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Compra maestra

El auge de los reproductores digitales de archivos compartidos, o recibidos por red es imparable. Llevamos una temporada con muchas ofertas en “streamers” y han pasado por mis manos ya unos cuantos… pero puedo anticipar que este Lumin se lleva por ahora mi “Oscar” particular. No me ha dado un solo problema en uso, su aplicación para manejarlo vía tableta es tan genial que incluso mejora la de otros fabricantes para manejar sus propios reproductores, suena de escándalo ya sea con su DAC interno o a través de uno externo, y… ¡es precioso! No menos importante es que su precio es razonable, sorprendente diría yo cuando veo el resto de la gama Lumin –el D1 es el más económico– y, como veremos enseguida, este “pequeño” apenas hace concesiones a sus hermanos mayores.

Si me he adelantado anticipando alguna de mis conclusiones es que me he dejado llevar por la emoción, y seguro que habré despertado mucho interés en saber más de esta pequeña joya. Empezemos por su fabricante: Lumin es la parte dedicada al sonido de la moderna empresa Pixel Magic Systems, especialistas en procesadores de vídeo de Hong Kong y conocidos por sus productos “Magic TV” antes de iniciar la andadura de la marca Lumin, en 2012, con su primer reproductor audiófilo en red. A ese A1 le siguió el aún más exclusivo S1, y ahora la marca cuenta con una gama más asequible gracias al T1 y el D1 que aquí analizamos.

Lumin D1_det frontal

Descripción

A pesar de costar una tercera parte que el A1 o cinco veces menos que el S1, el Lumin D1 apenas renuncia a algunas de las cosas de las que son capaces sus mayores: la caja es de gruesa chapa de aluminio con un masivo frontal, en lugar de mecanizada de una pieza y compartimentada interiormente para separar los diferentes bloques –procesado, pantalla, convertidores DAC–. La alimentación no usa un compartimento separado con una fuente lineal de calidad con dos toroidales y condensadores de pedigrí, sino un alimentador universal –fuente conmutada normal y corriente–. Y las salidas analógicas no cuentan con transformadores Lundahl de acoplo hacia el exterior, sino con un circuito electrónico a base de amplificadores operacionales.

Hasta aquí las diferencias, que no dudo permitirán a los A1 y S1 brillar a otro nivel… cuando el resto del equipo también tenga calidad para percibir esos cambios que, por sutiles, no dejan de marcar las diferencias cuando se juega en la liga más alta de esta afición.

Lumin D1_Pass_MG_6974

Para empezar, el D1 usa la misma pantalla de un color azul que ofrece mucha información con un estilo muy particular, que a mí personalmente me enamoró desde que vi el primer Lumin –aunque tal vez sería más práctico que pudiera configurarse porque de lejos los caracteres más pequeños no se ven–. También usa la misma aplicación de control, excelente y sin duda la mejor que haya visto. Es tan buena que he visto en foros de otros fabricantes de reproductores en red recomendar el uso de la App Lumin con los suyos… Y el D1 usa la misma aplicación porque sus posibilidades son las mismas que sus hermanos mayores, con la única limitación de llegar en DSD a esa resolución y no más –es decir “DSD64” y no 128–, mientras que en PCM el techo es igual de alto –32 bits y 384 kHz de tope–. Esos límites no son sólo los archivos que puede reproducir directamente el D1, sino que también es hasta dónde llega si activamos el sobremuestreo vía App: podemos estar leyendo archivos FLAC de nuestra biblioteca de CDs “ripeados” y aumentar su resolución –virtual– hasta DSD o PCM a ese nivel… incluso hacerlo para usar un DAC externo, ya que la salida BNC provista –única disponible– admite ser configurada de nuevo, vía App en PCM de alta densidad o DSD vía formato DoP. O, al contrario, también podemos estar leyendo y reproduciendo un archivo nativo DSD y enviarlo por la salida digital en formato PCM a la frecuencia de muestreo que queramos, si usamos un DAC externo que no admite el formato monobit DSD. Debo decir que probé ambas posibilidades y el procesado siempre me pareció muy transparente, lo que habla muy bien de la programación del “cerebro” interno del Lumin.

Lumin D1_int DAC

El poder usar esa salida digital de forma tan avanzada no significa que los DAC internos desmerezcan su uso, cuidado. El D1 es el pequeño de Lumin pero su sección de conversión es sobresaliente, con una pareja de chip Wolfson WM8741, uno por canal en modo doble diferencial para ofrecer, por sus salidas XLR, señales balanceadas. En estas salidas es donde echamos de menos “en la foto” los transformadores Lundahl de los Lumin “gordos”, pero a cambio tenemos un circuito muy elegante –parece diseñado para ser fotografiado– y con componentes de primerísima calidad, como los operacionales Texas LM49860, condensadores Wima y electrolíticos Nichicon Muse.

La alimentación externa corre a cargo como he comentado de una fuente universal conmutada económica –fácilmente mejorable cuando así lo queramos, pues son 12V en continua–, pero dentro del D1 hay no menos de seis reguladores y varios condensadores de filtrado para asegurar la limpieza a nivel local de los voltajes necesarios. La mitad de la placa la ocupan estos filtros y la parte “inteligente” del aparato: recordemos que cualquier reproductor en red no es más que un miniordenador dedicado a esta tarea, con su propio sistema operativo y memoria; la otra mitad la ocupa esa excelente sección de conversión DAC.

El aparato es compacto y la trasera está muy poblada, incluso justa. Además de la entrada de la alimentación con su interruptor y de las salidas analógicas RCA y XLR en ambos extremos, tenemos una conexión RJ45 para la red –necesita cable, nada de WiFi– y dos accesos USB, que tienen su importancia. Veamos…

Estos modernos “reproductores en red” permiten escuchar música de tres formas básicamente: la más sencilla, como si fuera una “radio en red”, nos permite acceder a los miles de emisoras disponibles a través de la conexión Ethernet que lo conecte a nuestra red doméstica y a través de ella a Internet; y no sólo “emisoras” sino también servicios de música en línea, como TIDAL que ofrece un extenso catálogo en formato de compresión sin pérdida –FLAC– y algunos otros –en el caso del Lumin, para escuchar el popular Spotify hay que usar como “puente” un dispositivo iOS–. En el otro extremo, el sistema más complejo incluye un ordenador –normalmente en otra habitación– que actúa de “servidor” con uno o más discos duros en los que está nuestra música almacenada, música procedente de nuestros CD’s ripeados o de descargas –cada vez hay más posibilidades, incluyendo descargas en formatos de más resolución que el CD–. El reproductor lee esos archivos compartidos a través de un programa como JRiver o Minimserver –los dos que yo uso y recomiendo– y todo se controla a través de la aplicación en la tableta o teléfono inteligente.

Lumin D1_conexiones.

Entre estos dos tipos de uso, es donde encontramos utilidad a las entradas USB del Lumin: podemos conectar a ellas sistemas de almacenamiento local –reconoce discos duros en cualquier formato informático– y usaremos el propio D1 como servidor musical, en el caso que no tengamos, o no queramos depender, de un ordenador en otro lado de la casa o en la propia sala. De nuevo, será con la App como manejaremos esa biblioteca “local”. Como vemos pues, máxima versatilidad. En cuanto a tipos de archivo, básicamente reproduce todos los habituales incluyendo como hemos visto antes los de alta resolución ya sea en formato PCM o DSD –hasta DSD64 o 2’8MHz en ese caso– y por supuesto lo hace sin cortes innecesarios cuando la pieza lo requiere –lo que se llama “gapless”–, por ejemplo en directos.

Escucha

Ya he destacado nada más empezar que ha sido un placer contar con el Lumin en casa durante las semanas que ha durado la prueba. Lo he probado en mis dos sistemas y en varias configuraciones, sin que me haya dado un problema. Cada vez que lo he desenchufado, ha vuelto a reconocer la red y activarse en breves instantes, y la App permite manejarlo sin colgarse, sin problemas, con compatibilidad con otras Apps y con otros aparatos… ¡perfecto! Puede parecer obvio, pero después de probar ya unos cuantos de estos aparatos puedo decir que no es siempre el caso. Algunos exigen usar sólo cierto tipo de tableta o aplicación, se cuelgan con frecuencia, y acaban resultando menos agradables al uso, cuando no directamente llegas a odiarlos. Recordemos que son ordenadores por dentro… y a veces algunos dejan ver la faceta menos amable de la informática; el Lumin, no.

Lumin App

Al contar con control de volumen –siempre vía App, el aparato no dispone de botones ni otro mando a distancia– una opción “monofuente” es conectarlo directamente a una etapa. Pasé muchos buenos ratos con el Lumin “a lomos” literalmente de la etapa Pass XA30.5, moviendo las B&W 802D en el salón o las Ramallo Allegro en el sótano, y la verdad que incluso estéticamente hacían muy buena pareja, la Pass con su ventana azulada y el Lumin con su pantalla de caracteres azules, ambos con sus frontales en aluminio… Conectado de esta forma, seleccioné el nivel de salida menos alto para no necesitar bajar demasiado el volumen, ya que actúa en el ámbito digital si bien Lumin parece usarlo de forma que apenas hay pérdida de calidad –no se “tiran” bits de resolución–.

El perfil sonoro del Lumin me sorprendió: esperaba por su aspecto y por proceder de un fabricante especializado en temas digitales –incluyendo imagen-vídeo– que sería muy definido, incluso tirando a analítico, y en cambio siempre resultó transparente pero con un toque cálido y con buen peso en las frecuencias graves y medias. Es más musical que incisivo. Combinado con la etapa Pass hacían una pareja perfecta como comentaba más arriba, moviendo las 802D en el salón con fuerza y suficiente pegada, con un tono muy agradable en las voces y mucho detalle, una gran recreación del “aire” y del ambiente de las grabaciones. Excelente con vocalistas de Jazz pero muy bueno también con conjuntos de cámara, la pareja no se quedaba corta cuando pasábamos a una marcha superior, ya fuera pop-rock o sinfónica.

Lumin D1_display DSD_MG_6977

Y la historia se repitió en el sótano con las Allegro, cajas que con la etapa Pass permiten tocar el cielo tanto a nivel tímbrico como por la presentación espectacular de la escena en un enorme espacio delante nuestro. Estas cajas aportan además su importante grado de dinámica y sobre todo de transparencia, no en vano están pensadas como “monitores”. Era el sistema ideal para probar las posibilidades de manipulación de la señal en el Lumin y así lo hice. Escuchando temas originales de formato CD –mis propios archivos ripeados, compartidos en red–, es decir leyendo música a 44kHz/16bit, comparé ese “original” al resultado de activar el sobremuestreo interno del Lumin: primero sin cambiar de formato –PCM– pero subiendo hasta 176kHz la frecuencia de muestreo, después haciendo el salto a DSD –2’8Mhz–, ya que el D1 permite ambas opciones, y algunas más intermedias. El cambio de 44 a 176 kHz era sutil pero perceptible, por lo menos en el equipo con las Allegro. Las fuentes virtuales dentro de la gran escena sonora quedaban mejor definidas, como si pudieras señalarlas en un espacio de pocos centímetros cuando antes las ubicabas en una zona de varias decenas, o un par de palmos; pero era como digo un cambio sutil, porque mantenía el perfil sonoro del Lumin. Al dar el siguiente paso y forzando el muestreo hacia DSD el cambio era más apreciable y, de entrada, muy agradable: las voces se hacen más sedosas, el sonido toma un nuevo enfoque más dulce aunque sin perder aparentemente detalle… ¿mejor? No estoy seguro, o por lo menos no me lo parece de forma universal. Con clásica tranquila o jazz vocal quizás sí sea un buen aditivo, pero con música moderna llegaba a ser “demasiado azúcar” y quizás robaba algo de fuerza en temas con mucha marcha. Pero incluso con voces no siempre lo prefería. Estos días andaba escuchando bastantes temas de Amy Winehouse –a raíz del reciente documental, muy recomendable por cierto– y este efecto, el muestreo hacia DSD, concedía cierta ilusión de escucharla en algunos temas… más suave, más triste… demasiado triste para mí, dado su trágico final. Mejor, en este caso, dejarla sonando sin sobremuestreo, para recordarnos a la Amy más joven, menos delgada, más fuerte.

Por mucho que me gustara la pareja Lumin-Pass, combiné el D1 con muchos más aparatos. Como fuente directa para varias combinaciones –integrado Gran Filarmonía, previo pasivo y etapa Pass, con una etapita Clones Audio prestada…– pero también lo probé como fuente digital o “transporte” –es más correcto decir “renderizador”– y esto último me pareció muy interesante dada la versatilidad de la única salida digital del Lumin. Sobre todo, porque esta salida permite, a través de la App y del mismo modo que podíamos hacer sobremuestreo, adaptarse al convertidor DAC que vayamos a usar. Pude por lo tanto usarlo para exportar señales PCM y DSD –vía DoP– en el mejor de los casos, hasta forzar muestreo a 96kHz cuando el DAC no reconocía dígitos más allá de esa frecuencia.

Lo primero –DSD vía DoP– lo pude probar con un Devialet 200 que tuve a prueba con mis 802D y que me dejó un muy buen sabor de boca, entre otras muchas cosas precisamente por esta capacidad de recibir música en formato DSD a través de su entrada coaxial –usando el citado protocolo DoP–, además de su capacidad de mover las Bowers sin despeinarse. Cuando le enviaba al D1 mis archivos de origen SACD, el Devialet mostraba en su pantalla las siglas “DSD”, perfecto. También rondaba por casa a la vez que el Lumin el reproductor y amplificador integrado de Linn –el Majik DSM cuya prueba acabamos de publicar–: en su caso las entradas digitales están limitadas a señales PCM y configuré el D1 para que exportara ese formato a 24bit/176kHz cuando leyera DSD –se tardan cinco segundos vía App… ¡ya dije que es estupenda!–. De nuevo, ningún problema y al enviar algún archivo en formato DSD, el Linn mostraba en su pantalla que recibía PCM a 176kHz…

Lumin D1_trasera12

Aprovechando estas pruebas comparé el sonido del Lumin con el Linn, no en vano son dos reproductores de archivos en red con DAC incorporado –aunque el Linn añada más funciones, también cuesta más–, y que además usan precisamente el mismo chip de conversión Wolfson WM8741, uno en el caso del Linn y dos en el Lumin. Como ya hemos repetido tantas veces, el chip usado no necesariamente condiciona el sonido del aparato o convertidor, pues influyen muchos más factores: la alimentación, la parte analógica de salida y la configuración y diseño de la parte digital de la placa antes del propio chip –y eventuales filtrados digitales, cosa que existe tanto en el Linn como en el Lumin a través de sus procesadores y programación propia… y secreta–. De hecho sonaban bastante diferentes, dentro de lo que son matices entre fuentes digitales tan parecidas. Salió a relucir esa personalidad “musical” del D1, pues comparado con el escocés podría llegar a faltarle la última capa de detalle, pero lo cambiaba por un carácter también menos analítico que el Linn, sin que éste llegue demasiado lejos en ese aspecto. Para descubrir detalles en las grabaciones el Linn sería mejor herramienta, pero para dejarse llevar escuchando música quizás el Lumin sea mejor, y el oriental también sonaba con algo más de peso, con más percepción de profundidad en la escena. Curiosamente, cuando ya había devuelto el Lumin, me llegó un segundo Linn Majik DSM para la segunda parte de nuestra prueba –con conexiones Exakt para la multiamplificación activa digital–, y comparando ambas versiones me pareció percibir prácticamente las mismas diferencias, ahora en favor del DSM recién llegado: éste hubiera sonado mucho más parecido al Lumin, pero con ventaja en definición, diría de memoria.

Lumin D1_interior 10

 

Y una última prueba más a comentar con el Lumin: cuando estaba pensando en probar algún alimentador potencialmente mejor que el original, o incluso una batería –funciona con 12V–, alguien me propuso probar un cable de alimentación “gordo” –su precio duplicaba al del D1– con la alimentación original. Me pareció una prueba inútil… hasta que la hice. El D1 cambió sorprendentemente, tomó aún más cuerpo, el grave se extendió claramente más en extensión e intensidad, las voces eran más claras… ¡no fue sutil! Pero esto me confirma que hay potencial de mejora en la alimentación original, aunque no sea de una forma tan políticamente incorrecta como usando un cable de alimentación que duplique el precio del aparato.

Conclusión

Recuerdo que cuando probé el Auralic Aries Mini terminé confesando que “quería uno”. Me gustó su rendimiento como fuente digital usando un DAC externo pero también me pareció notable su DAC interno –salidas analógicas–, aunque tenía algunas pegas –aplicación necesaria, poco sólida y sólo para iOS por ejemplo–. Para mí fue sobre todo una sorpresa que ofrecía una salida digital claramente mejor que la de los populares Squeezebox –tengo varios– costando poco más. Han pasado unos pocos meses y al probar el Lumin me ha pasado algo parecido: sí, cuesta cuatro veces más que el Aries Mini, pero sinceramente es un producto muy deseable por muchos motivos.

Lumin D1_frontal

Para empezar, su DAC interno no es sólo “bueno”, es que compite directamente con convertidores dedicados de su entorno de precio y es una lástima que no tenga una entrada digital para poderlo usar eventualmente con un lector óptico –aunque eso cada vez parece más raro– u otra fuente digital.

Para continuar, como fuente digital pura –para quien tenga un DAC que mejore el suyo interno, que será ya de un nivel alto– el Lumin es lo más versátil que conozco, pues pese a contar sólo con una salida coaxial BNC, permite adaptarlo a cualquiera de los formatos que puede reproducir –incluído DSD– si el DAC los reconoce, o adaptarlos a lo que el DAC reconozca –por ejemplo sólo PCM, o hasta 96 kHz, etcétera–.

Sigamos. Otra ventaja del Lumin es que, si así lo preferimos, podemos olvidarnos del ordenador para el equipo de música. Basta conectar uno, o dos, discos duros al propio aparato y manejar con él la biblioteca local de música. Aparte de obviamente tener acceso a servicios en línea de música de calidad, como Tidal. Pero no necesitaremos tener un ordenador o servidor siempre activo, ni configurarlo, ni usar otros programas, sólo la aplicación para tableta de Lumin.

Y ésa es otra ventaja: la aplicación propia es excelente, la mejor que conozco, y el aparato obedece sus instrucciones sin problemas, se conecta a la primera, no se cuelga… tan grande como el placer de escuchar música con él, es usarlo. A fin de cuentas, estamos aprovechando la programación y desarrollo que la marca hizo para sus reproductores “gordos” cuyo precio multiplica varias veces el del D1… ¿es o no una compra maestra?

Puntos destacados

+ Interfaz y aplicación excelentes: da gusto usarlo.
+ Reproducción de cualquier tipo de archivo (PCM o DSD).
+ Salidas analógicas RCA y balanceadas XLR.
+ Convertidor DAC interno de excelente calidad.
+ Sonido de perfil muy musical y con “cuerpo”.
+ Salida digital totalmente configurable.
+ Grandes posibilidades de muestreo (sub o sobre).
– Pantalla algo pequeña en salas grandes.
– Sin entradas digitales.

PVP: 2.100 euros

Distribuyen Ultimate Audio, QLASE A y AudioElite

FICHA TÉCNICA

Reproductor digital multiformato, sistema operativo propietario. Salida digital BNC (PCM hasta 192 kHz o DSD sobre DoP). Salidas analógicas RCA (2Vrms) y balanceadas XLR (4Vrms). Formatos admitidos: PCM de 44 hasta 384 kHz y de 16 a 32 bit, DSD a 2’8 Mhz (DSD64). Entradas: Ethernet RJ45, USB (dos) para almacenamiento (formatos FAT32, NTFS, EXT2/3). Fuente de alimentación multivoltaje externa de 12V DC. Dimensiones: 240mm (ancho), 244mm (fondo), 60mm (alto), peso 2kg. Distribuye Ultimate-Audio.

EQUIPO UTILIZADO EN LA PRUEBA

Cajas acústicas

  • B&W 802D
  • Allegro by Ramallo
  • Linn Majik 140

Amplificación

  • Pass XA30.5
  • Ars Sonum Gran Filarmonía
  • Devialet 200

Fuentes

  • Buffalo 32 DAC
  • Linn Majik DSM

Cableado

  • Siltech, Nordost, Kimber

 

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