Arcam Radia A25+ST5: musicalidad elegante, relación calidad/precio sensacional
El pasado mes de octubre publicamos en exclusiva para ustedes la crónica de la vibrante presentación en sociedad de lo último de la reputada firma británica en estereofonía: la Serie Radia. Una presentación que, como ya comentamos en su momento, tuvo lugar en los bajos de una impresionante tienda/productora discográfica de música electrónica e indie situada en el mítico Soho londinense. Le toca el turno ahora a un análisis más profundo de una propuesta que llama la atención por la armoniosa combinación de tecnología, minimalismo estético, facilidad de uso y precio competitivo que ofrece a los amantes de la reproducción musical con mayúsculas alérgicos a las complicaciones formales. En estas coordenadas, nos pareció que lo más lógico era concentrarse en el superior de los tres amplificadores integrados presentados, de nombre A25, y complementarlo con el reproductor de música en red a juego, el ST5. Dos electrónicas elegantes y sin pretensiones, aunque muy bien dotadas, que se concentran en hacer su trabajo, léase lo que los anglosajones llaman “devolver la música a la vida”. Y lo hacen a través de la aplicación rigurosa e inteligente de una filosofía -empezando por el empleo de soluciones técnicas propias- que desde hace ya muchos años ha convertido a Arcam en uno de los poquísimos especialistas europeos en “High End mainstream”. No quiero adelantar conclusiones, pero sí les puedo decir que el A25 es lo que en lenguaje común se dice “una máquina” y que el ST5 se limita simple y llanamente a expandir sus opciones en línea con esa especie de “lujo desenfadado” que encarna el concepto Radia.
Amplificación en Clase G, componentes seleccionados y un “look” acertadísimo
A pesar de que a estas alturas de la película pueda sonar un poco surrealista, existe una diferencia abismal entre ver dos productos bellamente expuestos en una presentación pública y recibirlos, precintados de fábrica, en casa, por cuanto la liturgia, al menos para quienes amamos la perfecta reproducción de la música grabada, inherente a la puesta a punto de los mismos para que hagan lo que se supone deben hacer tiene su magia. Digo esto porque siempre me ha parecido que añadir fotos y no digamos ya vídeos- del desembalaje de los protagonistas de un determinado análisis en la pertinente publicación es algo “chorras”. Sin embargo, rectificar es de sabios y hay que saber apreciar cuándo una marca se ha preocupado por mantener el nivel en todos y cada uno de los aspectos, incluso más banales, relacionados con sus productos, en especial si, como es el caso de la gama Radia, lo “cool” es una parte fundamental de la ecuación.
Dicho y hecho, porque tanto el A25 como el ST5 ejemplifican a la perfección el dicho de que “La mujer del César, además de serlo debe parecerlo” gracias a unos embalajes realmente logrados y, muy importante, creados en exclusiva para la Serie Radia a fin de transmitir desde el primer momento esa identidad visual característica en la que tanto insistieron sus creadores durante la presentación de la misma en sociedad. Concretando, tenemos de entrada una doble caja, mientras que en la interior encontramos una tan bonita como efectiva estructura de cartón duro -un poco a la manera de las cajas para huevos- en cuyo interior hay una elegante bolsa textil que envuelve el producto. En la parte superior de la citada estructura hay un receso para una caja en la que encontramos dos cables de red -uno terminado con conector europeo/Shuko y otro con toma “british”- y una cajita que alberga un precioso mando a distancia compatible no sólo con el producto pertinente sino con cualquier otro miembro de la familia a la que pertenecen.
Empezaré mi análisis por el A25, sin duda una electrónica soberbia que, por poco que se le dedique un poco de tiempo, sobresale por maridar con maestría una cuidada estética “lifestyle” con un innegable “ethos” purista que conecta a la perfección con los elementos de diseño -minimalista por más señas- en los que se cimenta la reputación de Arcam. Ya saben que una imagen vale más que mil palabras y la verdad es que las fotografías del interior de nuestro amplificador nos permiten identificar rápidamente su ADN. De ahí que la “madre del cordero” en lo que impacto visual se refiere sea el impresionante transformador toroidal que protagoniza el subsistema de alimentación. Observen al respecto la robustez de su montaje con el fin de impedir que potenciales vibraciones mecánicas se transmitan al resto del aparato, así como la retahíla de componentes discretos que lo acompañan, en especial los dos bloques de transistores, claramente diferenciables a la vez que montados en su respectivo disipador térmico, que constituyen el que sin ninguna duda es, con permiso de su audaz diseño industrial, el principal elemento diferenciados del A25: el esquema de funcionamiento en Clase G que rige su sección de amplificación de salida -léase de amplificación de corriente/potencia- y que le permite entregar 100 vatios continuos por canal sobre 8 ohmios, entre 20 y 20.000 Hz y con los dos canales excitados. En definitiva, vatios “de verdad” que además son apoyados por una buena capacidad de entrega de corriente, como avala el hecho de que con cargas de 4 ohmios el Arcam entrega 165 vatios continuos por canal también con los dos canales excitados, aunque en este caso a 1 kHz, lo que, extrapolando, permite deducir que la potencia disponible en las más rigurosas condiciones anteriores debería ser de unos 150 vatios continuos por canal.
La “traducción” de lo que acabo de decir es que el A25 está en condiciones no sólo de llenar de música cualquier sala de dimensiones respetables sino de lidiar con un amplísimo espectro de cajas acústicas, modelos “difíciles/bordes” -según proceda- incluidos. Pero no es aquí lo cuantitativo -que, no obstante, siempre importa- sino lo cualitativo lo que marca la diferencia, por lo que no viene de más recordar qué es la Clase G y qué aporta con respecto a modos de funcionamiento “clásicos” más conocidos como la Clase A o la Clase AB. Definida por Arcam como “compleja en términos de diseño, pero, correctamente ejecutada, la solución inteligente”, la Clase G puede explicarse como si del motor de un coche híbrido se tratara al utilizar varias fuentes de alimentación en vez de una sola. De este modo, si se recibe una señal cuya dinámica excede las posibilidades de la primera fuente de alimentación entra en juego de manera gradual una segunda fuente de alimentación para obtener el nivel de salida deseado. Se trata de una configuración muy eficiente puesto que la potencia adicional sólo se utiliza cuando se necesita, que es exactamente lo mismo que hace el turbocompresor de un automóvil. Además, el uso de dispositivos transistorizados avanzados de alta velocidad permite que la conmutación entre fuentes se lleve a cabo de una manera extremadamente rápida y por tanto sin que se produzca ningún retardo en la activación del mencionado “turbo”. En paralelo, la primera fuente de alimentación es de baja potencia y funciona en Clase A pura –lo que en teoría implica una tasa de distorsión nula- mientras que la segunda, al ser usada sólo cuando es necesario, puede entregar potencias extremadamente altas. Lógicamente, la gracia del invento estriba en el perfecto control de dicha potencia extra, un control que los ingenieros de Arcam han resuelto mediante el uso de múltiples transistores de altas prestaciones que se encargan –montados en una topología circuital exclusiva- de asegurar en todo momento el perfecto “agarre” de los altavoces de las cajas acústicas.
El A25 se completa con una sencilla pero potente sección DAC montada en una pequeña placa de circuito impreso dedicada en la que destaca la presencia de un “chip” de conversión D/A ES9280A PRO de la estadounidense ESS Technology que, entre otras particularidades “apetitosas”, permite lidiar, por lo menos sobre el papel, con archivos codificados incluso en ¡DSD1024! Un detalle interesante, cierto, pero que debe considerarse secundario con respecto a la aportación principal del Arcam. Por lo demás, la ejecución física merece un notable alto que en algunos elementos concretos roza el sobresaliente, valoración que sí hay que dar a la relación calidad/precio global.
ST5: un escudero perfecto para el A25
Discreto y elegante, amén de minimalista hasta el tuétano en todos los sentidos aunque, por supuesto, con una estética -y también una calidad de fabricación- a juego con la del A25 y, por extensión, con la del resto de modelos Radia. A la vista de lo que es y lo que aporta el reproductor de música en red ST5, está claro que más de un fabricante habría optado por integrarlo en el A25 y por lo tanto ofrecer una especie de “dos en uno”. Pero justo aquí es donde entra en juego la filosofía de Arcam y por tanto ese purismo audiófilo esencialmente alérgico a mezclar en un mismo aparato circuitos pertenecientes a ecosistemas distintos y por tanto con unas prioridades bien diferentes. Esto nos lleva a la concepción “100% streaming” del ST5… streaming “Hi-Res”, por supuesto, pero priorizando lo práctico, léase lo disponible a nivel comercial en lo que a contenidos se refiere, como avala la compatibilidad con archivos FLAC y PCM hasta 24 bits/192 kHz, DSD hasta DSD128 y (TIDAL Masters obliga) MQA. Sobra decir que el aparato integra de serie el acceso a las plataformas de música online más populares, a la vez que la compatibilidad Roon Ready asegura que será bienvenido por los más puristas.
Una musicalidad al gusto de usuarios jóvenes y no tan jóvenes
Probé los dos Radia en mi casa acompañados por una pareja de cajas acústicas de suelo RP-8000F II de la estadounidense Klipsch -¡casi me había olvidado del engorro que conlleva desembalar, mover e instalar productos voluminosos y delicados a partes iguales!- cableado todo ello con NBS en interconexión y van den Hul en conexión a cajas. Antes de entrar en materia, me gustaría efectuar un apunte sobre las muy “americanas” columnas mencionadas por cuanto reflejan el espectacular incremento en calidad de fabricación y acabados que desde hace por lo menos un buen lustro -seguramente más- se viene observando en las realizaciones más “mainstream” -léase “no Heritage”- de Klipsch. Un incremento que corre a la par con mejoras contundentes en tecnología a todos los niveles y cuyo resultado es un perceptible aumento de la musicalidad en un tipo de caja acústica que además ha sabido ganar en polivalencia como pocas, estableciendo en consecuencia un referente en relación calidad/precio.
Pocos misterios en lo que “prolegómenos” se refiere por cuanto el único, y además obligatorio, es descargar -por Wi-Fi- e instalar la preceptiva “app” de gestión, alias ARCAM Radia y cuya última actualización se publicó el pasado 11 de octubre. Sigo pensando que no hay nada como una buena conexión por cable, pero la verdad es que realicé varias pruebas y el enlace demostró ser muy robusto al estar el ST5 y el router de mi casa a poco menos de 10 metros de distancia y, por supuesto en la misma planta. En lo que a contenidos se refiere, “tiré” de Spotify Premium y TIDAL HiFi Plus, servicios ambos integrados en reproductor de música en red analizado, y lo primero que he de decir es que la gestión de los mismos se lleva a cabo de manera fluida e intuitiva, tanto que en cierto modo puede decirse que la fuente en cuestión casi “desaparece”. Esto nos lleva a la parte más “visible” de nuestros invitados: la agilidad, capacidad de análisis y humanidad de su presentación sonora, fruto sin duda del elaborado “motor” del A25. Así, la escucha de un clásico como el “Rumours” de Fletwood Mac desvela un tratamiento de las voces que me atrevería a definir como impecable mientras que la del atemporal “Thriller” de Michael Jackson -que nunca ha estado entre mis favoritos pero cuyo talento siempre he respetado- corrobora esa agilidad, léase dinámica, a la que antes me he referido… una agilidad impoluta, “cero guarra”, como a mí me gusta decir, por cuanto es acompañada en todo momento por una capacidad de discriminación sencillamente espléndida. Cambiando de tercio, pasamos a la música clásica, concretamente las intimistas Baladas de Chopin interpretadas por Krystian Zimerman, para constatar un interesante descubrimiento: el A25 conserva la melosidad de los Arcam de toda la vida, y les aseguro que sé de qué hablo. Me refiero a ese sonido sosegado que es consecuencia directa de la preciosidad tonal de las realizaciones “british” de toda la vida y que en los Radia es sutil pero inequívocamente puesto al día con una pegada perfecta para hacer frente a las exigencias de la moderna “Hi-Res”. En el caso de las piezas del genial compositor polaco escuchadas, esto se traduce en el pleno aprovechamiento, sin “castraciones”, de la gama dinámica de un instrumento, el piano, que constituye todo un referente en la materia. Idéntica percepción en la escucha de la muy cuidada selección “1960s Jazz”, una “playlist” constituida por 68 magníficos temas -fabuloso el inmortal y elegantísimo “Waltz For Debby” de Bill Evans interpretado en directo en el mítico The Village Vanguard- firmados por maestros del género y en la que la preservación de un delicioso equilibrio entre precisión tonal y “caña” pone la guinda a la polivalencia de los Radia.
Para finalizar
En mis impresiones “preliminares” – https://hifilivemagazine.com/presentacion-serie-radia-de-arcam/- con motivo de la presentación de los Arcam Radia en Londres dije lo siguiente: “Insisto en que para emitir un veredicto más o menos categórico sobre los Radia hay que “meterles mano” a conciencia, pero así de entrada lo que puedo afirmar sin, eso creo, temor a equivocarme, es que los nuevos Arcam son una contundente demostración de forma al servicio de la función en audio, lo que les hará ser deseados por esos amantes de la música para quienes la tecnología del audio es una herramienta para llegar a sus objetivos y no un fin en sí, todo ello rematado por una relación calidad/precio que, también de entrada y a la vista de lo visto, tiene pinta de ser excepcional.” Pues dicho y hecho a tenor de lo experimentado con el A25 y el ST5. En realidad, para ser honrado del A25 habría que decir incluso que ofrece unos resultados superiores a los esperados, mientras que el ST5 es la discreción materializada en el sentido más positivo del término. Elegantemente “pijos” y reconfortante mente musicales, los dos Radia ejemplifican el que sin duda ha sido el primer “salto cuántico” de Arcam en años en lo estético sin por ello renunciar a sus singularidades tecnológicas ni al preciosismo de su sonido y con el añadido de un precio harto cautivador. En suma, dos electrónicas absolutamente recomendables.
Ficha Técnica
A25
- Configuración: amplificador integrado estereofónico con DAC y Bluetooth
- Potencia de salida: 2×100 W RMS en Clase G sobre 8 ohmios con los dos canales excitados
- Respuesta en frecuencia: 20-20.000 Hz, +/-0’2 dB para las entradas de Línea, 20-20.000 Hz, +/-1 dB para la entrada de Fono MM y 20-20.000 Hz, +/-0’2 dB para las entradas Digitales
- Relación señal/ruido: 106 dB para las entradas de Línea y 110 dB para las entradas Digitales
- Conectividad digital: entradas óptica TosLink y coaxial compatibles hasta 192 kHz; entrada USB-C compatible PCM hasta 32 bits/384 kHz y DSD hasta DSD1.024; Bluetooth 5.2 con aptX Adaptive
- Rango de impedancias de carga del amplificador de auriculares dedicado: 16-2.000 ohmios
- Dimensiones: 431x83x344 mm (An x Al x P)
- Peso: 9 kg
- Precio de venta al público recomendado: 1.799 euros
ST5
- Configuración: reproductor de música en red “Hi-Res” compatible Roon Ready
- Archivos compatibles: WAV, FLAC, MQA, AAC, ALAC, AIFF, MP3, MP4, WMA, OGG y DSD
- Compatibilidad digital “Hi-Res”: máxima de 24 bits/192 kHz y DSD128
- Respuesta en frecuencia: 20-20.000 Hz, +/-0’05 dB (con filtro digital 1)
- Conectividad: salidas analógica, digital coaxial y digital óptica TosLink; AirPlay
- Dimensiones: 431x58x344 mm (An x Al x P)
- Peso: 3’5 kg
- Precio de venta al público recomendado: 949 euros
Importador: www.magnetron.es