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La sorpresa

Hablando de 16 bit, esto me da pie a introducir el siguiente escalón en este viaje que hicimos en el loft de Werner aprovechando sus “Kharma Days”. Porque hasta ese momento estaba escuchando algunas cosas nuevas, o alguna combinación inédita, pero más o menos sabía qué esperar de cada conjunto. No tenía ni idea, en cambio, de qué me esperaba tras el siguiente cambio con la puesta en escena del conjunto A.Charlin, y digo bien “conjunto” porque salvo las cajas lo demás era de la marca francesa: cables de red, filtros (uno en el propio cable, otro independiente, es la caja debajo de los amplificadores), cables de modulación y altavoces, amplificación e incluso el DAC, una pieza minimalista que incluye un potenciómetro de volumen (no hay previo) y que tiene arquitectura interna de 16 bit. Si hasta este momento habíamos probado material bastante exclusivo, aquí sí que se puede hablar de exclusividad absoluta, pues aparte de los precios (el equipo completo pasaba del cuarto de millón de euros, sí, doscientos cincuenta mil) sólo se han fabricado diez unidades de los amplificadores, y el DAC sencillamente sólo se hace bajo pedido y en según qué condiciones.

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¿Qué puede esperar el jeque multimillonario que apueste por la marca? Por mi trabajo “de día” (en la editorial Motorpress) sé que algunos vehículos de superlujo, destinados a ese exclusivo mercado, en la práctica ni rinden como prometen ni son tan eficaces como podría pensarse, pues aunque ésa puede ser su justificación, no es en realidad su premisa de existencia. Las especificaciones aquí no son nada espectaculares, son amplificadores de estado sólido con salida en clase AB y 100 W declarados. Un vistazo a los materiales y técnicas usados en los A.Charlin deja pensar sin embargo que sí han buscado algo más que fabricar algo “muy exclusivo y caro”. Todas las piezas llevan un sistema de suspensión interna, y la obsesión por librarse de vibraciones llega hasta montar cada sub-sistema en cajas, siempre mecanizadas a partir de bloques sólidos, además de usar sólo soldadura de muy alta temperatura con materiales nobles, y algunas soluciones con materiales de propiedades esotéricas.

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Una de estas, la más llamativa quizás, es el uso en el cable principal de red de un filtro que sólo actúa cuando una pieza en forma de monolito le acompaña a corta distancia en la sala (cable con filtro y monolito cuestan 14.000 euros). Nada conecta al monolito con ese filtro en el cable más allá de su presencia, y quien esto escribe no cree en magia que no puede ver… de hecho no soy un gran partidario de usar cables más allá de una calidad razonable. Pero tuve que creer en esto, porque no vi la magia, pero sí que la escuché. La diferencia no es muy sutil y es repetible, cuando sacamos el pequeño monolito de la sala, el sonido perdía algo de su magia, y perdía claramente en profundidad de escena. Yo todavía no lo entiendo, pero… así es.

¡Ah, la profundidad de la escena!. Me he adelantado, pero ya lo podéis ir deduciendo, el sistema A.Charlin me pareció extraordinario, así de claro. La escena ganó todavía más en amplitud, pero sobre todo en profundidad, de una forma que parecía imposible. Pero más allá de los efectos en tres dimensiones, la tímbrica, la dinámica, la microdinámica, todo, todo, ganó de una forma evidente. Las voces eran tan precisas como antes, pero aún más suaves y el piano sonaba de verdad. El sonido pierde absolutamente cualquier atisbo de “grano” que pudiera tener todavía, y aquellos cortes que me había emocionado con las válvulas volvían a tocarme la fibra sensible. Escuchando “Lágrimas Negras” (de Bebo y Cigala) nunca había sentido esa voz en tan buena forma, era como si le tuviera delante en su mejor día.

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No sé si alguno de los diez amplificadores (eso sí que es una serie limitada) se quedará en nuestro país, pero si quien se lo quede consigue montar a su alrededor un equipo que mantenga las cualidades que yo pude apreciar, desde luego debe saber que podrá disfrutar de un sonido de un nivel superlativo. Yo no uso este adjetivo con ligereza.
Enhorabuena a Werner, pues, por su iniciativa y por poner al alcance de los aficionados algo tan exclusivo… pero también ese equipo “realista” con el que muchos podrán o podríamos ser felices.

Equipos en audición

  • dCS Vivaldi (fuente digital)
  • Kharma S7 (cajas, dos vías, 14.500 euros)
  • Icon Audio 845PP (amplificador integrado, 7.450 euros)
  • Siltech Classic Anniversary 770i (cableado modulación y cajas)
  • Kharma DB9 Signature (cajas, tres vías, 30.000 euros)
  • Spectral DMC-15 SS (previo, 8.490 euros)
  • Spectral DMA 200S Mk2 (etapa de potencia, 11.490 euros)
  • MIT (cableado)
  • A.Charlin DAC One (prototipo, 25.000 euros)
  • A.Charlin Mono 4S (etapas monofónicas, 82.000 euros unidad)
  • A.Charlin e-Power 10 (filtro de alimentación, dos circuitos de 10A, 14.000 euros)
  • A.Charlin Power XoX (cable de alimentación con filtro, 13.500 euros)
  • A:Charlin (cables de red, modulación, digital y cajas)

Distribuye Werner , www.werner-musica.com , tel: 93 302 17 92

 

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