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Le pedí a Ferrán unas gráficas del “antes” y “después”, para que los lectores de HIFIlive pudieran hacerse una idea precisa de cuánto puede cambiar la sala, cuánto “debe” cambiar si no queremos como decía más arriba que las jornadas sirvan sólo para admirar los aparatos sin ponerse a escucharlos. Os adjuntamos las gráficas más representativas, las del tiempo de reverberación o RT60, en función de la frecuencia. Para ser buenas deben cumplir dos condiciones, primera el estar equilibradas (es decir acercarse a una línea recta horizontal, de otra forma unas frecuencias reverberan más que otras) y la otra estar por debajo de ciertos valores, idealmente por debajo de 0’4 incluso 0’3 segundos, pero nunca por encima de 0’5 o 0’6 (demasiada reverberación).

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La gráfica de la sala grande (Marten) muestra tiempos de reverberación bastante altos, pero sobre todo una clara descompensación tras el montaje (y sin ningún tratamiento) en la zona media y alta del espectro. Se usaron paneles prefabricados, colocados de forma estratégica en los puntos más importantes de las reflexiones, y se moderó claramente ese efecto como puede observarse en el línea del “después”. Como el sonido resultante ya era, subjetivamente, muy bueno, apenas se refinó más (¡recordemos que no había tiempo de sobras!).

Sala_YG_RT60_pre_post

La otra sala, con las YG, dio más problemas como he comentado más arriba. La gráfica del “antes” muestra tiempos de reverberación muy altos, y dos muy obvios problemas en graves, en torno a los 80 Hz y en la zona de 150 a 190 Hz (esta última, directamente horrible). A base de trabajo el jueves, y más trabajo la noche del viernes, el esfuerzo de la gente de Ultimate, QlaseA y FN Acoustic Works dio su resultado en la gráfica final: mediante el uso de trampas de graves disimuladas, difusión y absorción, controlaron esos problemas y la reverberación global. La línea final no sólo es casi plana (con RT60 algo más altos por debajo de 70 Hz y un pequeño pico en 300 Hz) sino que está en valores mucho más bajos, rondando los 0’4s e incluso bajando a 0’3 en la parte alta del espectro. Aquí ya sí que empezamos a escuchar de verdad las cajas y sus bondades, no la sala y sus problemas, como por desgracia es tan habitual.

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Joaquín Padillo de Qlase A junto al cable sorteado de Mamba Audio

YG Sonja 1.2 con Gryphon

Este era el equipo “pequeño”, con las YG movidas por electrónica Gryphon y por lo tanto transistores, tanto en previo como en etapa. Además sólo tenía fuentes digitales, un lector CD de la propia Gryphon (el modelo Scorpio) y un reproductor de archivos Lumin S1. Ambos podían escucharse tal cual (con sus salidas analógicas) o a través del DAC también presente en el equipo, el conocido MSB Diamond IV Plus. El cableado, tanto de audio como de alimentación, era de la española Mamba Audio (y allí estaba su padre también), y las fuentes y el previo descansaban sobre un soberbio mueble de Artesania Audio (y también por allí teníamos al ilustre señor Lafarga).

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