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Es cierto que la eficiencia es bastante baja, de 85dbs, por lo que es recomendable el uso de amplificadores que sobrepasen los 75-80 vatios que es lo que el fabricante recomienda como potencia mínima admisible. Pues bien, vamos a ver lo que los 140 vatios de mi Quad 909 puede hacer con estos monitores ingleses que tantas expectativas me habían generado.

Por fin escuchando las ATC

Ante todo he de decir que este no ha sido un amor a primera vista, es decir, no ha sido un flechazo fulminante. Ni por la belleza del propio altavoz, que la tiene, ni por el sonido que mostraba inicialmente. Pero tengo que reconocer que posteriormente, como se suele decir si de una persona se trata, cuando nos hemos conocido con más profundidad puede que sea el amor de mi vida… quién sabe.

Tuve el fallo de ponerlos a sonar con una presión sonora muy baja, tal vez porque es a lo que estoy acostumbrado cuando me pongo a escuchar mis propios altavoces, y me quedé un poco decepcionado. El sonido no mostraba la apertura que a mí me hubiera gustado y el grave estaba casi desaparecido. Es decir, un sonido un poco «muerto». Pero le di tiempo y sobre todo volumen al potenciómetro y la cosa cambió radicalmente: el altavoz empezó a soltar música por los cuatro costados con un control y un detalle que, lo mismo que al principio me decepcionó, ahora me tenía impactado. Se cumplía casi todo lo que había leído de ATC estos años atrás, pero vayamos por partes, sin prisas.

Lo primero que había leído de esta marca inglesa es que son duras, efectivamente, sus 85 dbs. y ser una caja de recinto cerrado se deja notar con varios puntos más en el nivel de volumen de mi previo Khozmo. Sin embargo en su favor tengo que decir que nunca las SCM-11 perdieron la compostura: no solo les daba igual el volumen utilizado, sino que cada vez las veía más cómodas pidiendo una subida más en el potenciómetro del previo.

En el análisis del agudo de estos monitores está la discrepancia sobre lo que creía conocer, por la literatura que había leído, sobre el sonido de ATC. El extremo alto no es para nada apagado, opino que se encuentra en su punto justo. Ni más ni menos agudos de los necesarios. Estamos hablando de mi opinión personal, pero creo que el tweeter, ahora de fabricación propia, hace su trabajo magníficamente, dando un gran nivel de detalle sin añadir brillos artificiales a los instrumentos críticos, como guitarras, pianos o violines. Para mí este es un punto importante en el equilibrio global de unos altavoces, máxime si son de dos vías.

Pero realmente el punto fuerte de ATC son sus medios, con una transparencia y elegancia asombrosa. La sensación metafórica que me produce la escucha de los nuevos SCM-11 V2 es la de una habitación perfectamente ordenada con unos grandes ventanales que dejan pasar toda la luz del día a la estancia. Y volviendo a lo comentado anteriormente, esta transparencia y nitidez se mantiene aunque intentemos subir el volumen hasta niveles desproporcionados. No creo que se pueda obtener una zona media más neutral y nítida por el precio que valen los ATC SCM-11 V2, en este aspecto tengo que decir que me han cautivado.

 

Pero, ¿qué pasa con el extremo grave? Pues tiene sus pros y sus contras, al menos en mi configuración. Es cierto que se trata de un recinto cerrado de pocos litros, recordemos que el número de las ATC nos indica el volumen interno de los altavoces, en este caso 11 litros. El fabricante nos dice que la respuesta por abajo es de 56 Hz. por supuesto en cámara anecoica +/-6dbs. No es que esté mal dicha cifra, pero tampoco es un número especialmente destacable. Los pros son que el grave es muy articulado y cuando lo alimentas correctamente tiene un impacto importante, sin mostrarnos agotamiento ni distorsión aparente. Esto también ayuda a la nitidez global que muestran estos SCM-11 en su última versión. Desde mi punto de vista esta característica es debida a la configuración cerrada del recinto y a la enorme calidad de los mid-woofer empleados por ATC en todos sus modelos sea cual sea su precio. Los contras, que para algunos puede que no baje lo suficiente o prefieran unos graves que se puedan alimentar con más «facilidad», pero puedo asegurar que cuando les inyectas energía, el grave está a la altura de las demás frecuencias del espectro sonoro, es decir, a un nivel sobresaliente.

Es cierto que algunos altavoces en este rango de precios, e incluso de mayor precio, están coloreados en este aspecto, dando un sonido más resultón en un principio, pero ninguno mostrando la neutralidad, naturalidad y transparencia de estos ATC en esta competida franja de los monitores que están por debajo de los 2000 euros… ¡Realmente reveladores!

Por último me gusta siempre comentar algo sobre la escena sonora de los altavoces que escucho, por considerar este punto muy importante para obtener un sonido creíble. Pues bien, a bajo volumen la escena no me pareció muy amplia, aunque sí que están los distintos planos sonoros bien delimitados y nítidos. Pero conforme vas aumentando el volumen en el potenciómetro te vas llevando una grata sorpresa, pues la escena crece considerablemente y los altavoces te piden más y más «caña» no sabiendo donde estará el límite. Esto podría parecer común a muchos altavoces que requieren presión sonora alta o medio alta para desarrollar su escena de una forma creíble, pero en este caso puedo decir que me ha asombrado la capacidad para no mezclar los sonidos y mantener cada cosa en su sitio, hasta que los 140 vatios de la etapa Quad han sacado la lengua suplicándonos que bajemos el volumen y la dejemos respirar.

Conclusión

Si tuviera que definir en pocas palabras el sonido de las ATC SCM-11 V2 diría que son unos altavoces transparentes –pero sin ningún atisbo de dureza en su sonido–, y naturales.

Volviendo al principio del artículo propiamente dicho, comentar que efectivamente me han enamorado poco a poco y de forma creciente. Cada día me iban gustando más, hasta el punto de que lo que en un principio me parecían ligeros defectos luego se iban tornando en grandes virtudes. El grave estaba tan limpio y articulado que al volver a escuchar unos monitores con bass reflex, me costó acostumbrarme de nuevo a este tipo de configuración.

Si volvemos al símil sobre el enamoramiento humano, diría que he encontrado una pareja ordenada, limpia, culta y con una belleza natural pero sin ningún exceso de maquillaje u otros artificios estéticos. Una compañera con la que te gustaría pasar el resto de tus días y compartir largas horas de charla.

Bravo por mi encuentro, de una vez por todas, con la marca ATC. Por mucho que haya leído sobre sus productos y sus virtudes tenía que comprobarlo por mí mismo. Como dice el refrán » una escucha vale más que mil palabras» y es por eso que a partir de ahora compartiré y disfrutaré de largas horas de escucha con estos pequeños monitores británicos, porque se van a quedar en mi casa… ¡Bienvenidos ATC SCM-11 V2!

ATC SCM-11 V2 – 1800€

Distribuye Lyric Audio

Equipo utilizado para la prueba

  • Transporte de CD California Audiolabs Icon MKII
  • Conversor Jolida Tube Glass con válvulas General Electric, 3 micas, black plates
  • Previo Pasivo Khozmo con Resistencias Vishay «nude» Zfoil
  • Etapa de Potencia Quad 909
  • Cableado Audioquest a cajas y Cello String RCA-RCA

 

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