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Sistema de cajas acústicas activas con Bluetooth KEF Coda W: poniendo a la hora de Internet un superventas del audio “british”

Como reza el dicho popular, “nunca es tarde si la dicha es buena”, en este caso una “dicha” que corre a cargo de la veterana -fue fundada en 1961- firma británica KEF, uno de los grandes nombres del audio doméstico -y, en su momento, de algunos estudios de grabación emblemáticos- de todos los tiempos. Me expreso en estos términos porque a la compañía que vio la luz gracias al talento de Raymond Cooke no se le puede negar que “la clavó” cuando lanzó al mercado su exquisito, muy deseable, versátil y altamente musical monitor compacto LS50, punto de partida de lo que con el paso de los años se convertiría en una “familia” de productos con personalidad propia que han conservado todo su atractivo intacto gracias a un diseño industrial de atemporal modernidad. Sobra decir que entre dichos productos figura, en sintonía con los gustos de muchos usuarios contemporáneos y no pocos “veteranos”, una versión activa con conectividad a redes, de nombre LS50 Wireless II, convertida por méritos propios en un referente dentro de las realizaciones de su categoría. Una categoría en la que la comodidad y el diseño marcan la pauta, pero sin renunciar a la exigencia de calidad sonora, motivo por el que KEF ha aprovechado su potente ADN en ingeniería para poner a punto al protagonista del presente análisis: el novísimo -fue presentado en sociedad apenas hace un par de meses- sistema de cajas acústicas activas con Bluetooth Coda W, conceptualmente muy similar a su primo hermano y que toma prestado su nombre de la caja acústica de estantería Coda, una de las propuestas con mayor éxito comercial de la compañía británica a lo largo de su fructífera trayectoria. En consecuencia, estamos ante un producto muy trabajado del que forman parte elementos tan representativos de la ingeniería de KEF como la versión más reciente -12ª ya- del transductor coaxial Uni-Q, complementado para la ocasión con un recinto acústico inmaculadamente construido y una muy generosa conectividad que permite convertir al Coda W en el centro neurálgico de un sistema de Alta Fidelidad cómodamente gestionado desde una “app” dedicada… pero pagando un precio sustancialmente más asequible que el del LS50 Wireless II.

El innegable atractivo de los sistemas “todo en uno”

Vuelvo de nuevo a empezar con una frase hecha, en este caso el “para gustos, colores” con el fin de situar el texto que nos ocupa en su particular contexto. No es ningún descubrimiento que a los puristas del audio les gustan los equipos formados por elementos separados, con el añadido de cuantos más mejor… preamplificador+etapa de potencia (a ser posible una por canal, y, ya puestos, por vía de cada caja acústica), mecánica de transporte CD/SACD/“transporte” para streaming+procesador digital+reloj de sincronismo externo y así sucesivamente. Pero los puristas son una minoría, lo que significa que la vertiente práctica es fundamental para el grueso de consumidores a los que les gusta escuchar su música favorita con calidad “Hi-Fi” pero sin complicaciones ni engorros formales. De ahí el éxito de los sistemas “todo en uno”, un tipo de producto cuya perfecta ejecución exige, no obstante, un grado destreza y de dominio de la tecnología muy elevado por cuanto implica, al igual que, por ejemplo, en los auriculares intraaurales inalámbricos, “integrar” numerosos sistemas en un espacio limitado. 

Entre los sistemas a los que acabo de hacer referencia, son sin duda los protagonizados por cajas acústicas activas los más complejos puesto que en las mismas cohabitan tanto elementos electrónicos -gestión, amplificación, conectividad- como acústicos -tubo bass-reflex en caso de que lo haya, lana fonoabsorbente, incluso refuerzos internos- y electroacústicos. Una “cohabitación” que obliga al equipo de ingenieros encargado de llevarla a buen puerto a afinar la disposición física de los diferentes subsistemas so pena de que se produzcan interacciones entre los mismos susceptibles de afectar al buen funcionamiento del conjunto. Resuelta la ecuación, los beneficios están a la orden del día: limpieza visual, funcionalidad, capacidad de conexión de fuentes de audio clásicas o un televisor si se desea, buen, incluso excelente, sonido, y, por supuesto, precio competitivo. De ahí que, en los últimos años, estos sistemas de audio inalámbricos verdaderamente “todo en uno” con capacidad de streaming incorporada se hayan convertido en un auténtico fenómeno. En este sentido, puede decirse que, al igual que la barra de sonido con los sistemas de Cine en Casa, los sistemas en cuestión han sustituido a muchos de Alta Fidelidad de gran envergadura. El motivo es bien sencillo: un único producto, una única toma de corriente y la posibilidad de acceder a toda la música que uno desee sin utilizar ningún tipo de soporte físico. En lo que respecta al control, y dejando bien claro que unos botones físicos para las funciones inmediatas nunca vienen de más, el uso de una aplicación móvil dedicada se ha convertido en virtualmente imprescindible debido al carácter “abierto” del firmware que la gobierna y por lo tanto su capacidad para incrementar su precisión y potencia.

Una versión “democrática” con “look clásico” del LS50 Wireless II

Llegamos ya a nuestro invitado, el sistema Coda W, presentado “extraoficialmente” a la distribución y la prensa especializada de nuestro país antes de su lanzamiento “oficial” al mercado, que tuvo lugar el 21 de octubre, aprovechando la “Convención Gedelson” celebrada en Barcelona a principios del mismo mes. He decir que cuando uno tiene en casa el producto de marras valora con mucha más propiedad su gran categoría, porque tanto en la sala donde se expuso como en la habitación donde se pudo escuchar lucía “sólo correctamente”. De entrada, les diré que el embalaje es magnífico en todos los sentidos: cajas dispuestas individualmente en cartón plegado con asas para retirarlas del embalaje principal, cajita con los diferentes cables de conexión -alimentación por un lado e “intercajas” por otro- y una segunda cajita con documentación en la que figura una opulenta -porque parece un libro ya que está en un montón de idiomas- guía de Inicio Rápido, estando a la vez la totalidad del conjunto protegido por sendos bloques de cartón, uno en la zona inferior y uno en la zona superior. Todo muy bien parido, la verdad, al tiempo que, pensando en los consumidores más ávidos por disfrutar su flamante compra, en la zona superior del exterior del embalaje hay un adhesivo con un código QR para descargar la “app” de gestión dedicada, alias KEF Connect App.

Finalizadas las presentaciones, ¿qué es lo que hay que retener del Coda W? En primer lugar, y por pura lógica, su condición “Made by KEF”, materializada en dos elementos clave: por un lado, el icónico conjunto de transductores coaxial Uni-Q, concretamente, como les decía al principio, la “Generación 12” del mismo, es decir la más reciente, sin duda una notabilísima pieza de ingeniería mecánica y acústica de la que hay que subrayar la precisión extrema -¡son ya muchos años de evolución continuada!- de su fabricación, la vistosidad de su diseño -pese a que en el mismo la forma está en todo momento al servicio de la función- y la virtual perfección de sus acabados. En la tradicional ficha técnica que hay al final del artículo verán que la unidad empleada en este caso tiene 130 mm de diámetro, cifra que coincide con las dimensiones del cono de su “midwoofer” y que permite reproducir un rango de frecuencias cuyos puntos de corte a -6 dB son, con ligeras variaciones en función de la ecualización aplicada, 38 Hz y 20.000 Hz, aunque el dato con el que hay que quedarse es la siempre más acorde con lo que percibimos respuesta en frecuencia, que abarca desde -también con las pertinentes variaciones por ecualización- 41 Hz hasta 20.000 Hz dentro de un margen de +/-3 dB. Hablando “en plata”: un registro muy notable para un sistema de altavoces tan compacto, en buena medida gracias al ingenioso diseño del conducto bass-reflex empleado, y, por supuesto, la configuración y materiales del Uni-Q.

En lo que concierne a la parte electrónica, hay que subrayar en primer lugar la dedicada a amplificación de potencia, que, en mi opinión, está muy bien pensada al estar organizada en bloques separados para cada transductor y cada caja, disponiéndose de un total de 200 vatios continuos asegurados por una electrónica con funcionamiento en Clase D que permiten a nuestro invitado suministrar un nivel de presión sonora máxima de 102 dB. De armonizar el funcionamiento del conjunto altavoces/amplis a fin de que rinda al 100% en las condiciones de trabajo más dispares se encarga un sofisticado conjunto de algoritmos desarrollados por KEF -en su centro de I+D situado en Maidstone, Reino Unido- adaptados al Coda W y ejecutados vía DSP que responde a las siglas MIE, alias “Music Integrity Engine (MIE)”, cuya versión para audio multicanal pudimos evaluar durante nuestro reciente -septiembre de 2025- análisis de la barra de sonido XIO de la firma británica. Del MIE, que, por cierto, está implementado en un único “chip” hecho a medida, y realiza funciones tan interesantes desde el punto de vista auditivo como la corrección de los problemas de fase inherentes a las cajas acústicas que utilizan transmisión de señales de audio sin cables.

Ya para finalizar, aunque no por ello menos relevante, hay que apuntar otro aspecto clave del Coda W: las extraordinarias opciones de conectividad, concentradas en la caja acústica “primaria”, que pone en manos del usuario, aunque es posible que tanta variedad intimide a más de uno. Aparte de la compatibilidad con la versión sin compresión -que ofrece sonido con calidad CD- del sistema aptX, alias aptX Lossless, por cortesía de la compatibilidad del KEF con la versión 5.4 de Bluetooth, podemos incluso conectar un giradiscos equipado con una cápsula de imán móvil (MM) y seleccionar el tipo de conexión a masa que queramos… ¡para que no se diga! Además, la sincronización/emparejamiento Bluetooth también se puede llevar a cabo mediante un botón situado en el panel posterior, aunque lo más fácil es hacerlo con los botones situados en el panel superior de la caja “primaria” y el dispositivo fuente.

Una escucha muy neutral que prioriza la presentación de conjunto

Llegada la hora de la verdad, hay que separar entre dos posibilidades si lo que se pretende, que en principio es lo previsible, escuchar música por streaming Bluetooth: ponerse con el tema de inmediato o aprovechar las opciones de gestión brindadas por la KEF Connect App. Lo digo porque para lo segundo hay que pasar por el algo -para mí- engorroso proceso de darse de alta en KEF ya que en caso contrario no se puede acceder a la “app” de marras. En fin, queridos lectores, nada nuevo bajo el sol. Por lo demás, hay que saber que, pese a indicar el fabricante que la codificación digital máxima admitida es de 24 bits/192 kHz, sucede que en la conexión entre las dos cajas se utiliza codificación PCM a 24 bits/96 kHz, lo que no está nada mal, y por lo tanto cualquier posible señal de calidad superior es remuestreado a la misma. Asimismo, la compatibilidad de la toma HDMI con señales PCM hasta 1’411 Mb/s asegura la reproducción de contenidos audiovisuales procedentes de, por ejemplo, un televisor o un lector de Blu-ray Disc, con una calidad sonora “Hi-Fi”. En este sentido, les adelanto que las cajas del Coda W están equipadas con unos oportunísimos aros de goma que resultan idóneos para las aplicaciones de sobremesa, aunque quienes prefieran un uso más purista tiene a su disposición los soportes de suelo opcionales dedicados SQ1.

Pasando ya al sonido, lo primero que les diré es que la mejor calidad se obtiene utilizando conexión por cable, pero presupongo que esto ustedes ya lo saben. Y puesto que no hay que perder de vista que una de las particularidades esenciales del Coda W se su condición de sistema de audio “todo en uno” con capacidad inalámbrica, es de ley apuntar que trabajando con Bluetooth sorprende muy agradablemente el equilibrio de la curva tonal, que en ocasiones es incluso demasiado “plano” si tenemos en cuenta los realces, a menudo exagerados, en agudos y graves que son moneda común en las grabaciones de nueva generación. De hecho, escuché una muestra del último -sobrevalorado, al parecer, aunque no es mi tipo de música predilecto- trabajo de nuestra compatriota Rosalía, Lux, y además en “Hi-Res” vía Qobuz, y no se puede negar que el KEF resuelve muy bien la restitución de los graves particularmente “bestias” que prácticamente se apoderan de algunos de los temas ya que no lo hace a costa del resto de frecuencias. Misma percepción con temas, más “cómodos” para un servidor de ustedes, seleccionados de Jim Morrison-The Doors, Dire Straits, Grace Jones, Miles Davis, Lucio Dalla, Beethoven, Mozart e incluso Underworld, destacando la buena espacialidad -superior no obstante en otras realizaciones de KEF- y con el apunte personal de una definición mejorable en la zona superior del espectro.

Conclusión

Es el Coda W un producto que refleja perfectamente la madurez de una gran marca cuyo catálogo es capaz de satisfacer ahora mismo por igual a aficionados puristas y “lifestyle”. Lo cierto es que nuestro invitado es polivalente al respecto, porque son muchos los aficionados jóvenes que han incorporado/están incorporando el disco de vinilo a su particular portafolio de soportes musicales, y, en paralelo, los veteranos que han añadido Internet al mismo. Además, la calidad de fabricación es sensacional, los acabados –“Moss Green” en nuestro caso- logradísimos y el precio de venta me parece más que suficiente para definir la relación calidad/precio como magnífica. 

Ficha Técnica

  • Tipo de producto: sistema de cajas acústicas activas con Bluetooth.
  • Configuración acústica: bass-reflex de 2 vías/2 altavoces.
  • Altavoces: 1 transductor coaxial Uni-Q de 12ª generación exclusivo de KEF formado por un “midwoofer” con cono de aleación de aluminio y magnesio 130 mm (5’25”) de diámetro y 1 tweeter de cúpula de titanio de 25 mm (1”). 
  • Respuesta en frecuencia: 41-20.000 Hz, +/-3 dB (variable en función de los ajustes de ecualización).
  • Potencia de amplificación disponible: 200 W continuos (2×70 W para los “midwoofers” y 2×30 W para los tweeters).
  • Nivel de presión sonora máximo: 102 dB a 1 m.
  • Conectividad de la caja acústica primaria: entradas HDMI con ARC, Fono (RCA; sólo cápsulas de imán móvil), Línea (RCA), digital USB-C, digital óptica y Bluetooth (versión 5.4); salidas analógica para subwoofer (RCA) y digitales USB-C (2) para conexión con la caja acústica secundaria y carga.
  • Conectividad de la caja acústica secundaria: entrada digital USB-C para conexión con la caja acústica primaria.
  • Compatibilidad audio “Hi-Res”: máxima 24 bits/192 kHz (vía USB-C).
  • Compatibilidad Bluetooth: aptX Adaptive y aptX Lossless.
  • Dimensiones: 168x285x268 mm (An x Al x P).
  • Peso: 11’3 kg el conjunto completo. 
  • Precio de venta al público recomendado: 899 euros.
  • Importador: www.gedelson.es 

 

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