Munich High End 2024: Una cita que continúa siendo imprescindible
Como manda la tradición, el certamen Munich High End se celebró una vez más en el recinto ferial M.O.C. de la capital bávara, proponiendo a profesionales y público una espectacular representación de marcas y productos vinculados con el sonido residencial en su máxima expresión. Este año, el evento tuvo lugar entre los días 9 y 12 de mayo, sumando ya 41 las ediciones de un encuentro que continúa llevando en buena parte la voz cantante del audio de excepción, si no a escala planetaria, sí europea, y, en buena medida, asiática, sin desmerecer por ello la presencia de nombres relevantes del High End estadounidense, muy presente bien directamente, bien a través de sus correspondientes importadores alemanes. ¿Qué decir? Pues, básicamente, el célebre “business as usual”, con novedades y ausencias notables, un punto de ilusión que se mantiene incólume en un sector en el que la componente emocional sigue teniendo una relevancia clave y, por supuesto, un montón de productos y equipos presentados con la mejor de las intenciones -en no pocos casos por sus propios creadores- aunque con resultados harto dispares en términos de musicalidad pura y dura. En fin, nada nuevo bajo el sol, pero, a la vez, y parafraseando a Enrique de Borbón, aunque adaptándolo al contexto del presente artículo, continúo pensando que “Munich bien vale una misa” para quienes creen que la música lo es menos si no es reproducida con la debida calidad.
Una locura en términos de producto que no es fácil gestionar
Reconozco que cada vez que regreso de la conocida popularmente como “Feria de Munich” me propongo escribir la pertinente crónica la semana siguiente, pero al final nunca puede ser, en este año concreto por culpa de un accidente doméstico que me dejó “semiinutilizado” durante una buena semana y media. Por otro lado, en más de una ocasión he bromeado con el hecho de que el certamen bávaro es tan conservador en su esencia -que conste que no lo digo en plan crítica, porque cuando algo funciona lo mejor es no tocarlo… por lo menos en lo fundamental- que casi podría utilizar la crónica de un año para escribir el grueso de la del siguiente. Y es que si uno ha acudido a varias ediciones del certamen -un servidor ha estado en todas desde que se celebra en Munich, léase desde 2004 con el único paréntesis de los “años Covid”, es decir 2020 y 2021- es fácil darse cuenta de que son muchas las empresas que conservan ubicación año tras año… me vienen a la memoria en este sentido T+A, Panasonic, Transrotor, Pro-Ject, Gryphon o el importador alemán Audio Reference, por mencionar algunos. Luego hay espacios que se mueven de un año a otro en función de bajas y altas representativas porque, al fin y al cabo, las cifras de negocio y los intereses de las empresas, sobre todo cuando alcanzan una cierta envergadura, cambian. Por ejemplo, en el espacio en el que este año estaba Loewe, marca que hasta donde llega mi memoria nunca había estado en Múnich, durante mucho tiempo se realizaban demostraciones espectaculares -y además no sólo de sistemas de Alta Fidelidad sino también de Cine en Casa- a cargo del grupo editorial Motor Presse como consecuencia de su condición de propietario de las influyentes -ahora menos- publicaciones especializadas Audio y Stereoplay. Un tipo de presentaciones que, por su nivel, echo de menos… lo mismo vale para los años en que Bowers & Wilkins montaba un tinglado realmente apabullante por cuanto en su “stand”, por decirlo de algún modo, actuaba un grupo musical que era grabado en directo con artillería “pro” en consonancia y luego el resultado era reproducido por una configuración de cajas acústicas -y además multicanal- de la legendaria firma de Worthing. Una ausencia, la de la marca en cuestión, que me recuerda a la del actual propietario de la misma, Masimo Consumer, y en consecuencia de otros nombres del audio tan ilustres como Denon, Marantz, Classé, Polk Audio y Definitive Technology.
Dejo ya de divagar y voy a lo que iba, que no es otra cosa que reflejar mis impresiones sobre lo que es y lo que ha significado este Munich High End de 2024. He titulado intencionadamente este apartado “Una locura en términos de producto que no es fácil gestionar” por la sencilla razón de que en los cuatro días de duración del certamen es literalmente imposible cubrirlo con el debido rigor desde el punto de vista periodístico. Además, y esto ya lo he comentado en varias ocasiones, la obsesión de no pocos periodistas por publicar de inmediato sus, por decirlo de algún modo, crónicas, hace que la calidad de las mismas sea a menudo discutible. Y es que, queridos lectores, falta tiempo, sobre todo con tanto producto y tan bueno… ¡y menos mal que el espacio en el que tiene lugar esta concentración es más que manejable, porque si fuese del estilo del de la IFA de Berlín apenas habría tiempo de verlo mínimamente todo! A lo dicho hay que añadir que un servidor, como tantos otros, trabaja solo, lo que todavía complica más las cosas. Y es que con -las cifras son “pre-feria”- 550 expositores y 1.000 marcas de por medio, las limitaciones para dedicar algo de tiempo a lo que uno le gusta/conoce por un lado y a descubrir material nuevo por otro son evidentes.
Cabría pensar que la “vía real” por cubrir bien este certamen es tener un buen equipo y repartirse las tareas. Esto es lo que hizo, con vídeos y entrevistas varios incluidos, HiFi Pig Magazine, pero ni así, porque, claro, con citar los componentes de cada equipo sin realizar un comentario mínimo sobre las cualidades sonoras de los mismos no se transmite gran cosa. En paralelo, hay que tener en cuenta que en Múnich se socializa mucho ya que es un punto de encuentro fantástico para conocer/reunirse con propietarios/dirigentes de muchísimas marcas, empresas importadoras, periodistas especializados de un montón de países -Estados Unidos y China incluidos, no en vano se esperaban al respecto unos 500 profesionales- y, en definitiva, con la componente humana que hace posible ese mercado tan peculiar que es del audio High End. Esto a viene a cuenta que el “compadreo” está a la orden del día, tanto que con el paso del tiempo tengo ya clarísimo que son muchas las marcas que acuden a la capital bávara sólo para efectuar/consolidar contactos, lo que por otro lado tiene toda la lógica del mundo habida cuenta del esfuerzo en términos económicos, logísticos y humanos que supone ir allí.
Resumiendo, pues: si echan un vistazo a las crónicas que año tras año -y 2024 no ha sido una excepción- se publican sobre Munich High End se darán cuenta rápidamente de que hay medios que se concentran, algunos de ellos casi en exclusiva, en las marcas que les apoyan -algo que, de nuevo, tiene su lógica porque nadie vive del aire- mientras que otros publican una ristra de fotografías espectacular -ventajas de lo digital- sin, obviamente por falta de tiempo, comentar debidamente los equipos más relevantes. Si quienes sienten pasión por el sonido absoluto me permiten un consejo madurado con décadas de experiencia, les diré que la mejor manera de captar la esencia del evento que protagoniza estas líneas es yendo allí e impregnarse de todo lo que se puede ver y escuchar… ¡no sea que algún día Munich High End acabe siendo exclusivamente “pro”! Por lo demás, me permitiré, como hago desde hace ya bastante tiempo, dar mi opinión sobre las “generalidades” de este magno acontecimiento y concretar en algún que otro aspecto al que pude dedicar un mínimo de tiempo.
Mucho vinilo, mucha válvula, mucho auricular, un buen número de reproductores de carrete abierto y, por encima de todo, muchísima pasión
Así a bote pronto, les diré que este año había marcas “nuevas” que repetían, caso de la china ESD Acoustic y sus monumentales sistemas de altavoces -con las respectivas electrónicas- a bocinas, y otras más clásicas que volvieron, como por ejemplo la alemana Clearaudio y el McIntosh Group, léase la estadounidense McIntosh -que este año celebra el 75º aniversario de su fundación- y la italiana Sonus faber.
No les voy a decir que la edición de 2024 fue calcada a la de 2023, pero, salvando algunas excepciones, entre ellas las que acabo de apuntar, casi. Se mantuvo la zona de auriculares –bautizado este año con el nombre “World of Headphones”- en el Halle 1, para mí un acierto en toda regla porque permite -ventajas de la portabilidad y/o el tamaño compacto- a todo hijo de vecino escuchar lo que apetezca en lo que respecta a una de las categorías de producto más dinámicas del momento. ¿Nombres destacables? Pues un montón, la verdad, con Stax, Meze, Sennheiser, Audeze -en este caso situada en un “stand” aparte del grueso de la exposición- o la eslovena Erzetich Audio, por citar unos pocos, y, en el caso de la alemana Sennheiser, con posibilidad de “degustar” los fabulosos HE 1 -una especie de versión corregida y ampliada de los legendarios Orpheus- incluida. En esa misma zona pude escuchar el novísimo A&ultima SP3000T de la surcoreana Astell&Kern, precioso, exclusivo y musical a partes iguales, amén de un prodigio tecnológico. Esto me recuerda al otro gran nombre del audio de excepción con base en Corea del Sur, HiFi ROSE, y su gran novedad de este año: el procesador digital de audio (DAC) RD160, creado específicamente para complementar la que fue su gran novedad del año pasado, el “transporte” para streaming en red RS130. Dos máquinas que demuestran el “nivel japo” al que hay llegado las realizaciones de, en su momento, sus “enemigos íntimos”.
¿Y qué hay de las fuentes y soportes utilizados? Pues, sinceramente, “nada nuevo bajo el sol”, con el streaming “Hi-Res” afianzándose progresivamente a todos los niveles y, por lo menos en lo que al certamen muniqués se refiere, con Qobuz como proveedor de contenidos favorito. ¿Alguna novedad? Me gustó ver cómo la surcoreana Aurender, una de las primera marcas que apostaron por el audio digital “desmaterializado” al máximo nivel, prestó especial atención a la que, en mi opinión, es, si no la única si la mejor, manera de mejorar la musicalidad de las grabaciones en formato “numérico” sean del tipo que sean: mejorando el crítico sincronismo de las señales afectadas. Algo que ya hacen desde hace años la británica dCS y la japonesa Esoteric, por citar dos nombres emblemáticos al respecto, pero que en el caso de Aurender se concentra exclusivamente en el streaming. Sin duda, una especialización que, por lo menos sobre el papel, debería ser capaz de marcar la diferencia y que presupongo que en el futuro inmediato veremos también en otros representantes insignes del nuevo audio digital. Por el contrario, parece que los formatos de disco, básicamente CD y SACD, están viendo cómo sus opciones son cada vez más limitadas pese a la excelsitud manifiesta de propuestas como las firmadas por las japonesas CEC y Esoteric, la española Wadax o la francesa Métronome y, un tema que cada vez es más motivo de conversación entre no pocos aficionados al sonido con mayúsculas, lo increíblemente musicales que están demostrando ser ambos soportes una vez que la maquinaria empleada para reproducirlos ha alcanzado su plena madurez. ¡Ha costado, cierto, pero nunca es tarde si la dicha es buena!
En cuanto al disco de vinilo, ¡qué decir que no se haya dicho ya en todas y cada una de las crónicas sobre el certamen High End publicadas en, por lo menos, los últimos 20 años! La verdad es que, pese a su incomodidad manifiesta para las demostraciones públicas, sigue siendo en buena parte el formato rey en audio de excepción, como corrobora la tozuda presencia de máquinas que en algunos casos son absolutamente fantásticas y la proliferación de software (con precios demenciales en algunos casos). Podría “tirar de catálogos”, pero así de memoria se me ocurren marcas como la australiana Döhman Audio, la estadounidense VPI, la suiza Nagra, la británica SME, la sueca -aunque con “creador” español- SAT, las japonesas TechDAS y Esoteric, la canadiense Kronos, la suiza-alemana Thorens, las alemanas Transrotor y Brinkmann, la eslovaca EAT y, a un nivel más “democrático”, la británica Rega o la austriaca Pro-Ject. Todo ello sin olvidar las celebradísimas propuestas del único de los gigantes nipones de toda la vida que cada año “cumple” con la cita bávara: Technics. En esta ocasión, la división de sonido de alta calidad de Panasonic tiró literalmente la casa por la ventana con la presentación estelar de un giradiscos creado en asociación con el mítico fabricante de superdeportivos italiano Lamborghini, una colaboración visualizada con la impactante presencia, en la planta baja del M.O.C., del formidable -V12 de 6’5 litros+eléctrico, 1.001 CV, aceleración de 0 a 100 km/h en 2’5 segundos- modelo Revuelto, una acción de marketing que me pareció fantástica. Por cierto: aprovecho para comentar que, casi en paralelo, Sonus faber anunció su nombramiento como nuevo Socio Técnico Oficial de Lamborghini, siendo el primer fruto de esta nueva asociación un equipo de sonido dedicado para el mencionado Revuelto.
El soporte que sí está en auge, aunque en mi ocasión su popularización, por decirlo de algún modo, está muy limitada como consecuencia del elevadísimo precio del correspondiente software, es el reproductor de carrete abierto. Se trata de una tendencia que empezó hace unos años y que está apoyada por empresas muy especializadas que ponen al día, incluso rediseñan, máquinas firmadas en su momento por TEAC, Technics o Revox/Studer, siendo el “complemento necesario” grabaciones correspondientes por regla general a grandes clásicos del rock y del jazz. Dejando aparte el glamur formal de las máquinas en cuestión -alucinantes por su audacia estética y excelencia radical de su ingeniería- las propuestas de la holandesa Metaxas & Sins- lo cierto es que me quedé de piedra comprobando la naturalidad de su sonido escuchando detenidamente -en la “Sound Cabin” del constructor de cajas acústicas italiano Sigma Acoustics- una pieza de música clásica orquestal/coral que conozco bien, pero, siento decirlo, de cuyo nombre no me acuerdo. Una maravilla, de verdad, aunque en el momento de escribir estas líneas no conozco ninguna tienda de nuestro país donde escuchar con la debida calma este soporte “renacido” que de todos modos siempre ha gozado de un gran predicamento entre los profesionales del sonido más exigentes. A quienes quieran saber más, tanto en hardware como en software les recomiendo que echen un vistazo al sitio web de la Analogue Audio Association, alias www.AAAnalog.de.
Llego ya a otro “superclásico” del Munich High End: las válvulas de vacío. Un dispositivo que, ya sea en configuraciones circuitales de toda la vida, y por lo tanto ampliamente contrastadas, ya sea en otras de nueva generación apoyadas por componentes “modernos”, siempre tiene algo que decir. En el caso del evento que nos ocupa, la presencia de sistemas de altavoces de alto rendimiento garantiza la de un extenso abanico de las electrónicas tradicionalmente utilizadas para amplificarlos, aunque hay que reconocer que son no pocos los equipos que las utilizan para atacar cajas acústicas de corte tradicional, caso de la griega hARt -muy elegantes/llamativas en su presentación y altamente imaginativas en su concepción- con una pareja de preciosas columnas de la estonia Estelon- o las estadounidenses McIntosh y Western Electric. Como novedad rabiosa para este año hay que destacar la valiente, por opulenta en todos los sentidos, propuesta de la granadina Lorenzo Audio Labs, plasmada en los imponentes bloques monofónicos 211PP y el preamplificador a juego 2A3. Hablamos de material del máximo nivel ejecutado con los mejores -en el sentido absoluto, real, del término- componentes disponibles en el mercado y, lo digo con toda la sinceridad del mundo, “cero friki”. Para entendernos: mismo concepto que el que se aplica en el restaurante Elkano de Guetaria para preparar el mejor rodaballo del universo conocido… respeto extremo por el producto, que, por supuesto, es el mejor sin paliativos, y honestidad innegociable en su preparación y posterior ejecución. Una receta, que, lógicamente, tiene su precio… ¡pero lo vale!
La “misión imposible” de elegir el “mejor sonido”
Finalizo ya mi particular y muy personal crónica sobre este Munich High End de 2024 con la parte que, en cierto modo, me resulta más tediosa: la de valorar -me niego a decir “elegir”- el que ha sido el “Mejor Sonido”, alias “Best Sound” del certamen. El motivo es, una vez más, la disparidad de gustos en lo que a sonido, léase “estética sonora”, se refiere, un motivo lo suficientemente poderoso para afirmar con vehemencia que, año tras año, son muchos, incluso demasiados, los conjuntos supercaros, incluso hipercaros, demostrados en el M.O.C. que suenan bien apagados, bien metálicos, bien faltos de resolución y/o aireación bien, en resumidas cuentas, peor que otros muchísimo más asequibles que pueden encontrarse en cualquier tienda de nuestro país. Sí, esté el tradicional discurso sobre las limitaciones acústicas para justificarlo, pero es que son ya un montón de años y se supone que quienes diseñan y montan cada configuración están más que cualificados para que los resultados estén a la altura de lo que cabe esperar.
¿Qué equipos me gustaron más? Así de memoria, habría que citar el propuesto por la holandesa Kharma, que, como siempre, fue un dechado de buen gusto. También el de Nagra, convertida por méritos propios en el máximo exponente del reconocido perfeccionismo helvético y que este año completaba sus magníficas electrónicas con una pareja de columnas de su compatriota Stenheim. Había luego varios equipos con cajas acústicas de Wilson Audio, desde el espectacular –“motorizado” por D’Agostino Master Audio Systems”- que se podía escuchar, aunque sin sala dedicada, en el espacioso “stand” de su importador alemán, la antes mencionada Audio Reference, hasta los propuestos por marcas como Constellation, VTL o CH Precision. En mi opinión, todos sonaban decentemente, pero ninguno al nivel que, también en mi opinión, deberían sonar. Tampoco estaba mal el formado por Dynaudio en su elegantísimo “stand” en compañía de electrónicas Simaudio MOON. Otras dos propuestas que, como cada año, brillaron por su musicalidad, fueron las de Absolare/Rockport Technologies y la de la alemana Kaiser Acoustics. Espectaculares las configuraciones de ZenSati -locura absoluta en cables sin compromiso- y MBL, aunque sin que el sonido rayase al mismo nivel. En el ámbito del High End de precio razonable, hay que destacar la brillante propuesta de la danesa DALI con su novísima gama de cajas acústicas Rubikore, que pone oportunamente al día su celebrada serie Rubicon con elementos de ingeniería importadas de su actual buque insignia, la fabulosa columna KORE, para, literalmente, multiplicar su musicalidad. Había luego un sinfín de conjuntos firmados por marcas como Gryphon, Naim/Focal y un larguísimo etcétera.
Mención especial hay que hacer a la “Armada Española”, entre otras cosas porque a cualquier periodista británico, francés, alemán o estadounidense le falta tiempo para “barrer para casa” a la hora de escribir el reportaje de un certamen como Munich High End. Dicho “entre otras cosas” porque, mira por dónde, la representación patria de este año ha sido, al igual que la de 2023 y la de 2022, escasa en número pero excelsa en calidad. Lo corrobora la consolidación a escala planetaria de los muebles y soportes de la aragonesa Artesanía Audio, el increíble refinamiento de los cables de la andaluza fono Acústica y la concepción “fuera de parámetros” de los productos de antes mencionada Lorenzo Audio Labs en el ámbito analógico y la ya “fija” en cualquier lista de componente de audio High End Wadax -en este caso madrileña- en el digital. De Lorenzo habría que decir que, a pesar de las limitaciones impuestas por el espacio en que llevó a cabo sus demostraciones, el sonido brilló a grandísima altura debidamente apoyado por las flamantes electrónicas a válvulas de la misma marca, electrónicas “solid state” de Nagra, mecánica de transporte para discos compactos CEC y giradiscos con tracción directa y bomba de vacío SAT XD1, este último complementado por uno de los formidables brazos de lectura de la misma marca (y base de su reputación). En lo que respecta a Wadax, está claro que Javier Guadalajara, alma mater de la compañía, está decidido a no rebajar ni un ápice el nivel de sus propuestas, como bien se ha encargado de confiormar este año el Studio Player, un soberbio reproductor de CD/SACD integrado con posibilidad de mejora -mediante la adición de una fuente de alimentación y un reloj de sincronismo externos- que comparte excelsitud visual, mecánica y electrónica con la élite de la compañía española.
¡Nos vemos en 2025!
Hay mil cosas más que se podrían decir sobre este Munich High End 2024, como por ejemplo que el mejor catálogo de software musical es el de Sieveking Sound, el más impresionante es el de Dynaudio -180 páginas- y el más elegante uno publicado por Esoteric que constituye un homenaje en toda regla a la pasión japonesa por los detalles. Y también que había allí montones de cables, filtros de red, cápsulas fonocaptoras, puntas lectoras, fabricantes de componentes OEM (desde chasis metálicos hasta recintos acústicos o motores de altavoces, por ejemplo), elementos para tratamiento acústico, sistemas para diseño asistido por ordenador y un larguísimo etcétera. ¡High End rules, queridos lectores, y que así sea durante largos años para mayor gloria de la música!