Dinámicamente son salvajes. Como esperaba, el ataque de estas cajas está directamente a la altura de las mejores. Los transitorios se reproducen fielmente y sin ningún tipo de compromisos ni exageraciones. Por momentos, y si uno cierra los ojos, no es difícil imaginar que se encuentra delante de una actuación en vivo. Impresionante en todo momento. Se traga sin ningún tipo de complejos los ataques de una gran masa orquestal sin arrugarse y sin mostrar ningún tipo de compresión. De hecho, la música rock parece cobrar en estas cajas una coherencia que es muy difícil de conseguir en otros altavoces. En mi caso la experiencia de escuchar “The Wall” de Pink Floyd con ellos, ha tenido casi carácter religioso. Una auténtica gozada para los sentidos que habré de echar de menos de ahora en adelante.
Conclusiones, sensaciones y reflexiones
Llegados a este punto es necesario revelar un secreto. La verdad es que todo lo comentado hasta aquí, esta muy bien y es muy coherente dentro del tipo de artículo en el que escritor y lector estamos enfrascados. Pero he de confesar que no me siento contento con lo escrito, en lo que respecta a transmitir la experiencia de tener estas cajas. Y por esto he de añadir su característica más importante para que realmente quede completo.
Imagino que muchos de vosotros al leer este último párrafo, habréis pensado y dudado de mi coherencia. Pero así es. La belleza de las ATC no se encuentra en la sequedad o extensión del grave, no se encuentra en su medio articulado y dinámico, ni siquiera en su agudo un poquito tímido. ¡No! La principal virtud de las SCM 50PSL es la forma en la que conjuga todas estas propiedades para crear una unidad. No es fácil cocinar unos buenos ingredientes y conseguir un plato que los supere. Muchas veces la suma de unas virtudes no necesariamente ofrece un resultado agradable. En este caso el guiso mágicamente supera lo que se podía esperar de la suma de las partes, y como un plato digno de un restaurante con muchas estrellas Michelin, las ATC se dejan degustar y nos ofrecen una sensación única.
El haber tenido la posibilidad de convivir con ellas un tiempo bastante dilatado, me ha proporcionado una perspectiva completa, solo experimentada quizá por su propietario, y que es imposible de experimentar en una audición, o incluso en una serie de audiciones. Estas cajas van creciendo en uno mismo según se convive con ellas y no es sólo hasta que uno ha compartido un tiempo con las 50PSL, que uno empieza a darse cuenta de su principal virtud. Ahora, cuando uno la descubre es cuando más se empieza a valorarlas.
Las ATC tienen la capacidad impresionante de proporcionar escuchas prolongadas de todo tipo de música sin provocar la más mínima fatiga sonora. Y eso regalando a su afortunado propietario todos los detalles y virtudes que adoramos los audiófilos. ¿Cómo lo hace? Creo que es evidente. La firma británica ha alcanzado el equilibrio perfecto entre detalle y suavidad, ha encontrado la forma de presentarnos la música de forma que lo que quiera que hagan para suavizar sus aristas no reste dinámica, y vida a la música, y sobre todo sin mostrar un ápice de coloración en el mensaje sonoro.