Acerté de lleno. El grave perdió el impacto de las Hypex y algo de la extensión del Crayon, pero a cambio el sonido ganó muchos puntos en todo, y la escena pasó de ser una reproducción tridimiensional a ser sencillamente “real”. La información de medias y altas frecuencias ofrecida sin recortes y con el toque mágico de las válvulas convirtió las System Audio en unas cajas capaces de trasladarnos delante a los intérpretes: el ambiente extra, la escena profunda –siempre más profunda que ancha– y los detalles a cualquier frecuencia, desde las vibraciones de las cuerdas del cello de Yo-Yo Ma hasta los platillos de una batería o el triángulo de una orquestra, pasaron de “agradables” a “deliciosos”. No era un conjunto tan bueno para Dire Straits o Madonna, las notas subgraves de algunos temas de Ludovico Einaudi se escuchaban sin sobrecogerme, pero a cambio los conjuntos de jazz o de cámara sonaban muy reales. Desde Oscar Peterson a Silvia Pérez Cruz, pasando por Roberta Gambarini o Emilie Claire Barlow, me quedé escuchando cada tema hasta el final y buscando el disco entero en el servidor para ponerlo y despreocuparme. Qué reales eran las cantantes, qué bien colocados esos chasquidos de dedos o pequeños ruidos que a veces parecen “despegados” de donde deben venir…
Cuando todo esto ocurre, cuando te pones a escuchar en “modo probador” y acabas disfrutando en “modo aficionado”, es que el equipo ha conseguido ganarse tu total atención, es que ha conseguido esa magia que todos buscamos en un equipo de música. Estas cajas son un acierto, suenan “grandes” aunque no lo son, e insertadas en el equipo de cine no desmerecieron en ningún momento. Exigen en cuanto amplificación porque cambiaron de carácter cuando cambié de etapa o integrado, y de hecho me quedé alternando entre las Hypex y el Gran Filarmonía según qué música o película tocaba. Pero no exigen en cuanto a su colocación, porque la excelente dispersión que presentan permite que se disfruten desde un amplio margen de posiciones, es decir no son críticas en cuanto al “punto ideal” de escucha y de hecho cuando están sonando puedes estar haciendo otras cosas en la sala y seguir disfrutando de la música –escena aparte claro–.
No hay muchas cajas en este precio de estética tan amable y construcción tan buena –en componentes sólo los altavoces usados suman un porcentaje notable del precio final de las cajas–. Me gusta su estética, y me gusta más que acústicamente sean tan poco críticas en cuanto a colocación o sala, algo muy poco habitual, por no decir casi único, cuando hablamos de los graves, que suelen ser el gran problema de la mayoría de salas domésticas apenas o nada tratadas. Unos monitores a tener muy en cuenta.
Puntos destacados
+ Elegantes y discretos (compactos)
+ Escena profunda y muy real
+ Grave con un gran control
+ Colocación poco crítica
+ Perfil sonoro cálido
+ Muy baja fatiga a largo plazo
– Exigentes con la amplificación
PVP: 3.400 euros
FICHA TÉCNICA
Altavoces de dos vías, recinto bass reflex con salida trasera. Tweeter: téxtil ScanSpeak de 33mm. Woofer: ScanSpeak Revelator 15W4531 con cono de papel tratado de 5’5 pulgadas. Corte del filtro: 2.000 Hz a 24dB/octava. Sensibilidad: 87 dB. Impedancia: entre 4 y 8 ohm. Respuesta en frecuencia (+-1’5dB): 40-25.000 Hz. Dimensiones (Al x An x Prof): 345 x 190 x 265 mm. Peso neto: 8 kg. Disponibles en lacado blanco o negro solamente.
EQUIPO UTILIZADO EN LA PRUEBA
Amplificación
- Ars Sonum Gran Filarmonía (integrado válvulas)
- Hypex Nc400 (etapas mono)
- Crayon CIA-1 (integrado)
Fuentes
- Linn Akurate DSM
- Linn Sneaky DS
Cableado
- Nordost, Siltech, Kimber