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C. Dolz

Quizás sea mi opinión personal, pero cuando comparto impresiones con veteranos aficionados al audio me doy cuenta de cómo han cambiado algunas cosas en este mundillo.  Quizás en nuestros equipos muchas cosas siguen igual, o casi igual, para confirmarlo sólo tengo que mirar mi equipo lleno de válvulas y mis cajas de hace varios lustros. Sin embargo me parece que todo lo que rodea a nuestros amplis o cajas ha evolucionado, y no poco.

Hoy en día la mayoría de aficionados son conscientes de la importancia de la acústica de las salas y de la colocación de las cajas. Pero la cosa no queda ahí, el mercado nos ofrece innumerables opciones de cableado de interconexión y cajas.  Igualmente cuidamos el desacoplo mecánico de los componentes, mediante muebles y soportes. Aparte de todo esto, existe además una miríada de artilugios y accesorios (lo que los anglosajones llaman tweaks),  destinados mejorar aspectos de nuestros equipos, o al menos eso es lo que proclaman sus fabricantes,  en los que nunca se nos habría ocurrido ni pensar.

Uno de los aspectos que quizás más diferenciaría un sistema de audio actual de otro de hace algunas décadas es el cuidado que en la actualidad se le presta a la calidad de suministro eléctrico. Antes se pensaba que la corriente eléctrica  era eso: corriente, que era perfecta y que, en  caso de que no lo fuese, no tenía repercusión alguna en el sonido de nuestros equipos. Sin embargo, para desasosiego de muchos, entre los que me encuentro,  esa idea se abandono hace tiempo, cuando empezamos a saber que el suministro eléctrico es de pésima calidad y, sobre todo, cuando se empezó a experimentar con los conductores que hay en nuestros domicilios. De esta forma es habitual encontrar equipos con líneas dedicadas o exclusivas para su suministro. Igualmente se sustituyen los magnetotérmicos por otros sistemas que degraden menos el flujo eléctrico, se instalan bases de enchufe audiófilas, y los sencillos cables de corriente de antaño han dejado paso a mangueras de generosas dimensiones. Hoy en día muchos aficionados dedican mucho esfuerzo  a la búsqueda del cable de corriente ideal y ya he oído en más de una ocasión que los cables de alimentación tienen tanta repercusión, o más,  en el sonido de un componente como los de interconexión o  de altavoz.

Pero, después de cuidar con esmero todo el cableado de nuestro equipo, finalmente toda la corriente que consumen nuestros componentes ha de pasar necesariamente a través de los fusibles que, con sus delgados filamentos, constituyen uno de los puntos más críticos en su suministro. No es de extrañar pues que muchas marcas fabriquen fusibles diseñados para satisfacer las necesidades del mercado audiófilo.

¿Por qué fusibles AMR?

Abbingdon Music Research es una compañía cuyos productos, en especial sus fuentes  digitales, han recibido  excelentes críticas. Examinando sus diseños parece que les encanta resolver los problemas encontrando soluciones poco convencionales. En este caso en lugar de montar  los fusibles económicos de tipo industrial que muchos costosísimos componentes montan, o de comprarlos a otros fabricantes, los directivos de AMR decidieron fabricar sus propios fusibles, pensando tanto en su eficiencia como elementos protectores de nuestras instalaciones, como en evitar que degraden la corriente que pasa a través de ellos.

AMR sólo fabrica fusibles lentos (slow blow) y de ciertos valores. Para evitar problemas de oxidación, los terminales son de cobre con baño de oro. Los filamentos están formados, en la mayoría de los valores, de una aleación de plata. Para evitar inductancias o microfonías, se ha evitado la formación de las espirales típicas en fusibles lentos. Incidiendo en la importancia de evitar la microfonía, el cuerpo del fusible es cerámico  y anti resonante.

Parece que el diseño de estos fusibles está orientado sobre todo a mejorar la transmisión de la corriente y a evitar su degradación por fenómenos de microfonía o, lo que es lo mismo, la capacidad de generar señales eléctricas indeseadas (ruido) que tienen ciertos componentes cuando son sometidos a vibraciones mecánicas. Este fenómeno podría parecernos banal, pero se pone de manifiesto cuando escuchamos el ruido que se genera cuando movemos el cable de un micro. La última vez que lo experimenté fue hace poco mientras probaba unas fuentes digitales y cambiaba el cable de interconexión entre una u otra, sin desconectar del previo (ni silenciar el equipo!).

Hasta aquí todo muy bien, pero ¿realmente mejorarían mi sistema estos fusibles? Después de haberlos usado durante unos días me dispuse a reemplazar los Gold Fuses, paso a paso,  por sus fusibles económicos homólogos de tipo industrial.  Estas pruebas coincidieron con las que estaba realizando del DEQX HDP-Express, por lo que sólo pude testearlos en mi transporte y etapas de referencia. Después de sustituir unos por otros varias veces, usándolos en el transporte aprecié una mayor transparencia del sonido, así como una mejora en la banda pasante, sobre todo una mayor extensión en los agudos. Igualmente la escena sonora ganó ligeramente en profundidad y anchura. En las etapas su efecto más notorio fue el de mejorar la dinámica del equipo. Por ejemplo, en pasajes orquestales rápidos, la música sonaba un poco más ordenada. Las subidas y bajadas eran más limpias, los silencios más definidos, como si el ruido de fondo hubiese disminuido, como si se hubiese reducido la distorsión. En conjunto, con los fusible AMR el quipo sonaba más limpio y detallado, como  más refinado, más natural.

Yo ya tenía fusibles audiófilos de otras marcas y había  apreciado su huella sónica, por lo que los resultados no me han sorprendido. No voy a entrar a compararlos con otras marcas, porque la elección de uno u otros es algo muy personal y el precio de estos fusibles nos permite probarlos sin sufrir ningún  descalabro económico. Los fusibles AMR se venden en juegos de tres, de los valores que  elijamos, vienen en un bonito estuche y, comparados con la competencia, tienen un precio más que competitivo.  Por menos de lo que cuesta un cable de alimentación audiófilo de gama media-baja podemos cambiar todos los fusibles de nuestro equipo y, me atrevería a aventurar, obteniendo una mejora sensiblemente superior.

Muchas veces un buen equipo de audio se diferencia de un equipo excelente simplemente porque en el excelente se han cuidado muchos pequeños detalles que, poco a poco, van mejorando el resultado final. Desde luego estos fusibles AMR pueden contribuir a mejorar cualquier equipo de cierto nivel  a un coste muy reducido. Altamente recomendables.

Miguel Castro

En todos los años que llevo de aficionado a la hi-fi, la importancia que le he otorgado al tratamiento de la señal eléctrica de nuestros equipos, ha ido aumentando paulatinamente, hasta hoy en día que la considero básica. Esta gran importancia que en este momento le confiero, es una convicción que se sustenta en infinidad de pruebas realizadas, siempre guiado por la curiosidad y por la ausencia de conformismo. Estas pruebas realizadas, me han llevado a considerar a los fusibles, como un eslabón igual de importante que cualquier otro, dentro de la cadena de elementos que conforman el tratamiento eléctrico de un sistema.

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