ANTONIO CALDARA
Suonate a tre Op.1 per 2 violini, violoncello e basso continuo
EL ARTE MVSICO
VERSO VRS 2123
Desde su creación, hace ya más de una década el sello madrileño Verso viene ofreciendo abundantes muestras de su compromiso con la cultura musical de nuestro país. Su selecto catálogo recoge más de cien títulos que van desde el barroco español a la creación musical más vanguardista. En esta ocasión se ha elegido el Op. 1 de Antonio Caldara, autor veneciano que vivió a caballo entre los siglos XVII y XVIII y que fue muy conocido por su amplia producción de óperas y oratorios.
Caldara llegó a ser uno de los compositores más influyentes y respetados del barroco europeo, la mayor parte de su carrera transcurrió en el primer cuarto del siglo XVIII, fundamentalmente desde su traslado a Viena y su nombramiento como vicemaestro de capilla de la corte de Carlos IV. Pero el período que aquí nos interesa es el de su formación y primeras obras, fundamentalmente su aprendizaje al amparo de la Basílica de San Marco. La Venecia del siglo XVII se convirtió en uno de los principales centros musicales de Europa y la Basílica de San Marco tiene un papel dominante en este rico panorama musical, lo avala tanto la creación de sus propias composiciones instrumentales y vocales, como el hecho de mantener una plantilla de músicos permanentes. Antonio Caldara fue alumno de Giovani Legrenzi y del virtuoso del violoncello Domenico Gabrielli, y desde 1695 perteneció a esta nómina de músicos fijos en San Marco como violoncellista y cantor.
Mucho debe la presente grabación al trabajo del Arte Mvsico y a su trabajo de investigación, para ofrecernos una versión historicista donde se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. La brillante trayectoria de esta agrupación de instrumentalistas capitaneada por Ángel Sampedro queda avalada tanto por sus conciertos y su labor pedagógica, pero sobre todo por su aportación a la recuperación de nuestro patrimonio musical. Su interpretación de las sonatas de Caldara es transparente, una excelente puesta en escena que destaca por la carnosidad del violonchelo, y la expresividad de los violines. Los movimientos lentos son tratados de forma delicada, el clave marca el ritmo mientras que el resto de los componentes aguantan la respiración. En cambio el alegro es vibrante, de una especial frescura, un marcado diálogo virtuosístico que hará las delicias de los amantes del rico momento musical que fue el Barroco tardío. Mis felicitaciones al equipo técnico de Verso, por esta magnífica grabación realizada en la iglesia de la Inmaculada Concepción en Bustarviejo.