Aquí estamos de nuevo con más novedades, en esta ocasión cuatro nuevos títulos que nos llegan desde nuestro sello coreano ANALOGPHONIC. Ya les venimos advirtiendo que estén muy atentos a estos lanzamientos porque se trata de auténticas joyas rescatadas del descomunal catálogo de Universal. Como todos saben esta distribuidora se fue apropiando de numerosos sellos, algunos de los más importantes dentro del repertorio clásico pero también de otros estilos. Además, estas discográficas a lo largo del tiempo ya habían absorbido a otras menores. De ahí que tanto en el presente lanzamiento como en anteriores tengamos siempre gran variedad de sellos discográficos.
En primer lugar una grabación de Capitol dedicada a Natha Milstein. El año de grabación no debe asustarnos, pues en 1959 dicha productora ya realizaba registros estereofónicos bajo la marca «The Full Spectrum of the Sound» con unas grabaciones que son la envidia de muchas de las actuales. Se trata de un disco que contiene cuatro sonatas italianas, obras de Tartini, Corelli, Geminiani y Vivaldi, todas ellas extraordinariamente interpretadas por Milstein. El control del arco es virtualmente perfecto, logrando que una melodía flote sin esfuerzo o que un ataque muestre un virtuosismo asombroso. Una grabación elegante en la que podemos deleitarnos con la delicada musicalidad y el hermoso tono de este gran violinista.
A continuación la joya de la corona, las seis suites para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach en la interpretación de Daniil Shafran. Se trata de una grabación original de la rusa Melodiya, unos registros realizados entre 1969 y 1974 y que hoy en día raramente pueden encontrarse en su edición original. La interpretación de Shafran de las suites para cello de Bach está marcada por su enfoque original de la música del gran compositor, una interpretación audaz y novedosa. El músico no comulga ni con la falsa adherencia a la tradición ni con la restitución de la música de Bach como si fuera un museo, ni mucho menos con una modernización injustificada. Utilizando hábilmente las ricas potencialidades expresivas del violonchelo, las sutiles sombras del “toque” y la técnica de vibrato, Shafran va dinamizando el elemento de danza de estas piezas. Del mismo modo, utiliza diversos trazos y niveles de acentuación, que van desde un énfasis casi indistinguible hasta una inclinación aguda y fuerte. Shafran parece traducir el lenguaje lógico de la música de Bach al lenguaje de nuestro tiempo. En la presente versión no escuchamos el Bach del clavicordio, sino un Bach leído por un músico contemporáneo. Y al escuchar la interpretación de Shafran, percibimos estas obras como una música llena de vida y fervor.
Volvemos al violín de la mano de Mischa Elman en una grabación monofónica DECCA de 1956, exactamente la referencia LXT5222 que ahora podemos volver a disfrutar en esta masterización cien por cien analógica de Rainer Maillard de los Emil Berliner Studios. El disco contiene dos grandes conciertos, el de Bruch y el de Wieniawski con el acompañamiento de la Orquesta Filarmónica de Londres y la batuta de Adrian Boult. Elman trata los movimientos de apertura y cierre del Bruch de manera expansiva, pero esta expresión se vuelve más cuidadosa, más apropiada y más interesante en el movimiento lento en el que el violinista parece estar más en su terreno. Con Vieniawski, Elman comienza con una vivacidad razonable, pero disminuye la velocidad para proyectar el segundo tema lírico. La Romanze es particularmente compatible con el talento del violinista, aquí tiene la oportunidad de cantar con libertad de estilo y belleza de tono, y no duden que el intérprete aprovecha esta oportunidad al máximo.
Hemos dejado para el final de este cuarteto de novedades el disco más reciente, de 1977. Una grabación Decca de la conocida violinista Kyung-Wha Chung dedicada a distintas obras de corta duración y alto nivel virtuosístico. Chausson Poème para violín y orquesta, Op.25; Saint-Saëns Introduction and Rondo Capriccioso para violín y orquesta, Op.28; Saint-Saëns Havanaise para violín y orquesta, Op.83 y Ravel Tzigane. Estas cuatro piezas encajan muy bien juntas; son especialmente agradables porque combinan el acompañamiento orquestal con la deliciosa sonoridad del violín. Para este programa en particular, es difícil pensar en un solista más adecuado que Kyung-Wha Chung, que alejada de los fuegos artificiales en los que suelen caer otros intérpretes, nos muestra una dulzura especial que nos descubren algunos detalles de estas obras. En esta grabación se combina muy bien el alto grado de finura de la intérprete con una toma de sonido muy natural. Sin remarcar demasiado el papel preponderante del instrumento solista, sin mostrarlo más avanzado, sino integrándolo en el sonido de la orquesta. Son destacables las dos piezas dedicadas a Saint-Saëns, aunque he de reconocer que uno de los mayores aciertos del disco es la sensibilidad que muestra Chung en el Poème de Chausson.
Desde Kleifri Records esperamos que les hayan gustado estas novedades y, como siempre, estamos abiertos a cualquier comentario o sugerencia.