Publicidad

Cercanas a la parte trasera del La Scala encontramos mútiples placas dedicadas a las señales digitales, dispuestas en varios pisos. Está el control de las entradas, incluyendo una placa dedicada a la entrada USB con el ya casi inefable chip XMOS, y cerca de las salidas está la placa de procesado digitial, que en este caso es mínimo respondiendo a la filosofía minimalista de la marca, recordemos, su DFD o “Direct From Decoder”, sin filtro digital ni sobremuestreo. Importante destacar el uso de optoacopladores de alta velocidad para aislar la sección digital de la analógica. La construcción es muy modular, algo intencionado de cara a facilitar posibles cambios o mejoras en el futuro.

Aqua La Scala MKII__4

Y ya entrados en la conversión, está la placa que contiene los cuatro preciados chip de Burr Brown, los PCM1704, formando un circuito doble mono diferencial para convertir las señales digitales en analógicas balanceadas. Estos chips trabajan con salida en corriente: la primera fase posterior al chip es convertir la corriente en voltaje, cosa que en el La Scala se hace de forma pasiva con un transformador por canal. La señal analógica pasa entonces por las válvulas tipo 12AT7 o ECC81 –en mi unidad una pareja de excelentes Telefunken– antes de atacar un buffer de salida con MOSFET trabajando todo en clase A y sin realimentación negativa. Un circuito muy purista y a la vista queda que muy bien realizado.

Aqua La Scala MKII__5

Escucha

Ese circuito tan purista debe dar como resultado que la señal sea más directa y con ello pueda ser más transparente, más limpia. Eso es lo que percibes cuando escuchas el La Scala. Lo primero que destaca es la viveza del sonido, la dinámica, no sientes la necesidad constante de subir el volumen sino que, al contrario, aprecias a cualquier nivel las inflexiones de la música. Esto es algo que me han enseñado, o mejor dicho recordado, mis cajas Allegro –tienen unos buenos 96dB de sensibilidad– y que cuando escuchas por ejemplo unos monitores compactos –que suelen rondar los 80 y pocos dB– salta a la vista, mejor dicho al oído, y por mucho volumen o potencia que apliques, siempre falta dinámica. Pues con el Aqua ocurre ese efecto, las grabaciones parecen mejor tomadas y mezcladas, el equipo suena más alegre, la música es más viva, más real.

Quizás por esa dinámica o tal vez por la pureza de su recorrido de señal, otro efecto que se percibe enseguida es la apertura del sonido de este DAC italiano. La escena gana en amplitud aunque mantiene precisión en la focalización de los intérpretes, el enfoque. Y como muestra de esto una anécdota que todavía me tiene desconcertado: en el bien conocido y muy usado tema “Grandmother” del disco “The Raven” de Rebeca Pidgeon –sello Chesky–, tras las frases iniciales empieza a hacer sonar la guitarra –hacia el segundo 48–, y es una buena prueba comprobar qué tal funcionan las cajas en la sala, porque es posible que se “disocien” las dos cosas y parezcan dos fuentes sonoras diferentes. Pues por algún motivo que me resulta misterioso, el Aqua ofrecía una imagen holográfica perfecta de la cantante y su guitarra y mi otro DAC las separaba algo más… así que ésa no es sólo una buena prueba para altavoces y filtros, como yo pensaba hasta ahora.

Aqua La Scala MKII__6

A todo esto tengo que añadir la coherencia del sonido. Subiendo el volumen y pasando a niveles que acostumbro poco, el DAC La Scala mantiene una coherencia total en su sonido, mientras otros pueden hacer parece todo más confuso. Sorprendente, incluso preocupante para la salud auditiva, porque entre la ausencia de distorsión de las Allegro a niveles muy altos y la coherencia y precisión del Aqua, no parece que estés escuchando tan fuerte y lo disfrutas… No es sólo dinámico, es “marchoso”, los discos de Paco de Lucía o el Cigala parecen hechos a medida de este DAC porque sientes estar con ellos en vivo, las palmas, el cajón, las guitarras, las voces, ¡bravo! Pero algo parecido pasa cuando cambio de estilo, con la música clásica de cámara, el violín suena tan preciso y claro, con tanto ambiente… ¡también parece hecho para esto!. Y para el piano, tan exigente a nivel dinámico para poder apreciar los golpes de los martillos en las cuerdas, excelente también.

De repente recuerdas que estás escuchando un DAC con válvulas: pues sí, las válvulas bien aplicadas no tienen por qué ser “sosas y aburridas”, muy al contrario. Pero esas válvulas se dejan notar en un punto cálido de las voces o cierto aterciopelado de las cuerdas o metales en una orquestra. ¡Que ojo!, no pierden detalle ni información, ya he comentado cuánto “abre” este DAC, pero aunque no perdone malas grabaciones tampoco las castiga impunemente: sólo te deja saber que aquello podría estar mejor grabado, o mejor editado.

1 2 3

Comments are closed.