velocidad de crucero”, por decirlo de algún modo. Por otro lado, el contrato de la citada Roland iba más allá de la mera importación y distribución por cuanto también implicaba una importante componente técnica al ser el valor de la tensión –voltaje- utilizada en la red eléctrica nipona distinto del de su homóloga estadounidense. Así, en los derechos de importación/distribución de la joven compañía también figuraba la modificación de los productos Sylvania para que satisficieran las exigencias locales, lo que significa que ya desde el principio la ingeniería fue consustancial a lo que en 1961 pasaría a convertirse en Rotel como consecuencia de una profunda reorganización interna. Lo que vino a continuación debería considerarse como el “prolegómeno” de lo que más adelante sería Rotel tal y como la conocemos.
Puesto que está publicado en la web de la marca y traducido –por un servidor- al español, me tomo la libertad de copiar algunos extractos para ustedes: “Durante los años 60, el diseño y montaje como fabricantes de equipos originales de productos de audio se convirtió en nuestro pilar. Sin embargo, se dedicaron cada vez más esfuerzos al diseño y la comercialización de productos bajo nuestro propio nombre de marca. Un notable ejemplo de los elogios a la empresa se produjo en 1973 cuando Consumer Reports otorgó al receptor RX-402 su codiciada calificación de «Mejor compra». Lo que Consumer Reports no sabía, y aparentemente nunca lo supo, es que los dos finalistas también provenían de la misma fábrica de Rotel, aunque se vendieron bajo diferentes nombres comerciales.
Durante esta época, nuestra dirección estratégica fue moldeada por múltiples fuerzas, sobre todo por la hipercompetencia en el mercado del sonido estéreo a finales de los 70 que llevó a una tendencia pronunciada hacia productos que se comercializaban basándose en sus características en lugar de la calidad del sonido. Bastante rápidamente, esto evolucionó en una guerra de marketing basada en dudosos atributos. En lugar de mejoras reales en las prestaciones audibles en escuchas comparativas, los fabricantes vendían productos basados en cosas como potencias nominales exageradas mediante medidas cuestionables o la pantalla de gráfico de barras fluorescentes más nueva. Nosotros escogimos seguir un camino opuesto y nunca miramos atrás. En 1979 habíamos definido cuidadosamente nuestra misión volviendo a nuestras raíces. En lugar de buscar «características» sin parar, nos centramos en el diseño de componentes de audio sin florituras que pusieran énfasis en la precisión musical, una calidad de construcción excepcional y unos precios asequibles. Este plan de productos de vuelta a los principios básicos se realizó mediante nuestra amplia experiencia en la producción de componentes de audio de calidad de forma fiable y eficiente en el lejano oriente. Muchos de estos componentes con más de 30 años de antigüedad todavía están en servicio en la actualidad. Aunque nuestro trabajo de ingeniería básico se llevaba a cabo en Japón, se encomendó a un importantísimo laboratorio de Inglaterra la selección de piezas sónicas críticas y la del afinamiento final. A finales de 1982, se produjo el lanzamiento del RA-820B desde su socio de ingeniería y rápidamente se convirtió en el amplificador integrado Rotel de mayor éxito hasta esa fecha.”
Resulta interesante ver la evolución de Rotel y, sobre todo, aunque para ello hay que ir más adelante en el tiempo, cómo una serie de elementos conceptuales sueltos que poco a poco fueron configurando la marca se fusionarían en un concepto, una especie de “cuerpo teórico” que con el tiempo no sólo acabaría definiéndola sino que le permitiría marcar diferencias con la práctica totalidad de sus –en muchos casos muy potentes- competidores: el “Balanced Design Concept”, alias Concepto de Diseño Equilibrado (se optó en su momento por utilizar “Equilibrado” en vez de “Balanceado” porque la idea de “efectuar un balance” entre diferentes ideas y tecnologías se entiende muy bien en inglés pero creemos que en nuestro caso “equilibrado” encaja mejor). Un concepto del que hablaremos más adelante por cuanto sigue siendo el “leitmotiv” de Rotel y por lo tanto continúa inspirando todos y cada uno de los productos de la marca, desde los más sencillos y asequibles hasta los de la exclusiva Serie Michi.
Series 800 y 900: Rotel empieza a jugar fuerte
La comercialización, a principios de la década de los 80’ del siglo pasado, de la Serie 800 marcó un antes y un después en la percepción de Rotel como nombre a tener en cuenta en el reñido mercado mundial del audio. De hecho, mi conocimiento de la marca se remonta exactamente a 1980 –en ese año un servidor llevaba ya cinco en esta afición que, para bien y para mal, no ha abandonado nunca- con el “descubrimiento” del “Stereo Directory & Buying Guide 1980” de la revista especializada estadounidense Stereo Review, cuya portada nos complace compartir con todos ustedes.
En aquel entonces, el producto de moda era el receptor, léase híbrido de amplificador integrado estereofónico y sintonizador de radio (AM/FM, claro), y, por supuesto, Rotel aparece con nada menos que nueve modelos, siendo el más exclusivo de todos ellos el impresionante –panel frontal plateado, como mandaban los cánones de la época, e incluso asas para montaje en rack- RX-1603, cuyo precio de venta al público era de 1.100 dólares. Y, sí, el RX-1603 impresiona por un par de detalles que la perspectiva del tiempo revaloriza: en primer lugar, que su generosa potencia de salida -180 vatios continuos por canal sobre 8 ohmios- fuese “de verdad”, es decir en toda la gama de frecuencias de audio, con una tasa de distorsión armónica total muy baja (0’05%) y, muy importante, con los dos canales excitados. Ojo al dato: de esto hace ¡42 años! Si a ello le añadimos una respuesta en frecuencia digna de la actual era de la “Hi-Res” digital -5-100.000 Hz, +/-3 dB- resulta más que fácil entender por qué una vez Rotel tuvo claro en lo que se quería convertir –porque todo lo dicho hay que entenderlo en el contexto de búsqueda de la máxima calidad sonora al mejor precio, que para el entonces incipiente High End había ya marcas, sobre todo estadounidenses, que proponían electrónicas mucho más elitistas- puso “el turbo”… ¡y en ello sigue! Si a ello le añadimos el brutal éxito de la primera fuente digital de la firma nipona, el reverenciado RCD-855, resulta fácil entender que para Rotel la idea de musicalidad al alcance de todos los bolsillos era muchísimo más que una simple herramienta de marketing.
No recuerdo ahora mismo con precisión si en la década de los 80’ llegué a escuchar –o ver en alguna edición del entonces imprescindible salón Sonimag- algún producto Rotel en nuestro país, pero de lo que sí estoy absolutamente seguro es de que mi particular relación con la marca empezó en la década de los 90 coincidiendo con el inicio de mi actividad como periodista especializado en audio de alta calidad. Dos fueron las gamas de producto que, desde mi punto de vista, definieron el desembarco de Rotel en nuestro país: la Serie 900 en lo que a productos “mainstream” se refiere, y la Serie Michi en lo que respecta a High End.
En lo que concierne a la primera, me limitaré a decir que supuso descubrir un serio competidor de marcas como Arcam, Cyrus, Harman Kardon y, sobre todo como consecuencia de su origen asiático, NAD porque en esa época las realizaciones de Sony, Kenwood, Panasonic (léase Technics) y Pioneer eran injustamente –aunque no por ello sin un cierto fundamento de causa- menospreciadas por la crítica especializada dominante –anglosajona por más señas- en audio doméstico de alta calidad. Formada en el momento de su comercialización -1991- por tres etapas de potencia, dos preamplificadores, cinco amplificadores integrados, dos reproductores de CD, tres pletinas a casetes, tres sintonizadores de radio, dos receptores y un preamplificador con sintonizador de radio incorporado, la Serie 900 era toda una declaración de intenciones de Rotel a la vez que una clara demostración de que la marca había alcanzado su plena madurez a nivel “intelectual”. Para entendernos: Rotel sabía perfectamente lo que quería, cómo hacerlo y a quién destinarlo. Y si alguien lo duda, le invito a que eche un vistazo a la instantánea de la primera doble página del catálogo –el de 1991- de la serie en cuestión por cuanto tanto el texto como la fotografía que figuran en el mismo reflejan una filosofía que se ha mantenido intacta –aunque mejorando continuamente en lo formal, léase calidad constructiva y diseño industrial- hasta nuestros días.
La Serie 900 se amplió con nuevas categorías de producto –previos de fono, intercambiadores de CD’s e incluso selectores para cajas acústicas- y cuando alcanzó su velocidad de crucero en nuestro país -1995, coincidiendo con su incorporación al portafolio de productos de B&W Loudspeakers España- demostró que Rotel había llegado a la primera división de la Alta Fidelidad para quedarse. Con respecto a la “conexión” entre Bowers & Wilkins y Rotel, me gustaría puntualizar que, sin entrar en detalles, viene de muy lejos, concretamente de 1981, y además a escala mundial, siendo el resultado tangible la “incrustación” de la celebrada filosofía británica del audio doméstico de alto nivel en la operativa de la firma japonesa. De ahí la “integración” del Concepto de Diseño Balanceado con el sonido “british” y la presencia permanente de ingenieros británicos en el afinado de los productos Rotel.
Michi: el paso para demostrar que se podía estar en la “liga de los mayores”
Fue en 1992 –aunque en la web de la marca figura 1993- cuando Rotel lanzó al mercado una gama que no sólo la puso en el radar de los más exigentes sin que le hizo ganar el respeto de quienes pensaban que lo único que sabía hacer era productos musicales a precio competitivo: la legendaria Serie Michi. Lo recuerdo como si fuese ayer porque se trataba de unos productos que suponían un auténtico y genuino salto cuántico con respecto a lo que Rotel había propuesto hasta la fecha. De hecho, las Michi eran unas electrónicas que conectaban con lo que estaban haciendo especialistas en audio nipones tan relevantes como Sony, Pioneer, Luxman o JVC: poner a punto realizaciones de muy alto nivel destinadas a demostrar que el entonces naciente audio High End también era cosa suya.
Formada por dos etapas de potencia estereofónicas (RHB10 y RHB05), un preamplificador de línea activo (RHA10), un preamplificador de línea pasivo (RHC10), un preamplificador de fono (RHQ10), un sintonizador de radio (RHT10), un reproductor de discos compactos (RHCD10) e incluso cables de interconexión y de conexión a cajas acústicas (RHCC10 y RHSC10 respectivamente), la Serie Michi constituía la máxima expresión del Concepto de Diseño Equilibrado de Rotel. “Máxima expresión” también “sin compromiso”, cierto, pero sin renunciar de ningún modo a la búsqueda de la más alta relación calidad/precio posible en todos y cada uno de los productos mencionados. Los Michi, cuya incuestionable elegancia estética –de un precioso clasicismo- y soberbia calidad constructiva hizo que se convirtieran en hiperdeseables, no sólo sonaban –y suenan- divinamente sino que su precio era varias veces inferior al de sus competidores directos asiáticos y no digamos ya occidentales.
“Concepto de Diseño Equilibrado”: la “Carta Magna” de Rotel
He escrito montones de textos sobre la idea que subyace en cada producto –no sólo amplificadores para Alta Fidelidad, pese a ser los más representativos y vistosos al respecto, sino también para Cine en Casa e Instalaciones Personalizadas, sin olvidar todo tipo de preamplificadores y fuentes – firmado por Rotel. Por lo tanto, nada mejor para “ilustrar” el presente apartado que un texto con sus buenos años a cuestas, concretamente de 2002 y por tanto con Rotel plenamente integrada en el entonces naciente –el DVD vio la luz cinco años antes- mercado del Cine en Casa. Un texto con el que se presentaba el Catálogo General del año en ciernes y que con el título “Sonido Excepcional. Sin Excepciones” explicaba lo que significaba Rotel con las siguientes palabras: “Los productos que usted está a punto de descubrir en estas páginas -reproductores de DVD y de CD, preamplificadores, procesadores y receptores de sonido envolvente, etapas de potencia multicanal y mucho más- son únicos. Todos ellos han sido creados por una veterana organización familiar fundada hace más de 40 años dedicada al diseño y fabricación de componentes de Alta Fidelidad y Cine en Casa de excepcional relación calidad/precio. Hemos utilizado el término “fabricación” de manera intencionada puesto que diseñamos desde los elementos básicos hasta los productos acabados propiamente dichos.
En nuestras propias fábricas y bajo nuestro propio control. ¿Es esto importante? Muchísimo. Entre otras cosas, esta integración nos da la oportunidad de seleccionar todo lo que hay dentro de un producto Rotel. Incluso lo que denominamos componentes “a nivel de placa de circuito impreso”, es decir los semiconductores y los elementos de circuito pasivos que distinguen los diseños simplemente competentes de los realmente extraordinarios. Esta es una parte fundamental de nuestra filosofía que hemos convenido en llamar “Concepto de Diseño Equilibrado”. El Concepto de Diseño Equilibrado es una disciplinada síntesis de física, electrónica e ingeniería mecánica guiada por nuestra firme creencia de que lo mejor no tiene por qué ser necesariamente lo más caro. El Diseño Equilibrado comienza con circuitos básicos concebidos por un equipo internacional de reputados ingenieros. Incluye una exhaustiva evaluación de cada componente utilizado en dichos circuitos para determinar no sólo cuál realizará cada función sino el que lo hará mejor. El Diseño Equilibrado significa también que verificamos cada elección que realizamos con el más crítico y sensible instrumento de medida existente: el oído humano. Esta es la razón por la que nuestro experimentado equipo de oyentes evalúa cada prototipo y a continuación contribuye a realizar el ajuste fino de diseños básicos hasta que satisfacen por completo los elevados estándares de exigencia de Rotel. El Diseño Equilibrado combina ciencia pura con intuición experimentada para acercarle a la fuente… a cualquier fuente, se trate de música o películas… y dejarle escuchar sin ningún tipo de compromiso exactamente lo que los artistas quieren que usted oiga. Nada más. Y, ciertamente, nada menos.”
Tres años antes, en 1999, fui invitado a visitar la fábrica de Rotel en la industriosa ciudad china de Shenzhen. El Imperio del Centro seguía más o menos “dormido” a excepción de una serie de zonas económicas experimentales en las que las autoridades “evaluaban” la libre empresa, léase el sistema capitalista. Shenzhen, en la actualidad una urbe ultramoderna e hipertecnificada, venía a ser poco menos que la capital de la más importante de dichas zonas pero, desde luego, era de todo menos moderna, lo que permitía hacerse una idea de cómo debía ser la China continental pura y dura. Tengo un buen recuerdo de esa visita porque pude ver el esmero con que Rotel construía los transformadores que equipaban sus productos más “mainstream” –los Michi estaban fabricados en Japón- y el cuidado puesto en el montaje final de cada modelo terminado. En el año 2005, estas instalaciones pasaron a mejor vida para ser sustituidas por otras mucho más modernas situadas en Zhuhai, también en China, que, por supuesto, preservan las esencias de la marca por cuanto el afinado acústico de los diferentes productos continúa llevándose a cabo en el Reino Unido (“UK Tuning”… así lo llaman).
El estadounidense Daren Orth, ingeniero electrónico especializado en sistemas digitales y “Chief Technology Officier” (CTO) de Rotel, explicó muy bien lo que esto significa cuando en el año 2017 le preguntamos, con motivo de una visita a Barcelona para realizar una presentación de producto, cuál era su percepción sobre la marca. Lo hizo con estas palabras: “Es un clásico del audio que en términos de diseño electrónico sigue estando basado en la ingeniería japonesa. No obstante, a nivel acústico, es decir de pruebas de escucha a cargo de un selecto panel de expertos, el afinado de nuestros productos se lleva a cabo en el Reino Unido, mientras que en lo que concierne a su fabricación se realiza y controla íntegramente en nuestra nueva fábrica de China. Intentamos optimizar costes y conseguir la máxima eficiencia respetando la forma de hacer las cosas propia de los japoneses. Tenemos algunos ingenieros consultores en Japón, aunque nuestro “Engineering Team” tiene su sede en la fábrica. Lleva ya más de 10 años funcionando y puedo decirle que hay allí profesionales de Corea del Sur, Taiwán y China. Por otro lado, al estar todos ellos concentrados en el mismo lugar las decisiones que dependen de su trabajo se toman muy deprisa. Es más: de los ingenieros chinos le diré que al tener ya experiencia son francamente buenos.”
Bob Tachikawa y Peter Kao: los padres de la Rotel Global
Ya saben que detrás de una gran marca siempre hay grandes personas, y en el caso de Rotel hay que destacar, además de a Tomoki Tachikawa, su fundador, al hijo de éste, Bob Tachikawa, y al sobrino de este último, Peter Kao, actual número uno de Rotel. De Bob Tachikawa, que era el “boss” de Rotel cuando empezó a distribuirse en nuestro país es muy importante destacar su formación universitaria en EE.UU. por cuanto le permitió ampliar las expectativas de la marca. Por su parte, a Peter Kao se debe la decisión de trasladar la producción a China -1995- para evitar que el incremento de los costes de fabricación en Taiwán y Japón afectara irremisiblemente a la relación calidad/precio de los productos Rotel y por lo tanto a la esencia misma de la marca.
No quiero extenderme con reseñas de producto, aunque sí vale la pena destacar algunas efemérides de la que podríamos llamar “Rotel Global” aparte de las ya reseñadas: primer preamplificador/procesador de sonido envolvente (1995), Serie 10 (2000), Serie 15 (2009), Serie 14 (2016), nueva Serie Michi (2019) y Serie Tribute (2020, `puesta a punto por el legendario y tristemente desaparecido Ken Ishiwata). En la actualidad, el catálogo de Rotel abarca un amplio espectro de electrónicas para aplicaciones de Alta Fidelidad, Cine en Casa e Instalaciones Personalizadas cuyo nexo común es precisamente el Concepto de Diseño Equilibrado, un concepto que les permite simple y llanamente sonar mejor y ofrecer tal superioridad acompañada de una ingeniería soberbia y un precio muy competitivo. Un concepto que, como sucedió hace casi 30 años, es llevado hasta el límite por los modelos de la renovada gama Michi, que en mi humilde opinión es ahora mismo el no va más en relación calidad/precio aplicada al audio High End.
Por lo demás, no puedo cerrar este artículo sin expresar mi más sincera gratitud a la hipercompetente Yan Ting –“Yeti”- del departamento de marketing de Rotel y a Àlex Obradó, su homólogo de Sound United Ibérica, por su impagable ayuda a la hora de buscar documentación grafica para el presente artículo. ¡Sin duda, ellos también han demostrado forma parte del Concepto de Diseño Equilibrado!