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En  los más de dos meses que las RC 7 han permanecido a mi lado he tenido oportunidad de torturarlas con todo tipo de discos, era la ocasión de sacar de las estanterías la artillería pesada. Ciertamente he utilizado mis grabaciones preferidas, aquellas que tengo más oídas, para valorar su comportamiento en cuanto al timbre y la textura, pero en esta ocasión también he querido incluir algunas grabaciones un tanto problemáticas, aquellas más cargadas de graves, con una escena complicada o con alguna estridencia. Créanme si les digo que he perdido la cuenta de toda las grabaciones que he escuchado, ha sido un verano, por así decirlo, un tanto musical.

Hay un disco especial que ya hace mucho tiempo que me acompaña, las sonatas Kreutzer y Primavera de Beethoven, interpretadas por el gran Oistrakh y Lev Oborin en una reedición de 180 gr, un extracto de la fabulosa integral que ambos grabaron para Philips en 1963. Quiero centrarme aquí en el inicio de ambas sonatas, el tan conocido primer tema de la Primavera suena extremadamente melodioso, de una belleza sublime, las RC 7 nos regalan una gran cantidad de armónicos que aportan un plus de realismo. Hay una cosa que me ha gustado mucho respecto a anteriores audiciones y tiene que ver con la respuesta de graves, pues mientras que el violín suena con un cuerpo más adecuado, el piano sigue siendo comedido, nunca espectacular o agigantado como en ocasiones he oído en otros sistemas. Ello puede verse claramente al inicio de la Kreutzer, y no crean que por ello suena más apagado, al contrario, el violín brilla con toda su intensidad y el piano ofrece una parte baja poderosa. Por último, el adagio de la Kreutzer es impagable, aquí puede comprobarse la calidad del tweeter, una melodía extraordinaria con un sinfín de detalles.

Mi siguiente elección nos lleva hasta la obra de cámara de Franz Schubert, en concreto al movimiento lento de su conocido cuarteto para cuerda No. 14 “La muerte y la doncella”. Máxima elegancia y exquisitez es lo que nos demuestran los miembros del Cuarteto Italiano en esta grabación que realizaran para Philips en 1966 sin lugar a dudas una de las mejores interpretaciones de esta obra. El comportamiento de las Berlina con las cuerdas es magistral, la textura aterciopelada de los violines y la tímbrica exacta hacen todavía más veraz esta lectura. En la introducción del Andante puede oírse claramente el deslizar del arco sobre las cuerdas de los instrumentos, una calidez reconfortante y una profundidad muy real. Aunque los instrumentos ocupan su lugar, la cohesión del grupo es tal que consiguen sonar como uno solo. Las a priori espectaculares Berlina, son capaces de ofrecer aquí un equilibrio perfecto entre detalle y naturalidad, nos transmiten el mensaje de paz e intimidad que contiene esta música.

A continuación me referiré a una pequeña joya que he encontrado recientemente. Todos poseemos varias versiones de la más que conocida versión orquestada de los Cuadros para una Exposición de Modest Moussorgsky, pues bien les invito ahora a que escuchen la que en 1979 realizara Ricardo Muti y la orquesta de Filadelfia para el sello EMI, actualmente disponible en 180 gr gracias Hi-Q Records. Se trata de una brillante interpretación que nos servirá para evaluar la restitución de la orquesta en términos de profundidad, anchura y posicionamiento de los instrumentos. Las RC 7 muestran un comportamiento ejemplar a la hora de simular a la orquesta tanto en lo que se refiere a amplitud como en profundidad. Piensen en el segundo cuadro, “El viejo castillo”; el saxo, el oboe y el corno inglés entonan una lúgubre melodía en la que pueden reconocerse cada uno de los instrumentos de forma diferenciada y con la máxima exactitud. Me explicaré mejor, pues creo que para asegurar una reproducción lo más veraz posible es imprescindible que las cajas simulen el ambiente de la grabación, que podamos percibir el aire alrededor de los instrumentos, individualizándolos, pero ocupando su lugar siempre dentro del conjunto orquestal. Mención especial a los dos últimos cuadros, les animo a que consigan este disco, realmente imponente, las RC 7 tienen atributos suficientes para resolver un pasaje de tamaña complejidad, piensen en el atronador final de la Gran Puerta de Kiev, todavía espero la denuncia de mis vecinos.

Quisiera también dedicar un pequeño espacio a uno de mis conciertos favoritos del abono digital de la Filarmónica de Berlín, se trata de una brillante interpretación del Réquiem Alemán de Johannes Brahms bajo la batuta de Donald Runnicles y el coro de la Orquesta Sinfónica de Atlanta. Una de las obras más complicadas para nuestros equipos, la complejidad vocal del coro y la tupida orquestación brahmsiana, forman un coctel explosivo que difícilmente puede ser restituido satisfactoriamente en un equipo estéreo. No crean que las Berlina son una excepción, pero lo cierto es que sobre un coro y una orquesta a todo volumen, todavía queda un pequeño espacio para la diferenciación de los distintos grupos vocales o las diferentes secciones orquestales. Oigan a este respecto el sexto corte, cuando el solista anuncia la resurrección y la orquesta se precipita hacia un rápido crescendo, en el que la potencia vocal del coro destaca sobre una música arrebatadamente bella. No podemos dejar de deleitarnos con las voces del barítono y la soprano, las RC 7 nos ofrecen unas voces sedosas y transparentes, no hay rastro de azpereza alguna, una verdadera lección de naturalidad.

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