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Arcam SA20: fuerza tranquila (y elegantísima) de la mejor escuela británica

“Óigalo todo”. El lema de la gama HDA de la británica Arcam puede no parecer sofisticado, pero es harto contundente y puedo asegurarles que se ajusta a la realidad. El SA20 es el modelo intermedio de los amplificadores integrados estereofónicos de la gama en cuestión, amén del más asequible de los que incorporan una etapa de amplificación de potencia en un versátil modo de funcionamiento que responde al nombre de Clase G. Un esquema que lleva ya varios años depurándose y que permite disponer de una fuerza bruta más que notable combinada con una delicadeza y una transparencia que dotan de una nueva dimensión al tradicionalmente plácido sonido “british”. El SA20 posee una elegancia discreta que en cierto modo engaña porque gracias a un planteamiento a caballo entre lo clásico y lo moderno permite acceder a un sonido inmenso por un precio muy competitivo sin renunciar a las esencias eminentemente puristas de una marca que ha sabido ser diferente.

No se puede criticar la ausencia de terrminales extra para facilitar el bicableado porque literalmente no caben si se quiere mantener la calidad. También se echa de menos la compatibilidad con cápsulas de bobina móvil (MC) de salida baja en la sección de fono, algo por otro lado lógico si se quiere mantener la posibilidad de conectar un giradiscos sin tocar la relación calidad/precio del SA20.

Arcam: el único gran nombre “british” que desafió a las “majors” japonesas

Conozco Arcam desde que llegó a nuestro país hará sus buenas tres décadas, léase una generación. En aquel entonces, lo que conocemos como High End estaba en pañales, y no digamos ya el High End asequible. En estas coordenadas, Arcam estaba en la órbita, por mencionar un par de nombres célebres que todavía continúan en activo, de NAD, Rotel, aunque con el indiscutible “plus” de su origen británico. ¿El elemento diferenciador? Ya saben: buscar la musicalidad por encima de brillar en registros de laboratorio sin –o con poca- correlación en la escucha. ¿La receta?: uso de topologías circuitales y componentes seleccionados por sus virtudes sonoras complementados por una sección de alimentación particularmente robusta que sea capaz de satisfacer los contrastes –tanto “micro” como “macro”- dinámicos que constituyen la esencia de la música. Como ven, “nada nuevo bajo el sol”. A todo ello se añadió un elemento de lo más interesante: Arcam fue –y en cierto modo sigue siendo- la única firma británica de renombre que se atrevió a comercializar electrónicas para A/V cuando las grandes marcas del “mainstream” japonés se lo comían literalmente todo. Una apuesta muy arriesgada pero a la postre ganadora que ha sabido mantenerse en el tiempo y ahora mismo se plasma en una serie de receptores de A/V, previos/procesadores de A/V y etapas de potencia multicanal de gran clase. Sobra decir que la clave de tal éxito radica precisamente en el diseño de las secciones de audio puras y duras, un diseño cuya filosofía de base se ha mantenido intacto desde los “orígenes de Arcam y que nos lleva directamente al protagonista del presente banco de pruebas: el amplificador integrado estereofónico con DAC incorporado SA20.

“Cool” por fuera, rabiosamente purista por dentro

Como corresponde a su pertenencia a la división de componentes de “lujo” del Grupo Harman, a su vez integrado en el gigante surcoreano Samsung, el SA20 tiene un aspecto que conecta más con los usuarios amantes de los productos tecnológicos “cool” que de los puristas de toda la vida. Y ahí radica sin duda su principal atractivo por cuanto estamos ante una electrónica que acaba seduciendo precisamente por unas prestaciones “puras” de lo más contundente, pudiéndose considerar la sección DAC que incorpora –centrada en un “chip” de conversión D/A con tecnología de 32 bits Sabre ESS9038K2M de la californiana ESS Technology- casi como un “regalo de la casa” pese a su calidad intrínseca y su utilidad práctica, amén de contribuir a reforzar una relación calidad/precio a priori ya muy seductora.

¿Qué marca la diferencia en el SA20? Básicamente, que, como decía al principio, incluye una etapa de salida configurada en Clase G –al igual que el superior SA30 y contrariamente al más asequible SA10, que recurre a la más tradicional Clase AB- que le permite exhibir una “fuerza elegante” que realmente llama la atención, Llegados a este punto, la pregunta del millón es qué es la Clase G y qué aporta con respecto a modos de funcionamiento cien por cien analógicos más conocidos como la Clase A o la Clase AB. Definida por Arcam como “compleja en términos de diseño pero, correctamente ejecutada, la solución inteligente”, la Clase G puede explicarse como sigue. Así, y al igual que el motor de un coche híbrido, la Clase G utiliza varias fuentes de alimentación en vez de una sola. De este modo, si se recibe una señal cuya dinámica excede las posibilidades de la primera fuente de alimentación entra en juego de manera gradual una segunda fuente de alimentación para obtener el nivel de salida deseado. Se trata de una configuración muy eficiente puesto que la potencia adicional sólo se utiliza cuando se necesita, que es exactamente lo mismo que hace el turbocompresor de un automóvil. Además, el uso de dispositivos transistorizados de alta velocidad avanzados permite que la conmutación entre fuentes se lleve a cabo de una manera extremadamente rápida y por tanto sin que se produzca ningún retardo en la activación del mencionado “turbo”. Pero hay más: en el SA20, la primera fuente de alimentación es de baja potencia y funciona en Clase A pura –lo que en teoría implica una tasa de distorsión nula- mientras que la segunda, al ser usada sólo cuando es necesario, puede entregar potencias extremadamente altas. Lógicamente, la gracia del invento estriba en el perfecto control de dicha potencia extra, un control que los ingenieros de Arcam han resuelto mediante el uso de múltiples transistores de altas prestaciones que se encargan –montados en una topología circuital exclusiva- de asegurar en todo momento el perfecto “agarre” de los altavoces de las cajas acústicas.

El interior del SA20 es puro clasicismo audiófilo británico, aunque con astucias que, como el uso del modo de funcionamiento en Clase G para la sección de amplificación, logran marcar la diferencia.

Aunque el premio gordo del SA20 se lo lleva el impecable “mix” de capacidad dinámica y musicalidad aportado por su circuitería de amplificación, hay en el estilizado británico una funcionalidad, en este caso integrada en su sección digital, que vale la pena comentar: la posibilidad de seleccionar entre varios filtros digitales para “afinar” los contenidos presentes en sus entradas digitales coaxial y óptica. La gracia del invento es que no se trata de un extra para salir del paso sino de una funcionalidad muy cuidada, al estilo de lo que podemos encontrar en (carísimos) procesadores digitales de audio de marcas de relumbrón –Esoteric, T+A- y por tanto que se hace notar en el sonido. En concreto, tenemos seis posibilidades que corresponden a otros tantos tipos de filtros digitales cuyas denominaciones son “Brick Wall”, “Corrected Minimum Phase Fast Roll Off”, “Minimum Phase Slow Roll Off”, “Minimum Phase Fast Roll Off”, “Linear Phase Slow Roll Off”, “Linear Phase Fast Roll Off” y Apodizing, esta última la opción por defecto –es decir la que incluye el SA20 de fábrica- y que, según Arcam, se caracteriza por ofrecer “Un compromiso entre fase, respuesta en frecuencia y “ringing” (sobrescilación), siendo su principal ventaja la supresión del “ringing” introducido previamente en el proceso de grabación y masterización del material original”. El invento vale la pena, aunque el acceso al mismo no es nada intuitivo puesto que hay que pulsar y mantener pulsada durante 3 segundos la tecla MUTE del panel frontal… en el fondo, todo es cuestión de echar un vistazo al manual de instrucciones.

Una fuerza desbordante para un sonido precioso

Es posible que el término parezca adulador en extremo para un amplificador integrado de 1.300 euros, pero es la sensación que me transmitió la escucha SA20 en compañía de una pareja de cajas acústicas Sonus faber Lumina (cada una de ellas montada sobre cuatro sofisticados pies absorbentes de la canadiense IsoAcoustics) y un streamer RS250 de la surcoreana HiFi Rose. Una sesión de escucha que sirvió en primer lugar para corroborar la descomunal potencia subjetiva, real, del SA20, cuyos aparentemente modestos 80 vatios continuos por canal a 8 ohmios dan para mucho más de lo que cabía esperar, que por otro lado no era poco.

“Pequeño pero matón”… el SA20 lidió cómodamente con las estilizadas columnas Lumina V de Sonus faber en una sala de dimensiones considerables. Pura garra sin perder la compostura.

Por su parte, las Lumina V – por precio, al SA20 le corresponderían las Lumina III- demostraron con brillantez el por qué del enorme éxito comercial de la gama Lumina de Sonus faber, con unos agudos jamás agresivos y unos graves de impoluta estructuración que daban la impresión de proceder de una pareja de columnas de dimensiones mucho más opulentas. Es evidente que el A20 “suena”: la presentación que hace de la música –y además de géneros muy variados- es limpia, precisa y exenta de metalizaciones. No cabe ninguna duda de que los ingenieros de Arcam han realizado un excelente trabajo al tratar como un todo profundamente interrelacionado los subsistemas analógicos de una electrónica que, por encima de todo, se mantiene fiel a un “ethos” al que la firma británica debe su éxito continuado.

Para finalizar

A menudo me gusta decir que tal o cual producto “no engaña a nadie” pero en este caso he de reconocer que el Arcam SA20 “sí engaña”. Engaña porque bajo un aspecto “discretamente pijo” que conecta con la actual propiedad de la marca británica, se esconde una “motorización” acorde con sus orígenes audiófilos/puristas. De ahí un sonido pletórico de dinámica en el que la transparencia está a la orden de día y un “surplus” de potencia que permite asegurar la plena compatibilidad con un amplísimo repertorio de cajas acústicas. Todo ello sin olvidar una sección DAC bien diseñada y con opciones de ajuste tan curiosas como interesantes.

Ficha Técnica

  • Configuración: amplificador integrado estereofónico con DAC
  • Potencia de salida: 2×90 W RMS sobre 8 ohmios o 2×150 W RMS sobre 4 ohmios con los dos canales excitados
  • Respuesta en frecuencia: 20-20.000 Hz, +/-1 dB para la entrada de Fono MM, 20-20.000 Hz, +/-0’2 dB para las entradas de Línea y 20-20.000 Hz, +/0’05 dB para las entradas Digitales
  • Relación señal/ruido: 80 dB para la entrada Fono MM, 106 dB para las entradas de Línea y 115 dB para las entradas Digitales
  • Frecuencia de muestreo soportada por las entradas digitales: hasta 96 kHz para la toma óptica TosLink y hasta 192 kHz para las tomas (2) coaxiales 
  • Cuantificación soportada por las entradas digitales: 16-24 bits
  • Dimensiones: 433x87x323 mm (An x Al x P)
  • Peso: 11’1 kg 
  • Precio de venta al público recomendado: 1.299 euros
  • Importador: www.magnetron.es 

 

 

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