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ZYX OMEGA G  “marcando la diferencia”

Tabaco, alcohol o drogas, son poca cosa al lado de una de las principales adicciones del aficionado a los equipos de alta fidelidad. Una enfermedad digamos contagiosa, de difícil cura y que sufrimos buena parte de los usuarios de equipos analógicos: la compra compulsiva de vinilos, de toda clase, colores, año de grabación, sello discográfico o tipo de música, ¿será el brillo especial del vinilo que nos vuelve locos? Créanme si les digo que es incurable y que se está extendiendo por todas partes, una verdadera plaga. Es difícil de diagnosticar, pero se percibe especialmente en los ojos desorbitados al ver colecciones ajenas o fotos y listados en internet, pero sobre todo en esa sonrisa infantil al llegar a casa y ver ese paquete esperándote. Esa ansia por abrir nuestro último pedido y probar la nueva remesa de discos, tener en nuestras manos la última adquisición, esa joya que tanto tiempo ha costado encontrar. Sí, sí, yo soy uno de ellos, el peor de todos diría, muy enfermo, en fase terminal, lo reconozco.

He dicho que no hay cura, pero sí un antídoto, no es un remedio milagroso, simplemente retrasa la adquisición de más y más música por un tiempo. Dicho antídoto creará en nosotros una necesidad de oír lo que ya tenemos comprado, lo cual permitirá que las arcas del reino se recuperen. Normalmente, las personas que sufrimos dicha enfermedad cuidamos mucho nuestro sistema analógico, lo mimamos, lo conocemos a la perfección, somos capaces de todo por lograr extraer de los surcos de nuestros vinilos hasta la última gota de información. Así que nada mejor que una mejora en nuestra instalación para volver a oír todos esos vinilos que teníamos olvidados en los estantes y que tantos secretos todavía contienen sin desvelar. Y que mejor cambio que una nueva y flamante cápsula, el componente que está en contacto directo con nuestros adorados vinilos y que, no lo olviden, sufre un pequeño desgaste día tras día.

 

Hisayoshi Nakatsuka y su programa de 15 puntos

Hisayoshi Nakatsuka

En esta ocasión ha llegado a mis manos una preciosa cápsula japonesa, una Zyx Omega con bobinado de oro, una verdadera obra de ingeniería en miniatura, fruto de la experiencia y del saber hacer de Hisayoshi Nakatsuka, el fundador de ZYX, que lejos de ser un recién llegado, posee una larga trayectoria en cuanto al diseño y construcción de las mejores cápsulas que han existido para marcas como Ortofon, ADC, Accuphase o Monster, desde los años setenta hasta que en 1986 creara su propia marca. Incluso el propio nombre de la empresa se refiere a uno de los principios seguidos en el diseño de sus modelos, Nakatsuka se refiere a la naturaleza tridimensional del sonido, otorgando una especial relevancia al dominio temporal (eje Z) como uno de los factores que más problemas puede ocasionar a la hora de diseñar una cápsula, junto con el “eje Y” que representa el nivel del sonido y el “eje X” que se refiere al dominio de la frecuencia. Nuestro anfitrión, en su búsqueda del diseño perfecto estableció 15 puntos vitales en el diseño de toda cápsula,  y aunque no es este el lugar para realizar un análisis técnico punto por punto, permítanme incidir en alguno de ellos, por su importancia y porque marcan la diferencia con otros fabricantes.

En primer lugar atenderemos al devanado de la bobina que normalmente es mecánicamente simétrico alrededor de un eje vertical, aunque eléctricamente asimétrico, produciendo unas señales para el canal derecho e izquierdo en oposición de fase. Con su método mejorado, ZYX consigue un bobinado eléctricamente simétrico al eje horizontal, obteniendo así señales para cada canal en fase entre sí, además, los cables no se cruzan evitando de este modo cualquier efecto de acoplamiento. En segundo lugar tenemos el proceso de criogenizar las partes metálicas utilizadas en el circuito magnético. Se trata de someter estas piezas a -196 grados con el fin de regularizar su estructura molecular, para conseguir así una rápida respuesta en todo el rango de frecuencias.

Continúan las mejoras en el diseño de la armadura que sirve de marco a la bobina, realizada en dos capas, una frente a otra con polaridad opuesta, con el fin de disolver las corrientes parásitas; también se ha realizado un cuerpo que evite al máximo las vibraciones, una estructura de semi-esqueleto que ha eliminado las paredes laterales, más propensas a producir las resonancias. Como puede verse, la eliminación de las vibraciones está en el centro de las preocupaciones del señor Nakatsuka y nos lo va a demostrar en otra de sus innovaciones que comparten tanto la Omega como la Diamond, me refiero a la pequeña esfera de lapislázuli tan visible en la parte delantera de la cápsula. Se trata de desplazar el centro del sistema de vibración del centro del cuerpo de la cápsula, ya que si ambos coinciden, el 100% de la energía de vibración se trasmitirá al sistema generador convirtiéndose en señales eléctricas. Esta es la función de la esfera de lapislázuli, trasladar el centro de gravedad del sistema de vibración, de este modo no se trasmitirá toda la energía de vibración al generador, convirtiéndose en otro tipo de energía que además es absorbida y cancelada por la estructura cristalina del lapislázuli.

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