Sigamos nuestro viaje musical por tierras españolas, con la obra de uno de nuestros mejores representantes, Manuel de Falla. Su Sombrero de Tres Picos nos sirve ahora para analizar el comportamiento de la Omega con la gran orquesta. Para la ocasión he elegido la versión de Frühbeck de Burgos que EMI publicó en 1964, en una reedición numerada de Alto Records. La interpretación es sublime y la toma de sonido le rinde honores con una perfecta puesta en escena: en el primer plano tenemos la cuerda, desgranada, suelta, seductora…, violonchelos y violines se desbordan a derecha e izquierda respectivamente, ofreciéndonos una amplia escena sonora. En profundidad, la siguiente línea pertenece al viento-madera, ligeramente más elevado y profundo tenemos los clarinetes y fagots, con un ápice más de profundidad trompas, trompetas y trombones, y finalmente los timbales y otros elementos de percusión. La Omega es capaz de restituir todos estos planos en su lugar exacto, y ello sin menospreciar el resultado de conjunto. La viveza y transparencia en los instrumentos de viento es encomiable, nunca antes había tenido fagots, clarinetes, flautas, oboes, etc. tan presentes, cada matiz es restituido con total fidelidad, puedes oír el viento al salir de ellos, resultan tan reales en su timbre como en la sensación de aire a su alrededor, lo cual posibilita una ubicación inmediata. Lo he verificado con otras de mis grabaciones preferidas, Petroushka de Abbado, Don Quijote de Karajan, el Beethoven de Kleiber, etc. el resultado siempre es el mismo, una presencia viva y real, con un timbre y textura exactos, además de una apertura de la escena antes inimaginable.
El siguiente paso es lógico, la ópera. Un espacio en el que nuestra invitada se desenvuelve con soltura, ofreciendo resultados admirables. Y créanme si les digo cuan difícil es realizar esta afirmación. Es la ópera un reducto de complicada solución, en cuanto a la reproducción musical en nuestros equipos. En ella se dan cita desde el más leve susurro al agudo más estridente, desde el acompañamiento orquestal más sutil, al más completo despliegue de fuerzas, máxime cuando se les une el coro al completo y a altos niveles de presión sonora. El resultado en muchas ocasiones es decepcionante, todo se mezcla y emborrona imposibilitando una escucha en condiciones. En esta ocasión he elegido dos fragmentos de óperas de Puccini; de Tosca, el instante en que Tosca se acerca a Mario gritando su nombre, en la versión que José Carreras y Monserrat Caballé grabaran para Philips en 1977 bajo la dirección de Colin Davis. El posicionamiento de los cantantes en la escena es perfecto, el timbre de la soprano catalana exacto, la textura de su voz inigualable, lo mismo puede decirse del sumiso Cavaradossi de Carreras, deslumbrante la orquesta en los abundantes cambios de humor que se registran en esta escena. El siguiente fragmento pertenece al inicio de la última ópera de Puccini, Turandot. He elegido la versión que en 1973 realizara Zubin Metha para Decca, con una portentosa prestación orquestal, abundante viento-metal, timbales y bombo al máximo nivel; unos cantantes que se hacen oír por encima de la orquesta y, cómo no, el coro. Todos los elementos necesarios para desbaratar la audición de esta obra maestra, pero el comportamiento de la Omega nos va a sorprender: la orquesta precisa, con una excelente diferenciación de planos sonoros y un bajo sorprendentemente profundo y controlado. Sobre ella las voces totalmente diferenciadas, de un lado el arrojo de Calaf (Pavarotti), del otro la gravedad de Timur (Ghiaurov) y en el centro la sencillez de la delicada voz de Liu (Caballé).
Vistos los exuberantes resultados obtenidos con la música instrumental, estaba claro que el posicionamiento y la claridad estaban garantizados, así mis mayores temores se centraban en las frecuencias más altas, tan presentes en el drama operístico y que en demasiadas ocasiones contribuyen a causar fatiga en la audición, pero el resultado no defrauda. La Omega parece estar especialmente diseñada con el fin de restituir la voz humana en toda su dimensión, por tanto no encontramos rastro de agresividad en las frecuencias más altas, sólo nitidez y limpieza, con una suave textura y una naturalidad encomiables.
Llegados a este punto, alguien estará pensando que esta cápsula sólo es válida para clásica. Nada más lejos de la realidad, pues el comportamiento de la Omega con Jazz, Pop o Rock es increíble. Hagamos un breve repaso a algunos de mis discos preferidos. El sonido del piano de Keinth Jarret en “The Köln Concert”, la precisión de Alexander Trio en “Live Montreux Festival”, la textura de la trompeta de Miles Davis y el saxo de Coltrane en “Kind of Blue”, la dinámica de las grabaciones que A&M records dedicara a Supertramp, la naturalidad de la voz de Cyndee Peters en “House of the rising sun” de Opus 3, o la magnífica reedición de Classic Records del “Tubular Bells” de Mike Oldfield. La Omega destaca en cualquier tipo de grabación, con el disco de Alexander Trio sientes la sensación real del directo, mientras que Peters te traslada a la quietud del pub de jazz, la cercanía de los instrumentos y lo tangible de su voz. Con el Kind of Blue la presencia de los instrumentos es innegable, y sólo puedes aplaudir tras un solo excepcional. El tamaño de los instrumentos es el adecuado, la dinámica apabullante, el grave contundente, gran apertura y sonido rico en matices.
Conclusión
La Omega no es sólo diferente, también suena diferente; supone la culminación de treinta años de investigación y diseño por parte de Hisayoshi Nakatsuka. Es una cápsula superlativa en todos los aspectos, por su habilidad única en desentrañar complejos pasajes orquestales, por su capacidad para transmitir la sensación de espacio entre y alrededor de los instrumentos, por su análisis y definición sin menospreciar la musicalidad, por mostrarnos el timbre exacto de cada instrumento…
Muchas son sus virtudes, pero si he de sintetizar, me decantaré por tres. En primer lugar, la gran escena sonora que recrea ante nosotros, muy destacable en cuanto a su profundidad, pero sobre todo porque se extiende más allá de las paredes laterales. En segundo lugar, la presencia y realismo que otorga a los instrumentos; la soltura en la cuerda no es una cuestión de poca importancia (con ella he revivido esa sensación de desgrane que mis añoradas Magneplanar me ofrecían en la reproducción de violines y violonchelos), con el viento ocurre que la exactitud en el timbre, textura y posicionamiento lo dotan de tal realismo y naturalidad que parece que realza su presencia. Por último, la reproducción de las voces es impecable, la exacta restitución de la voz humana es la principal virtud de nuestra invitada; nitidez y delicadeza se unen para ofrecernos un timbre natural y creíble. Una cápsula digna de los mayores elogios que no defraudará a quien se decida por ella.
ZYX Omega G – PVP 6500€
Distribuye Audio Pasión. www.audiopasion.com Teléf. 964561334 – 696974313
Equipo utilizado
- Cajas acústicas: Absolute Reference
- Etapas de potencia: Jeff Rowland Model 301
- Previo de línea: Jeff Rowland Coherence II
- Previo de phono: Jeff Rowland Cadence
- Plato: Kuzma XL2
- Brazo: Kuzma Air Line (cableado Nordost)
- Cápsula: Benz Micro LP “S”
- Cableado de interconexión y cajas: Cardas Golden Reference
- Cableado de corriente: Furutech y Virtual Dynamics
Datos Técnicos
- Type : Moving Coil (Dynamic)
- Output Voltage : 0’24 mV
- Frequency Response : 10 Hz- 100 Hz
- Channel Separation : 25db (1kHz)
- Channel Balance : 0’5db (1khz)
- Trackablity : 80µ m/1’8gm
- Internal Impedance : 4 Ω
- Load Impedance : 100 Ω
- Cantilever Material : Boron solid 0’3 mm
- Stylus : Micro-ridge Solid Diamond
- Contact Radius : 3µ m x 60µ m
- Coil Wire Material : 0’035mm 5N Gold/CRYO
- Output Terminals : 1’25mm K18 Solid Gold
- Terminal Board : Pure Sapphire Plate
- Net Weight : 7’8gm
Un detalle que no puede olvidarse es que ZYX fabrica tres variantes de la Omega, la que aquí analizamos (baja salida), una cápsula Mono y otra de alta salida (salida de 0’48mV, con 8Ω de impedancia interna). Y lo más importante, cada una de las tres variantes, dispone de tres bobinados diferentes, oro, plata y cristales de cobre. Como es previsible, sólo he dispuesto de un bobinado (oro), para realizar el presente análisis, no obstante entiendo que muchos aficionados tengan curiosidad sobre las diferencias sonoras de los otros dos bobinados. Según las instrucciones del señor Nakatsuka, la plata es el mejor conductor, por lo que tiene un rango alto extendido y medios transparentes, sonido dinámico y aéreo, mientras que los cristales de cobre ofrecen en sonido de gran cuerpo, increíblemente natural y real.