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Amplificador integrado estereofónico con DAC Cambridge Audio CXA81 MkII: delicadeza “british” clásica y garra “americana” al alcance de todos

Fundada en 1968, Cambridge Audio es uno de los grandes nombres indiscutibles de ese “High End accesible” genuinamente británico -con permiso de unos pocos nombres estadounidenses y japoneses- que tanta alegría ha dado a millones de amantes de la música bien reproducida, léase, priorizando -permítanme el juego de palabras- lo que se conoce como musicalidad y por lo tanto dejando en un segundo -aunque, por su propia esencia, relevante- plano esas cifras que muy a menudo sólo acaban aportando lustre a determinades estrategias de marketing. Versión mejorada/actualizada del muy notable CXA81, el protagonista del presente análisis es un ejemplo casi de libro texto de lo que debe ser un amplificador integrado estereofónico de última generación englobado en el mencionado “High End asequible” al combinar funcionalidades de nuevo cuño muy demandadas -sección DAC, conectividad Bluetooth, homologación Roon- con una filosofía de base en la que se apuesta por lo clásico en su concepción y ejecución. No en vano 56 años de experiencia proporcionan a Cambridge Audio un dominio en múltiples disciplinas -topologías circuitales, selección de componentes- que otros no se pueden permitir. Gracias a ello, el CXA81 MkII, cuyo atractivo es poderosamente reforzado por una estética francamente lograda que además consigue marcar la diferencia, es un motivo más que contundente para iniciarse con plenas garantías, y además por un precio muy seductor, en el universo de la Alta Fidelidad con mayúsculas.

Musicalidad = precisión tonal + capacidad dinámica

Si miramos con una perspectiva “histórica reciente”, léase las tres últimas décadas, por ejemplo, la evolución de la Alta Fidelidad estereofónica, veremos que hay una serie de marcas todavía en activo que en su momento lideraron el advenimiento de ese “High End asequible” al que acabo de hacer referencia. Así de memoria se me ocurren, y las cito en orden alfabético para no herir susceptibilidades, Arcam, Cambridge Audio, Marantz, Musical Fidelity, NAD y Rotel. Podría añadir otras, pero he preferido circunscribirme a las más genuinamente “british”, aunque con las significativas excepciones de las japonesas Marantz Rotel, puesto que no en vano este peculiar segmento del mercado del audio definió su identidad a través de la en su momento rompedora combinación de precio asequible y lo que durante mucho tiempo se denominó “sonido inglés” y en la actualidad “sonido británico”.

En realidad, los dos términos que acabo de mencionar no son sino sinónimo de lo que se conoce como “musicalidad”, es decir esa reproducción del sonido en la que la componente natural, humana, se antepone a la limpieza quirúrgica propia de las realizaciones en las que los criterios “ingenieriles” puros y duros imponen su ley. Me explico: donde hay tecnología hay matemáticas y física, por lo que está muy bien que un amplificador exhiba, por señalar tres parámetros críticos, una tasa de distorsión y un ruido de fondo ultrabajos y una relación señal/ruido lo más alta posible. Pero, por encima de todo, el objetivo a conseguir es que cuando escuchemos nuestras grabaciones favoritas lo que llegue a nuestros oídos sea música con mayúsculas, con su pertinente capacidad para emocionar, y no un conjunto de señales impolutamente magnificadas que a la postre acaben resultado frías e insulsas, cuando no directamente ásperas.

Muy bien resuelta la dotación de conexiones, posibilidad de conexión de cajas acústicas en bicableado incluida. Recordemos que el CXA81 MkII no incluye sección de fono.

En definitiva, buscamos calidez y riqueza de microinformaciones por un lado y, por otro, la garra/el nervio, es decir la capacidad dinámica, que resulta fundamental para reproducir el sentido del ritmo inherente a toda composición musical. Es justamente la obtención de estos elementos “subjetivos” la clave del diseño de nuestro amplificador, que, lógicamente, deberá resolverlos con autoridad apoyado por otros tan indiscutiblemente “objetivos” como la fuente de alimentación o las etapas de entrada y de salida, sin dejar de lado, en caso de que proceda, la sección DAC. Pues bien: el uso de las soluciones apropiadas en términos tanto de configuración (topología) como de componentes (activos/pasivos, discretos/integrados), debe llevar al equilibrio, teniendo siempre en mente esa armonía en la que el todo supere la suma de las partes, que facilite la obtención de la anhelada musicalidad, un objetivo que se puede complicar sobremanera si en la ecuación se introduce como condicionante el factor precio. De ahí el éxito de las empresas que han salido airosas del desafío.

Por 1.199 euros, una electrónica prácticamente “redonda”

Cuando pedí al nuevo y flamante importador exclusivo de Cambridge Audio para España, la ya muy veterana -y entrañable para mí porque colaboré a tiempo parcial con ella desde finales de 1989 hasta mediados de 1992- firma barcelonesa Gedelson, que me consiguiera fotos “oficiales” del protagonista del presente artículo, insistí en que hubiese alguna del interior, para mí siempre fundamental a la hora de mostrar/reforzar las bondades de toda electrónica de audio que se precie. Finalmente, no pudo ser por la sencilla razón de que parece que a los responsables de la firma británica les va más lo “lifestyle” en lo que a imagen de sus productos se refiere, y, sin embargo, creo que se equivocan, por lo menos de cara al sector purista/audiófilo de los potenciales compradores de la inmensa mayoría de los mismos, ya que la simple contemplación de las entrañas de un aparato como el CXA81 MkII lo dice casi todo.

Las entrañas del Cambridge Audio revelan de inmediato la seriedad de su concepción. A señalar la arquitectura simétrica de los diferentes subsistemas y la contundencia de los de alimentación y de salida, fundamental a la hora de perfilar la musicalidad inequívocamente “british” del aparato.

Y, en efecto, así es, porque nuestro invitado no sólo es una preciosidad por fuera sino también por dentro, y además en todos los sentidos. Como ilustran las fotografías adjuntas, el CXA81 MkII es lo que los anglosajones definirían como un producto “serio”. Más aún, la organización de la circuitería me parece del todo lograda, y hablo de lo conceptual, claro, aunque la parte visual ayuda a reforzar esa sensación de seriedad a la que acabo de hacer referencia. Como dice el dicho, “para muestra, un botón”, y aquí el “botón” es sin ninguna duda el conjunto formado por el opulento -dimensiones generosas, ruido y dispersión magnética ultrabajos, alta eficiencia- transformador de alimentación y las etapas de salida de cada canal -con sus correspondientes disipadores térmicos- que ocupa la posición central. No se puede negar que la simetría siempre es sinónimo de belleza o, a las malas, de una cierta armonía, pero la verdad es que con la simple visión de este “subsistema central” uno llega de inmediato a la conclusión de que el Cambridge Audio posee unas credenciales que entroncan a la perfección, por lo menos en términos de capacidad dinámica, con esa filosofía de diseño de componentes de audio en la que la musicalidad lo es todo. Por cierto: la sección de amplificación de potencia funciona en Clase AB, lo que personalmente celebro pese a la mejora constante de los diseños en Clase D. Una sección que, sobre el papel, viene acompañada de una más que respetable, para un producto de esta clase y precio, capacidad de entrega de corriente… en principio suficiente para lidiar con un amplio repertorio de cajas acústicas a condición de que su impedancia mínima no descienda por debajo de 2’5-3 ohmios.

Observen asimismo la -generosa- presencia de otro “clásico” de las electrónicas concebidas según la filosofía del High End: el uso generalizado de componentes discretos, muchos de ellos implementados con tecnología de montane en superficie o SMD, tanto en las etapas de audio -con circuitería separada para cada canal- como en la sección DAC, esta última protagonizada por uno de los prestigiosos “chips” de conversión D/A con aritmética de 32 bits y arquitectura HyperStream exclusiva ES9018K2M SABRE32 de la estadounidense ESS Technology. Aquí me veo en la obligación de apuntar que Cambridge Audio ha hecho bien los deberes asociando al “chip” en cuestión los preceptivos componentes discretos de alta calidad que a la postre son los responsables últimos de que la calidad sonora final marque la diferencia. 

Pasando a los aspectos formales, merece ser subrayada la elegantísima disposición de los controles del panel frontal, situados en la zona central y que se limitan a seleccionar las fuentes analógicas -entre ellas una balanceada con conectores XLR… todo un detalle- y digitales disponibles con permiso del generoso control de volumen giratorio y una toma de auriculares para conector de 3’5 mm. A destacar que la electrónica asociada a dicha toma está preparada para trabajar con impedancias comprendidas entre 8 y 600 ohmios, lo que significa que en principio es capa de lidiar con cualquier diseño equipado con transductores electrodinámicos y “planar” disponible en el mercado. Por lo demás, me resulta divertido -lo digo sin mala leche- leer que cuando habla de la compatibilidad Bluetooth del CXA81 MkII, Cambridge Audio destaque que, entre otras opciones, permite conectar un giradiscos Alva TT V2 de la misma marca. A señalar finalmente la homologación Roon Tested, un “plus” cada vez más valorado.

Un sonido con “alma” al que no le falta prácticamente nada

Escuché el CXA81 MkII en una la sala “pequeña” del veterano establecimiento especializado Lafarga & Herranz, sin duda uno de los más interesantes de la Ciudad Condal, en compañía de un reproductor de música en red CXN100 de Cambridge Audio y una pareja de cajas acústicas KEF R3 sobre soportes de suelo dedicados Stand R, estando el conjunto cableado por Wireworld Cable (Equinox 8 en cajas y Starlight 8 en digital coaxial para así probar la sección DAC de nuestro invitado).

Oriol, mi anfitrión, eligió Qobuz como fuente de contenidos, y la verdad es que lo hizo con el suficiente buen tino para que el CXA81 MkII quedara “listo para sentencia” en poco más de media hora. Y es que para “pillar” la esencia de un componente de audio basta con afinar en la selección de temas musicales porque en ese caso uno se da cuenta enseguida por dónde van los tiros. ¿Qué queremos saber cómo se resuelven los graves y la dinámica? ¡Pues a escuchar un par de temas del “Random Access Memories” de los Daft Punk y asunto solucionado! “Bien solucionado” habría que decir, porque el Cambridge exhibe profundidad y control a partes iguales, sin ahogarse en ningún momento… sobra decir que en todo momento la escucha tuvo lugar a los preceptivos niveles de presión sonora. Asimismo, si hay dinámica significa que hay control, y si hay control hay ese silencio entre notas que, junto con la aireación propia de algunos temas, como por ejemplo el tan largo como ilustrativo “Giorgio by Moroder”, aporta calidez a la restitución. ¿Necesitamos un veredicto sobre agudos, capacidad de análisis y resolución? ¡Pues marchando la excelente Carmen-Fantasie de nuestro ilustre compatriota Pablo Sarasate interpretada por la guapísima violinista alemana Anne-Sophie Mutter con el poderoso acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la batuta de James Levine! Aquí el CXA81 MkII “resuelve” con indiscutible magisterio al combinar capacidad de discriminación de los múltiples intérpretes de la legendaria formación austriaca con control de las potencialmente temibles aristas sonoras del violín sin que, de nuevo, se perciba el más mínimo sentimiento de ahogo.

Conclusión: desde luego, yo me lo compraría

No diré que el Cambridge es barato, pero sí (muy) asequible. Además, está bien construido en lo mecánico y magníficamente ejecutado -componentes, circuitos, sección DAC- en lo eléctrico, es seductoramente precioso y su versatilidad es más que suficiente. Pero, por encima de todo, es eminentemente musical, lo que lo dota de una relación calidad/precio estratosférica. Sin duda, un genuino representante del High End democrático “british” en amplificadores integrados.

Ficha Técnica 

  • Configuración: amplificador integrado estereofónico con DAC y Bluetooth
  • Potencia de salida: 2×80 W RMS sobre 8 ohmios o 2×120 W RMS sobre 4 ohmios 
  • Respuesta en frecuencia: 5-60.000 Hz, +/-1 dB
  • Relación señal/ruido: 105 dB (a la potencia nominal)
  • Factor de amortiguamiento: mayor que 110 a 1 kHz
  • Entradas analógicas: 3 no balanceadas con conectores RCA y 1 balanceada con conectores XLR
  • Entradas digitales: óptica TosLink compatible hasta 24 bits/96 kHz, coaxial S/PDIF compatible hasta 32 bits/192 kHz y USB-B compatible PCM hasta 32 bits/384 kHz y DSD hasta DSD256; Bluetooth 4.2 con aptX HD (24 bits/48 kHz)
  • Dimensiones: 430x115x341 mm (An x Al x P)
  • Peso: 8’4 kg 
  • Precio de venta al público recomendado: 1.199 euros
  • Importador: www.gedelson.es 

 

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