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En otro mundo

Hacía mucho tiempo que esperaba la oportunidad de poder probar algún «Lampizator». Esta marca polaca la creó Lukasz Fikus hacia 2010, y si ni el nombre de él ni el de la marca nos suenan es que hemos estado muy apartados de lo último en tecnología digital y, sobre todo, que no nos gusta ver los aparatos de esta afición abiertos. Porque el señor Fikus como se hizo famoso (o como yo empecé a conocerle) fue precisamente abriendo reproductores CD, DAC y otros aparatos, para analizarlos y ver cómo podía mejorar su sonido. Poco a poco sus «mejoras» se fueron refinando, se dio cuenta que no había mejor dispositivo de salida y amplificación que las válvulas (o lámparas es decir «lamps» en inglés), y a partir de ahí surgió lo de «Lampizator»: añadía una salida a válvulas propia a cualquier aparato que pillaba (y merecía el esfuerzo). Luego llegó un punto en el que decidió fabricar sus propios convertidores DAC… y hasta hoy. Sus productos son considerados entre los mejores en calidad sonora, y con relación precio/prestaciones muy ventajosa dado su origen digamos «práctico». Yo comparto la afición del señor Fikus de «primero desmontar» lo que cae en mis manos y seguí su trayectoria original en foros de aficionados, y luego sus primeros pasos en la web (la mayor parte de los cuales se pueden seguir todavía hoy y es una excursión histórica interesante).

Un DAC sin obsolescencia

Pero ahora Lampizator es una empresa como digo que fabrica sus propios aparatos, aunque sigue con una filosofía particular que expone en su página web… Sus principios son sencillos: diseñan pensando en el sonido, eligen sobredimensionar siempre cualquier componente y creen firmemente que el sonido solo puede pasar por válvulas, concretamente triodos (a lo que añaden que los amplificadores operacionales integrados «suenan mal» directamente). Sus productos los tenemos en España gracias a una nueva empresa, Elektra HiEnd, que también es obra de dos aficionados al sonido de alto nivel: Ignacio Victores y Pedro Dias vivieron la fascinación por el «high-end» en la década de los 90 y esa huella que les quedó les ha llevado a ponerse en este negocio, aplicando su experiencia en multinacionales del sector de la electrónica del hogar. Han empezado a distribuir varias marcas entre las que brilla con luz propia Lampizator, y aprovechamos esta prueba para tomar contacto con los cables WyWires y, ya que probábamos el DAC, una fuente digital de alto nivel: el Innuos Statement, que es servidor (NAS y Roon Core), tiene lector CD, y también reproductor de archivos locales y en red.

Como decíamos más arriba, Fikus hace en su web mucho hincapié en sus principios de diseño y fabricación (totalmente artesanal y en Polonia). Además de subrayar la importancia de la alimentación y del sobredimensionado de los elementos de ésta, y del uso «clave» de válvulas para todo el control de la señal analógica, Lampizator defiende (con razón) que sus convertidores DAC son a prueba de obsolescencia, una palabra que siempre da algo de miedo a la hora de invertir en fuentes digitales a partir de cierto nivel. Es lógico: tras leer, comparar, probar y finalmente elegir un DAC «hi-end»… siempre queda la duda de si es una «apuesta» acertada y para cuánto tiempo. Pero tenemos que darle la razón: por un lado, no habrá almacenamiento ni distribución de música digital que no sea la que ahora conocemos, ya sea en formato PCM (que los Lampizator aceptan hasta 384 kHz y que raro será ver en la práctica por encima de 24 bit y 192 kHz) o en DSD (que Lampizator decodifica de forma nativa hasta DSD512). Recordemos, antes de que alguien proteste, que «cosas» como el MQA (o si más adelante se populariza algún tipo de codificación binaural, ambisónica… o lo que sea) están en la parte digital pura y siempre acaban saliendo en uno de esos formatos finales (PCM o DSD) antes de la conversión analógica.

En cuanto a la parte analógica, ya se usa la alimentación mejor posible y las válvulas o los circuitos de salida con ellas… ¡eran «obsoletas» hace décadas! Por otra parte los Lampizator, además de un periodo inicial de prueba sin compromiso, tienen un larga garantía (5 años) que es transferible en caso de compraventa. Y sus productos se pueden poner al día (a un nivel mejor o con diferentes opciones de entradas y salidas) cuando queramos, a costes razonables. 

Construcción y diseño

Pero vamos ya con nuestro invitado, que es un modelo algo único en la gama: el Lampizator Baltic 3 es un DAC puro, sin control de volumen de salida ni entradas analógicas, y de estructura balanceada en origen. Los otros modelos Lampizator suelen tener como opciones el «previo» (entradas analógicas y salida con volumen controlable) y el «balanceado» (que como sabemos implica el doble de circuitos). Pero con este Baltic 3, lanzado en otoño de 2020, marcando el 10º aniversario de la marca, Fikus ha querido presentar un producto con relación prestaciones/precio única, dejándolo en esta configuración cerrada. Así, el Baltic 3 usa el mismo motor digital que el alto de gama Golden Gate 2: son chips y DAC cuyo origen mantiene en secreto y que denomina «Engine #53», capaz como comentamos de DSD512 y PCM 384 kHz. Éste tiene una salida cuádruple monofónica a partir de la cual se obtienen las salidas SE y Balanceadas, usando dobles triodos (uno por canal) JAN5963 (o ECC82) y 6N8PA (o 6SN7GT) y condensadores de alta calidad con conductores de cobre en las salidas, que como indicamos son tanto SE (RCA) como XLR. Un interruptor trasero sí que permite elegir entre dos niveles de salida: uno estándar (2 Vpp) y uno superior (hasta 6 Vpp) que como veremos en la práctica permite usar previos pasivos con excelente resultado (el nivel alto puede saturar la entrada de algunos amplificadores, sobre todo de estado sólido).

 La alimentación de la parte analógica (válvulas) usa también una válvula rectificadora (5U4G o equivalente), que es la que más «luce» en la parte superior del aparato, con circuito CLC. La parte digital lleva su propia alimentación, por supuesto lineal (con un toroidal) y también sobredimensionada. Descubrimos en el interior del Lampizator Baltic 3 una construcción esmerada y claramente artesanal, pues las diferentes placas digitales (entradas, interfaz USB y el DAC en sí) llevan cableados hechos a mano: para recibir la alimentación de los circuitos propios, y sobre todo para enviar las señales recién convertidas hacia la sección analógica a válvulas en una placa independiente (situada justo bajo la tapa superior, de forma que los zócalos permiten tener las válvulas orgullosamente expuestas). En la placa digital principal (DAC) hay varios chips protagonistas con la referencia borrada que forman el citado «Engine#53» de Fikus (lleva muchos años probando y comparando procesadores).

La parte delantera del Baltic 3 sólo tiene un indicador numérico de entrada (que por cierto es muy retro, una válvula con números incandescentes) al no disponer de controles. En nuestra unidad ese frontal era único, pues Lampizator fabrica cada aparato según el encargo y el importador español quiso esa placa algo más sólida como referencia estética propia (se pueden elegir colores ahí y en la tapa superior). Aunque el Baltic 3 no tiene las opciones de otros Lampizator (volumen o previo, balanceado ya lo es en origen recordemos) sí se puede personalizar, además del frontal o colores, con la tapa superior en cobre o válvulas premium. 

Por detrás están todas las conexiones: alimentación (IEC estándar), entradas digitales (USB, coaxial RCA, AES/EBU XLR y óptica) y salidas analógicas (RCA y XLR). Además, el citado interruptor entre los dos niveles de salida y uno rotatorio para elegir entrada. Eso me parece bastante incómodo por cierto al estar detrás y casi en medio del aparato… con las válvulas calientes (aunque no tanto como unas de potencia) encima. Si necesitamos cambiar con frecuencia de fuente digital, habrá que tenerlo en cuenta a la hora de buscarle acomodo en nuestro sistema o mueble. Otra cosa que me extrañó fue la ausencia de alguna entrada I2S (lo normal con conector HDMI) visto que se va popularizando entre las fuentes digitales puras.

Y antes de pasar a la prueba en sí, mencionar el impresionante Inuuos Statement (12.000 euros) que acompañó al Lampizator durante la prueba. Son dos chasis, pues la trabajada alimentación es independiente, en una pesada caja donde hay ocho líneas de salida (dos conectores propietarios que van al chasis de la CPU). La parte inteligente usa un procesador Intel de cuatro núcleos y potencia ajustada para ser suficiente (pudimos en Roon hacer sobremuestreo desde CD a DSD256 sin problema) pero no excesiva para evitar ruidos internos: procesando de CD a DSD512 ya llegaba demasiado justo, pero es algo extremo obviamente y sí lo hacía desde DSD por ejemplo. Lleva 8 GB de RAM (4GB como buffer de reproducción) y un disco de almacenamiento interno SSD (sobre silentblocks). La placa base es a medida con reclockers para la red Ethernet, reloj de precisión de salida OCXO y salida USB muy trabajada. Incluye un lector CD para ripear discos fácilmente con su propio software (u otro, es todo configurable y bastante sencillo desde la interfaz web es decir usando móvil o tableta).

Audición

Escuché de entrada el conjunto Innuos-Lampizator en mi salón, con la buena combinación del integrado a válvulas Ars Sonum Gran Filarmonía y los monitores Merlin TSM, para pasar posteriormente a hacerlo en mi otra sala (sótano) con las grandes Legacy Audio Focus SE, etapas Hypex Ncore y previos pasivos. «Previos» en plural porque probé tanto con mi favorito de transformadores (MF Audio) como con otro resistivo con potenciómetro Khozmo (también polaco, precisamente) animado por la salida sin atenuar o «high gain» del Baltic 3, que además declara una impedancia bastante baja (200 ohmios) siendo válvulas. Ni en una ni otra posición el aparato dejaba pasar nada de ruido, otro hecho notable con válvulas.

No necesité mucho tiempo ya en el equipo del salón para darme cuenta de que el Lampizator es algo especial… como, la verdad, yo me esperaba (ya confesé que deseaba probar uno hace mucho). Lo que no esperaba es el perfil sonoro que tiene: por la trayectoria de Fikus, su gusto por las modificaciones de circuitos y lo artesanal, yo pensaba -equivocado- que tendría ante mí una versión «romántica» de la música digital, que los bits recibirían las caricias de las válvulas y condensadores de cobre, y que el sonido a su vez llegaría a mis oídos como un seductor y suave susurro… seguramente algo falto de dinámica o transparencia.

Pues ¡de eso, nada! No se nos debe olvidar que las válvulas, en sí mismas, son dispositivos de amplificación muy neutros y que solo en algunos casos o aplicaciones es el resto del circuito o el diseño del mismo lo que condiciona «su» sonido (que no es el suyo, realmente). Yo debería saberlo porque tengo un buen ejemplo de eso en casa: mi amplificador (Gran Fila) no saca de sus EL34 ese sonido romántico tan popular de ese pentodo sino que es neutro, rápido y directo, de hecho no «perdona» según la fuente o el altavoz. El Lampizator Baltic 3, y asumo que todos los productos de Fikus llevan esa impronta, es también neutro, rápido y directo, es transparente, y las válvulas (en realidad todo su circuito desde la alimentación a la salida) sí que consiguen evitar al máximo cualquier resquicio de aspereza digital.

La sensación al empezar a escucharlo fue tan reveladora y sorprendente que enseguida fue adictivo, y al cabo del rato me di cuenta que había sido víctima del famoso «cliché»: iba escuchando temas o discos conocidos disfrutando de la música y descubriendo nuevos matices. Esto me recordó una experiencia de hace bastante años que, creo, ilustra perfectamente lo que se siente al descubrir la magia de Lampizator: mi primera vez con una cápsula MC en un plato, en mi equipo. Si recuerdo bien fue en aquella (ya lejana) ocasión una Dynavector en el Spacedeck, y después de la instalación y primer ajuste ya me quedé boquiabierto por la transparencia, detalle, claridad, liquidez y suavidad que, los mismos discos, el mismo plato, brazo, previo, etcétera… me daban. Recuerdo en concreto algún corte (Eagles «Hell Freezes Over») en el que ya daba por hecho que la voz principal estaba grabada con distorsión puntual: de repente habían desaparecido esos siseos y en su lugar llegaba la voz limpia y clara… alucinante.

Pues algo parecido me ocurría al escuchar el Lampizator Baltic 3: a la vez daba «luz» a la música conocida y sacaba más información, más detalles, que añadían volumen a la escena sonora, pero lo hacía sin ninguna contrapartida. Nadie diría que el Lampizator suena «analítico» (en el sentido peyorativo del término) aunque sí permite analizar mejor lo que escuchamos, y no creo que tampoco nadie pueda decir que suena como comenté más arriba «romántico» ni, desde luego, velado. Ya con el integrado a válvulas me gustó más cómo sonaba con la salida sin atenuar (y bajando el volumen en proporción), no había problema de saturación, pero el sonido ganaba en dinámica y fuerza sin perder en nada. Animado, le tocaba el turno al equipo del sótano con los previos pasivos…

Fue otro éxito sonado: ya esperaba un buen resultado usando el de transformadores (apenas carga la fuente) pero también sonó el Lampizator fantástico con el potenciómetro Khozmo (que reduce la ganancia total por su sencillo circuito con solo dos resistencias en la señal a cualquier volumen). Además la potente salida del DAC permitía estar con el volumen próximo al punto intermedio (las «12») a volumen de escucha ya alegre, y el resultado fue verdaderamente entusiasmante. Y una combinación muy interesante de diferentes tecnologías para disfrutar de la música: fuente digital optimizada, DAC de altas prestaciones, salida analógica a válvulas, previo pasivo y etapas Hypex… Sonaba detallado y preciso, nada agresivo aunque con alguna grabación ácida permitía percibirlo, y con un grave muy presente en extensión y contundente en impacto. Creo que «fantástico» describe muy bien mi impresión.

Aquí experimenté más con el DSD, gracias a los archivos incluidos en el Inuuos que me dejaron, tanto tal cual como aplicando sobremuestreo (Roon DSP) a estos y otros. Ser un convertidor DSD nativo aporta otra ventaja al Lampizator, y permite comparar y disfrutar de las ventajas de este formato (que a veces no quedan del todo claras en según qué compañía). En general, el DSD ofrecía un plus de refinamiento, lo que equivale a decir que al volver a PCM/CD la música parecía más «cruda». Además en ocasiones tenía una sensación hiper-realista sobrecogedora, más allá de que creas tener delante los músicos, es como si los escucharas incluso mejor que eso: en «The Sweetest Sounds» (DSD nativo) el fiscorno protagonista sonaba espectacular con su timbre entre trompeta y saxo. Algunos de mis temas más escuchados últimamente, de voces femeninas, como el «Bésame Mucho» (Annekei), «Si te contara» (Martirio), «Angel» (Sara McLachlan), temas del disco «Stella di Napoli» (Joyce DiDonato)… eran escalofriantes y emotivos gracias al amigo Fikus y su Lampizator.

Conclusiones

Creo que con la anécdota de la cápsula MC, entre otros comentarios, ya ha podido quedar claro que sí, me ha gustado mucho el Lampizator Baltic 3. Quien crea que «otro DAC» no puede aportar a su equipo más que matices, que lo piense mejor… Además, es verdad que ésta es una inversión de largo plazo porque seguramente cambiemos antes la fuente digital que lo alimente, o quizás la amplificación o cajas que vayan detrás, antes que el Lampizator. Y con el precio que tiene, que entra en lo que a estas alturas yo todavía considero «razonable»: en la práctica tenemos (¿casi?) el sonido de un Golden Gate 2 por un tercio del precio. Si la salida balanceada no nos aporta nada (porque no tenemos amplificador o previo balanceados) entonces el paso anterior, el Amber, con salida SE y control de volumen (o sea previo) tiene que ser una Compra Maestra. 

Puntos destacados

+ Un DAC de alto nivel absoluto y precio razonable, con buena garantía y larga vida por delante

+ Buena versatilidad por entradas y salidas (RCA y XLR) y formatos compatibles (PCM y DSD)

+ Perfil sonoro de claridad y limpieza sorprendente: son válvulas pero son neutras, nada de «recortes románticos»

– Quien no necesite la salida XLR podría preferir contar con previo/volumen

Precio 4900 euros (más IVA)

Distribuye Elektra Hi-End

FICHA TÉCNICA

Lampizator Baltic 3 DAC: convertidor DAC con salida analógica fija RCA y XLR, con dos niveles a elegir (2 o 6 Vpp) y una impedancia de salida de 200 ohmios. Entradas USB, TOSlink, SPDIF RCA y AES/EBU XLR seleccionables en la parte trasera y con indicador frontal. Convierte PCM hasta 384kHz y DSD512 con arquitectura interna totalmente balanceada. Válvulas: 2 JAN 5963 (o ECC802), 2 6N8PA (o CV181-T, 6H8C o 6SN7GT) y una rectificadora 5U4G (o 274B, 5C3S, 5Y3, GZ37 o 5R4WGB). Dimensiones (ancho x profundo x alto) 430 x 500 x 130 mm, peso 13 kg. Consultar posibles opciones de color y materiales del chasis y panel frontal.

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Cajas acústicas

  • Legacy Audio Focus SE
  • Merlin TSM

Amplificación

  • Hypex Ncore 400 (etapas Clase D)
  • Ars Sonum Gran Filarmonía (integrado EL34)

Fuentes

  • Innuos Statement

Cableado

  • WyWires, Nordost

 

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