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He podido probar el auricular en diferentes equipos, y sólo he logrado sacarle partido y disfrute de verdad en un amplificador diseñado específicamente para auriculares ortodinámicos: el Burson Soloist. Entendamos bien lo que acabo de afirmar. No estoy diciendo que este auricular no pueda disfrutarse con otros equipos. Pero hablamos de un auricular que se mueve en el nivel más alto posible del mercado, compitiendo con los mejores de la competencia. Y para que sacarle el máximo rendimiento debe estar perfectamente combinado. Hablamos de la perfección tímbrica, la dinámica en su máxima expresión, reproduciendo sonidos a bajo volúmen con todo nivel de detalle al mismo tiempo que una sección orquestal con toda la fuerza y riqueza posibles, la máxima resolución pura y la perfecta recreación escénica del escenario de la grabación.

Cuando conectamos los Audeze LCD-2 a un equipo convencional el resultado final puede estar más cerca del sector de auriculares que rondan los 300€ -los antiguos top antes citados-, como unos AKG k701, por ejemplo, o unos Sennhesier hd650, que de los buques insignia como los Sennheiser hd800 o los T1 de Beyerdynamic, ambos también exigentes, pero sin llegar al extremo de los Audeze. Esto es así porque los LCD-2 apenas se mueven en su verdadera magnitud con un amplificador normal. El sonido resultante es de gran calidad, pero con una dinámica notablemente menor y una tonalidad más pobre o apagada. Esto es algo común en todos los auriculares de este nivel, pero en este caso las diferencias son más notables.

Debo indicar también otra característica muy particular de este modelo, y está relacionada con el volúmen de escucha. Es este un aspecto más importante de lo que en principio se puede suponer. Los auriculares siempre rinden a su mejor nivel a un volúmen concreto, y esto genera muchas confusiones entre aficionados. Auriculares claramente coloreados, como unos d7000 de Denon -ya descatalogados- suenan claramente excesivos a volúmenes altos, con un grave descontrolado a todas luces, mientras que para escuchas más moderadas pueden ser mucho más equilibrados y agradables. Y este aspecto puede ser determinante a la hora de que un auricular agrade o no.

En el caso de los Audeze LCD-2 el volúmen de escucha debe ser alto, de manera que el resultado, ofrezca la sensación de una escucha real en directo. Es entonces cuando el auricular saca a relucir todo su potencial dinámico sin las más mínimas trazas de desequilibrio ni distorsión. Debo indicar que las personas que conozco que disfrutan de escuchas a volúmenes bajos, nunca han llegado a enamorarse de este modelo a pesar de reconocerle sus virtudes.

Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, importantísimas en mi opinión para este auricular, podemos pasar a describir cómo suenan en condiciones.

Sonido

Llegamos al apartado esencial en un equipo de este nivel. Aquí ya no hay excusas. El diseño y otras consideraciones comerciales, así como sus exigencias, pasan a un segundo plano, y son aspectos fácilmente perdonables cuando el resultado sonoro que obtenemos en un equipo es el que buscamos. En el caso de los Audeze LCD-2 es precisamente el punto fuerte, el que inclina la balanza y hace que olvidemos cualquier pequeña imperfección, e incluso acabemos aceptándola como la extravagancia de quien va sobrado en lo esencial.

De los ortodinámicos que he podido probar se puede decir que, en líneas generales, son unos auriculares que tienden a destacar siempre la gama media y a tener una escena sonora contenida. Esto es algo que también se mantiene en los Audeze, pero en este caso con una virtud añadida, que hace que el conjunto sea realmente notable: la naturalidad. En otros modelos de esta naturaleza, a pesar de tratarse en todos los casos de modelos de alto nivel, se podía reconocer cierta particularidad tímbrica fácilmente identificable con la marca, algo que podemos entender como un claro matiz de color en la reproducción. Todos los equipos lo poseen en mayor o menor medida, siendo los que se acercan a un carácter equilibrado o neutro los que más logran corregirlo. Los Audeze LCD-2 están muy cerca de lograr la perfección en este apartado.

También se puede destacar en los auriculares de esta naturaleza de diseño una característica que los hace duros competidores de los auriculares dinámicos: el impacto. Difícil de describir, es algo que uno siente de forma muy directa e inmediata cuando escucha cualquier reproducción con los Audeze. Y de nuevo debo afirmar que es con este modelo donde más he apreciado la virtud de esta característica.

Estas dos peculiaridades bien logradas hacen que la escucha con este modelo sea sencillamente magnífica. El carácter tonal del conjunto es cálido, pero a diferencia de otros modelos en los que la calidez, siempre agradable, conlleva también una capacidad analítica reducida y cierta densidad excesiva en la reproducción, los LCD-2 consiguen que apenas tenga consecuencias. Tal vez sea porque la calidez se logre simplemente con una menor extensión en el agudo extremo, que se reproduce con más suavidad, pero lo cierto es que no existe un grave excesivo o denso, ni un medio-grave oscuro y pastoso, en absoluto. El grave es correcto, rápido y seco, con profundidad y definición perfectas. El medio-grave, suave y con la presencia justa. Nada emborrona el conjunto, y la separación instrumental en estas frecuencias es sobresaliente.

Pero esto no es todo. Lo mejor en la parte baja del Audeze LCD-2 es el impacto antes comentado. Aquí es donde este auricular marca realmente la diferencia con todo lo que he conocido previamente. Este impacto es de una fuerza y presencia física tremendas. No sólo se da en las gamas bajas, es algo que está presente en todo lo que el LCD-2 reproduce, desde el golpe de un bombo hasta los platillos más agudos. Había leído que escuchar con estos auriculares era lo más similar a hacerlo con cajas. Bien, yo no comparto la opinión de que exista tal similitud, ya que son dos experiencias sonoras muy distintas. Tanto, que ni tan siquiera las compararía. Pero puedo entender que estas afirmaciones son provocadas por este impacto sonoro de los Audeze en las bajas frecuencias. Esto se deja notar con mucha claridad en la reproducción de las percusiones, que adquieren un gran realismo y vivacidad.

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