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Al asalto de los fuera de parámetros

Cuando hace ya unas cuantas semanas se me ofreció la posibilidad de probar el reproductor objeto de este análisis, la curiosidad y la reticencia fueron mis primeras reacciones. Como conocedor y aficionado a este mundo de la alta fidelidad, Ayon no es en absoluto una firma desconocida para mí. Sus amplificaciones se posicionan en la gama alta, con especial atención a su previo de phono Spheris –que espero probar a no mucho tardar–, y sus cajas acústicas, aunque muy poco conocidas en nuestro país, son muy consideradas en Europa por sus avanzadas soluciones y su soberbia calidad constructiva. Sin embargo, debo decir que sus fuentes nunca me habían llamado especialmente la atención. El por qué de esto puede deberse a que el mercado está dominado por dos o tres firmas que son las más habituales en los sistemas de alto nivel y Ayon, hasta la fecha, no suele aparecer incorporado en esos sistemas. Sin embargo, un producto como el que analizaré en las próximas líneas, puede cambiar las cosas sin duda ninguna.

El reproductor de CD/SACD Ayon CD-35 es el tope de gama de los lectores digitales de Ayon. Sobre sus especificaciones, decir que la información en la red es sumamente abundante y por tanto no me gustaría detenerme mucho en ella, dado que es muy sencillo, en el sitio de Ayon en Internet, acceder a toda la información requerida. Mencionar expresamente las que a mi juicio son, las características más relevantes de este reproductor: la salida a válvulas, montando unas características 6H30 y 5687, el sofisticado conversor PCM/DSD y por último, la menos habitual y propia de los reproductores sin compromiso, carga superior de los discos. En esta nos detendremos especialmente a lo largo del análisis.

Descripción

Me llegó mi analizado embalado en doble caja de cartón bien precintada. Al abrirla, una bandeja de material plástico es lo primero que se ofrece a la vista, donde se encuentra en control remoto y su batería, el clamper, la tapa del compartimento de carga, el cable de red y un manual de operación, breve pero más que suficiente para una debida utilización del equipo. Reseñar que el control remoto exhibe una buena calidad de construcción, si bien sus botones son excesivamente pequeños –me temo que se ha convertido en una moda y en mi opinión en una moda a desterrar– y que el cable de red es completamente convencional, invitándonos de esa manera a hacer pruebas con cables de red de mayor nivel cualitativo. Para esta prueba utilicé un Cardas Golden Reference, de mis habituales instalados en lectura digital y preamplificación.

 

Lo primero que quisiera destacar del analizado es su soberbia calidad de construcción, además del superlativo diseño. Grande y pesado, transmite una sensación de robustez como pocos que haya visto yo antes construídos en un único chasis. Es literalmente, precioso. El display, abundante en información, ha optado por un sugerente color rojo, al igual que la retroiluminación de los botones de funciones. El tacto de estos es un poco raro –fundamentalmente por lo suave de su actuación–, y sobre todo el botón de encendido, ubicado de forma insólita en la parte inferior izquierda, por debajo y que me parece de una fragilidad manifiesta, serían los dos únicos reproches a efectuar en el apartado de ergonomía. Por el contrario, la solución de carga superior me parece extraordinariamente bien resuelta. El pequeño clamper magnético fija perfectamente el disco, y la tapa, extraordinariamente sólida, una vez puesta lanza el proceso de lectura del disco. No tuve problemas con ninguno de los CD que empleé, que reconoció con rapidez.

Hay que decir que opté por la conversión a DSD, básicamente porque es como escucho las grabaciones digitales habitualmente con mi combo EmmLabs, con la idea de establecer comparaciones y poder posicionar el producto analizado más adecuadamente. Se me antoja una referencia más que adecuada con la que enfrentar el CD-35, dado que conozco bien a aquel y que además esperaba que por pura lógica de posicionamiento de mercado se notasen diferencias. Lo mejor estaba por venir.

Como desconocía si el reproductor estaba rodado, y teniendo en cuenta el uso de las válvulas y el tiempo de calentamiento que estas necesitan, empecé dejando que mi adorada Semiramide sonase durante un buen rato antes de sentarme a escuchar. Esperaba que la grabación me sonase extraña, pero no fue así. La percibía increíblemente próxima. Las voces de los protagonistas sonaban con una naturalidad abrumadora. La voz de mi idolatrada Jeniffer Larmore mostraba una riqueza y un color desconocidos para mí, sin renunciar por otra parte a un detalle que yo ya recordaba haber tenido antes con mi propio combo.

El resultado que a nivel de frecuencias medias tenía con el Ayon CD-35, superaba al de mi propio conjunto EmmLabs. Con un agudo suave y elegante, para nada incisivo, y un grave profundo y controlado, el resultado fue una restitución muy cercana a la que me proporciona mi más que reputado sistema de lectura digital, que triplica en precio a nuestro analizado. Ciertamente que uno no puede evitar asombrarse por ese magnífico rango medio que este lector propone. Escena sonora grande, con buena separación de voces e instrumentos y excelente posicionamiento y apertura. Una gran primera experiencia.

Con posterioridad me dispuse a escuchar el disco «Introducing Carme Canela&Trio», de Carme Canela&Trio, un disco que he escuchado muchas veces y una voz, la de la catalana Carme Canela, de personalidad inconfundible por su característico timbre grave. Más de lo mismo: naturalidad en extremo. Me pareció estar escuchando uno de sus directos, con su voz y los instrumentos de la banda acompañándola en el escenario perfectamente situados ante mí. Cuerdas enormemente realistas, sonando a madera como pocas veces antes. Quizás ha sido este el disco en el que más he notado la influencia de una salida a válvulas, de entre todos los que he escuchado con esa característica con anterioridad.

Decidido a cambiar de registro, escuché a continuación el CD de la BSO de Blade Runner, de Vangelis. Quería comprobar cómo sonaban los espectaculares arreglos orquestales del mítico compositor de bandas sonoras y no salí defraudado. Una vez más, nivel de detalle magnífico, pero conjugándolo con la habitual musicalidad que me estaba demostrando grabación a grabación mi protagonista. Rapidez, armonía y coherencia total de la orquestación, en un CD en el que hay cortes de muy diversos otros tipos además y donde pude seguir disfrutando de las maravillosas voces en algunos temas antiguos y distintos, que Vangelis incluyó en esta banda sonora.

Podría haber seguido escuchando discos y haberlo hecho sin conversión DSD, pero una vez explorada la opción que en principio me podía proporcionar mayor calidad, disfruté del resto de grabaciones. La implacabilidad de este reproductor con las grabaciones mediocres es si cabe más acentuada que la del mío propio. También esto lo he podido constatar, con lo que recomiendo ser especialmente exigente con este extremo.

Conclusión

Finalmente y a modo de conclusión, desearía añadir una reflexión sobre el reproductor y el formato. Estamos en una época en la que son numerosas las voces que dan por finiquitado el soporte físico digital, apelando a las posibilidades, todavía hoy por explorar, de la música en servidores o bien directamente en la red. Dejando al margen mi opinión sobre la calidad del formato hoy llamado a ocupar el lugar del soporte físico –que no hace al caso en este momento–, señalar una circunstancia que me parece extraordinariamente relevante: todas las firmas, como la propia Ayon protagonista de esta crónica, están haciendo un esfuerzo extraordinario en el lanzamiento de nuevos reproductores digitales, cuando el mercado parece ir en otra dirección. Esto demuestra que hay un interés que se mantiene por el viejo formato del disco compacto –en todas sus versiones–. En lo personal creo que esto proseguirá durante mucho tiempo, sobre todo si tenemos la oportunidad de disfrutarlo en reproductores de la calidad, la versatilidad y la autenticidad del aquí analizado. Ciertamente no es asequible, pero a mi modo de ver, encontrándose tan cercano en todos los sentidos de las fuentes digitales fuera de parámetros que todos tenemos en mente y que nos necesario mencionar, es una gran inversión. Merece una audición detenida. Algo de lo que yo he podido disfrutar gracias al importador Ultimate Audio de Portugal, a los que les agradezco la oportunidad.

PUNTOS DESTACADOS

Ventajas

  • Restitución sonora de extraordinaria naturalidad
  • Fidelidad a la grabación (en el sentido positivo y también en el negativo)
  • Diseño, calidad constructiva y selección de materiales excelentes

Inconvenientes

  • Control remoto con botones demasiado pequeños
  • Botón de encendido aparentemente frágil con el uso y ubicado en una posición muy mejorable

Ayon Audio CD-35 Signature – 9490€

Ayon Audio CD-35 – 7995

Distribuye Ultimate Audio

Sistema empleado en la prueba

  • Transporte digital EmmLabs CDSD
  • Convertidor digital-analógico EmmLabs DAC6 DSD
  • Giradiscos Pluto Audio 12ª Black Edition, con brazo Mörch DP-8 y cápsula de bobina móvil Van den Hul The Colibri XGP LW
  • Previo de phono Audio Research Company PH3
  • Previo de línea Nagra PL-L
  • Etapas de potencia monofónicas Nagra PMA
  • Sintonizador analógico de FM McIntosh MR85
  • Cajas acústicas Acuhorn Rosso Superiore 175
  • Cables de modulación EmmLabs Optilink, Nordost Valhalla Reference y Kimber Select KS1111
  • Cable de phono Clearaudio Sixstream, cable de antena Van den Hul The Antenna, cables de cajas Vitus Audio Andromeda

Grabaciones utilizadas

  • Semiramide, Rossini; Studer/Ramey/Larmore/Lopardo, Deutsche Grammophon, 2008
  • Introspective, Pet Shop Boys; Horn, Manhattan Records, 1988
  • Introducing Carme Canela&Trio, Carme Canela&Trio, Freshsound New Talent, 1996
  • De cine (my favourite things), Laura Simó, Picap, 1998
  • Lorquiana: canciones populares de Federico Garcia Lorca, Ana Belén, Ariola Records, 1998
  • BSO Blade Runner, Vangelis, EastWest, 1994

 

 

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