He podido probar el auricular en diferentes equipos, y sólo he logrado sacarle partido y disfrute de verdad en un amplificador diseñado específicamente para auriculares ortodinámicos: el Burson Soloist. Entendamos bien lo que acabo de afirmar. No estoy diciendo que este auricular no pueda disfrutarse con otros equipos. Pero hablamos de un auricular que se mueve en el nivel más alto posible del mercado, compitiendo con los mejores de la competencia. Y para que sacarle el máximo rendimiento debe estar perfectamente combinado. Hablamos de la perfección tímbrica, la dinámica en su máxima expresión, reproduciendo sonidos a bajo volúmen con todo nivel de detalle al mismo tiempo que una sección orquestal con toda la fuerza y riqueza posibles, la máxima resolución pura y la perfecta recreación escénica del escenario de la grabación.
Debo indicar también otra característica muy particular de este modelo, y está relacionada con el volúmen de escucha. Es este un aspecto más importante de lo que en principio se puede suponer. Los auriculares siempre rinden a su mejor nivel a un volúmen concreto, y esto genera muchas confusiones entre aficionados. Auriculares claramente coloreados, como unos d7000 de Denon -ya descatalogados- suenan claramente excesivos a volúmenes altos, con un grave descontrolado a todas luces, mientras que para escuchas más moderadas pueden ser mucho más equilibrados y agradables. Y este aspecto puede ser determinante a la hora de que un auricular agrade o no.
Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, importantísimas en mi opinión para este auricular, podemos pasar a describir cómo suenan en condiciones.
Sonido
Llegamos al apartado esencial en un equipo de este nivel. Aquí ya no hay excusas. El diseño y otras consideraciones comerciales, así como sus exigencias, pasan a un segundo plano, y son aspectos fácilmente perdonables cuando el resultado sonoro que obtenemos en un equipo es el que buscamos. En el caso de los Audeze LCD-2 es precisamente el punto fuerte, el que inclina la balanza y hace que olvidemos cualquier pequeña imperfección, e incluso acabemos aceptándola como la extravagancia de quien va sobrado en lo esencial.
También se puede destacar en los auriculares de esta naturaleza de diseño una característica que los hace duros competidores de los auriculares dinámicos: el impacto. Difícil de describir, es algo que uno siente de forma muy directa e inmediata cuando escucha cualquier reproducción con los Audeze. Y de nuevo debo afirmar que es con este modelo donde más he apreciado la virtud de esta característica.
Pero esto no es todo. Lo mejor en la parte baja del Audeze LCD-2 es el impacto antes comentado. Aquí es donde este auricular marca realmente la diferencia con todo lo que he conocido previamente. Este impacto es de una fuerza y presencia física tremendas. No sólo se da en las gamas bajas, es algo que está presente en todo lo que el LCD-2 reproduce, desde el golpe de un bombo hasta los platillos más agudos. Había leído que escuchar con estos auriculares era lo más similar a hacerlo con cajas. Bien, yo no comparto la opinión de que exista tal similitud, ya que son dos experiencias sonoras muy distintas. Tanto, que ni tan siquiera las compararía. Pero puedo entender que estas afirmaciones son provocadas por este impacto sonoro de los Audeze en las bajas frecuencias. Esto se deja notar con mucha claridad en la reproducción de las percusiones, que adquieren un gran realismo y vivacidad.