Posicionamiento
Ya con la dilatada experiencia que tengo en mi sala y los numerosos estudios de respuesta de frecuencia realizados, más o menos tengo siempre idea de cuál será la ubicación idónea dependiendo de qué tipo de caja vaya a estudiar. En este caso tras un inicial posicionamiento que mantuve durante una semana, para que la electrónica y mis orejas se fueran acostumbrando al nuevo sonido, decidí disponerlas en un lugar bastante próximo al de mis cajas habituales. Esto es un poco más cerca de la pared (parte frontal superior a 120cm de la pared trasera) para que cogieran un poco de empaque en el medio/grave (hay que llenar casi 40m2), una separación entre ellas de 260cm y un toe-in que finalmente quedó ligeramente más abierto de lo que estoy acostumbrado, posiblemente debido a cierto pequeño pico natural entorno a 1Khz que -intuyo- podría tener la caja en su diseño.
Aun estando ya rodadas me hago eco de que en las instrucciones recomiendan no menos de 180 horas para sonar al máximo de sus posibilidades, dándole suma importancia. Tras muchas pruebas y posiciones considero que en este lugar es donde mejor conseguí optimizarlas y… ¡de qué modo! Podría resumir este apartado como ubicación fácil para un control adecuado de los registros de medio/grave y algo más complejo en el medio/agudo. Sin duda, conseguir primero un ajustado peso y control de graves y después una correcta tímbrica y neutralidad, es el orden que recomiendo a la hora de sacar el máximo partido al sonido en la sala de estos monitores.
Un poquito de música, de cualquier género
En líneas generales utilicé más discos en formato analógico que en digital, debido principalmente a que lo que más me interesaba era analizar si realmente la restitución de la rapidez en el transitorio y la percepción de la microinformación iba a estar a la altura de las circunstancias. Bien es sabido que las cajas con tweeters recubiertos de materiales tan diversos como el kevlar, el titanio, el berilio, el diamante o incluso el oro destacan respecto de sus contrincantes al tener una mayor rigidez y ligereza.
Posiblemente la mejor obra de El Anillo del Nibelungo de Wagner en el formato rey, el vinilo, la dirigió Karl Bohm en 1973 y fue editada por el sello Philips. Una completa obra de 16 vinilos grabados de modo soberbio, en el que ya en el Acto I de Sigfrido es impresionante la tridimensionalidad y colocación de los personajes que se van moviendo por la escena, desapareciendo totalmente las cajas y con ello aportando máxima credibilidad. Me llama poderosamente la atención la perfecta restitución del martillo mientras Mime está forjando la espada, simplemente me hace mirar hacia delante y prestar máxima atención a la obra, la cual pude disfrutar en su integridad a lo largo de tres placenteras tardes.
Cambio de tercio hacia algo meramente sinfónico, y opto por una reedición que Clearaudio ha llevado a cabo en vinilo de 180gr. de la excelente versión que Rafael Kubelik interpretó (dirigiendo a la Filarmónica de Berlin en 1973) de la Sinfonía del Nuevo Mundo -9ª sinfonía- de Antonin Dvorak. Un vinilo imprescindible en el que me percato de un detalle sumamente importante, la capacidad de estas BE-718 para irradiar de modo evidente lo particular dentro de lo general, así pues no me es difícil ya no sólo discernir entre las distintas masas de instrumentos, también entre cada instrumento dentro de su masa consiguiendo así una limpieza y falta de velo evidente en la música. Una gran ventana abierta delante de mí que me recuerda, en cierta medida, mucho al sonido al que estoy acostumbrado.
Un alto en el camino y me pongo a pensar que estas cajas tienen una honestidad como pocas he tenido la oportunidad de evaluar, se trata de unos monitores de un volumen algo mayor del normal y que ofrecen una escena y un tamaño sónico exactamente tal cual lo esperaba de unas cajas de este cubicaje. Esto sin duda me resulta un acierto, pues muchas veces nos encontramos que queriendo sobredimensionar el tamaño escénico lo hacen en su totalidad, con cada nota musical que extraen, obteniendo un cierto grado de falsedad en el tamaño que transmite poca veracidad.
