Otra cualidad que siempre es absolutamente necesario evaluar en este tipo de componentes, es su capacidad de ofrecer silencios. No cabe duda de que en previos de estado sólido encontrarla es mucho más fácil, pero aún así, me he tropezado a lo largo de estos años, previos que ofrecían un leve nivel de ruido en los temibles pasajes más oscuros de ciertas sinfonías. Simplemente no eran capaces de transmitir el sobrecogimiento que el autor quiso implicar a su obra. No es el caso de este XP-15 donde si bien no es sepulcral, he de destacar que roza la excelencia y en ningún momento resulta intrusivo. La “no música” se deja disfrutar de modo idóneo.
Dinámicamente se ha comportado como esperaba, se ofrece de modo elegante y en cantidad suficiente como para poder escuchar durante horas nuestros discos preferidos sin cansancio o fatiga. Bien es cierto que si en la parte micro me deja absolutamente satisfecho, es en la parte macro donde, quizá por la habilidad que tienen mis cajas para mostrarlo, he echado un poco de menos cierto desmelenamiento, cierto impacto y cercanía.
Posiblemente gracias a esa capacidad resolutiva comentada, quiero destacar otro aspecto que cualitativamente me ha llamado la atención, su capacidad de transmitir en voces e instrumentos una textura y sedosidad que sólo había sido capaz de escuchar en otros previos de fono a válvulas de, a priori, más pedigrí. Con ello quiero establecer que en la siempre delicada relación válvulas/estado sólido, es donde este Pass Labs XP-15 parece que es capaz de aunar en un solo esfuerzo parte de las grandes cualidades en la que ambos mundos siempre han destacado.
En cuanto al tratamiento de las diferentes frecuencias del espectro sonoro, partiré diciendo que una vez “caliente” puede parecer que es un aparato con cierto toque “cálido”, pero como ya he citado anteriormente en ningún caso sigue esa tendencia, es un aparato capaz de sacar un sonido totalmente neutral. Con este pequeño inciso, comentaré pues que el tratamiento de la parte alta es suave y a su vez detallada, saliendo toda la información de modo natural y sin ningún tipo de aristas. Considero que los términos «relajación sonora con mimo» y «fidelidad por el microdetalle» podrían ser una descripción más que adecuada.
Definitivamente la neutralidad que ofrece, hace que en todas las frecuencias el sonido tenga el mismo peso, así pues los medios están en su justa medida, sin exageraciones, con una capacidad de ofrecer todo tipo de texturas y mucha resolución. Altas dosis de adicción y sedosidad en sus medios.
En cuanto a la parte baja, quiero destacar que es muy posiblemente la más delicada en un componente de alta gama y es aquí donde más me ha gustado el Pass. Contundencia y control dentro de un marco de absoluta discriminación de las diferentes notas musicales, ofreciendo así unos cimientos a la melodía excepcionales y -de nuevo- una capacidad resolutiva genial.
Escénicamente me encuentro amplitud y generosidad, tanto en anchura como en altura y profundidad, con una muy buena discriminación de los instrumentos por su timbre, facilitando su buen ubicación y, añado, cierto grosor que verdaderamente me ha enganchado. No cabe duda de que este producto se ofrece para el disfrute del amante de la música, aléjese cualquier audiófilo con ganas de querer viajar en la melodía musical a velocidades que no permite la ley. Es un producto para el placer y disfrute, semejante a la degustación de un buen puro o a la cata de un buen vino. Algo que el melómano más exigente sabrá disfrutar, sacar el máximo partido y, así, agradecer.