Rumbo actual
Estaréis de acuerdo, que este mundo el cual nos interesa y amamos, desde un tiempo a esta parte parece haber perdido el sentido de la mesura. Hasta hace relativamente poco podíamos reír la gracia, pero últimamente las cosas parecen haber ido muy a peor. Tan a peor que los mismos que luchan por salvar su negocio no ven que están acabando con el germen y sustrato que les hizo crecer originalmente.
Cuando uno observa las cifras que se están pidiendo actualmente por aparatos de audio que hasta ahora eran caros, pero que con una segunda hipoteca sobre la casa eran asumibles. Se aprecia que en la actualidad si no eres CR7, un tirano de alguna olvidada república bananera, o algún empresario de alguna mastodóntica empresa china, debes limitarte a observar y escuchar estos aparatos en ferias. Su adquisición se le hace a la amplia mayoría de los ciudadanos occidentales, prácticamente imposible. Por otro lado, aquellos que se los pueden permitir no creo que tengan el tiempo necesario para disfrutarlos entre sus tareas de alto “jerifalte”, o entre patada y patada al cuero, y para estos últimos, estos aparatos no son más que para vacilar ante los amigos.
¡Así es! Las personas educadas, con carrera universitaria o no, con la cultura necesaria para apreciar esta afición y además hacerlo con la profundidad suficiente para quedar enganchado, cada vez lo tiene más imposible para acceder a aparatos de nivel, que le vayan motivando a subir la escalera y apuntar al olimpo supremo.
En definitiva, las vacas sagradas de nuestra afición no se están preocupando de realimentar la savia nueva, que son el relevo de los aficionados que les permitieron salir del fango primordial. Y esto esta provocando que cada vez menos los jóvenes se aficionen a la alta fidelidad con mayúsculas, y la verdad es que no sorprende.
En este momento de la historia es cuando me encuentro con nuestro invitado para este análisis. Y la verdad que lo que en principio parecía un artículo más, se ha convertido en una sorpresa mayúscula.
Music Hall MMF 2.3 SE
El protagonista de estas líneas, se sitúa sin lugar a dudas en las antípodas de esta mentalidad, que parece haber atrapado en sus garras a la gran mayoría de fabricantes de renombre. El Music Hall MMF 2.3 SE es un giradiscos que se encuentra situado en la parte baja de la gama de platos de esta empresa que fabrica los giradiscos en Chequia. Solo hay dos modelos por debajo, el USB-1 y el MMF 2.2LE, mientras que por arriba sí existen seis modelos más.
El 2.3 SE viene con una cápsula MM de nombre “spirit”, fabricada por Audio-technica para Music Hall, la cual viene totalmente montada y alineada en el brazo. Lo único que uno debe hacer es calibrar correctamente el peso. El proceso de montaje es rápido y muy intuitivo, cualquiera puede hacerlo sin ningún tipo de problema y casi sin ningún conocimiento. Lo único que no viene incluido y que habrá que tener a la hora de montar el Music Hall será una balanza de precisión para correctamente proporcionar el “vtf” o peso, adecuado.
Una vez que el propietario haya ensamblado correctamente el aparato no hay más que dar al botón de la velocidad y esperar a que deje de parpadear la luz que se encuentra entre los interruptores de 33 y 45 rpm. ¡Ya está! No hay más que hacer, ni ninguna calibración que realizar. Simplemente escuchar y escuchar vinilos.
El sonido y una sorpresa
La verdad es que mis expectativas no estaban muy altas cuando me ofrecieron la oportunidad de analizar este aparato, pero una cosa es lo que uno piensa y cree, y otra es lo que finalmente ocurre. Dejé el plato que rodase unos días, ya que este aparato era totalmente nuevo, y además me pareció justo darle las mismas oportunidades que a otros aparatos de rancio abolengo. Por ser más básico no quiere decir que no necesite un rodaje. Unos pocos días fueron suficientes para que todo estuviese funcionando al cien por cien de sus posibilidades.
Bueno, la verdad es que uno se sorprende en el primer momento, y parece que por instantes viaja atrás en el tiempo unos años. De hecho, uno inmediatamente reconoce el antiguo sonido del vinilo, en su forma más originaria, aquel que escuchábamos en los años setenta y ochenta, nada más que con un poquito más de chispa y apertura. El paquete completo del 2.3 SE ofrece un sonido agradable y con un nivel de detalle superior al que ofrecían nuestros antiguos platos de los años ochenta.