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Madrid High End: éxtasis musical con Lorenzo Audio Labs y Nagra

Cuando se tiene el privilegio -otros sencillamente no están aquí para contarlo- de la perspectiva del tiempo para reflexionar sobre la que por regla general suele ser una afición que dura toda la vida, acaba resultando fácil darse cuenta de la diferencia que hay entre lo bueno, lo muy bueno, lo excepcional y lo verdaderamente “galáctico”. En el caso de las audiciones de sistemas completos, esta especie de ejercicio mental todavía es más sencillo porque cuando se han evaluado combinaciones, de todos los niveles, en número suficiente y se ha escuchado un montón de música se adquiere el pequeño don de afirmar sin contemplaciones “este sí, este no”, y, a partir de ahí, ir afinando los “síes” para ir depurando la selección hasta quedarse con apenas 10 -¡hablo de una experiencia de casi 50 años en lo personal y 36 en lo profesional- equipos que a uno le han dejado huella. Pues bien: las líneas que siguen son la crónica de unas sesiones de escucha a las que asistí el sábado 16 de noviembre de 2024 en Madrid protagonizadas por dos magníficas combinaciones estereofónicas, una de las cuales merece formar parte sin discusión alguna de esa “élite de la élite” a la que me acabo de referir. Hablamos de un conjunto formado por dos marcas situadas en la actual cúspide del ultracompetitivo mercado del audio High End más extremo: la española Lorenzo Audio Labs en cajas acústicas y la suiza Nagra en electrónicas, sin olvidar la danesa ZenSati, responsable última de que el nexo entre las dos anteriores se llevara a cabo en las mejores condiciones imaginables, y la alemana Finite Elemente, que aportó la fundamental plataforma para que las electrónicas pudieran dedicarse a cumplir su cometido sin interferencias externas. ¡Un festival para los oídos y, por supuesto, para el espíritu!

Lorenzo Audio Labs: una fascinante aventura de búsqueda de la perfección

Me he referido a Lorenzo Audio Labs como creadora de cajas acústicas, aunque bueno es saber que en su catálogo también figuran muebles/racks -fabricados con la misma madera que se utiliza en los recintos de sus sistemas de altavoces- y un par de electrónicas, concretamente un preamplificador y una etapa de potencia, ambos a válvulas, y, obviamente, diseñados y construidos sin ningún tipo de compromiso. Pero volvamos a lo que nos interesa en este momento: conocer un poco de detalle, aunque sin extendernos demasiado puesto que esto no es ni pretende ser un banco de pruebas ni una presentación de producto, la trayectoria de la marca granadina en el ámbito de las cajas acústicas. Una trayectoria, que, como sucede en el 95% -igual más- de las compañías dedicadas al audio de excepción, se da por entendido que “residencial”, corre paralela con la de la persona que hay detrás, en este caso Miguel Lorenzo Castro.

Procuraré no extenderme demasiado, aunque presupongo que muchos de ustedes entenderán que mi habitual obsesión por situar el texto en su contexto haga que en este caso concreto me extienda un poco más al conocer casi de primera mano muchos detalles del proceso de “generación” de las realizaciones del protagonista español del presente artículo. Dicho lo anterior, quiero que sepan que mi primer contacto con Lorenzo Audio Labs fue en la sala de escucha privada de su fundador y “boss”. Concretamente, en marzo de 2021 aprovechando el canje del billete que ya tenía en mi poder para asistir al certamen Munich High End de 2020, que, al igual que su homólogo de 2021, fue cancelado por cortesía del tristemente célebre Covid-19. Pues bien: vi allí unas cajas acústicas de aspecto muy clásico -geometría paralelepipédica para ser exactos- de las que me llamó la atención de inmediato su monumentalidad física, la calidad y disposición de los transductores, y, por supuesto, la robustez de la construcción y -fundamental en un producto con vocación “Fuera de Parámetros”- el preciosismo/perfeccionismo de sus acabados. Las cajas en cuestión, como sin duda habrán podido adivinar muchos lectores, eran las LM1, buque insignia de la compañía granadina y “padre” de las que vinieron después. La escuché con un equipo en consonancia formado por electrónicas Ypsilon y fuente analógica AMG; sinceramente, me gustaron pese a no ser un servidor lo que se dice un “fan” de las bocinas. Me gustaron… mucho… lo suficiente para aplicar ese “la primera impresión es la que vale” que, sin ser un axioma vital, suele funcionar tanto para las personas como para los objetos. Las LM1 apuntaban maneras y decidí que valía la pena “seguirlas”.

Los siguientes tres capítulos de mi particular relación con las “SuperLorenzo” tuvieron lugar en el contexto del mencionado Munich High End, concretamente en una de las salas “estándar” en 2022 y en una “Sound Cabin” en 2023 y 2024. Sobra decir que en todos los casos las LM1 estuvieron debidamente acompañadas en lo que a electrónicas y fuentes analógicas se refiere. Y cuando digo “debidamente” me refiero a maquinaria ubicada en las categorías “Referencia Absoluta” y “Fuera de Parámetros”, caso, sin ir más lejos, de los giradiscos firmados por la canadiense Kronos y la sueca SAT o, en el 2024 que nos acaba de dejar, las flamantes electrónicas a válvulas de la propia Lorenzo Audio Labs. ¿Y a qué viene esta pequeña reseña “histórica”? Pues para realizar un comentario que desde mi punto de vista es harto significativo: en cada una de estas sesiones de escucha las LM1 sonaban perceptiblemente mejor, concretamente con algo más de resolución y, sobre todo, más calidez. ¿Qué quiere decir esto? Pues sencillamente que las cajas en cuestión no están encorsetadas por un diseño cerrado al cien por cien, sino que admiten variaciones sutiles -pero variaciones, ergo potenciales fuentes de cambios, al fin y al cabo- en todos y cada uno de sus elementos clave, desde la parte mecánica hasta la electroacústica y, sobre todo, la composición -componentes, topología- del filtro divisor de frecuencias y el afinado del mismo.

Creo que ahora sí he situado ya el texto en su contexto en lo que al buque insignia de Lorenzo Audio Labs se refiere, por lo que ahora “toca” dar unos cuantos detalles relevantes sobre el mismo, aunque antes de entrar al trapo me gustaría puntualizar que con los productos de esta índole las descripciones, por minuciosas que sean, no hacen honor a lo que se experimenta cuando uno los tiene delante. Como reza en el precioso catálogo general de la firma andaluza, la LM1 es una caja acústica de 4 vías -graves, medios, agudos y superagudos- con filtro divisor de frecuencias optimizado en fase. La configuración empleada es mixta: recinto de graves bass-reflex con doble puerto trasero, recinto de medios sellado y recinto de agudos también sellado. Y en lo que respecta a los transductores, tenemos en primer lugar un woofer de 406 mm (16”) y un altavoz de medios de 279 mm (11”) equipados ambos con conos de papel tratado e imanes de alnico, y, en segundo lugar, un tweeter con diafragma de berilio de 25 mm (1”) montado en una cámara de compresión y la pertinente bocina y un supertweeter también cargado en bocina, una combinación que asegura una curva de respuesta en frecuencia virtualmente plana entre 20 y 35.000 Hz. La impedancia nominal es de 8 ohmios y la sensibilidad es de 96 dB/W/m, parámetros que permiten a la LM1 exhibir una virtud extra: la posibilidad de ser cómodamente atacada por electrónicas poco potentes, del orden de 20 vatios continuos (el máximo se ha establecido en 500 vatios continuos). 

No hay que ser un lince para deducir que, sobre el papel, lo que nos ofrece la LM1 se puede encontrar en otros modelos pertenecientes a la aristocracia de los sistemas de altavoces. Sin embargo, cuando entramos en las intimidades de la Lorenzo Audio Labs, la cosa cambia por cuanto es ahí donde se palpa su verdadera excepcionalidad. ¿Qué es lo que sobresale? En realidad, todo, aunque puestos a hacer una selección habría que subrayar en primer lugar la contundencia -1.725 mm de alto por 555 mm de ancho y 625 mm de profundidad, 200 kilos de peso- del recinto formado por paneles multicapa de madera fenólica laminada y elastómero de 62 mm de grosor -¡se dice pronto!- y construido con máquinas-herramienta de control numérico de 5 ejes (traducción: el actual no va más). A continuación, habría que apuntar el uso de un material por el que el “alma mater” de esta “supercaja” siente una especial predilección: la madera Panzerhold. Un material que, pese a sonar muy “militar”, va como anillo al dedo a la hora de “neutralizar” -en los planos mecánico y acústico- como consecuencia de su excepcional densidad -es la única madera que se hunde en el agua- y cuya presencia en la LM1 se concentra en puntos estratégicos, desde el anillo inferior, es decir el que contacta en el suelo y evita que vibraciones procedentes de éste se “cuelen” en la caja, de los pies que soportan el conjunto hasta las “tuercas” de los terminales de conexión o las piezas que sujetan los transductores en su posición y eliminan la necesidad de recurrir a los “poco amables” desde el punto de vista musical tornillos metálicos. 

Sobra decir que la justificación de las decisiones de diseño a las que acabo de hacer referencia se reduce a una sola: la maximización de la musicalidad. En este contexto hay que destacar el brutal esfuerzo que hay detrás del filtro divisor de frecuencias, ejecutado con los mejores -algunos más caros que una pareja de cajas acústicas de gama media- componentes actualmente disponibles, firmados por marcas como Duelund, Jupiter, Mundorf o Pathaudio. A ello se une la fundamental topología, mantenida en secreto en la mejor tradición “wilsoniana” y de la que el fabricante apunta un lacónico “respuesta en fase lineal” como -lógico por otro lado- objetivo de base, aunque sí se sabe que no se utiliza ninguna placa de circuito impreso y los cables que unen los distintos componentes son, en función de su aplicación, de oro, cobre o plata… ¡y cientos de horas de escucha! Sobra decir que la filosofía que rige la LM1 se aplica miméticamente a la LM2, más compacta, aunque también de suelo y visualmente idéntica, ergo, lujosa y opulenta a partes iguales, y con una configuración de 3 vías -mismo woofer y mismo tipo de carga que en la LM1- en la que la bocina principal se encarga de reproducir las zonas media y media/alta y el supertweeter es sustituido por un tweeter al que son confiados agudos y superagudos. A señalar que la respuesta en frecuencia, por lo menos la “objetiva”/medida, es la misma que la de la LM1 -20 a 35.000 Hz- mientras que la sensibilidad es ligeramente inferior -95 dB/W/m- y la impedancia nominal, 8 ohmios, también es la misma. La diferencia hay que buscarla en este caso en el ajuste fino de la circuitería de filtrado, un proceso muy laborioso cuyo punto final la pusieron, de nuevo, montones de horas de escucha.

Nagra o el perfeccionismo helvético en estado puro aplicado al audio

Fue en el durante mucho tiempo esencialmente “audiovisual” CES, alias Consumer Electronics Show, donde la suiza Nagra, integrada en un potente conglomerado -Kudelski Group- con poderosos intereses en varios sectores relacionados con la tecnología más puntera, dio a conocer sus primeros productos destinados al audio doméstico de altos vuelos. No recuerdo el año exacto, aunque sí les diré que al certamen estadounidense he ido -siempre en Las Vegas- en 1995, 1998, 2000, 2001 y 2004, y, descartando el último de ellos, casi también el primero, me atrevería a decir que esa presentación en sociedad, por lo menos en el otro lado del charco, tuvo lugar en 1998, 2000 o 2001. Lo que sí recuerdo es que las electrónicas que protagonizaron ese “punto de partida” derivaban de las reputadísimas -construcción y precisión mecánicas demenciales, electrónica de altísima calidad y fiabilidad extrema, sonido extraordinario- realizaciones, en especial grabadoras ultracompactas de carrete abierto -analógicas y digitales- para aplicaciones profesionales, de la marca y se demostraron en compañía de uno de los carismáticos sistemas de cajas acústicas WATT/Puppy de Wilson Audio.

Un cuarto de siglo y muchos y cuidadísimos componentes de audio High End después, Nagra, que, por cierto, en 2021 celebró su 70º cumpleaños -les recomiendo de manera entusiasta que se hagan con el opulento vinilo editado con motivo de tal efemérides- está sólidamente asentada en la cúspide del sonido sin compromiso, como corrobora la espectacular puesta en escena con la que cada año la marca suiza abruma a los asistentes al certamen Munich High End. Y además con una propuesta que va desde el High End “estándar”, por llamarlo de algún modo, hasta el de referencia absoluta y, de nuevo, el “Fuera de Parámetros”, lo que significa que en verdad complementa de manera natural a las creaciones de Lorenzo Audio Labs. En el contexto del presente artículo, merece la pena destacar los modelos de la gama REFERENCE utilizados en el “Equipo 1”, por cuanto dos de los mismos, concretamente el preamplificador con alimentación separada REFERENCE PREAMP y la etapa de potencia monofónica REFERENCE AMP, se presentaron en primicia absoluta, mientras que el tercero, el fastuoso -las fotografías que acompañan el presente artículo hablan por sí solas al respecto- giradiscos REFERENCE ANNIVERSARY con su cápsula de bobina móvil dedicada, data del antes citado 2021.

¿Qué destacar? Desde luego, si nos ponemos a hablar de tecnología ya les adelanto que no acabaría nunca, por lo que me limitaré a subrayar lo que considero esencial. En el caso del preamplificador, su objetivo es establecer el patrón de referencia entre los productos de su clase, por lo que el cuidado puesto en todos y cada uno de sus detalles raya lo obsesivo. A saber: uso de condensadores hechos a medida, fuentes de alimentación de alta tensión y nueva generación en el bloque de audio, adición de “supercondensadores” en el bloque de alimentación -el aparato puede funcionar con una sola, aunque con dos su potencial se expresa al 100% al separarse por completo las secciones de audio propiamente dichas de las de control y conmutación- e incremento del amortiguamiento mecánico vía capa de material fenólico en el interior de la cubierta superior. En lo que respecta a la etapa de potencia, hay que decir que, de nuevo, es la culminación de una trayectoria incansable de búsqueda de la perfección. Dotada del característico formato vertical de las amplificaciones de referencia de Nagra, la REFERENCE AMP incluye novedades tales como transformadores de alimentación de 2.000 VA aislados en recintos de epoxy, un circuito de entrada de muy baja impedancia, un rango de funcionamiento en Clase A ampliado, pies de desacoplo de alta precisión -que combinan material fenólico y cobre de muy alta pureza- o un cableado interno seleccionado por su excepcional musicalidad. A señalar asimismo el esquema de absorción mecánica interno formado por tres etapas para silenciar potenciales vibraciones de componentes clave, y, muy interesante desde mi punto de vista, el doble y muy especial juego de salidas a cajas acústicas por cuanto responden a la idea de optimizar la pertinente conexión en función del factor de amortiguamiento, siendo las opciones disponibles A para quienes busquen unos graves profundos y B para obtener unos graves firmes que se adapten perfectamente a las cajas y la sala. En cuanto al giradiscos, una verdadera maravilla, me gustaría resaltar, pese a no ser una novedad estricta, tres elementos: en primer lugar, el sistema de poleas empleado para estabilizar la rotación, inspirado en el de los legendarias grabadoras de carrete abierto profesionales de Nagra, en segundo lugar el increíblemente sofisticado -con acelerómetro para garantizar la estabilidad absoluta del chasis flotante incluido- esquema de calibración de la velocidad de giro, y en tercer lugar el material empleado en la fabricación del plato. De nombre Exium AM, dicho material es una aleación no ferrosa, altamente especializada y de densidad muy elevada (un 60% más que el titanio) utilizada en las industrias aeronáutica y espacial que posee unas propiedades amortiguantes extremas -traducción a efectos de lo que nos importa: ultrainerte a nivel mecanoacústico- desarrollada por una empresa francesa, a petición del CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia) en colaboración con la reputada Escuela de Minas de París, uno de los buques insignia de la enseñanza superior gala.

No puedo cerrar la parte “física” del presente artículo sin mencionar otros dos grandes nombres del audio High End integrados en la que bien podría llamarse “sección ajuste fino” de los dos equipos “participantes” en este singular evento: los elaboradísimos cables de la danesa ZenSati y los muebles/racks de la alemana finite elemente, marca esta última que “aportó” al evento uno de sus ingenieros, el portugués Luis Fernandes, conocer de primera mano las interioridades de sus excepcionales realizaciones.

La escucha: sólo música… ¡tan fácil, pero tan difícil!

Llegada finalmente la hora de la verdad, he de reconocer -¡y celebrar!- antes que nada la más que competente acústica de los salones en los que se llevaron a cabo las audiciones, de nombre Norway y Denmark, situados en el elegante pero informal Hotel NH Collection Madrid Suecia, justo al lado del emblemático Círculo de Bellas Artes. Una acústica esencialmente “natural” y que, por primera vez en mucho tiempo, permitió romper el maleficio de las “demos” de sistemas “atómicos” en salas musicalmente penosas, cuando no directamente patéticas. ¡Vamos, que por un a vez no les voy a decir que “si no fuera por la sala el equipo tal o cual se hubiera podido expresar mucho mejor” a la vez que, en mi opinión, las salas en cuestión merecían por lo menos un 8’5 sobre 10! Al fin y al cabo, incluso los afortunados propietarios de conjuntos del nivel de los que protagoniza esta larga crónica suelen instalarlos en salas tratadas de forma poco agresiva, a menudo beneficiándose de las propiedades naturales de objetos cotidianos.

Luis Fernandes, CEO de Finite Elemente

A la vista de todo lo que les he contado hasta ahora, parece lógico concentrar la parte dedicada a la valoración de la escucha propiamente dicha en el que al final de todo he bautizado como “Equipo 1”, léase “el gordo”, sin por ello pretender desmerecer lo más mínimo el “pequeño”, que ya querrían para sí el 90% de los entusiastas del sonido absoluto. Efectuada esta puntualización, ¿cómo sonaba el sistema protagonizado por las columnas Lorenzo Audio Labs LM1 y las electrónicas REFERENCE de Nagra. Pues mire, queridos amigos: utilizando una expresión potente de nuestra lengua vernácula, de puta madre, y además tanto en analógico como en digital. Ya les adelanto que la exuberancia pasional de mi valoración no es fruto de un “subidón” de adrenalina melómana, porque el día de autos -16 de noviembre, como decía al principio de todo- lo dediqué casi en exclusiva -además, hacía un día precioso… Madrid estaba radiante- a estas audiciones. Sobra decir que, independientemente de la sapiencia de los “DJ’s” de turno, Miguel Lorenzo Castro y su hijo Miguel en el Equipo 1 y Antonio Almeida -de la portuguesa Ajasom- y varios colaboradores en el Equipo 2, un servidor dispuso del tiempo suficiente para aplicar la máxima infalible de todo análisis sobre el que se aspire a realizar un juicio de valor riguroso y por lo tanto creíble: escuchar una y otra vez temas musicales bien conocidos y por lo tanto que uno tenga incrustados en su cerebro hasta los más mínimos detalles. Es el caso del icónico “Take Five” del Dave Brubeck Quartet tanto en su versión original en formato vinilo como en un logradísimo, moderno y respetuoso arreglo –en este caso por streaming- firmado por la Kenichi Tsunoda Big Band en su álbum “Big Band Scale”. Pues bien: dinámica 10, precisión tonal 9’5 y presentación espacial 9’5. Destacan en el último parámetro las casi perfectas proporciones de la escena sonora y la inmaculada separación entre instrumentos, cualidades ambas a las que contribuye en gran medida el “pack” formado por la disposición de los transductores y la geometría de la bocina del tweeter. Todo ello en el bien entendido de que mi valoración se refiere a una escucha llevada a cabo a niveles de presión sonora idénticos, o casi, los de un buen directo de la pieza interpretada. En este sentido, hay que decir que los Nagra actúan, pese a condición de productos de élite, de apoyo para que las LM1 cumplan con su misión. Cambio de “chip”, ahora con música clásica materializada en la bella y exigente “Carmen-Fantasie” con la magnífica Anne-Sophie Mutter al violín y la legendaria Orquesta Filarmónica de Viena comandada por James Levine. En este caso, la clave la tiene la priorización que el equipo da en todo momento a la visión de conjunto, a la composición musical en sí, frente a la mera analiticidad quirúrgica, léase a la exhibición pomposa de una capacidad de análisis potencialmente demoledora… un símil emocional en términos musicales, si me permiten la expresión, del “forma al servicio de la función” que se aplica en el diseño de productos que aspiren verdaderamente a la excelencia. En estas coordenadas, me atrevería a decir dinámica 9’5, precisión tonal 9’8 y presentación espacial 9’5. Pasando a un tipo de música más introspectiva, en este caso el magnífico “Si Dolce è’l Tormento” de la cantante y violinista estadounidense Rhiannon Giddens. Un tema repleto de matices pese a su minimalismo formal del que resulta facilísimo efectuar una valoración concluyente: el concierto se estaba desarrollando delante de nuestras narices. En este caso, y habida cuenta que la dinámica de la pieza era “estándar”, pondría un 10 tanto a la precisión tonal como a la presentación espacial. Y luego, escuché, en la fastuosa reedición vinílica de MFSL, alias MoFi, un superclásico musical que también lo es por su excelente calidad técnica: el primer trabajo de los Dire Strait, una obra de arte para la que el paso del tiempo -data de 1978- es irrelevante. Aquí pondría un 9 en dinámica, un 9’5 en precisión tonal y un 9 en presentación espacial.

Un tipo de evento que si no existiera habría que inventarlo

Ya he dicho que concentraría la parte más subjetiva de mi reseña en el sistema “gordo”; un equipo impresionante en lo físico y monumental en lo musical sin que con ello pretenda desmerecer el “pequeño”. ¿Puede mejorarse? ¡Estamos en el universo High End sin límites, y por lo tanto claro que sí! En cualquier caso, estamos ante la materialización misma de la frase atribuida al barón Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, con la que Lorenzo Audio Labs presenta la LM1 en su catálogo: “Lo mejor de los sueños es que pueden convertirse en realidad”. Expresado en el idioma de los entusiastas del sonido absoluto: “El equipo simplemente no estaba”. De ahí que haya hablado de precisión tonal, dinámica y espacialidad en vez de empezar a desglosar mis impresiones por bloques concretos de frecuencias en función de mi percepción de tal o cual voz y/o instrumento de tal o cual composición. Recuerdo al respecto lo que leí en el primer catálogo de Rolls-Royce que cayó en mis manos -hablo de 1980- cuando en las “specs” busqué la potencia disponible: “la suficiente”. Lo mismo puede, debe, decirse en nuestro contexto completo: el equipo está al servicio de la MÚSICA, en mayúsculas, y se limita a poner las herramientas para que así sea.

Composición de los sistemas demostrados

Equipo 1:

  • Cajas acústicas Lorenzo Audio Labs LM1
  • Preamplificador Nagra REFERENCE PREAMP
  • Etapas de potencia monofónicas Nagra REFERENCE AMP
  • Giradiscos Nagra REFERENCE ANNIVERSARY con cápsula de bobina móvil Nagra REFERENCE MC 
  • Preamplificador de fono Nagra HD PHONO
  • Procesador digital de audio Nagra HD DAC X
  • Reproductor de música en red Nagra Streamer
  • Cableado ZenSati sILENzIO
  • Racks Finite Elemente Pagode

Equipo 2:

  • Cajas acústicas Lorenzo Audio Labs LM2
  • Preamplificador Nagra CLASSIC PREAMP
  • Etapas de potencia estereofónicas NAGRA CLASSIC AMP (2 unidades)
  • Giradiscos Bergmann Galder con cápsula Murasakino Sumile
  • Preamplificador de fono Nagra CLASSIC PHONO
  • Procesador digital de audio Nagra TUBE DAC
  • Reproductor de música en red Nagra Streamer
  • Cableado de modulación y cajas acústicas Kimber Kable Select
  • Cableado de red Shunyata Research
  • Racks Finite Elemente Pagode Carbon Edition MKII

Más información en www.lorenzoaudiolabs.com y www.ajasom.net.

 

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