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A principios septiembre de 2021, la que con toda seguridad es la familia de cajas acústicas High End más vendida de la historia del audio, la Serie 800 de Bowers & Wilkins, acrecentó su propia leyenda con la presentación de la cuarta generación de sus modelos equipados con tweeter de cúpula de diamante, alias 800 D4. Una presentación extraordinaria como consecuencia de la potente conexión de la firma fundada en 1966 por el admirado John Bowers con los que sin duda son los estudios de grabación más emblemáticos del planeta, los londinenses Abbey Road Studios.

Unos estudios que han visto nacer algunas de las grabaciones más icónicas de la historia de la música –de todo tipo de música- y que, en paralelo con la presentación de la Serie 800 D4, celebraban el 40º aniversario de su colaboración con Bowers & Wilkins. En definitiva, un evento con una componente emocional única que representaba a la perfección lo que deben ser los productos destinados a la reproducción sonora sin compromiso: unas herramientas humildes, pero poderosas, al servicio del audio en todas sus interpretaciones, herramientas cuyo minucioso –y vistoso- proceso de fabricación pudimos ver en directo y con todo lujo de detalles al día siguiente en una visita al singularísimo centro de producción que Bowers & Wilkins posee en la localidad inglesa de Worthing y que, por supuesto, cubrimos generosamente para todos ustedes en el presente artículo.

Excelencia. Evolucionada. Los prolegómenos.

“¿Qué es la Serie 80? Es nuestro nombre para una nueva generación de cajas acústicas de B&W destinada al oyente profesional y al aficionado excepcionalmente crítico. En la Serie 80 la tecnología más avanzada está acoplada con la mejor ingeniería. ¿Por qué describimos la Serie 80 como las cajas acústicas “sin compromiso”? Compromiso es un hecho inamovible en la producción comercial normal. En los laboratorios de diseño, uno se acostumbra a las frustraciones del “Si pudiera…”. Si no tuviéramos que limitar el tamaño; si pudiéramos dedicar uno o dos meses más a mejorar ese transductor; si pudiéramos dedicar un poco más de presupuesto al recinto; si no hubiera tal o cual restricción en el aspecto final… El concepto que hay detrás de la Serie 80 de B&W es el siguiente: producción de cajas acústicas altamente especializada limitada para los pocos usuarios –profesionales por un lado y domésticos comprometidos por otro- que están dispuestos a pagar un precio más alto para tener un producto sustancialmente mejor. La Model 801 es la primera caja acústica de la Serie 80 de B&W. Las prestaciones exigidas en las especificaciones de diseño básicas fueron concentradas en cuatro palabras: requerimientos para un monitor completamente profesional. El objetivo era lograr niveles de presión sonora de 106 dB en salas de un máximo de 300 metros cúbicos de capacidad. El tamaño no se especificó salvo en el sentido de la exigencia genérica de que la 801 debería ser lo suficientemente grande para los estudios de monitorización profesional siendo a la vez una pieza de mobiliario atractiva desde el punto de vista doméstico. Además, durante la reproducción debería lograrse una ubicación precisa de las diferentes fuentes de sonido de la interpretación original. Idealmente, dicha ubicación debería permanecer estable independientemente de dónde estuviera sentado el oyente: bien definida entre las cajas acústicas (el plano horizontal) y con una información en sentido delante-detrás bien definida que reflejase las distancias desde los intérpretes al micrófono. ¿El resultado? Un sistema de 3 vías montado en suspensión acústica (recinto hermético) con frecuencia de resonancia de 37 Hz y Q de 0’7. Los transductores empleados, también 3 y situados en recintos independientes para reducir a cero posibles interferencias mutuas y optimizar la respuesta en fase, eran un tweeter de cúpula de filamentos de poliéster entrelazados de 26 mm de diámetro, un altavoz de medios con diafragma de poliamida aromática impregnada de PVA (alcohol polivinílico) de 100 mm y un woofer con cono de material termoplástico revestido de PVA de 270. La respuesta en frecuencia abarcaba desde 45 hasta 20.000 Hz (+/-2 dB), la impedancia era de 8 ohmios en todas las frecuencias de trabajo, la sensibilidad era de 85 dB (a 1 m y 300 Hz) y la potencia de amplificación mínima –la máxima, ilimitada- era de 50 vatios sobre 8 ohmios. El sistema se completaba con dos controles –situados en la zona posterior del bloque donde se ubicaba el altavoz de medios- para afinar el nivel de salida del tweeter (atenuación controlada por encima de 3 kHz) y del altavoz de medios (atenuación controlada entre 1 kHz y 3 kHz).” 

Las anteriores líneas están extraídas del catálogo original –en inglés, impreso en 1979 y que seguramente pillé en algún Sonimag- de la que, en cierto modo, puede considerarse, “madre” de la condición de Bowers & Wilkins –durante muchos años B&W hasta que un pequeño conflicto con el fabricante de automóviles alemán BMW obligó a realizar el cambio “cosmético” en cuestión- como uno de los números uno indiscutibles del audio doméstico, condición que se mantiene incólume a día de hoy. Esto no significa que la empresa de Worthing no hubiera “hecho los deberes” antes del año en cuestión, como corrobora un catálogo general de la marca –en este caso en francés- impreso en 1978 en el que figuraban modelos tan divinamente musicales –en su momento conseguí escucharlos casi todos- como el formidable “supermonitor” DM6 –alias “Pingüino Embarazado”- y los menos opulentos pero igualmente distinguidos “monitores de suelo” –al incorporar sus propios soportes- DM7 y DM2/II, así como los monitores de estantería DM4 y DM7. En aquel entonces, Bowers & Wilkins acababa de recibir su segundo –el primero fue en 1973- “Queen’s Award” y contaba con una plantilla de 125 colaboradores. Llegado a este punto, más de un lector se preguntará el por qué de tan larga introducción para hablar de algo tan concreto como las flamantes 800 D4. En primer lugar, porque para entrar al trapo ya están otros y en segundo lugar porque desde el día uno de su existencia la marca fundada por John Bowers ya apuntaba maneras en lo que a uno de los elementos fundamentales de su identidad: su firme creencia en el valor del conocimiento para llegar a la excelencia. Valgan como ejemplos de ello el nivel de detalle en las especificaciones técnicas de la 801 original y las fotografías, en el antes mencionado catálogo de 1978, de un ordenador PDP 11/35 adquirido por 80.000 libras esterlinas en 1977 y, todavía más significativa, de un interferómetro láser instalado con ayuda del centro de investigación atómica de Harwell.

A la Serie 80 le siguieron la Matrix 800 –como consecuencia de la incorporación de la estructura de refuerzos internos del mismo nombre en sus diferentes modelos- y varias mejoras de la misma hasta que 1998 se produjo el primer “salto cuántico” como consecuencia de la introducción de la tecnología de tubos terminados en punta Nautilus y cambios radicales en los recintos correspondientes a cada vía. Había nacido la Serie Nautilus 800, a la que unos pocos años más tarde se le incorporaría otra innovación técnica icónica de Bowers & Wilkins, el tweeter de cúpula de diamante, para convertirse en la Serie 800 Diamond (aunque en el pertinente catálogo se indica como Serie 800 a secas). En 2015 se produjo otro “salto cuántico” con la comercialización de la Serie 800 D3, que incluía nada menos que 868 cambios con respecto a su predecesora, y en 2021 llegó la actual Serie 800 D4, una versión “afinada” –“evolucionada”- de la citada Serie 800 D3 que constituye la actual –con permiso de la atemporal e inmortal Nautilus- gama de referencia de Bowers & Wilkins.

Puesta de largo en “el hogar espiritual de la Serie 800 durante los últimos 40 años”

“Where Music Begins”, “Donde la Música Empieza”. Así bautizó Bowers & Wilkins al evento celebrado el lunes 6 de septiembre a las 17h en un lugar donde, en efecto, la música empieza: los míticos Abbey Road Studios de Londres, que, como sabiamente reza la documentación que nos entregaron los responsables de la firma británica, pueden considerarse como el hogar espiritual de la Serie 800 durante los últimos 40 años porque, en efecto, esta notabilísima cifra es el tiempo que llevan las diferentes generaciones de modelos “800” presidiendo las salas de control de los estudios de grabación más longevos –fueron inaugurados oficialmente el 12 de noviembre de 1931 con una interpretación de la canción patriótica “Land of Hope and Glory”, compuesta por Sir Edward Elgar- y prestigiosos del mundo.

Fue la presentación de las 800 D4 muy pulcra en todos los sentidos, con una perfecta dosificación de los tiempos en sus dos horas y media de duración… dosificación y también control porque el evento estuvo circunscrito –traducción: a los invitados les estaba rigurosamente prohibido ir por libre… por suerte, en marzo de 2010 tuve la suerte de realizar una visita exhaustiva a estas instalaciones históricas- al legendario Estudio 2 de Abbey Road, un espacio en el que fue grabado el igualmente legendario “The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd y por el que también pasaron los míticos Beatles… en definitiva, historia de la música –en este caso rock-pop- en estado puro.

Una cuidada y muy elegante -con todos los productos debidamente ocultados por una lona- puesta en escena constituyó la antesala de un evento dividido, como si de una ópera se tratara, en varios “actos”: palabras de bienvenida a cargo de Geoff Edwards, actual número uno de Bowers & Wilkins, reseña histórica de la relación de la firma británica con los Abbey Road Studios por parte de Jeremy Huffelmann, “boss” de los mismos, y presentación de la gama 800 D4 al completo por Andy Kerr, máximo responsable de marketing de producto y comunicación de la compañía de Worthing.

Geoff Edwards
Jeremy Huffelmann
Andy Kerr

Todo ello estuvo aderezado con videos exclusivos en los que profesionales íntimamente vinculados con la puesta a punto de la nueva élite de Bowers & Wilkins –empleados de la compañía por un lado e ingenieros de grabación/creadores musicales por otro- compartían sus impresiones sobre los aspectos objetivos y subjetivos de los productos presentados. Después de una breve explicación sobre la colaboración –vía Serie 800 y con las diferentes evoluciones de la misma dispuestas en una bonita hilera- de Bowers & Wilkins con Abbey Road le tocó el turno a la verdadera “madre del cordero”: la escucha. Muy apretadita, todo sea dicho, al hacerse por grupos y estar todo muy cronometrado, pero suficiente para hacerse una idea de las virtudes de las 800 D4: para empezar, modelo 802 D4 en la sala de control del antes mencionado Estudio 2 escuchando –con tres cajas frontales- un párrafo escogido de la banda sonora de “El regreso de Mary Poppins” y, para terminar, una pareja de 805 D4 sobre sus soportes dedicados atacadas por la electrónica integrada estereofónica “top” de Marantz.

¿Y bien? No es el objetivo del presente artículo valorar el sonido de las nuevas Bowers & Wilkins, pero a tenor de esas dos -más bien escuetas en su duración, todo hay que decirlo- sesiones de escucha sí les diré que las voces me parecieron sensacionales en su realismo, que los agudos eran cero agresivos y que la pegada y control de los graves eran, como no podía ser de otro modo, dignos de un estudio de grabación. El evento de Abbey Road finalizó con una actuación en directo –música bastante ecléctica, por cierto- acompañada por un picoteo muy “vanguardista”.

El centro de producción de Worthing: excelencia de verdad… a escala industrial

Llegamos ya a la última e importantísima –aunque aquí dejaré que las imágenes hablen por sí solas- parte del presente artículo/reportaje: la visita, el 7 de septiembre, de la fábrica que Bowers & Wilkins posee en Worthing –sur de Inglaterra, al lado de Brighton, a unas dos horas de Londres por carretera- junto al cuartel general de la compañía.

Una fábrica legendaria cuya concepción se inspiró en los centros de producción japoneses de Toyota y que he tenido el privilegio de visitar varias veces, la última en septiembre de 2015 coincidiendo con el lanzamiento al mercado de la Serie 800 D3. Sin ánimo de extenderme en los detalles, les diré que cada vez que he visitado esta factoría he observado mejoras –algunas sutiles, otras de calado- y, en eso sí que no hay cambios, me ha cautivado el delicado equilibrio entre hombre y máquina, entre artesanía y tecnología punta, que hay en todas y cada una de las “subsecciones” en las que se organiza el proceso de fabricación. Muy importante al respecto es subrayar que en lo que a producción se refiere el centro de Worthing está dedicado en exclusiva a la Serie 800 D4 y a la Nautilus, con alguna que otra excepción referida siempre a modelos de las gamas superiores de Bowers & Wilkins.

Antes de comentar los aspectos más importantes de mi recorrido por la factoría de Worthing –les recuerdo que toda la I+D tiene su base en un centro de nueva factura situado en la localidad inglesa Southwater, en West Sussex, un centro que sustituye a la legendaria “Universidad del Sonido” de Steyning- quiero destacar los que para mí son los dos elementos conceptuales críticos -como si de dogmas de fe/axiomas se trata- que llevan décadas guiando de manera imperturbable la política industrial de Bowers & Wilkins. El primero de dichos axiomas –muy genérico pero, a la vez, extremadamente preciso- se debe a John Bowers, auténtico y genuino “conductor” de la marca: “La mejor caja acústica no es la que añade más sino la que quita menos”. El segundo de los “dogmas de fe” que, en mi opinión, explican de forma meridiana la lógica productiva de Bowers & Wilkins la encontramos en la siguiente reflexión de uno de los ingenieros de su departamento de I+D: “Un diseñador de cajas acústicas con talento al que se le proporcionen recursos ilimitados podrá crear el mejor sistema de altavoces del mundo, aunque probablemente a un coste que lo hará accesible sólo a una élite. Sin embargo, crear miles de unidades de una caja acústica de excepción con unas variaciones mínimas en términos de calidad de fabricación, acabados y especificaciones, todo ello por un precio razonable, es harina de otro costal.” Pues bien: ya tienen la explicación del éxito comercial sin precedentes de una estirpe de cajas acústicas que, cierto, no están al alcance de todo el mundo pero sí de un número de aficionados más que respetable. Y además con el plus emocional de ser las elegidas por los estudios de grabación más longevos –y admirados- del planeta.

Desde el punto de vista productivo, la clave de las distintas generaciones de la Serie 800 es el control creciente –prácticamente absoluto en las 800 D3 y 800 D4- por parte de Bowers & Wilkins de todos los elementos implicados en los diferentes procesos que las han hecho posibles. Esto significa, para cada modelo, fabricación de los altavoces y los recintos, montaje de los filtros divisores de frecuencias y acabado final… y, por supuesto, evaluación de las prestaciones de cada unidad terminada confrontándolas con las del preceptivo patrón de referencia. Un trabajo descomunal que implica una potentísima carga en términos de organización por cuanto, lógicamente, no todos los empleados de la fábrica de Worthing son ingenieros. De ahí la presencia por doquier de fotografías en las que se muestra a los operarios cómo proceder a la hora de montar desde las distintas partes de un altavoz hasta el conexionado interno de cada caja.

Dicho lo anterior, voy a “simular”, sin, insisto en ello, entrar excesivamente en detalles, el proceso de fabricación de una 800 D4 “genérica”. El “paso 1” es la fabricación de la estructura de madera –haya- multicapa que constituye el grueso de cada recinto y curvarla –mediante una contundente prensa- combinando presión y temperatura. Es importante al respecto destacar el carácter continuo de dicha “curvatura” –“envoltura inversa” la llaman sus creadores- por cuanto elimina la necesidad de unir diferentes paneles y las pertinentes aristas, aportando a la vez una gran rigidez.

El “paso” 2 es mecanizar el “recinto bruto” del paso anterior, un proceso completamente automatizado que se lleva a cabo en una cámara aislada con máquinas construidas expresamente para ello. Sobra decir que hay que programar el sistema para el recinto de cada modelo y que todo el proceso -que lleva su tiempo a pesar de su rapidez- se lleva a cabo con una precisión extrema.

El “paso 3” tiene una fuerte componente artesanal por cuanto implica ”insertar” la estructura de refuerzos interna –de complejidad variable según el modelo- y los paneles superior e inferior –con las pertinentes inserciones para los cables y elementos de fijación adicionales- en los recintos ya mecanizados, cuya “curvatura” se consolida con ayuda de “plantillas” metálicas hechas exprofeso para ello y por lo tanto exclusivas de Bowers & Wilkins. En paralelo a los pasos descritos, otras áreas se encargan fabricar los diferentes altavoces que, como se indica en las fichas técnicas de los modelos que componen la gama 800 D4, comparten la misma tecnología con el fin de garantizar una perfecta nivelación tímbrica entre ellos, algo esencial no sólo en estéreo –por cuanto asegura que en términos de concepto el sonido de una 805 D4 sea equiparable al de una 801 D4- sino, sobre todo, en Cine en Casa como consecuencia de la combinación de múltiples modelos en un mismo sistema que ello comporta.

Dichos altavoces son el ya icónico tweeter de cúpula de diamante, el altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST (Suspensión Periférica Fija), el altavoz de medios/graves –exclusivo de la 805 D4- con cono Continuum y el woofer con cono de grosor variable Aerofoil. Al igual que en el proceso de fabricación del recinto, en el correspondiente a cada altavoz se combina, en diferentes proporciones, lo manual con lo automático, aunque ya les adelanto que en el caso del montaje del tweeter –el recinto que lo alberga se obtiene mecanizando un bloque de aluminio macizo- la componente humana es absolutamente crítica. Un aspecto fundamental, pese a no ser “evidente”, es el trabajo de I+D que hay detrás de productos tales como los adhesivos utilizados para unir conos y suspensiones periféricas por cuanto de su calidad dependerá un funcionamiento sin mácula durante largos años sean cuales sean las condiciones de trabajo. Por cierto: el horno donde se “cuecen” los conos Continuum fue el único espacio de toda la factoría que nos fue vetado, tanto de ver como de fotografiar.

En otra zona de la fábrica se montan los filtros divisores de frecuencias correspondientes a cada modelo. De nuevo, todo muy artesanal, con patrones de referencia para cada modelo debidamente detallados con el fin de asegurar la regularidad en los resultados y la vistosa presencia de componentes de grado audiófilo. Como elemento innovador en las 800 D4 –salvo los dos modelos para el canal central- hay que destacar el montaje de  los componentes en cuestión en una placa metálica que hace de “columna vertebral” de cada recinto a la vez que lo “cierra” ayudando a la vez a disipar las calorías sobrantes y, justo es decirlo, a incrementar el atractivo estético.

Volviendo a los recintos, llegamos a un elemento crítico de las 800 D4 y, de hecho, de todas sus predecesoras: la obsesión perfeccionista en los acabados una vez los recintos han sido pintados de manera completamente automática. Aquí la componente humana es determinante y el nivel de exigencia -¡y paciencia!- demencial para que se consiga que cada terminación en lacado, por ejemplo, brille como un espejo. Tres cuartos de lo mismo con los Cabezales Turbine que albergan los altavoces de medios en los tres modelos superiores y con los recintos de los tweeters. ¡Y no digamos ya con el pequeño espacio en el que se fabrican, siempre por encargo, las míticas Nautilus! 

Le toca luego el turno al montaje final, que se lleva a cambo de forma completamente manual –con “inserción” de las bases y las nuevas cubiertas superiores del recinto principal en el caso de los modelos de suelo- y es completado con la medición de cada caja acústica terminada en una pequeña cámara anecoica en la que se comparan sus características técnicas clave con las del pertinente patrón de referencia.

Y, “last but not least”, no quiero cerrar el presente artículo sin comentar un espacio que nunca había visitado y que me impresionó: el departamento de metrología, cuyo máximo responsable debe ser el “terror” de no pocos proveedores de Bowers & Wilkins por cuanto se asegura de que todos los componentes que participan en el montaje de cada transductor y cada recinto -¡hablamos de millones!- respeten de manera estricta las especificaciones del diseño original. Así, en el citado departamento encontramos máquinas para medir la resonancia de las suspensiones internas, la influencia de la radiación ultravioleta en los recintos, las derivas en los elementos encargados del centrado de los tweeters o la presencia de fatiga en las cúpulas de estos últimos.

A modo de corolario: todo lo que acabo de comentar es un proceso que se lleva a cabo de manera continua para decenas de miles de unidades manteniéndose a la vez una regularidad excepcional en la calidad constructiva y de los acabados y en las especificaciones técnicas de cada una, todo ello con el añadido de unos precios razonables si se comparan con los que aplican no pocos fabricantes de cajas acústicas High End, Hablando en plata: la relación calidad/precio de las 800 D4 es excepcional dentro de su categoría y justo sería que lo reconocieran quienes, desde su ignorancia/desconocimiento, no entienden que ello sólo es posible por un trabajo de décadas a favor de la excelencia en investigación, desarrollo y fabricación.

La gama: 7 modelos para el no va más en Alta Fidelidad y Cine en Casa

Con mención especial para la significativa –para rendir homenaje a esa ya lejana 801 que fue el punto de partida de esta fabulosa aventura- reintroducción de la denominación 801 para el buque insignia, la Serie 800 D4 está formada por cuatro columnas, un monitor de estantería y dos cajas acústicas para el canal central. Siete modelos cuyos elementos tecnológicos fundamentales –incluso algunos tan sutiles como la novísima “Suspensión Biomimética”, utilizada en los transductores con cono Continuum y concebida para minimizar las coloraciones generadas en la suspensión interna de los mismos, alias “spider”- no tienen otro objetivo que honrar la filosofía de John Bowers cuando –permítanme que lo repita de nuevo- “sentenció” que “La mejor caja acústica no es la que añade más sino la que quita menos”.

801 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST, Suspensión Biomimética, Cabezal Turbine, estructura de refuerzos internos Matrix, woofers con cono de grosor variable Aerofoil, puerto Flowport y filtro divisor de frecuencias montado en el panel posterior del recinto a modo de “columna vertebral” del mismo.
  • Configuración: columna bass-reflex de 3 vías/4 altavoces.
  • Altavoces: 2 woofers de 250 mm de diámetro, 1 altavoz de medios de 150 mm y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 15-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 90 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-1.000 W RMS.
  • Dimensiones: 451×1.221×600 mm (An x Al x P).
  • Peso: 100’60 kg.

802 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST, Suspensión Biomimética, Cabezal Turbine, estructura de refuerzos internos Matrix, woofers con cono de grosor variable Aerofoil, puerto Flowport y filtro divisor de frecuencias montado en el panel posterior del recinto a modo de “columna vertebral” del mismo.
  • Configuración: columna bass-reflex de 3 vías/4 altavoces.
  • Altavoces: 2 woofers de 200 mm de diámetro, 1 altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST de 150 mm y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 17-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 90 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-500 W RMS.
  • Dimensiones: 413×1.218×602 mm (An x Al x P).
  • Peso: 88’10 kg.

803 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST, Suspensión Biomimética, Cabezal Turbine, estructura de refuerzos internos Matrix, woofers con cono de grosor variable Aerofoil, puerto Flowport y filtro divisor de frecuencias montado en el panel posterior del recinto a modo de “columna vertebral” del mismo.
  • Configuración: columna bass-reflex de 3 vías/4 altavoces.
  • Altavoces: 2 woofers de 180 mm de diámetro, 1 altavoz de medios de 130 mm y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 19-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 90 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-500 W RMS.
  • Dimensiones: 357×1.165×511 mm (An x Al x P).
  • Peso: 62’15 kg.

804 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST, Suspensión Biomimética, estructura de refuerzos internos Matrix, woofers con cono de grosor variable Aerofoil, puerto Flowport y filtro divisor de frecuencias montado en el panel posterior del recinto a modo de “columna vertebral” del mismo.
  • Configuración: columna bass-reflex de 3 vías/4 altavoces
  • Altavoces: 2 woofers de 165 mm de diámetro, 1 altavoz de medios de 130 mm y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 24-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 89 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-200 W RMS.
  • Dimensiones: 306×1.071×391 mm (An x Al x P).
  • Peso: 36’85 kg.

805 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios/graves con cono Continuum, Suspensión Biomimética, estructura de refuerzos internos Matrix, puerto Flowport y filtro divisor de frecuencias montado en el panel posterior del recinto a modo de *columna vertebral” del mismo.
  • Configuración: caja acústica de estantería bass-reflex de 2 vías/2 altavoces.
  • Altavoces: 1 “midwoofer” de 165 mm de diámetro y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 42-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 88 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 4’6 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-120 W RMS.
  • Dimensiones: 240x440x373 mm (An x Al x P).
  • Peso: 15’55 kg.

HTM81 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST, Suspensión Biomimética, estructura de refuerzos internos Matrix, woofers con cono de grosor variable Aerofoil y puerto Flowport.
  • Configuración: caja acústica bass-reflex de 3 vías/4 altavoces para el canal central de sistemas de Cine en Casa.
  • Altavoces: 2 woofers de 200 mm de diámetro, 1 altavoz de medios de 150 mm y 1 tweeter de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 28-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 90 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-500 W RMS.
  • Dimensiones: 847x334x371 mm (An x Al x P).
  • Peso: 32 kg.

HTM82 D4

  • Elementos de ingeniería relevantes: tweeter de cúpula de diamante montado en un recinto de aluminio macizo dedicado, altavoz de medios con cono Continuum y tecnología FST, Suspensión Biomimética, estructura de refuerzos internos Matrix, woofers con cono de grosor variable Aerofoil y puerto Flowport.
  • Configuración: caja acústica bass-reflex de 3 vías/4 altavoces para el canal central de sistemas de Cine en Casa.
  • Altavoces: 2 woofers de 165 mm de diámetro, 1 altavoz de medios de 130 mm y 1 tweeter de cúpula de 25 mm.
  • Respuesta en frecuencia: 45-28.000 Hz (+/-3 dB).
  • Sensibilidad: 89 dB/W/m.
  • Impedancia nominal: 8 ohmios (mínima de 3 ohmios).
  • Potencia del amplificador asociado: 50-200 W RMS.
  • Dimensiones: 715x289x369 mm (An x Al x P).
  • Peso: 25’15 kg.

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