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Subwoofer activo DALI V-16 F: tecnología imaginativa para una “bestia elegante”

Dedicaremos las líneas que siguen a un objetivo poco habitual en nuestras publicaciones: “presentar” con cierto nivel de detalle un producto que analizaremos más adelante, y, por supuesto, escucharemos en las debidas condiciones. Lógicamente, para que tal excepción tenga sentido en el contexto de un medio destinado a los amantes del sonido más exigentes el producto de marras debe ser también “especial”. Y, en efecto, esto es lo menos que se puede decir del V-16 F, un imponente -aunque de dimensiones todavía razonables para el grueso de salas de estar- subwoofer activo firmado por la danesa DALI que fue presentado en sociedad durante el certamen Munich High End del año en curso. En línea con lo que nos tiene acostumbrados la prestigiosa y veterana -en 2023 celebró sus primeros 40 años de existencia- compañía escandinava, el protagonista del presente artículo es, por encima de todo, una realización no sólo original sino fruto de profundas y meticulosas reflexiones sobre el papel que debe desempeñar un subwoofer o caja acústica de subgraves en la reproducción de las octavas inferiores del espectro con el máximo realismo, asegurando además que dicho realismo se obtenga tanto en música como en cine. Propuesto por un precio de 4.999 euros que lo sitúa en la que podríamos denominar “élite accesible” del mercado, el V-16 F es, en efecto, una “bestia elegante” porque combina elementos propios de un componente que en mayor o medida siempre debe poseer una parte “brutal” con otros más genuinamente puristas que conectan con el “ethos” audiófilo más tradicionalista. Una combinación que sólo puede lograrse integrando sin fisuras elementos electroacústicos, mecánicos, acústicos y electrónicos, lo que al nivel en el que nos estamos moviendo comporta necesariamente el desarrollo no sólo de tecnologías sino también de materiales propios.

Una realización sin compromiso, pero, a la vez, del “mundo real”

La expresión “sin compromiso” es habitual en la terminología del audio High End, aunque también de muchos otros productos en los que la búsqueda de la excelencia es su razón de ser. Si nos circunscribimos al universo de los subwoofers, la pregunta que conviene hacerse es: ¿dónde se sitúa el “precio de corte” para garantizar resultados del máximo nivel en salas de dimensiones “estándar”, léase del orden de 30 metros cuadrados? Sobra decir que cuando hablo de subwoofers me refiero a subwoofers activos, en primer lugar por su obvia comodidad formal, y en segundo lugar porque si optamos por idéntico nivel de excelencia con un subwoofer pasivo el precio se disparará por el peaje extra que comporta al requerir una electrónica de ataque en consonancia.

Situado el texto en su contexto, la respuesta a la pregunta anterior se podría establecer en unos 3.000-4.000 euros, quizá 500 menos en la franja inferior y otro tanto, aunque en este caso de más, en la superior. Echando un vistazo a la actual oferta disponible en nuestro país, vemos que “pepinos” ya “importantes” de marcas consagradas se proponen por la cifra apuntada, ergo si queremos asegurar la jugada, léase afianzarnos en el High End con mayúsculas, pero, atención, “accesible” -que no asequible- creo que 5.000 euros, por citar un número redondo, encaja a la perfección con el objetivo propuesto. Así lo debieron entender los responsables de DALI, porque el producto a cuya “introducción” dedicamos el presente artículo tiene un precio de venta al público recomendado de 4.999 euros, a lo que en principio se podría añadir “y una relación calidad/precio excelente dentro de su categoría” al encargarse la compañía danesa del diseño y la fabricación de los elementos más relevantes, investigación pura incluida.

¿Y qué nos ofrece DALI por 5.000 euros para la reproducción exclusiva de las octavas inferiores del espectro? Pues una realización pensada sin compromiso -sí, han leído bien- para realizar la tarea, como bien certifican datos tan contundentes como una respuesta en frecuencia de 19-200 Hz, +/-3 dB por su entrada de Línea y 19-500 Hz, +/-3 dB por la LFE y un nivel de presión sonora máximo de 122 dB a 1 metro. En definitiva, prestaciones viscerales para cuya perfecta materialización se utiliza un transductor con cono de aluminio anodizado de 406’4 mm -16 pulgadas… de ahí el nombre de nuestro invitado- con tecnología CSS -luego veremos qué significa esto- propulsado -nunca mejor dicho- por un amplificador de 1.500 vatios continuos -se dice pronto- y 2.500 vatios de pico configurado en Clase D.

Para que la espectacular parte cuantitativa que acabo de apuntar sea debidamente correspondida en su homóloga cualitativa, hay que trabajar muy duro a través de una dosificada combinación de sapiencia y experiencia. Y esto es exactamente los que han hecho los ingenieros de DALI con el V-16F partiendo de una concepción en la que potencia descomunal y un foco hiperestricto en la minimización de las pérdidas y la distorsión se cogen de la mano para no interferir con la crucial gama media de las cajas acústicas principales. Una declaración de intenciones que la marca danesa define con estas palabras: “Dicho de una manera sencilla, el V-16 F es el subwoofer más potente y exento de compromisos que jamás hayamos construido. Es capaz de llenar incluso las estancias más grandes con un sonido de nivel audiófilo y atronador a partes iguales exhibiendo en paralelo toda la precisión y el control requeridos para funcionar en un sistema de audio independientemente de cuál sea su contexto e incluso en salas pequeñas. Reproduce unos graves herméticos, profundos y detallados sin sacrificar lo más mínimo la dinámica, el tono, la velocidad de respuesta o la coloración tonal.”

Un concentrado abrumador de recursos técnicos “útiles”

Puestos a resaltar las particularidades técnicas más atractivas del V-16 F, les diré antes que nada que la lista es larga. De entrada, y volviendo al ámbito conceptual, habría que apuntar que los ingenieros de DALI se han empleado a fondo en lograr que exhiba una distorsión armónica y no armónica extremadamente baja tanto dentro como fuera de su banda de frecuencias de trabajo, facilitando de este modo un ancho de banda extendido de manera natural desde el altavoz y el amplificador de ataque. A partir de ahí, encontramos detalles tan interesantes como una pendiente de corte inferior controlada y no resonante y una latencia de señal extraordinariamente baja, un “pack” que incide directamente en la obtención de unos graves tonalmente precisos… en síntesis, musicales. Pero la verdadera “madre del cordero” del V-16 F es sin ninguna duda el monumental transductor que alberga, cuyo diafragma es capaz de realizar desplazamientos totalmente lineales de +/-16 mm y excursiones de pico de 70 mm, cifra esta última que es una bestialidad con mayúsculas. Con permiso de un motor magnético de gran potencia y un sistema de carga constituido por cuatro puertos bass-reflex abocinados -acampanados si lo prefieren- situados en las cuatro esquinas de un recinto con un volumen interno de 90 litros, el altavoz en cuestión tiene como principal particularidad que es el mayor jamás creado por DALI equipado con la rompedora tecnología CSS, alias “Constant Surface Surround”, de Purifi Audio, propiedad del carismático ”boss” -Peter Lyngdorf- de la empresa escandinava y materializada en las aparentes “roturas” de su suspensión periférica y que le proporcionan una apariencia totalmente distinta de la de los desarrollos convencionales. Consiste en alternar regiones “positivas” y “negativas”, cada una de las cuales incorpora secciones curvas y escalonadas en diferentes elevaciones y ángulos con respecto a un plano neutral.

 ¿Y qué hace la CSS? Pues simplemente absorber mejor, como consecuencia de su singularísima geometría, las resonancias del diafragma, siendo el resultado una reducción sustancial de las mismas y las reflexiones en la superficie del transductor, y, por lo tanto, de la distorsión global. Además, la geometría en cuestión es particularmente resistente a la deformación como consecuencia de la elevación de la presión del aire en el interior del recinto de la caja acústica que lo alberga, algo especialmente relevante en los subwoofers porque incluso disponiéndose de un volumen interno generoso la presión de aire interna en la frecuencia de sintonización del puerto reflex puede ser extremadamente alta. Por el contrario, en una suspensión periférica convencional de goma las resonancias presentes en el diafragma viajan hacia afuera y son reflejadas por dicha suspensión, causando resonancias y distorsión no deseadas adicionales la superficie del altavoz. Asimismo, con la tecnología CSS el área de la superficie emisiva se mantiene constante, al igual que la presión interna, independientemente de cual sea la posición del cono.

En síntesis, un producto muy bien pensado

Les dejo aquí a la espera de mi análisis “práctico” del V-16 F, no sin antes adelantarles al respecto que DALI se ha preocupado de verdad por dotarlo de una serie de funcionalidades que permitan “domarlo” en las condiciones de funcionamiento -acústica, contenidos- más exigentes. Continuará.

Sound-Pixel

 

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