Vuelve la tradición sonora austríaca
Es habitual que a lo largo de la vida de las grandes marcas de audio se produzcan cambios y derivas importantes en sus políticas comerciales y empresariales para ir adaptándose a la evolución del mercado, y como consecuencia, en algunos casos, pasen también por diferentes propietarios según se presenten ciertas dificultades.
En el caso de la firma AKG esto ocurrió hace mucho tiempo, y de forma progresiva. Cuando, tras un largo periodo de formación y desarrollo que transcurrió entre finales de los años 40 y principios de los 90, pasó a formar parte del grupo HARMAN, ya hubo entre los aficionados quien encontró un giro en la forma de crear sus productos y en su enfoque de mercado. Con el tiempo, en gran medida debido a este cambio de enfoque, la fábrica donde la marca tuvo sus inicios en Viena acabó por cerrarse, trasladando la producción a oriente.
Tras el cierre de la delegación de AKG en Viena, un pequeño equipo de exempleados de diferentes departamentos de la empresa (administración, acústica, electrónica, prueba y medición, diseño mecánico, RF/ inalámbrico y software) decidió, allá por el 2017, emprender un nuevo proyecto: Austrian Audio. La apuesta fue arriesgada e interesante.
Con el tiempo han ido desarrollando y produciendo diferentes productos, paso a paso, hasta llegar a fabricar el auricular y el amplificador que vamos a poder probar en este análisis: el The Composer y el Full Score one respectivamente, actuales buques insignia de la marca.
Con esta corta pero interesante introducción de la marca debo confesar que sentí mucha curiosidad por saber cómo ha evolucionado esta pequeña escuela de ingeniería de tan larga tradición, y por ver cómo se ha adaptado al actual mercado, tan diferente al que se enfrentó la vieja empresa austríaca.
Decir que no me ha decepcionado es algo que esperaba, llevo tiempo probando equipos que van mejorando sin parar y es ya complicado encontrar algo que no pueda calificarse de bueno o muy bueno. Pero estamos hablando de algunos antiguos miembros de la venerada AKG, marca con la que me inicié y crecí en esta afición, así que siendo sincero no sólo espero algo bueno, espero también algo que realmente me emocione. Veamos definitivamente con qué nos encontramos.
Diseño y funcionalidad
Tanto el auricular The Composer como el amplificador Full Score one son productos de gama alta. Se comprende que el auricular está en un nivel superior, por precio y prestaciones, pero ambos se mueven en un nivel de acabados exigente, coherente con su competencia de mercado.
La presentación de ambos está debidamente cuidada, con embalajes de gran tamaño y buena calidad, y dentro encontraremos además una funda textil con el anagrama de la marca para el guardado y transporte del amplificador. Éste es de una construcción y diseño austeros, muy del gusto de la tradición alemana/austríaca, pero con una buena atención a los detalles, y todo en su diseño es muy acertado. Además cuando se maneja el equipo éste transmite sensaciones muy positivas y muestra una gran robustez en todos sus componentes.
El tacto del volumen es muy bueno, resulta ser de una distribución muy progresiva que permite manejar sin problema el auricular, de baja impedancia y una sensibilidad media tirando a alta. Los botones se muestran suaves, pero no frágiles. El uso es agradable en todo momento. Y por último, los conectores, tienen un aspecto que transmite calidad, dejando evidente el hecho de que son de marca, no genéricos, y de que están muy bien seleccionados para su buen manejo y elevada durabilidad.
En cuanto al auricular podemos decir que atesora más virtudes y de forma más evidente. Aunque el diseño va en cierta medida a juego con el del amplificador, cabe destacar que en este caso su desarrollo es más complejo y está mucho más cuidado. Es lógico, el diseño en un auricular es mucho más decisivo en todos los aspectos, tanto estético como funcional, para su correcto desempeño. El trabajo realizado por los ingenieros de Austrian Audio es impecable. Han planteado un diseño sencillo, en el que cada detalle está muy bien estudiado para que sea en primer lugar práctico, y además, estético.
Los materiales son una mezcla muy bien equilibrada de aleaciones de metales ligeros y plásticos de alta rigidez que al tacto y a la vista aparentan ser muy similares a las aleaciones de magnesio frecuentemente usadas en equipos de este sector. Tanto, que resulta complicado distinguirlas. El conjunto resulta ligero, quedándose en unos escasos 385g, cifra que es importante que permanezca por debajo de los 400g, punto en el que se puede empezar a considerar la posibilidad de cansancio en sesiones prolongadas.
Su estética es de corte industrial, pero no tan minimalista como la del amplificador. Las formas, funcionales, no escatiman complejidad cuando hace falta, y el resultado es de una riqueza estética enorme. Tiene ciertos reflejos de los antiguos AKG, como la emulación del doble arco en la diadema, o el mallazo metálico en la copa destacando su naturaleza totalmente abierta, pero en el resultado final el diseño es muy diferente. El tamaño es notablemente reducido en su conjunto, las copas son ovaladas en lugar de circulares, los ajustes a las diferentes tallas son de mayor calidad y eficacia y ya no se recurre a la suspensión cardánica en el encaje de la diadema con la copa, sino a un sistema más repartido en diferentes puntos, lo cual permite mucho más rango de ajustes y un guardado del auricular en plano.
Las almohadillas y la diadema en su pieza de ajuste interno son de piel sintética de una gran calidad y elasticidad, y la amortiguación en todos los puntos de apoyo es mucho más agradable y suave. Todas las piezas del auricular son de diseño propio y totalmente nuevo, siendo un auricular que parte de cero en todos los detalles. Y se han escogido siempre tonos que oscilan entre el negro y el gris antracita para dar un acabado cromático sereno, sufrido y elegante. Algunos puntos de color rojo rematan el conjunto, que resulta muy técnico, pero sin llegar a ser frío o extravagante por excesiva concesión a la mera funcionalidad. Queda, sin duda, poder comprobar cómo se defienden todas estas soluciones a largo plazo, pero la apariencia material es perfecta, y creo que han conseguido uno de los diseños de auricular más logrados que he visto en los últimos años.
La conexión de los cables es muy singular, esta vez desconectable y directo a cada driver por separado, algo que casi nunca o nunca se utilizó en la antigua marca. Me parece algo normal y necesario en cualquier auricular actual. La posibilidad de poder cambiar el cable es ya prácticamente innegociable, y más la de poder adoptar una configuración balanceada en un equipo de este nivel.
Los únicos modelos, de los que he probado o conocido hasta ahora, que se acerquen a tener un diseño tan elaborado y trabajado son los Sennheiser HD800, que ya tienen unos tres lustros, y los ATH ADX-5000 de Audio-Technica. Probablemente el diseño de estos Austrian Audio tenga más en común con estos últimos sobre todo en el enfoque. No puedo dejar de pensar que los The Composer van un pasito más allá en casi todos los aspectos de la filosofía de diseño que implementó en su momento la marca nipona, logrando mejorarlos casi punto por punto, reduciendo el tamaño y depurando el estilo formal en cada una de las soluciones adoptadas.
Los acabados de los cables están también muy logrados. Ya hemos comentado lo singular de los conectores a las copas, pero su desempeño práctico es acertado: fáciles de conectar y desconectar, logran una ergonomía de uso excelente al transmitir de forma directa las tensiones del cable a la estructura de la diadema, y abriendo su arco de acción para no molestar durante el uso.
Hay que reconocer el excelente trabajo de Austrian Audio en el diseño de estos auriculares. Cualquiera que tenga el placer de usarlos comprobará que se pueden hacer las cosas muy bien, ofreciendo un aspecto acorde a su categoría de mercado sin necesidad de transigir en aspectos técnicos como el peso o la ergonomía, y sin tener que recurrir a materiales exóticos que acaban pesando en exceso o llamando excesivamente la atención. Mi más sincero aplauso y admiración por este gran trabajo.
Sonido
Recientemente he podido probar los Meze Audio 109 PRO, y en aquella ocasión dejé claro que me parecieron unos auriculares que, dejando aparte otras consideraciones sobre su perfil sonoro, me resultaban claramente por encima de lo que uno podía esperar en ese rango de precios, que en el caso de los Meze Audio estaba ligeramente por debajo de los 1000€.
En el caso de los auriculares The Composer he tenido una impresión similar, pero en esta ocasión hablamos de un precio más elevado y un sector de mercado más ambicioso. Es evidente que la capacidad técnica de los auriculares va poco a poco mejorando con el tiempo, pero debo decir que esta clase de pasos, que son siempre pequeños pero significativos, no se dan de manera frecuente precisamente.
En el apartado de la resolución el auricular The Composer es sencillamente arrollador. Llevo mucho tiempo teniendo como referencia en este sentido a los HD800, un auricular más económico, pero que he podido comparar de tú a tú sin problema con modelos notablemente más caros. Y con la excepción, dentro de los que he tenido ocasión de analizar con detalle, de los ATH ADX-5000 de Audio-Technica, que mejoraron la tridimensionalidad de la escena y un punto la resolución en la zona grave del espectro, y los Focal Utopía, que supusieron un importante paso en dinámica y también, en menor medida, en resolución, siempre había pensado que en el apartado técnico era poca cosa lo que se había avanzado respecto a ellos en estos últimos años.
En el caso de este Austrian Audio, la mejora en resolución, y en la amplitud y capacidad casi holográfica de la escena es muy evidente. Cada vez que he podido comparar ambos modelos, en estos aspectos concretos debo reconocer que han logrado un claro paso adelante.
Pero no todo en esta afición se sustenta en la capacidad técnica. Hay aspectos como el timbre, la musicalidad, el tipo de presentación de la escena (más agresiva o menos directa), la liquidez, el perfil tonal y otros matices aún más complejos que pueden inclinar la balanza hacia cualquier otro modelo además de los citados. En este sentido el Austrian Audio supone una apuesta por el sonido totalmente neutro, de forma clara y radical.
No encontraremos, por tanto, en su perfil, frecuencias que destaquen en ningún aspecto. Está claro que sus diseñadores han puesto especial empeño en este sentido. Además, al decir neutro, en este caso al menos, quiero decir neutro, no que tienda a un perfil analítico o frío, como solía ser habitual hace tiempo. El balance tonal del auricular es realmente equilibrado, y si tuviera que poner un ejemplo de modelo al que se asimilara en este equilibrio sería el ya vetusto HD600 de Sennheiser.
Si, el HD600, no el HD800 con el que lo comparo técnicamente. El auricular The Composer es un modelo que tiene más cuerpo y un agudo más mesurado que el HD800. En este sentido la sensación de conjunto se acerca más a la vieja escuela alemana que a la más moderna de los HD800, o incluso también a la antigua de la marca austríaca AKG, de la cual se aleja en igual medida. El nuevo modelo ofrece una extensión de las frecuencias graves muy amplia y profunda, con una buena presencia y con un gran refinamiento estético y resolutivo. Los medios son muy naturales, tremendamente realistas, con la intensidad justa para no ser aburridos pero sin llegar a ser de los más presentes. Buena textura e impacto natural. Y finalmente, por la parte alta se muestra espectacular en la cantidad de información, superando claramente a todo lo que conozco excepto tal vez al Focal Utopía. Sin embargo, nunca llega a ser tan incisivo en el carácter de los agudos como lo son los HD800 o los K701 de AKG. Siempre logra, en estas frecuencias, la presencia adecuada para que la escucha no resulte nunca oscura, pero tampoco brillante. Es seguramente el tratamiento de las frecuencias extremas lo más logrado de este modelo: en ambos casos logra desarrollarlas al máximo en información y cantidad de registros logrando al mismo tiempo contenerlas para que no destaquen sobre las frecuencias medias. Es realmente un placer escuchar cualquier tema que nos apetezca, ya que logrará siempre el mismo efecto.
De la misma forma que logra este equilibrio en las frecuencias extremas, también lo consigue en un aspecto que cada vez valoro más: la versatilidad, tanto con diferentes calidades de las grabaciones como con diferentes estilos musicales. Ya he intentado explicar lo tremendamente neutros que son estos auriculares, y también su tremenda capacidad técnica. Pues aún con estos parámetros incuestionables, no estamos en absoluto ante un auricular que se muestre duro en las escuchas, ni que haga que las grabaciones más limitadas suenen agresivas o insulsas. En todo momento el equipo es capaz de transmitir cierta musicalidad y fluidez, de modo que aunque podemos entender de forma inmediata que nos encontramos ante grabaciones o ediciones con evidentes carencias, en ningún momento deja de ser agradable la escucha. Esta cualidad parece que los fabricantes cada vez la tratan con mayor atención, y ya no es necesario tirar del recurso de la calidez para salvar estas situaciones, algo habitual en muchos casos. En el caso del Meze Audio 109 PRO creo que lo lograban gracias a la pequeña y bien estudiada aportación de color en los extremos de su perfil tonal. Pero en el Austrian Audio The Composer no existe tal manipulación de la frecuencia, y sin embargo logran que funcione igualmente. Un tanto más, importante desde luego, que sumar a este equipo.
Respecto al amplificador, al cual ha estado conectado casi en todo momento el auricular durante las pruebas, debo decir que da lugar a un combo muy difícil de mejorar. El sonido de este amplificador, el Full Score one, se muestra muy en la línea de otros equipos recientes que he podido probar. Con los años he ido notando que el sonido, al menos en los equipos de estado sólido, ha ido cogiendo un perfil muy interesante que opta por un sonido cada vez más limpio, con menos grano, pero dotando al mismo tiempo a la reproducción de una gran riqueza en la corporeidad de todas las frecuencias. Esta especie de escuela, que pude probar por primera vez en los equipos dacs/amplis de la marca Chord, y que luego he ido notando en mayor o menor medida en otras marcas, también se encuentra presente en este equipo.
Pero, de la misma forma que el perfil del auricular apuesta por un carácter claramente neutro, el amplificador también escoge este camino, y resulta siempre moderado en cualquier extremo. Sujeta bien las frecuencias bajas, y aunque no carezca de cuerpo tampoco podemos hablar de un gran impacto en ellas, y en las altas, a pesar de esta limpieza de grano tan notable, tampoco podemos decir que se muestre incisivo, ni con los The Composer, para los que parezca haber sido diseñado, ni con el resto de modelos que he podido usar en las pruebas.
En cuanto a capacidad técnica, creo que se puede decir que se muestra muy coherente con su posición en el mercado. Podemos compararlo, por ejemplo, con el Sugden Masterclash HA-1, con el que se encuentra algo por debajo en precio y se mide en prestaciones sin demasiados problemas. Aunque en este sentido creo que su configuración balanceada puede jugar algo a su favor. Las diferencias de carácter, por otra parte, son evidentes. En escena el Full Score one es sencillamente sensacional, y creo que logra ofrecer una presentación más natural y desarrollada que el Sugden. Sin embargo, si hablamos de musicalidad y pegada, la cosa cambia. La clara apuesta por lo neutro y por la reproducción realista y sin exageraciones artificiales en el Austrian Audio hace que el grave tenga más cuerpo y carácter en el equipo británico, que ofrece algo más de fluidez, y unos agudos más incisivos. Debo reconocer, sin embargo, que en general el mejor desempeño técnico de la marca austríaca entre sus equipos es evidente. Dependerá, por tanto, de lo que cada aficionado busque la preferencia entre estos dos estilos.
Respecto a su exclusiva implementación técnica, denominada TTT (True Transient Technology), que he probado en diferentes momentos y con diferentes auriculares, debo decir que me resulta interesante comprobar como los ingenieros consiguen que dos formas de sonido tengan al mismo tiempo una neutralidad impecable y den resultados de matiz tan diferentes. Es una sensación de intensidad difícil de explicar, que aumenta un poco esa limpieza en los extremos y aporta un punto de esa fuerza que a veces uno echa en falta en el equipo. No obstante, dependerá del momento de escucha, el estilo de música y la calidad de grabación lo que determine que se prefiera o no emplear este filtro sonoro. No es que estemos hablando de grandes diferencias, pero ya sabemos que esta afición trata justamente de matices.
Como conjunto, el auricular The Composer y el amplificador Full Score one resultan ser un pack formidable. Como era de esperar el amplificador saca partido de cada una de las cualidades del auricular de forma contundente, y es complicado imaginar que podamos mejorar esta sinergia con otro equipo salvo que saltemos de gama de forma contundente.
Además, a diferencia de la experiencia que he podido tener con amplificadores de otras marcas de auriculares, debo reconocer que el desempeño del Full Score one con modelos de otras marcas es igualmente eficiente, en especial si nos movemos con impedancias bajas. He notado muy buena sinergia de este amplificador con el Focal Elear, y también con mi pequeño Nad Viso, del que saca un resultado que impresiona. Con el HD800 el resultado es bueno, aunque resulta tal vez extremadamente neutro, y seguramente este auricular pida, al menos en mi opinión, equipos que no vayan en esta dirección, salvo que se busque un resultado muy técnico. Y con los HD600/650, ambos de impedancia alta, el resultado ha sido también muy agradable. No podemos decir, por tanto, que Austrian Audio haya fabricado un amplificador de uso exclusivo con sus auriculares.
Conclusión
Me alegra de verdad la aparición de la marca Austrian Audio, ha sido una sorpresa muy agradable. Mantener en cierta medida una tradición sonora con la que he crecido y poder darle una vuelta de tuerca más, mejorando en lo técnico y revisando un poco esa vieja escuela en el sonido no ha debido ser un trabajo fácil, pero creo que el producto que nos ofrecen merece la pena.
Además, teniendo en cuenta cómo ha ido evolucionando el mercado de gama alta, con tanta variedad y tantas opciones de gran calidad, el resultado final de este combo, el auricular The Composer y el amplificador Full Score One, resulta ser una opción moderada en precio y con una capacidad técnica que compite sin ningún complejo con equipos de precios notablemente más altos. Esto es algo que he comenzado a ver en algunos fabricantes europeos y de nuevo debo decirlo: me alegra muchísimo. Parecía que pasábamos por unos años en los que las marcas americanas y orientales triunfaban sobre las más tradicionales europeas con modelos cada vez más exóticos y costosos (en ocasiones desorbitadamente costosos) sin que hubiera ninguna respuesta por parte de los viejos fabricantes, que parecían algo desbordados por las nuevas estrategias comerciales de sus rivales. Poco a poco volvemos a ver que el potencial en ingeniería y creatividad no está del todo perdido.
Los aficionados encontrarán en este genial combo un equipo que apuesta de forma clara por el sonido neutro, que ofrece una fidelidad extraordinaria, y que no descuida ningún otro aspecto como la musicalidad, la versatilidad o la facilidad de amplificación. Y encima, sin presentar un precio fuera de escala. No me resulta nada difícil recomendar este producto, ningún aficionado estará decepcionado con el resultado. Aún así, creo que el perfil de usuario que sin duda le sacará más partido es aquel que busca en la medida de lo posible la máxima fidelidad, el equilibrio tonal perfecto, la naturalidad y el realismo, para disfrutar al más alto nivel de sus mejores y más selectas grabaciones. Al margan de su tremenda versatilidad, su fuerza está sin duda en su altísimo nivel técnico.
Austrian Audio The Composer: 2.499€
Austrian Audio Full Score One: 1.499€
EQUIPO UTILIZADO DURANTE LA PRUEBA
- Auriculares: Focal Elear, Sennheiser HD800, HD600, HD650 y HD540 Reference II, AKG K701 (Made in Austria, primera versión), Philips Fidelio x2, Nad Viso HP50, Bose Qc35.
- Amplificación: Rudistor Rpx100, Sugden Masterclass HA-4, Musical Fidelity M1-HPA, Benchmark DAC1 USB, Leben Cs300xs, Arcam A90, Marantz pm8003, toma de auriculares de Marantz NA7004, iPad 2 y mini.
- Fuentes: Benchmark DAC1 USB, Marantz NA7004, Primare cd31, iPad mini 1.
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Auricular The Composer:
- Construction: Over ear, open back
- Frequency range: 5 Hz – 44 kHz
- Sensitivity: 112 dBspl/V
- THD (@ 1kHz): < 0.1%
- Driver size: 49mm
- Impedance: 22 Ω
- Input Power: 160 mW
- Detachable cables with Banana Jack (included): 3m with 3.5 mm Jack Plug (TRS)/3m with XLR 4pin/1.4m with 4.4 mm Pentaconn style
- Adapter included: 3.5 mm to 6.3 mm
- Dimensions: 215 x 200 x 90 mm
- Weight (without cable): 385 g
Amplificador de auriculares Full Score One:
- Inputs: 2 x XLR, 2 x RCA, parallel
- Recommended input voltage: 0 dBV, 1 Vrms
- Input impedance: 100 kΩ
- Outputs: 2 x 6.35 mm jack, 1 x XLR4
- Recommended load: 10 Ω – 600 Ω, max. 150 nF
- THD + N @ 1 kHz, 22 kHz bandwidth: 0.0005 %, @ 10 Ω, 1.0 W
- Max. output voltage, 5 Hz – 20 kHz: 19 dBV, 9 Vrms @ 0,01% THD
- Self-noise: EIN = 136 dB(A) / 1,5 µVrms(A)
- SINAD @ 1 kHz, 22 kHz bandwidth, 10 Ω: 86 dB @ 50 mVrms / 107 dB @ 3Vrms
- Power bandwidth (-3 dB): 5 Hz – 2 MHz
- Max. slew rate: 200 V/µs
- Rise time: 0.25 µs, TTT on
- Line voltage rating: 220-250 V~ / 110-125 V~, 50 / 60 Hz
- Dimensions: 220 mm x 265 mm x 65 mm
- Weight: 2.8 kg