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El más esperado, en exclusiva

La marca Auralic se dio a conocer con el muy apreciado convertidor DAC Vega, que tuve oportunidad de analizar y que me causó tan buena impresión que decidí quedármelo como referencia, algo que casi dos años después puedo confirmar fue una buena decisión, pues han sido muchos los DAC que he probado desde entonces y el Vega se mantiene como la misma referencia que me pareció en su momento.

Auralic ha lanzado también un amplificador de auriculares que ha causado igual sensación entre los aficionados –Taurus–, y el año pasado lanzó algo que mucho esperábamos, un reproductor en red audiófilo, el Aries, capaz de rivalizar con aparatos de precios estratosféricos pero por un coste mucho más razonable. He podido probar el Aries en algunas audiciones –gracias al distribuidor de Madrid, AudioElite– y siempre me ha dejado un gran sabor de boca, pero por unas cosas u otras nunca he “cuadrado” la agenda para probarlo en mi sistema, ni tampoco terminé de decidirme por quedarme directamente uno para acompañar al Vega. El motivo es en parte debido a que en su día aposté por los conocidos, aunque ya no disponibles, Squeezebox y tengo un pequeño “arsenal” de ellos en casa –dos Touch, un Classic y un Receiver–, y aunque de vez en cuando su necesario programa de soporte –el servidor LMS– me provoca algún quebradero de cabeza, el caso es que les tengo mucho cariño.

Y en eso estaba, cuando Auralic anunció algo nuevo: un Aries Mini, que no sólo tendría la función del Aries conocido –reproducir archivos a través de la red–, sino que añadía la posibilidad de leerlos de un disco duro local, y además añadía un DAC interno para ofrecer unas salidas analógicas a priori de un buen nivel. Este anuncio generó una notable expectación en la comunidad de aficionados, pues este tipo de aparatos –capaces de ofrecer calidad suficiente– son aún escasos, y el caso es que han tenido que pasar bastantes meses hasta que Auralic lo ha puesto a la venta.

Auralic Aries Mini

De hecho, cuando escribo estas líneas ¡todavía no está en venta! Pero aprovechando las “Ultimate Sessions” de Madrid, pude echarle el guante a la solitaria unidad que habían traído y no cejé en mi empeño de probarlo, por interés propio y para darlo a conocer, hasta que lo conseguí… y aquí estamos. Estamos, por cierto, en EXCLUSIVA porque que sepamos nadie más ha podido probar en su equipo y con tranquilidad un Aries Mini.

Descripción

Mi unidad tenía una etiqueta por detrás con el identificador y, en mayúsculas, un claro “DEMO UNIT NOT FOR SELL” que deja claro su estatus de unidad pre-serie. El firmware cargado es la primera versión dedicada al Mini –derivado de los del Aries “grande”– y son dos cosas a tener en mente cuando, veremos más adelante, surja algún pequeño problema.

El Aries Mini es una cajita de apenas 14 centímetros de lado y menos de 3 de alto, con apenas “nada”. Por detrás tiene las conexiones normales –alimentación, entrada de red y USB, salidas digitales y analógicas no balanceadas–, delante hay una discreta botonera que –¿por ahora?– sólo sirve para reiniciarlo, y como único indicador de su estado tiene un LED que luce amarillo mientras se está iniciando –recordemos que estos aparatos son en el fondo un mini ordenador– y blanco cuando está en marcha. Da igual que esté reproduciendo o no, ni el tipo de archivos, ni su origen, no hay forma de saberlo. De hecho, el Mini es de esos aparatos que podemos tener guardado sin que esté a la vista… porque no hay nada que ver.

Auralic Aries Mini trasera

En su interior sí que encontramos cosas interesantes. Para empezar, al darle la vuelta tenemos acceso a la trampilla que permite instalar en su interior un disco duro de formato pequeño –2’5 pulgadas SATA–, del que podrá leer archivos de música. Es, pues, una posible fuente y forma de usarlo. Si nuestra biblioteca no cabe en un disco pero sí en dos, el segundo podría estar conectado a la toma USB trasera del Mini; y si tenemos una biblioteca mayor, pues en lugar de esas opciones usaremos la conexión en red, que es para lo que está mejor pensado este tipo de aparatos, aunque es bueno saber –e insisto en ello– que podríamos usarlo directamente con archivos “locales”.

Auralic Aries Mini hueco DD

Si seguimos desmontando –aunque a partir de aquí la curiosidad tiene que ser muy grande porque ya no es nada fácil hacerlo–, llegaremos al interior del Aries Mini. Una sola placa que ocupa dos tercios del espacio disponible contiene todos los componentes, y se aprecia de una calidad sobresaliente, por disposición y componentes, al nivel que recuerdo de las “tripas” del Vega. Destacan los procesadores usados, entre ellos un XMOS que entiendo gestiona la salida hacia un posible DAC vía USB, y una tarjeta WiFi de tipo universal pinchada en un conector como los de los portátiles de última generación. A la derecha de la placa está una zona dedicada a la alimentación. El Mini viene con un sencillo adaptador externo de 15V pero su corriente está extensivamente filtrada una vez dentro, a base de varias etapas LC –inductancias y condensadores– además de múltiples reguladores: excelente diseño como decía.

Auralic Aries Mini interior

A la izquierda y junto a las salidas analógicas, está la compacta sección de conversión DAC. Auralic ha elegido un chip Sabre, el ESS9018 en versión K2M –algo más sencillo que el conocido 9018 a secas que usa el Vega– cuyas prestaciones son apenas inferiores al contar con dos canales –el 9018 tiene ocho y suele usarse con cuatro agrupados en paralelo por canal para optimizar ruido y distorsión– entre otros detalles técnicos. A la salida del Sabre encontramos dos integrados operacionales cuádruples, uno por canal, y también son unidades de buen “pedigrí” audiófilo ya que se trata de dos LME49740. Pensemos que entre ese DAC y estos operacionales el Mini cuenta con un potencial para ofrecer 120dB de resolución/distorsión, un potencial que suele no alcanzarse por la implementación física del circuito o su alimentación, aunque aquí todo está muy bien resuelto… Desde luego puedo decir que todo lo que vi dentro del Mini me gustó mucho.

Auralic Aries Mini DAC

Puesta en marcha

Creo que debo dedicar una sección a este tema en sí, antes de pasar a la escucha. Mi relación con el Mini no empezó muy bien: sin apenas instrucciones físicas, ni gran cosa más tras buscar en su web –a fin de cuentas es un producto todavía sin comercializar…–, no fui capaz de activarlo tras descargar la necesaria aplicación propia Lightning en mi móvil ni en mi tableta, ambos Android. Tras un rápido intercambio de correos, el mismísimo “padre de la criatura” –Xuanqian Wang… ¡Presidente de Auralic!– me dijo que ahora mismo el Mini sólo puede activarse usando su aplicación en un aparato con iOS. Tocó pues esperar a que volviera mi mujer a casa para pedirle su iPad –cosa que, aviso, no es fácil que le dejen tocar a uno–… y, ahora sí a la primera, el Mini obedecía mis órdenes.

Las órdenes que le demos al Aries Mini siempre serán muy remotas. El aparato como comenté no dispone de pantalla que nos dé pistas sobre su estado, ni de un mando aunque sólo fuera para conectarlo, dar “play” y avanzar o retroceder canciones… nada de eso. Siempre tendremos que tener una tableta o móvil a mano con la que manejarlo.

Si tenemos un servidor de música compatible DLNA en nuestra red y queremos reproducirla, una vez configurado el Mini para eso sí nos puede servir un ordenador, tableta Windows o Android; cualquier punto de control uPnP, vaya. Pero si queremos ir un paso más allá, esa tableta deberá ser iOS y tendremos que usar su propia aplicación. Me explico: eso ocurre si queremos no sólo acceder a la música que tengamos en nuestros discos duros remotos, sino acceder a alguna radio online, o si tenemos cuentas en servicios de música como TIDAL o Spotify. De hecho en el segundo caso –Spotify– no hay conexión directa, sino que deberemos activar al Mini como reproductor “AirPlay” y, ya desde el iPad y dentro de Spotify, elegir al Aries Mini como reproductor.

Auralic Aries Mini PS y digital

Yo todo esto lo fui descubriendo sobre la marcha, pero una vez descubierto no tuve mayor problema que… pedirle el iPad a “ella”… ¡ejem! Miento, sí me ocurría algo insólito: cada vez que lo ponía en modo AirPlay, y después quería volver a Tidal o a mi servidor local, el Mini se colgaba y necesitaba reiniciarlo. Mientras funcionaba en AirPlay todo bien, con lo que para usuarios Apple seguramente ésa sea una buena solución hasta que mejore la estabilidad… pero con las limitaciones de ese servicio –olvidarse de formatos por encima del CD–.

Hablando de formatos en alta resolución, la conectividad como sabemos puede empezar a ser un problema cuando el flujo de datos aumenta –y lo hace notablemente–. En este sentido el Mini se mostró excelente, tanto con conexión Ethernet –cable– como –mucho más importante pues es menos fiable– vía inalámbrica –WiFi–. De hecho aguantó reproducir archivos DXD –352 Hz a 32 bit– sin cable y sin ningún corte, en mi salón a una planta de distancia del router Movistar, con cobertura del 80 por ciento. Un último apunte: aunque Auralic declara que el Aries Mini reconoce archivos DFF y formatos DSD –hasta 4x–, mi unidad sólo admitía su reproducción si configuraba su salida digital en formato DoP para conectarlo a un DAC externo. Es decir, que no conseguí que sonara ningún “SACD” –virtual– a través de las salidas analógicas. Tal vez debí dedicar más tiempo a intentarlo, o más bien creo que es algo a resolver en un próximo “firmware”, pero dicho queda.

Escucha

A lo mejor a estas alturas habrá quien piense que el Auralic Mini da mucha guerra y no es un aparato interesante… pues nada más lejos: ¡yo ya quiero uno! Pero vayamos por partes, que diría Jack el Destripador.

Una vez superado el momento de la puesta a punto inicial, tuve varios días “rodando” al Aries reproduciendo algunos discos a través de Tidal –siempre en formato de máxima calidad, que recordemos es equivalente a una buena compresión FLAC sin pérdida–. Ocasionalmente me sentaba a escuchar el equipo, siempre conectado el Mini vía digital a mi DAC, y poco a poco empezaron las comparaciones, muy fáciles, con mi otro reproductor en red, el Squeezebox Touch. Es fácil porque basta abrir el mismo disco o la misma lista de reproducción de Tidal en ambos aparatos, darle al “play” al tiempo en ambos, y a partir de ese momento centrarse en cambiar de fuente digital en el DAC. Previamente me aseguré que no existían diferencias de nivel, para lo cual el Touch debía estar al 100 por cien de volumen. En los Squeezebox y si están configurados así, el volumen afecta a todas las salidas, mientras que en el Aries comprobé que alterando el volumen –vía punto de control DLNA– sólo afectaba a la salida analógica –la digital permanecía al 100 por cien siempre–. Este tipo de pruebas A/B puede poner a prueba nuestra percepción porque el cerebro tiende a igualar lo similar, en lugar de ayudarnos a apreciar las diferencias, y de hecho no esperaba encontrar ninguna diferencia al cambiar… pero no fue así. El Mini me gustó más, el timbre me parecía mejor definido y en escuchas más prolongadas que un cambio rápido siempre era el elegido, pero fue la escena sonora la clave: era ligeramente más amplia, pero claramente más profunda, con planos de profundidad mejor definidos y con las fuentes sonoras virtuales dentro de la escena –es decir los intérpretes si en la mezcla se han respetado sus posiciones– mucho mejor definidas. Si el Touch permite imaginar una cantante en un espacio de medio metro, el Mini lo hace en un palmo. Si con el Touch el coro está un metro por detrás de los intérpretes, con el Mini está tres metros por detrás.

Me quedó claro que la tecnología avanza y que la implementación por parte de Auralic tanto de la recepción, como de la reproducción, como por el uso de cristales de alta precisión, mejoran todos los puntos de reproducción digital en este caso.

Auralic Aries Mini fondo

Llegado a ese punto yo ya empezaba a dar por probado el “chisme” y a tener claro que, como apunté antes, quería un Mini para mí… Pero me faltaba algo, algo que me recordó alguien a través de un foro donde tuve que poner mis primeras impresiones dado el interés que ha despertado este aparato. Me faltaba probar su DAC interno, es decir probarlo por sus salidas analógicas.

Lo que había visto dentro debía haberme avisado, aunque no esperaba tanto de una sección DAC que apenas ocupa cuatro centímetros cuadrados: la salida analógica del Auralic Aries Mini es mucho más que un “extra” añadido para quien no tenga un DAC superior, ¡es muy buena en sí misma! En los últimos meses he podido probar una buena colección de convertidores de gama media, alguno de ellos apuntó más arriba de su precio, y tengo que decir que la calidad de sonido que ofrece el Mini no es inferior a la que nos daría –o me dio en mi sistema– cualquiera de los DAC en torno a mil euros atacados por el Touch. Si tenemos en cuenta que el Mini incluye el reproductor de red y cuesta la mitad… ¡pues eso!.

Además, la salida analógica es perfectamente capaz de mover un previo pasivo tan exigente como el que usé para una prueba que esperaba fuera definitiva: uno con un potenciómetro Khozmo, cuyo circuito “shunt” sólo intercala dos resistencias en el paso de la señal a cualquier posición del volumen –pero carga más la fuente y además reduce en 6dB la ganancia al máximo–. Bien, pues monté en el equipo el Mini directo al previo en analógico, y vía digital a mi propio DAC Buffalo –que lleva un Sabre “gordo”– y… las diferencias eran mínimas para mi absoluta sorpresa. Mi Buffalo conseguía una ligeramente mejor presencia en las frecuencias graves y eso daba mayor sensación de espacio, pero no era algo que fuera obvio, y tanto la definición como la dinámica estaban muy parejas. Me quedó muy claro que podría ser pefectamente feliz con el Mini como fuente analógica directa en un equipo de un nivel muy superior al que por su precio podría pensarse: bravo.

Conclusión

Estoy seguro que en los modelos definitivos, o cuando haya “firmware” nuevos, Auralic solucionará los pequeños defectos que he encontrado al Aries Mini en un uso que, también debo reconocerlo, ha sido bastante intensivo para poder hacer todas las pruebas que quería antes de que llegara la llamada fatídica de su distribuidor pidéndolo de vuelta… Pero lo cierto es que incluso con esos pequeños problemas, me ha gustado tanto que si no hubiera llegado esa llamada me lo hubiera quedado, y en cuanto estén disponibles quiero uno. Me parece un reproductor de red sobresaliente, que consigue sólidas conexiones y una reproducción impecable tanto usando su salida digital como las analógicas, y cuyo rendimiento por estas últimas me ha sorprendido tan gratamente que me planteo usarlo de esa forma, sin DAC externo, en mi equipo de referencia.

Puntos destacados

Sobresaliente y sólido reproductor en red
Excelente salida analógica –DAC interno Sabre–
Excelente salida digital para DAC externos
Compatibilidad DLNA
– Necesidad de iOS para configuración y uso avanzado
– Sin mando a distancia ni ninguna pantalla –“ciego”–

PVP: 499 euros

Distribuyen Ultimate Audio, QLASE A y AudioElite

FICHA TÉCNICA

Reproductor en red compatible uPnP/DLNA compatible con Tidal, Qobuz, AirPlay y radio online. Reproductor de archivos vía USB (1 entrada) o/y disco duro interno (1 bahía 2’5). Formatos admitidos: PCM de 44 hasta 384 kHz y de 16 a 32 bit, DSD64 a DSD256. Entradas: red RJ45, WiFi, USB 2.0. Salidas: RCA analógica, digital óptica Toslink y coaxial SPDIF, USB 2.0 compatible con DAC. Consumo máximo 20W. Dimensiones: 13’5 x 13’5 x 2’8 cm.

EQUIPO ASOCIADO

Cajas acústicas

  • B&W 802D
  • Allegro by Ramallo

Amplificación

  • Pass XA30.5 con previo pasivo Khozmo
  • Ars Sonum Gran Filarmonía

Fuentes

  • Squeezebox Touch –streamer–
  • Buffalo 32 DAC
  • Meridian 568.2mm –DAC y previo–

Cableado

  • Nordost, Kimber, Siltech

 

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