JOHN DOWLAND “LACHRIMAE OR SEAVEN TEARES”
Hespèrion XX – Jordi Savall. Alia Vox 2013
Tristeza británica
Nos quejamos de vicio. La vida de un laudista allá por los comienzos del siglo diecisiete no debía de ser fácil. Abrirse camino deambulando de un sitio para otro en busca de un favor, de que alguno de los nobles de aquella Europa constreñida, e incluso hasta alguna reputada consorte de la nobleza le hiciera caso. Y no es de extrañar que el siempre dolente Dowland tuviera que expatriarse a Dinamarca, pues allí donde escucharan sus canciones se darían cuenta de que tanta tristeza no era soportable. Y desde luego que para hoy, sí que resulta hasta relajante sentarse a escuchar esa melancolía retenida con cada golpe de arco. Y viene muy bien porque siempre he creído en lo triste como fuente de inspiración. Incluso siempre me ha llamado más la atención la profundidad de lo sacro (Gracias a Bach que existe Dios) que la superficialidad de lo profano.
Pero además en este caso, alguien que va expresando las tristezas en una Europa poco menos que aturdida por un cambio de siglo, donde el 90 % de la población se encontraba sumida en la miseria, me parece poco menos que un curioso ejemplo de que el arte se abre camino de múltiples e insondables formas.
Su punto fuerte fueron las canciones para laúd, que también podrían ser interpretadas por un conjunto de varios instrumentos y cantantes. Hizo giras tocando para diferentes cortesanos de la época. A diferencia de otros casos, llegó a ser muy popular.
A partir de la melodía Flow my teas -no dejen de escucharla-, Dowland realizó hasta siete pavanas, que era la forma más utilizada en la época, cada una con un título simbólico y con una estructura que va cambiando en lo musical sin separarse nunca de ese ambiente sereno pero a la vez dramático y oscuro.
La interpretación de Savall y su Hesperion XX, toda ejecutada con instrumentos de la época, es a mi juicio inmejorable, consiguiendo exprimir hasta la última gota de esa desesperación contenida. Se trata por tanto de una bien merecida remasterización, ya que el registro y la edición original datan de 1987, y desde luego el formato sacd hace un trabajo sonoro justo, vienendo a dignificar todavía más esta obra atemporal. Pocos hay ya como Savall que se preocupen a partes iguales por la interpretación y por la calidad sonora de la grabación.
El disco puede conseguirse en diversas tiendas online a precio inmejorable. Larga vida a Savall.
Calidad Artística: 10
Calidad de Sonido: 10