Presentación
AKG es una marca que siempre se ha caracterizado, al menos en lo que respecta a los modelos de alta gama, por un estilo austero y de un claro aire pro. Obedeciendo esta premisa sus productos carecen del lujo material de otros equipos de la competencia.
La calidad y el aspecto de su presentación son más que dignos, aunque tal vez con un estilo excesivamente sobrio para el sector en el que nos movemos. Vienen en la ya característica caja de cartón en color negro y con una única imagen del modelo bajo el anagrama de la marca. Esto en cuanto al envoltorio. En el interior hay otra caja de cartón, más rígido, donde deberá conservarse el auricular cuando no se use, y en la que aparece grabado el antiguo anagrama de la marca con el triple círculo u onda en forma de pétalo, y las letras AKG en la parte frontal. Mejoran a sus predecesores, los k701, en la calidad material de la caja, que se presenta con tapa rígida y cierre magnético y con un interior forrado en material semirrígido. De tamaño similar a la del Sennheiser hd800, no llega sin embargo a su nivel de acabado interno, ni posee su grosor, pero en líneas generales podemos decir que son similares.
Ofrecen también en su interior un stand de madera para poder colocar el auricular junto al equipo de música de manera estética y cuidada. Es un añadido interesante y práctico, aunque debo confesar que personalmente preferiría una buena funda rígida con un tamaño más reducido y acorde con el auricular, al estilo del he6 de Hifiman, por ejemplo. Colocar el k812 sobre este soporte es muy espectacular, cierto, y luce una barbaridad junto a un buen equipo, pero un auricular de este nivel merece más protección y practicidad, considerando especialmente que su estética y uso están en gran parte orientados al mercado profesional.
Diseño y ergonomía
El diseño del auricular en sí es sencillamente magnífico. Será tal vez una cuestión personal, pero los AKG siempre me han parecido una obra maestra de diseño industrial, y el nuevo k812 sigue, afortunadamente, la línea clásica que ha convertido a los productos de esta marca en un icono clásico para cualquier aficionado.
Si bien es cierto que lo tenían más o menos fácil, ya que parten de una solida base con sus modelos anteriores, han tenido la virtud de cambiar el aspecto ligeramente mejorándolo, actualizándolo, y puntualizando algunos detalles de forma acertada.
Partiendo del diseño base de doble arco de los modelos clásicos, mantiene la geometría elemental y sus dimensiones casi intactas respecto al k701. Sin embargo, en esta ocasión se apuesta por un aspecto profesional y austero de color negro en todo el auricular, con la excepción bien implementada de detalles metálicos muy puntuales de aluminio mate. También encontramos un ligero reflejo interno azulado proveniente de la parte posterior del driver, muy discreto. Los anagramas, número de serie y modelo y otros detalles están perfectamente integrados dentro del estilo de diseño general, logrando un resultado armonioso y equilibrado en todo momento.
Pero vayamos a los cambios más notables. Encuentro cinco respecto a los diseños anteriores:
El primero son las almohadillas, que dejan de ser del material textil tipo velour, tradicional en la marca desde hace mucho tiempo. De piel sintética, son mucho mejores al tacto y en apariencia de lo que aparentan en las fotografías. Yo no hubiera podido distinguir si la piel es auténtica o no en su parte externa (el interior es de un material diferente, claramente sintético). En lo esencial, que es la ergonomía, y en contra de lo que esperaba, ha supuesto una mejora notable en comodidad de uso. Estas almohadillas son algo más pequeñas que las de velour, su tacto y su presión es mayor, y el resultado es una mayor firmeza y una menor superficie de contacto. Apto sin duda para un uso prolongado y de carácter activo. Un punto claro a favor de su uso profesional, y a nivel doméstico supone un plus por su versatilidad de uso, ya que es muy cómodo también para escuchas más relajadas.