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Golden Ear: la revelación

La última sala de las Ultimate Sessions, y que no funcionó el viernes, estaba dedicada al –a priori– equipo más sencillo o humilde. La sala estaba reservada para otro evento el viernes y la dejaron limpia a la hora de cenar: delante de mí la gente de Miguel Carvalho montó rápidamente esa noche un “equipillo” formado por las nuevas cajas Golden Ear Triton One y electrónica Audio Alchemy, el DAC-Previo DDP-1 –era la misma unidad que yo probé para esta web semanas atrás– con sus etapas Mono. Daban señal al DAC el nuevo servidor de Aurender N10 –que no quiso funcionar el sábado por un problema que resultó ser de cableado– y un lector CD Gryphon Mikado Signature.

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Las Triton One son cajas muy particulares, muy estilizadas, estrechas y algo más profundas, pero bastante compactas y poco intrusivas. Son de tres vías con amplificación para las bajas frecuencias –además de un potente DSP para el filtrado–. De esos graves se ocupan tres altavoces rectangulares de 5×9 pulgadas, ayudados por cuatro radiadores pasivos de 7×10 pulgadas, y movidos por una etapa interna de 1’6kW nada menos. Los medios y agudos corresponden a un sistema estilo d’Appolito en la parte superior –dos mid-drivers de 5 pulgadas con un tweeter central de lámina plegada propio de la marca–.

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Ya fuera por las prisas o porque prefirieron cargar toda la artillería en el equipo Gryphon, el caso es que las “pobres” Triton One quedaron montadas en una sala sin tratamiento acústico, aunque el simpático Rui se afanó en ajustar su posición, y el nivel de los subwoofer incorporados. Y fue un éxito tremendo: señores, tomen nota porque estas cajas van a causar un impacto en el mercado. Sí, las TAD ofrecen un análisis y suavidad increíble, y las Gryphon daban una sensación de realidad y un impacto notable, pero eso tiene su precio y no es bajo –ni por las cajas en sí, ni por lo que hay que poner detrás–. Aquí estamos hablando de una pareja de altavoces que superan por poco los cinco mil euros, y que –insisto– incluso en una sala “desnuda” dejaron a muchos de los oyentes con la boca literalmente abierta.

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Para empezar, los subwoofer integrados ofrecen una extensión en graves imposible de conseguir de otra forma –apuesto a que llegan sin distorsión a los 20 Hz y más abajo, ellos declaran 14 Hz y ¡no exageran!–. Y no sólo extensión, también ofrecen un impacto sensacional, pocas veces se siente en el pecho el ritmo de Pink Floyd por ejemplo como lo sentías con este equipo. Pero eso es lo fácil, a fin de cuentas con un subwoofer bien ajustado es posible, lo difícil no es sólo que eso estuviera encerrado en un altavoz tan esbelto, sino sobre todo que la parte superior, que precisamente se dedica a las frecuencias medias y altas, funcionara tan bien. Las voces eran muy cálidas, las guitarras sonaban muy dinámicas y con buena apreciación de la caja, una orquestra ofrecía una perfecta localización de cada instrumento, la escena tenía amplitud y mucha profundidad… Estuve poniendo corte de prueba tras corte de prueba, “buscando fallos”… y al cabo de un buen rato me di cuenta que en mi libreta de notas ¡no había apuntado nada malo! –tengo la manía de ir tomando notas cuando escucho críticamente para que no se me olvide nada–.

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Sólo puedo criticarles un tono algo oscuro en agudos, que en realidad en esta gama es bienvenido porque evita cualquier aspereza, y que el domingo, cuando se les conectó el Gryphon Diablo 300 –el sonido ya fue espectacular–, desapareció. Quizás era debido a las etapas Audio Alchemy aunque diría más bien que las Golden Ear tienen ese perfil, puesto que el Diablo sí me pareció un pelo más brillante que el conjunto separado de la propia Gryphon, como ya comenté más arriba. Sinceramente estas cajas me parecieron la revelación de las “Sessions”: creo que al 99 por ciento de los aficionados les darían una muy plena satisfacción, creo además que tienen una faceta buenísima como altavoces principales de un sistema de cine –y ahorrándonos el o los subwoofer–, y estoy deseando probarlas más a fondo. De hecho y a pesar de cómo rindieron con el bestial Diablo 300, tengo el secreto deseo de probarlas con algún integrado de válvulas puesto que no necesitan potencia –92dB de sensibilidad a 8 Ohmios, puesto que por debajo de unos 200 Hz son activas–.

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