Cambridge Audio: Un poderoso y singular vínculo emocional con la esencia del sonido británico
Fundada en 1968 por un grupo de jóvenes ingenieros de la prestigiosa -en realidad legendaria- universidad británica de Cambridge, la más “tecnológica” de las dos -la otra, su “enemiga íntima”, es la de Oxford- que figuran en la “élite de la élite” de la enseñanza superior de su país, la marca que ahora se conoce como Cambridge Audio es una las apuestas más sólidas del mercado mundial en lo que hemos convenido en llamar “High End accesible”. Una empresa cuya presentación en sociedad corrió a cargo del producto con el que empezó todo: el ya mítico amplificador integrado estereofónico P40.
Una electrónica particularmente musical que ambicionaba trasladar a la intimidad del hogar un tipo de sonido que en su momento estaba tomando cuerpo en algunos de los estudios de grabación -británicos por más señas- más reputados del mundo y que al cabo de unos pocos años, con el advenimiento de la Alta Fidelidad como uno de los grandes protagonistas del ocio doméstico, fue bautizado con el nombre de “sonido británico” -algunos optaron por llamarlo “sonido inglés”, lo que por otro lado tenía su lógica- para definir un carácter, una personalidad si lo prefieren, muy concreta. En palabras que Cambridge Audio publica en su espléndido, y además en un español más que correcto, sitio web, “Para nosotros, el “sonido británico” consiste en eliminar cualquier barrera que pueda distorsionar o alterar la grabación original al tiempo que evitamos añadir nada de nuestra propia cosecha. Por eso, el sonido que usted escucha en nuestros productos es el “sonido británico” puro y sin adulterar.”
“In service of the Great, British Sound”
No puedo entrar en materia sin compartir con ustedes una reflexión que figura en el precioso catálogo dedicado a la gama Edge, buque insignia de Cambridge Audio desde que vio la luz en 2018 con motivo de la celebración del primer medio siglo de existencia de la marca, por cuanto, en mi opinión, refleja perfectamente la motivación que en su momento hizo posible lo que más adelante se convirtió en ese “sonido británico” al que acabo de hacer referencia. Un término que, por lo demás, todavía está muy presente en la potente industria del audio doméstico del Reino Unido y, como bien saben, ha marcado las aspiraciones de varias generaciones de entusiastas de la Alta Fidelidad. El texto en cuestión reza así: “En la década de los 60’, sucedieron simultáneamente tres cosas que transformaron la manera de escuchar la música británica a lo largo y ancho del mundo. En primer lugar, grupos como The Beatles, The Who o The Rolling Stones empezaron a disfrutar un éxito global a unos niveles sin precedentes. En segundo lugar, los productores de discos de Gran Bretaña comenzaron a liderar la tecnología en el campo de las técnicas de grabación y la grabación multipista, expandiendo lo que era posible en el interior del estudio. Y, finalmente, fabricantes británicos empezaron a construir los mejores componentes de Alta Fidelidad del mundo. Gran Bretaña se hizo un nombre en estas tres áreas puesto que los estudios y los fabricantes desarrollaron sistemas para capturar y reproducir la música del artista de un modo más orgánico que lo que había sido posible hasta entonces. Este sonido puro y natural se hizo inconfundiblemente “british”. El objetivo de los fabricantes que lideraron el “Sonido Británico” fue suprimir las barreras entre el artista y el oyente, presentando la música simple y llanamente como sus creadores pensaron que deberíamos escucharla: sin añadirle ni quitarle nada.”
Observen que Cambridge Audio tiene la nobleza de hablar de “fabricantes”, lo que por otro lado es una obviedad si echamos un vistazo a la trayectoria y la filosofía de nombres tan ilustres de su misma procedencia como Arcam, Musical Fidelity, KEF, Bowers & Wilkins y un largo etcétera. La idea que subyace en esta manera de interpretar la reproducción musical en el hogar es bien clara: captar el “alma” de un tipo de sonido característico y ponerlo al alcance del mayor número de aficionados posibles. En definitiva, conseguir una musicalidad específica y, repito, “democrática”, con lo que ello conlleva en innovación conceptual y tecnológica.
Una propuesta que con el paso del tiempo ha ido a más
Conozco Cambridge Audio desde que el audio High End “no elitista” empezó a dejarse ver, léase la segunda mitad de la década de los 80’, en los estantes de algunos de los establecimientos especializados en Alta Fidelidad más prestigiosos. No recuerdo muchos modelos en concreto porque en esa época, y hasta hace ahora mismo 30 años exactos, la compañía británica experimentó vaivenes importantes desde el punto de vista empresarial con los consiguientes cambios en su red de distribución internacional. Pero sí recuerdo un producto que en cierto modo fue el precursor de una tendencia que vendría inmediatamente después: el reproductor de discos compactos con dos chasis CD1, toda una revolución si tenemos en cuenta que cuando vio la luz -1985- el decano de los formatos de audio digital apenas llevaba un par de años entre nosotros.
Por “desgracia” para mí, en el sentido de que en buena medida Cambridge Audio ya me ha “hecho el trabajo”, la parte puramente informativa del presente artículo merece complementarse con una serie de enlaces realmente interesantes que explican con mucha gracia y buen gusto la esencia de la marca, desde su íntima vinculación con la música (https://www.cambridgeaudio.com/usa/es/about-us/our-history) vía selección de títulos discográficos por parte de empleados de la casa, hasta el “historial” -que termina en 2021, año de lanzamiento de los celebradísimos Evo- de su línea de productos (https://www.cambridgeaudio.com/usa/es/product-history) y, por supuesto, un texto sobre el qué y el porqué del “sonido británico” cuya lectura recomiendo fervientemente
(https://www.cambridgeaudio.com/usa/es/about-us/great-british-sound-the-story). La guinda la pone un espléndido vídeo, cuyo visionado también- ¡sobra decirlo!- recomiendo de manera entusiasta:
Dicho lo anterior, y a pesar de la calidad de la documentación a la que acabo de hacer referencia, bien está saber que Cambridge Audio vio la luz como una división de Cambridge Consultants y que, como decía en mi texto de presentación, su primer producto fue el amplificador integrado de 2×20 vatios P40, creado por un equipo del que formaban parte Gordon Edge -¡tomen nota de este nombre!- y Peter Lee. Aparte de sus avanzadas especificaciones técnicas y el uso pionero de un transformador toroidal en su fuente de alimentación, de esta electrónica habría que señalar asimismo su estilizada -toda una novedad para la época – estética, firmada por Roy Gray, de Woodhuysen Design.
Cambridge Audio se constituyó como una compañía independiente cuando se creó Cambridge Audio Laboratories Ltd., que más adelante pasó a ser Cambridge Audio Ltd. bajo la dirección técnica del prestigioso ingeniero británico Stan Curtis. Para que se hagan una idea del éxito de la compañía, valga saber que su centro de producción, ubicado en la localidad de St. Ives, en el área de Cambridge, llegó a contar con más de 300 empleados. No les voy a marear innecesariamente, pero sí les diré que la mayoría de los componentes requeridos para poner a punto los diferentes modelos -placas de circuito impreso y recintos de aluminio incluidos- se fabricaban bajo un mismo techo y que todos los transistores eran fabricados a medida para Cambridge Audio hasta el punto de incluir su propio número de serie. Y, por supuesto, cada producto terminado era probado de manera exhaustiva y acompañado de un certificado en el que se detallaban las prestaciones medidas. Como pueden ver, estamos ante una filosofía de apuesta por excelencia que viene de lejos y que se mantenido intacta en nuestros días bajo la propiedad de James Johnson-Flint, que en 1994 adquirió la marca dotándola de una estabilidad que más de uno envidiará.
Una historia rica para todo un clásico del audio
No se puede hacer un artículo sobre la trayectoria de una marca sin añadir un resumen de la misma, por lo que me he permitido añadir el resumen que sigue a continuación.
- 1968: Amplificador integrado estereofónico P40, primero del mundo en incorporar un transformador toroidal
- 1970: Sintonizador T50 y amplificador integrado estereofónico P50
- 1971: Cajas acústicas basadas en línea de transmisión R50
- 1984: Preamplificador C75 y etapa de potencia A75
- 1985: Reproductor de discos compactos CD1, primero del mundo formado por dos bloques
- 1990: Platina a casetes CT50
- 1994: Adquisición de la marca por Audio Partnership
- 1995: Procesador digital de audio DacMagic (modelo original), primer producto de Cambridge Audio en ganar uno de los prestigiosos galardones Best Buy Award concedidos por la influyente publicación británica What Hi-Fi?
- 2003: Lanzamiento al mercado de la Serie Azur
- 2006: Comercialización de la Serie 840, destinada a los audiófilos
- 2008: Procesador digital de audio DacMagic actualizado
- 2010: Cajas acústicas Minx, primeras en utilizar tecnología BMR híbrida
- 2011: Reproductor de música en red NP30 e introducción de la plataforma StreamMagic
- 2013: Cajas acústicas Aero y Aeromax
- 2013: Cajas acústicas Minx Air y Minx Go
- 2015: Serie CX
- 2016: Cajas acústicas inalámbricas Yoyo
- 2016: Inauguración del espacio Melomania en la sede de Cambridge Audio en el Reino Unido
- 2018: Celebración del 50º aniversario de la fundación de la marca
- 2018: Serie Edge
- 2019: Giradiscos Alva TT, primero del mundo equipado con Bluetooth aptX HD
- 2019: Serie CX 2 y Serie AX
- 2019: Melomania 1, primeros auriculares intraaurales True Wireless de Cambridge Audio
- 2021: Serie Evo, primer amplificador integrado con streaming de Cambridge Audio y primero en utilizar amplificación en Clase D
- 2021: Procesador digital DacMagic 200M, primer producto de Cambridge Audio con soporte para MQA
- 2021: Auriculares intraaurales Melomania 1+ y Melomania Touch, estos últimos pioneros en el uso de amplificación en Clase AB
- 2022: Primeros Red Dot Award para Cambridge Audio (Evo y Melomania 1+)
- 2022: Giradiscos Alva TT V2 y Alva ST
- 2024: Amplificador integrado estereofónico con DAC CXA81 MkII
- 2024: Auriculares intraaurales True Wireless Melomania M100
- 2024: Sistema de audio inalámbrico premium Evo One
Algunos análisis memorables que vale la pena compartir
De la cronología anterior se desprende inmediatamente que esa estabilidad aportada por el cambio en la propiedad de Cambridge Audio en 1994 y que continúa hasta nuestros días ha resultado ser de lo más fructífera. De hecho, en lo que a mí respecta, mi relación “intensa” con la firma británica se inició bien entrado el tercer milenio. Así, en enero de 2007 probé el reproductor de discos compacto Azur 840C, del que subrayé especialmente “Su sección de tratamiento de la señal de audio, materializada en la presencia de un “chip” de procesado digital de señal (DSP) con arquitectura de 32 bits Analog Devices ADSP-BF532 cuyo cometido es explotar a fondo las posibilidades del algoritmo de filtrado adaptativo ATF de la suiza Anagram, que permite remuestrear de modo inteligente -es decir lo contrario del remuestreo “a piñón fijo”- la señal de audio de 16 bits/44’1 kHz contenida en los CD a otra de nivel muy superior, concretamente 24 bits/384 kHz. Si a ello añadimos que los convertidores D/A utilizados son un par de Analog Devices AD1955 con precisión de 24 bits y que el filtro analógico de salida es un diseño de Bessel de fase lineal de 2 polos con topología completamente diferencial ejecutado con componentes de grado audiófilo, está claro que el Cambridge no es un aparato para salir del paso.”
Cinco años más tarde le tocó el turno al reproductor universal de disco Azur 751BD, del que me llamó especialmente la atención el bautizado como Q5, “Una astucia tecnológica firmada por la compañía suiza Anagram que combina convertidores D/A de alta precisión -origen Wolfson- y software muy elaborado para remuestrear la resolución de cualquier programa digital a la equivalente a 24 bits/192 kHz. Un auténtico lujo en un producto de precio tan razonable que sitúa directamente al azur 751BD en la galaxia del mejor High End y lo convierte en un sólido competidor de diseños mucho más costosos.”
En 2020 probé el amplificador integrado estereofónico con DAC Cambridge Audio CXA81, “Un amplificador muy bien dotado -su notable capacidad de entrega de corriente aporta una gran flexibilidad a la hora de elegir las cajas acústicas asociadas- con un espíritu indiscutiblemente “analógico” –la sección de amplificación funciona en Clase AB- que además pone en manos usuario una sección DAC de gran nivel e incluso “detallitos” ahora mismo tan interesantes como la compatibilidad Bluetooth aptX HD. Cambridge Audio ha conseguido mejorar un gran producto con uno grandioso.”
Mención aparte merece una escucha que hice de los fastuosos Edge, que guardan intacto su atractivo seis años después de su lanzamiento al mercado y hacen honor a su nombre, el antes mencionado Profesor Gordon Edge, licenciado por Cambridge y responsable directo de las brillantes innovaciones técnicas incorporadas en el citado P40. De los Edge también dije, y lo mantengo, “Prefiero no pensar lo que costarían si estuviesen fabricados en, por ejemplo, Suiza. Y digo esto porque la combinación de diseño y montaje en plena City londinense y fabricación de subsistemas y componentes concretos en China supervisada por ingenieros de Cambridge Audio no podía haber dado un resultado más redondo.”
A modo de conclusión
De Cambridge Audio no se me ocurre, a la vista de su evolución en los últimos 20 años, otra cosa que decir que, al contrario de no pocos de sus competidores, ha sabido mantenerse fiel a sus orígenes armonizando pasión por la música y la tecnología con un diseño cada vez más atractivo -allí están los modelos Evo para corroborarlo- que le permite expandir sus horizontes a las nuevas generaciones de aficionados, algo por otro lado esencial si queremos que el audio High End continúe entre nosotros otros 30 años.
Ya para terminar, me permito recordarles que los productos de Cambridge Audio son importados y distribuidos en exclusiva para nuestro país por la firma barcelonesa Gedelson, S.A. (www.gedelson.es)