Metal serbio
Trafomatic es una empresa serbia que, como su nombre indica, se dedica a hacer transformadores. Pero su alma máter, Sasha Cokic, tiene una inquietud musical que va mucho más allá de la fabricación de núcleos de hierro con bobinados de cobre. Basta echar un vistazo a su página web para darse cuenta de la variedad de productos que ha creado, y también para apreciar enseguida que es un gran amante de las válvulas. Alguien técnico con experiencia en transformadores, amante de la música y las válvulas, es la persona ideal para tener éxito fabricando amplificadores de tubos de vacío. De su amplio catálogo elegimos probar de acuerdo con su importador y distribuidor, Tomás Gutiérrez de Pickup Sound, una pieza especial: el integrado más potente, EOS, también disponible en versión etapa de potencia con el mismo nombre.
Dos chasis
Estamos acostumbrados a una presentación bastante tradicional en los amplificadores de válvulas: tres cajas detrás –el transformador de alimentación en el centro y los de salida a los lados– y las válvulas delante. Ahí da gusto verlas, salvo que otros habitantes de la casa no lo hagan seguro –niños o animales–; en este caso la única barrera con el EOS será el frontal en metacrilato transparente desmontable que se ve en las fotos. A simple vista, el Trafomatic EOS responde con sus 25 kg a esa descripción clásica… pero el mensajero entregó una segunda caja casi igual de pesada: sí, una fuente de alimentación separada. El EOS es de los contados integrados de válvulas que cuentan con alimentación aparte, una notable por cierto, pues esconde un transformador toroidal de alimentación de 800 VA de capacidad nada menos.
Será la tónica general en este aparato, y por lo que hemos visto en su catálogo, de Trafomatic. Tiene todo el sentido: si eres de los pocos que te fabricas tus propios transformadores, que es una de las piezas más caras del amplificador y “clave” en su rendimiento final… ¿por qué no echar toda la carne en el asador y evitar cuellos de botella yendo lo más sobrado posible? Pues así es en este caso, una filosofía que particularmente me gusta mucho, mucho. Teniendo en cuenta que el amplificador declara 100 W por canal, de los que una décima parte llegan en Clase A, y que el consumo máximo alcanza 500 VA –que ya es–, está claro lo “sobrado” que va el EOS en ese aspecto.
En el chasis del amplificador, lo que uno pensaría que esconde el transformador de alimentación –encapsulado central trasero– contiene en realidad parte de la circuitería de alimentación que usa filtrado C-L-C –condensador, bobina y condensador– independiente para cada canal. Ahí están las inductancias, y por debajo veremos la impresionante batería de condensadores: una docena de unidades de 470 microfaradios a 400V. Una cantidad tremenda de energía.
Respecto de la circuitería de la señal, el fondo ventilado del EOS deja ver lo que nos encontramos al retirarlo: el uso de conexiones al aire y componentes de buena calidad. Las alimentaciones por su parte sí van en placas de circuito impreso, más seguras y sin influencia en las señales de audio. Estas últimas, cableadas al aire como comentaba, no usan nada demasiado exótico o que dispare el precio exageradamente –aunque el EOS no es económico–. Pero desde el punto de vista ingenieril, nada que reprochar y elementos buenos donde más importa. Destacar los condensadores de señal Solen o las resistencias muy dimensionadas.
Estéticamente el Trafomatic cuenta como particularidad con todas las esquinas redondeadas, y estaba lacado en blanco. Me decepcionó un poco: viendo las fotos lo imaginaba de color aluminio claro, pero a mi mujer le pareció bonito, así que hasta aquí llega mi opinión en ese aspecto. El asunto es que el chasis no es metálico, es de madera pintada, una solución que en alguna marca más artesana o en proyectos “hum”, también es habitual, pero desmerece un poco en algún detalle de acabado –pues como indiqué no es un amplificador económico precisamente–. La selección de fuentes se realiza con relés activados desde un conmutador rotatorio, incluyendo la balanceada XLR que realmente toma solamente la parte positiva de esa señal –pues el amplificador no es balanceado internamente–. El volumen está situado simétricamente del medidor central –enseguida más sobre él– que representa la “O” del nombre EOS.
La parte activa usa dos dobles triodos como entrada y desfasadora más ataque a las de potencia –5687 y ECC99 respectivamente–, y éstas son las capaces KT120 Tungsol en origen, una pareja en push-pull por canal. El control de la corriente –bias– es muy protagonista en este amplificador: un conmutador entre las válvulas de potencia permite seleccionar cada una de las cuatro, para ofrece en el medidor a la vista la corriente. En el panel izquierdo está el acceso a los cuatro potenciómetros de ajuste, mediante tornillo –viene un destornillador para eso en la caja–. Debo decir que el amplificador me llegó perfectamente ajustado –50 mA– y que en todo el tiempo de uso ninguna válvula se “movió” un pelo, buen testimonio de la calidad de componentes y circuito. Por cierto tiene un llamativo testigo de funcionamiento –led rojo– situado en el interior de esa placa de ajuste de bias –lateral– que refleja demasiada luz.
Los críticos transformadores de salida son cómo no propios y a medida para este aparato. Sobrados de hierro, con estructura doble-C, bobinados en varias capas y secciones para minimizar pérdidas de flujo, sólo con transformadores de tan excelente calidad se puede declarar una respuesta en frecuencia tan notable –10 Hz hasta 85 kHz con 1dB de caída – más en un amplificador de válvulas. Los 100 W le convierten en el integrado más potente de la marca, y en la salida se usa muy poca realimentación –sólo 6dB– en los cátodos. Trafomatic conoce bien la amplificación a válvulas y sus necesidades en este –sus reconocidos aparatos en salida Single End lo atestiguan–, así que han montado un amplificador minimalista desde el punto de vista del sonido –pese a la amplificación separada–, buscando la mínima alteración de la señal. Cuenta con una salida de auriculares, que se alimenta desde las salidas da altavoces con un divisor de tensión –resistencias cerámicas–. Es capaz de dar 3W sobre 50 Ohmios o alimentar auriculares de hasta 150 Ohmios.
El volumen y la selección de fuentes es por ello pasiva, de forma que el margen de control del potenciómetro es muy amplio, incluso llegamos en algún momento y con fuentes de salida no muy alta al máximo. No pasa nada, al contrario, qué sentido tiene un control de volumen del que no podemos usar ni la mitad de su recorrido, como es tan frecuente con previos activos de exagerada ganancia. Lo cual por cierto induce más ruido de fondo. Otra ventaja del EOS: muy silencioso incluso con volumen al máximo y el oído pegado al altavoz. El mando a distancia para el volumen, por cierto, es muy bienvenido y funciona sin novedad.
El manual adjunto es completo e informativo –aunque en inglés–, y también venía un pequeño destornillador para ajustar el bias y guantes de algodón. Nos informa que las válvulas de potencia deben rendir bien por lo menos 1.000 horas –unos dos años de uso normal– y las de señal algo más del doble. Y nos advierte que “jugar” a probar otras válvulas –equivalentes, no hay compatibles– puede debilitar sus bases cuyos contactos son a fin de cuentas mecánicos. Es un amplificador pensado en todos los sentidos para durar, pues.
Detalle, fuerza y calidez
La instalación del Trafomatic EOS no tiene más historia que buscar un buen emplazamiento para la alimentación separada. El cable que conecta ambos chasis cuenta con buena longitud de más de metro y medio, aunque es algo rígido, en particular en la zona cercana al conector. Si tenemos el equipo cerca de una pared trasera puede ser algo justo. Aún puesta la fuente al lado del amplificador no había ruidos, pero es bueno poderla separar según cómo tengamos organizado el equipo. Los conectores para altavoces –con salidas para 8 y 4 Ohmios, conviene probar ambas siempre– son excelentes y permiten usar horquillas, bananas o cable.
Por supuesto las válvulas se calientan, sobre todo las de potencia KT120, pero al contrario que la mayoría de amplificadores de este tipo el resto del aparato se mantiene apenas templado incluso después de horas de escucha. Es otra muestra de lo “sobrado” que va el Trafomatic gracias a sus transformadores propios, y también que el resto del circuito está sobredimensionado. Otro aspecto con buena nota es el del ruido de fondo, prácticamente nulo como ya comenté.
Probé el EOS en bastante diversidad de sistemas: coincidió este amplificador con diferentes cajas a prueba en mi casa, además de las residentes. La importancia de la asociación entre amplificador y cajas es siempre grande con válvulas; esto es algo obvio cuando hablamos por ejemplo de unos triodos 300B y menos de una decena de watios. Pero el Trafomatic, posiblemente por la combinación de sus capaces transformadores de salida y las no menos capaces válvulas de potencia, más la también sobrada alimentación, mantuvo siempre un carácter similar con las diferentes cajas a los que lo asocié.
No esperaba que con mis 802D fuera ideal con rock aunque sí con música que buscara menos el impacto en grave, pero en ambos casos me llevé una agradable sorpresa. La rapidez de una batería o grave sintetizado no eran tan dramáticos como con algún especialista en esto, pero el Trafomatic las movía como para sentir un buen golpe en el pecho. Y con ellas –802D– enseguida aprecié el estilo del sonido serbio: como a mí me gustan las válvulas, es decir transparentes y sinceras, rápidas y precisas.
Excelente el maridaje con algo muy diferente, las sensibles Allegro –perfecto aquí el bajo nivel de ruido de fondo–, a las que no sólo daba vida o dinámica –que les sobra–, sino un agradecido peso del medio grave hacia abajo. Lo aprecié con las Bowers y confirmé con estos precisos monitores tan sensibles: el EOS tiene un sonido de gran riqueza y frescura. Y el volumen con tan amplio margen útil de ajuste es bienvenido con cajas como éstas.
Otra agradable sorpresa fue con unas cajas muy especiales, las Trenner Sun –unos muy pequeños “cubos” con altavoces coaxiales–. Poco sensibles pero muy agradecidos con potencia de calidad, estos mínimos monitores sorprenden cuando se les ataca con un amplificador como el EOS. La escala de la música, en todas las frecuencias, salvo el muy extremo grave por motivos obvios, la corrección del timbre, la perspectiva de la escena… configuraban una pareja increíble.
Pero mejor aún fue la asociación con unas cajas que me llegaron para una próxima prueba cuando ya llevaba un tiempo el Trafomatic conmigo. Las Elac Adante AF-61 –columnas de suelo– no son particularmente sensibles con sus 87 dB declarados, ni supuestamente fáciles –con tres altavoces de graves por caja y 6 Ohm de impedancia media declarada–, pero fue ponerlas con el EOS y… apareció la magia. La grandes Elac sonaron sensacionales con el Trafomatic, con un sonido no sólo a caja grande sino también buena. Impresionante la extensión en grave, con buena pegada, pero más impresionante todavía la riqueza de los medios o el detalle y transparencia en agudos. Sobre todo, una sensación de estar escuchando más claramente la grabación, o mejor dicho de estar rememorando el momento musical grabado.
Las Elac aportaban escala y claridad, pero el EOS las alimentaba con la potencia necesaria, con una excelente corrección de timbre y sin esconder nada, o acaso haciendo más bonito aquello que quizás no se grabó con el mejor cuidado. Es algo que las voces ponen siempre en evidencia, no en vano las escuchamos a diario: una Sophie Milman, un Michel Bublé, un Frank Sinatra, sonaban tremendamente reales y directos.
Y colocados con precisión en una escena amplísima y profunda, pero no de una forma que pareciera algo artificial, un efecto que a veces ocurre en sistemas “quirúrgicos” en exceso. Todo parecía sonar… natural, realista. Me sobrecogió también la profundidad de la escena con obras sinfónicas, que incluso a buen volumen mantenían la compostura: también ahí se nota la mano en el diseño del circuito y los transformadores de salida, que cuando se les exige no introducen rotaciones de fase ni otras distorsiones habituales en otros diseños.
En cuanto a la salida de auriculares, pude probar unos auriculares excelentes y a medida con él: los Kennerton Odin –40 Ohm–. Si estos planares de gama alta ya se mueven y suenan muy bien sin amplificación –directos de móvil u ordenador–, al atacarlos con el EOS sorprendía cómo podían ganar en todos los sentidos. Mejor grave –y no son tímidos–, mejor extensión y detalle –ahí sí que su perfil algo oscuro mejoraba mucho–, gran fluidez y transparencia en medios… una delicia.
Conclusión
La sensación de robustez y potencia que ofrece el Trafomatic EOS es enorme antes incluso de sacarlo de sus excelentes cajas de transporte –que son dos y de madera–. Me gustó que los serbios hayan sabido extraer esos buenos 100 W sin más que una pareja de válvulas de salida –no me gustan, por principio, los amplificadores con más parejas puenteadas de salida–. Además el integrado más potente de la marca serbia parece poder “entenderse” bien con casi cualquier caja a la que vaya destinado. Cuando sea así, que diría será la mayor parte de ocasiones, el resultado es sencillamente sensacional y habrá merecido la pena hacer las pruebas necesarias. Este Trafomatic es todo un ejemplo de cómo las válvulas pueden tener músculo además de corazón.
Puntos destacados
+ Potencial para mover casi cualquier caja
+ Perfil sonoro transparente y rápido
+ Timbres realistas y sonido “grande”
+ Diseño de transformadores muy sobrado
+ Versátil: entradas RCA/XLR, mando y auriculares
– Algunos detalles de construcción o acabado
– Precio elevado
PVP: 8.000 euros.
Ficha técnica
Potencia máxima: 100W (3’5% THD a 1kHz) clase AB, 10W en Clase A. Distorsión 0’03% (1W a 1kHz). Impedancia de entrada: 100K Ohms. Sensibilidad de entrada 0’6 Vrms. Relación señal/ruido: 82dB. Respuesta de frecuencia: 10Hz–85kHz (+-1dB). Válvulas: 4x KT120 Tungsol, 2x ECC99, 2x 5687. Entradas: 3 línea RCA y una balanceada XLR. Salidas: cajas 4 u 8 Ohm, auriculares 25-150 Ohm (entrega 3W a 50 Ohm). Mando a distancia para volumen. Consumo máximo 500 VA. Peso: 25 Kg más 12 kg de la fuente alimentación separada. Medidas: 450 x 350 x 230 mm (ancho x profundo x alto), fuente alimentación 150 x 300 x 200 mm.
EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA
Fuentes
- Linn Akurate DSM (reproductor, DAC y previo)
Cajas acústicas
- B&W 802D
- Ramallo Allegro
- Elac Adante AF-61
- Trenner Sun
Cableado
- Nordost, Kimber