Un híbrido muy original y completo
Desde Estados Unidos, en California y cerca de Los Angeles, Aesthetix lleva un cuarto de siglo ofreciendo de la mano de su padre, Jim White, electrónicas a las que tenía ganas de “echar el guante”. Pude por fin hacerlo gracias a Alma Audio, cuando Jorge Castellano me trajo esta unidad de su integrado híbrido Mimas a casa para probarla. Aunque usan válvulas en sus diseños, sus productos no son nada minimalistas: al contrario, siempre he visto aparatos con compleja circuitería y sofisticadas fuentes de alimentación. Su especialidad, o sus inicios, estuvieron en los previos con válvulas, y el producto que hemos podido probar va un paso más allá. El Aesthetix Mimas es un amplificador integrado híbrido, con previo de válvulas y salida a transistores, y con un bonito y completísimo control (a distancia) de sus funciones y opciones. Vamos primero a conocerlo mejor por dentro…
Construcción
El chasis del Aesthetix Mimas está formado por gruesos paneles de aluminio cepillado formando una caja de buen tamaño: los habituales 43 centímetros de ancho por 45 de fondo y 14 de alto. Este volumen sorprende por su peso al levantarlo de su embalaje para instalarlo o en mi caso empezar a hacerle fotos. 20 kg declaran y no le falta ni uno. El frontal tiene un diseño particular pero práctico como veremos, donde una gran pantalla digital centrada nos informará de la fuente conectada y volumen, entre otras cosas. Y además “es” el mando de volumen: pulsando la pantalla en su lado derecho subiremos el volumen, pulsando a la izquierda lo bajamos. Original e inesperado, pero como digo realmente práctico y eficaz.
Hay otros cinco botones, con la forma del logo de la marca (otro toque original), para seleccionar fuente y ponerlo en marcha o apagarlo (standby, se queda circuitería “tibia” salvo que apaguemos por detrás) o el “mute”. Otro botón permite apagar la pantalla, cuyo brillo (atención a esto) podemos regular o permitir que lo haga el propio aparato en función de la iluminación ambiental (y al nivel relativo que nosotros queramos). El quinto botón “setup” permite intuir que es el acceso a las (muchas) opciones de configuración disponibles: activar o desactivar fuentes, ajustar sus niveles relativos o configurar en detalle algunas de las placas opcionales disponibles, como la de fono que tenía nuestra unidad. Por último el frontal dispone de una toma de auriculares.
La parte trasera del Aesthetix tiene todas las conexiones: alimentación (IEC e interruptor general), entradas para cinco fuentes y salida de previo (todas duplicadas RCA/XLR), salidas de altavoces (con unos conectores quizás poco dignos de este aparato) y dos paneles para “accesorios”. Nuestro Mimas llevaba una, la placa de fono con dos entradas que son totalmente configurables MM o MC, y existe una con DAC de muy buen aspecto (que no probamos en esta ocasión). Cualquier entrada se puede configurar como “Home Theater Bypass” de conexión directa a la etapa de salida.
Retirando solo dos tornillos podremos retirar la tapa superior y accedemos al interior; es algo que hay que hacer el primer día y habrá que hacer alguna otra vez, pues el Aesthetix lleva dos válvulas en la parte de previo. Entiendo que vienen desmontadas (protegidas) de origen (lo recibí montado y rodado) y si alguien quiere podrá probar otras: son dobles triodos 6922 (equivalente 6DJ8) bastante comunes de las que hay, cómo no, ejemplares NOS carísimos… Jim White debe ser bastante agnóstico en esto: monta unas buenas Electro Harmonix y punto (seleccionadas, rodadas y probadas, eso sí).
Con la tapa fuera, sorprende cómo es el Aesthetix por dentro, ¡desde luego de “minimalismo” nada de nada! Para empezar uno de sus credos está en usar circuitos diferenciales, es decir, completamente balanceados, lo que ya implica usar el doble de componentes que los circuitos tradicionales no balanceados. De hecho, como la arquitectura es balanceada, las entradas RCA son convertidas en la propia placa de entrada a señales balanceadas: el Mimas sonará potencialmente mejor con fuentes balanceadas puras, pues. Es justo lo contrario de lo habitual en otros aparatos del mercado, que no son balanceados de verdad y hacen lo contrario con sus entradas XLR.
Toda la superficie interior del aparato contiene placas: la sección de previo o control detrás, cerca de las entradas y salidas, la trabajada alimentación delante con el gran transformador toroidal (de casi 1kW) centrado, y las placas de la amplificación en posición vertical y a ambos lados. El previo usa una válvula por canal como ya comenté (montada pues en la parte trasera) mientras que esa amplificación de salida combina transistores FET en la parte de ataque y bipolares de salida (cuatro parejas por canal) en clase AB capaces de 150 vatios a 8 ohmios (cifra que casi duplica al bajar impedancia a la mitad). Este Mimas es una combinación basada en sus productos separados Calypso (previo de válvulas) y Atlas (etapa de transistores), en un solo chasis.
Destaca el uso de buenos componentes pasivos, aunque sin irse a elementos “boutique” excesivos, y el importante control de volumen es propio: una red de relés y resistencias de precisión (1 por ciento) que permiten cambios de 1dB tal como indica la pantalla (cero hasta 88). Nada de potenciómetros. Me llamó la atención la buena fabricación general interna, con atención al detalle, como la placa de separa la alimentación, y el buen nivel de ésta, con cuatro grandes condensadores principales de 8.000 microfaradios a 50 V complementados luego con varios locales, y buena regulación de varias “ramas” según el circuito. Excelente ingeniería, cosa que vale para el completo mando, metálico, y que detecta cuándo lo cogemos iluminando sus botones.
Escucha
Como es últimamente habitual, probé este amplificador en mis dos equipos: en el salón con los monitores Merlin TSM, y en el sótano (de mejor acústica) con las tremendas cajas Legacy Audio Focus. En ambos equipos se mostró bastante camaleónico, pero a la vez dejó su impronta. El Aesthetix es un híbrido pero su sonido es mucho más “válvula” que “transistor”, algo que podíamos esperar a priori de un fabricante que apuesta decidido por las lámparas de vacío para amplificar señales.
Pese a que estamos en época de confinamiento tuve el tiempo justo de disfrutar del aparato, pero anticipo que me faltó un poco más para poder probar a fondo dos de sus “extras”: la salida de auriculares (que por cierto se puede mejorar con otro amplificador dedicado interno) y la sección de fono tan configurable. Probé que ambas cosas funcionaban… pero poco más. El fono promete mucho, ya solamente disponer de dos entradas y poderlas configurar desde el mando a distancia es genial, para los sutiles cambios de carga por ejemplo.
En el sistema del sótano, con las cajas Legacy y sus grandes woofer de 12 pulgadas (dos por caja), el Aesthetix demostró que la sección de potencia es muy capaz de controlar altavoces como esos. Estas cajas son muy versátiles y hasta con amplificación de válvula pura de poca potencia “suenan”. Pero como alcanzan a mostrar la pegada en grave de que son capaces es con algo mucho más enérgico, en mi caso habitualmente unas etapas Hypex Ncore400. El Mimas estaba ahí en capacidad de control y pegada, con igual extensión (subterránea en mi sótano) pero mucho más bonito en medios y agudos, y eso que los altavoces de cinta de las columnas americanas perdonan mucho. El perfil sonoro de este amplificador me quedó claro cuál es: cálido, no empalagoso, pero decididamente mucho más cercano a lo que entiendo es el “sabor” de esos dobles triodos de su previo o los FET del ataque de la amplificación que de los bipolares de salida.
Con esa idea lo subí al equipo del salón, a ver qué tal se portaba con los monitores Merlin TSM que tan bien suelen funcionar precisamente con válvulas o amplificadores con un toque cálido (aunque mi pareja ideal para ellos es el transparente Gran Filarmonía con EL34). Además ahí pude conectar el plato, aunque como ya adelanté fue una prueba efímera (aunque positiva). El precio del Mimas no es bajo (8.900 euros) aunque ése es su nivel, pero los 1.575 euros de esa placa de fono sí me parecen un excelente precio respecto a lo que nos costaría algo equivalente externo (menos cómodo).
Bien, pues la combinación del Aesthetix Mimas con las Merlin fue sensacional. Por abajo parecía ser capaz de sacarles mejor grave del que las cajas acostumbran (son monitores cerrados con woofer de 6 pulgadas, nada más), lo cual ya es bienvenido. Por otro lado se llenaba perfectamente el medio-grave tan importante para que las voces y algunos instrumentos suenen realmente “corpóreos”, algo clave con estas cajas (y todas, presumo) para acercarnos a esa sensación de “realidad” en la escucha. De hecho, de esas notas hacia arriba, nada que objetar sino todo lo contrario: el Mimas suena líquido y me pregunto cómo cambiaría su timbre con otras válvulas 6922 en el previo, pero estas están muy bien elegidas.
Ser cálido no implica no ser detallado o transparente: todavía estoy aprendiendo o descubriendo cómo usar mis fuentes en red con Roon (programa que recomiendo totalmente) y un día alteré algo en la configuración sin darme cuenta. Empecé a detectar que algo no sonaba como debía. Había dejado un volumen pocos dB por encima del nivel máximo y la fuente debía estar saturando su sección de salida: esa distorsión era la que aprecié enseguida gracias al Aesthetix… Más allá de la anécdota, la cuestión es que en cortes bien conocidos el Mimas me permitía apreciar cada pequeño detalle.
Me gustó mucho cómo reproducía el espacio de la escena sonora, sobre todo en profundidad. Parecía darles un extra a las cajas en ese sentido, y además con cierta “densidad” del aire… muy de válvula. En las obras con orquesta no daba la sensación de vacío cuando solamente escuchamos al piano o violín solista, el resto de músicos estaban allí, presentes, aunque en ese momento no intervinieran. También con conjuntos pequeños tuve esa sensación de apreciar mejor el “ambiente”, algo que me gusta y fue muy bienvenido. Y siempre sonó bonito.
Conclusiones
El Aesthetix Mimas es un completísimo integrado de alta gama, más sofisticado de lo que a priori uno pensaría. Esa complejidad interna se convierte en facilidades y ventajas para el usuario, con un control exhaustivo, un aparato muy configurable a medida de cada equipo y que en una sola caja puede llegar a tener de todo. Estéticamente es bonito sin ser llamativo o estridente, y está muy bien acabado por fuera además de por dentro. Su sonido engancha y la palabra que más me salía en mis notas mientras lo escuchaba es que… “suena bonito”. Quizás el nombre de la marca venga de ahí (Aesthetix), pero desde luego encaja y es un perfil sonoro tirando a cálido que dudo llegue a ser incompatible con ningún sistema o caja. Y no le falta energía para mover cajas complicadas tampoco: un amplificador recomendable que echaré de menos.
Puntos destacados
+ Fabricación de primera calidad
+ Sofisticación interna, totalmente balanceado
+ Versatilidad, conectividad y mando a distancia
+ Perfil sonoro cálido, muy versátil
+ Potente y enérgico
+ Fono excelente y competitivo
– Necesidad de mantenimiento (válvulas)
Ficha técnica Aesthetix Mimas
Amplificador integrado híbrido con mando a distancia. Entradas: 5 de línea duplicadas RCA y XLR, más 2 Phono RCA MM/MC seleccionables (opción incluida). Salidas: altavoces, línea RCA/XLR (previo) y auriculares. Válvulas: 6922 (2). Impedancia de entrada 20 kOhm (RCA) y 40 kOhm (XLR). Respuesta en frecuencia: 4 Hz hasta 150 kHz. Potencia: 150W a 8 Ohm, 280W a 4 Ohm (menos de 1% THD). Medidas: 434 x 449 x 140 mm (ancho x profundo x alto), peso 20 kg.
Aesthetix Mimas: 8900€
EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA
Fuentes
- Linn Sneaky (reproductor en red con DAC integrado)
- Elac-Alchemy DDP2 (reproductor en red con DAC integrado)
- Meridian 507 (reproductor CD)
Cajas acústicas
- Merlin TSM (monitores)
- Legacy Audio Focus SE (columnas de 4 vías y 6 altavoces)