La excusa perfecta para introducir la “Hi-Res” en nuestro equipo de audio
Recién salido del horno, el producto que protagoniza el presente análisis es una muestra perfecta del grado de madurez alcanzado por Cambridge Audio en sus propuestas relacionadas con lo que algunos audiófilos –sobre todo en Francia- denominan “sonido desmaterializado”, es decir sin soporte físico. Muy discreto en lo formal y dotado de unas dimensiones que le permiten ubicarlo donde nos apetezca, el reproductor de música en red MXN10 se crece a la hora de la verdad gracias a la potencia del combinado de hardware –ya saben: calidad de los componentes, nivel de silencio de la fuente de alimentación y compañía- y software –este último íntegramente desarrollado en Londres por los ingenieros de la firma británica- que alberga en su interior, que le permiten erigirse en una máquina tremendamente efectiva tanto en términos de rapidez/comodidad de gestión como, por supuesto, de sonido. Si a ello le añadimos un precio ultracompetitivo y la confianza que aporta la sólida –por coherente- trayectoria empresarial de Cambridge Audio, el resultado es un producto que constituye la excusa perfecta para introducir el streaming en cualquier sistema de Alta Fidelidad o simplemente para sustituir un reproductor de música en red veterano.
Audio de calidad e Internet: buscando que el todo supere la suma de las partes
Aunque a nivel tecnológico un reproductor de música en red difiere bastante –pese a que comparten elementos comunes- de un lector digital “clásico”, a nivel de concepto lo que tenemos es simplemente una fuente de audio, como también lo podría ser un giradiscos. Por lo tanto, si se quiere crear un reproductor de música en red que sea capaz de marcar la diferencia, el objetivo a conseguir es exactamente el mismo que con las otras dos fuentes mencionadas: que el todo supere la suma de las partes, con el añadido, en el caso que nos ocupa, de la relevancia extrema del apartado software por cuanto es el que garantiza que los contenidos obtenidos de Internet se gestionen con la fluidez (léase elegancia) y comodidad debidas. Expresado con otras palabras, en el audio de Internet un hardware y un sonido fantásticos acompañados por una gestión pésima tiene más bien pocas probabilidades de triunfar incluso entre los aficionados más “frikis”.
Concretando un poco más, hay que saber que la sección de hardware se puede desglosar en dos: la que compartiría con un reproductor digital basado en soporte físico y la específicamente “internáutica”. A su vez, la primera de dichas secciones comprende la fuente de alimentación y las circuiterías de conversión D/A y de salida mientras que la segunda estaría constituida por los circuitos encargados de acceder a Internet, léase servicios de música online que ofrecen contenidos con calidad “Hi-Res” -tipo TIDAL o Qobuz- u otros menos exclusivos en lo técnico pero igual de interesantes, caso de la radio de Internet (que nos permite escuchar, por ejemplo, un programa radiofónico especializado en jazz emitido por una emisora australiana). Nada nuevo bajo el sol –dejando aparte las lógicas mejoras en componentes como el transformador de alimentación o los “chips” de conversión D/A- en lo que respecta a los dos primeros subsistemas, que en cierto modo son los responsables últimos de que lo que enviemos al amplificador y las cajas acústicas (o auriculares) de nuestro equipo suene como es debido. Sin embargo, si lo que llega a la sección de conversión D/A no está en las debidas condiciones, mal asunto porque, claro, si accedemos a un flujo de datos –caso de las canciones de una lista de reproducción- codificados en FLAC a 24 bits/192 kHz, habrá que descomprimirlo. Más importante aún es que dicho flujo de datos llegue a nuestro reproductor de música en red o streamer (recordemos que en este caso hay modelos desprovistos de la circuitería de conversión D/A que sin embargo se conocen con la misma denominación) en las debidas condiciones; es ahí donde la electrónica encargada de “dialogar” con Internet, por decirlo de algún modo, juega un papel crítico porque deberá combinar robustez (para evitar que la transmisión de datos, que tiene lugar tiempo real, no se “caiga”) y potencia/rapidez a partes iguales.
¿Y cómo se armoniza, “integra”, todo lo anterior? Pues con el antes mencionado software de gestión, por regla general en forma de “app”, que además puede ser reforzado/complementado por ecosistemas tan atractivos como el propuesto por Roon. A la vista de lo que acabo de decir, es evidente que cualquier reproductor de música en red, sea cual sea la categoría de precio a la que pertenezca, en el que el todo supere la suma de las partes que acabo de comentar triunfará. Pues bien: esto es exactamente lo que sucede con el protagonista del presente análisis, el ultranuevo, ultracompacto, ultraasequible y ultramusical MXN10 de la británica Cambridge Audio.
Muy discreto por fuera y muy bien pensado –a todos los niveles- por dentro
Con poco más de 1 kilo de peso y un formato “midi”, el MXN10 –que toma su inspiración del celebrado CXN V2- parece un “juguetito”. Pero que nadie se deje engañar, porque si accedemos a su interior (ver fotografía) lo que descubrimos es una máquina impecablemente ejecutada que se aprovecha de la dilatada experiencia de Cambridge Audio en el desarrollo de electrónicas de altos vuelos para la reproducción del sonido amenizadas por una excelente elación calidad/precio. Tres son los pilares sobre los que, en palabras de la firma británica, descansa nuestro invitado: en primer lugar, que el streaming es fácil; en segundo lugar, la facilidad de configuración y uso; y en tercer lugar, el hecho de que es, como acabo de apuntar, fruto de la experiencia. Como conclusión de todo ello, el MXN10 es definido en los siguientes términos “Tamaño Compacto, Opciones Masivas”. Y, en efecto, así es.
Pocos misterios en lo que concierne al exterior, aunque se agradecen los 4 botones para otras tantas preselecciones (Qobuz, Spotify, TIDAL y nuestra emisora de radio de Internet favorita, por poner un ejemplo) y se echa se echa en falta una salida de auriculares, opción esta última cuya correcta inclusión comportaría un incremento del precio de venta del MXN10 y que por otro lado se supone que ya tenemos en otro componente de nuestro equipo. En cuanto al panel posterior (ver fotografía), todo en orden para un producto de esta clase y precio. Salta a la vista que los creadores del Cambridge Audio han concentrado sus esfuerzos en lo verdaderamente importante para maximizar la musicalidad y agilidad de gestión, aunque sin por ello renunciar a una calidad de fabricación muy decente en lo mecánico y magnífica en lo eléctrico/electrónico rematado todo ello por unos acabados impolutos.
Del interior hay que destacar en primer lugar la virtual ausencia de cables, así como el encapsulado de la fuente de alimentación, la presencia de un elevado número de componentes discretos insertados en la placa de circuito impreso principal mediante la técnica de montaje en superficie (SMD) y el uso de uno de los sofisticados “chips” de conversión D/A Sabre ES9033Q de la californiana ESS Technology. Gracias al citado “chip”, el MXN10 está preparado para lidiar con lo más granado del audio digital en alta resolución, así como con un extenso repertorio de formatos de archivo. Pero la verdadera “joya de la corona” de nuestro invitado en lo que a tecnología se refiere es el módulo “streammagic” que preside su interior, perteneciente a la 4ª generación de la “app” StreamMagic y responsable último de su enorme agilidad de gestión.
La escucha: genuina musicalidad “british” apoyada por una app muy depurada
Para evaluar el MXN10 lo combiné con un amplificador integrado estereofónico Rega Aethos y una pareja una pareja de cajas acústicas de suelo con sistema de desacoplo “flotante” Concept 50 de la británica Q Acoustics, con gestión a cargo –vía tableta Samsung- de la antes mencionada “app” StreamMagi alternando con Roon (les recuerdo que nuestro invitado está homologado Roon Tested).
Es el Cambridge Audio un producto tremendamente musical por cuanto se comporta muy bien tanto en tímbrica (precisión tonal) como en dinámica e incluso espacialidad, entendida esta última como capacidad para generar escenas sonoras creíbles. Así, los timbres me parecieron muy en su sitio a la vez que libres de toda coloración parásita (la generosidad de la curva de respuesta en frecuencia anunciada por el fabricante se hace notar), siendo el resultado un sonido exento por completo de metalizaciones potencialmente (en realidad lo son casi siempre) molestas. Como de costumbre, la diferencia la marca la calidad de la grabación, léase de la toma de sonido, lo que significa que son no pocos los contenidos codificados a 16 bits/44’1 kHz que casi experimentan una segunda juventud por su limpieza y la mejora de sus microinformaciones. Por su parte, la dinámica es genuinamente “digital”, destacando en particular el hecho de que no hay que forzar el nivel de volumen para ganar en nervio incluso en temas musicales ejecutados con instrumentos. Igual de meritoria es la escena sonora, bien estructurada en términos generales y sorprendentemente amplia –amén de una profundidad y una altura nada desdeñable- en, de nuevo, los registros sonoros bien ejecutados, lo que demuestra el cuidado puesto por los ingenieros de Cambridge Audio en los componentes y circuitos más directamente implicados en la musicalidad final.
Conclusión
Hay que reconocer que el MXN10 es una máquina sorprendente en términos genéricos y no digamos ya si se considera su muy competitivo precio. De hecho, la clave de la musicalidad y flexibilidad operativa de aparato es la experiencia acumulada de la que “bebe”, léase la trayectoria de Cambridge Audio en el campo de las fuentes digitales. Estamos, en definitiva, ante un producto muy bien concebido cuyo atractivo se multiplica al añadirle la potencia de la versión más reciente de la ”app” StreamMagic. En resumen, un producto recomendable al 100% bien para protagonizar cualquier sistema estereofónico de muy alta relación calidad/precio, bien para animar definitivamente a los aficionados más tradicionalistas a incorporar el audio sin soporte físico a su portafolio de fuentes de sonido. Conectando con lo que decía en líneas anteriores, con el MXN10 tenemos un magnífico ejemplo de “todo superior a la suma de las partes” que además está a alcance de prácticamente todos los bolsillos.
Ficha Técnica
- Configuración: reproductor de música en red
- Respuesta en frecuencia: 20-70.000 Hz, +0 dB/-1 dB
- Salidas de audio: analógica no balanceada con conectores RCA, digital óptica TosLink y digital coaxial
- Entradas: Ethernet, USB (para conexión de dispositivos de almacenamiento masivo), Wi-Fi y Bluetooth
- Formatos de archivo de audio soportados: ALAC, WAV, FLAC, AIFF, DSD, WMA, MP3, AAC, HE-AAC, AAC+ y OGG Orbis
- Compatibilidad digital “Hi-Res”: PCM hasta 32 bits/768 kHz y DSD hasta DSD512
- Dimensiones: 215x52x191 mm (An x Al x P)
- Peso: 1’2 kg
- Precio de venta al público recomendado: 499 euros
- Importador: www.cambridgeaudio.com