Vieta G4000: Un dignísimo lector de vinilos pensado para las nuevas generaciones de aficionados
No es habitual analizar en estas páginas productos de nivel básico, entendiendo tal calificativo en el contexto del sonido en Alta Fidelidad. Pero de vez en cuando hay excepciones que, en su condición de tales, sirven para confirmar la regla. Es el caso del protagonista del presente banco de pruebas, nada menos que un giradiscos diseñado en nuestro país por la veteranísima Vieta para celebrar su 70º cumpleaños -efeméride que se cumplió en 2024- y que, en línea con la filosofía de la marca barcelonesa, aspira a llevar el sonido de alta calidad al mayor número de aficionados posible. Su nombre es G4000 y combina una bella estética minimalista -a la manera de Rega, sin ir más lejos- con una serie de prestaciones que lo hacen muy apetitoso para esas nuevas generaciones de aficionados que se sienten fascinados por la imperfecta pero muy humana restitución sonora aportada por el disco de vinilo, pero, en paralelo, no desean renunciar a los beneficios inherentes a tecnologías como la conectividad inalámbrica. Además, nuestro invitado incluso alberga un previo de fono en su interior para facilitar su conexión tanto a una electrónica equipada sólo con entradas de línea como a una pareja de cajas acústicas activas. Y si tenemos en cuenta que el G4000 se suministra de serie con una más que decente cápsula fonocaptora, lo que se nos ofrece es un producto muy completo cuya notabilísima calidad en términos de fabricación y acabados augura unas prestaciones sonoras genuinamente “Hi-Fi”, como, en efecto, así es.
Enlazando con una tradición de apuesta por la excelencia que comenzó en 1954
En el año 2004, coincidiendo con la celebración de las bodas de oro de Vieta, el propietario y “boss” de la marca -que continúa siendo el mismo- encargó a un servidor de ustedes la redacción del texto para un libro ideado para celebrar un hito tan significado. Un libro precioso, todo sea dicho, cuyas primeras páginas estaban encabezadas por felicitaciones de personajes prominentes de la vida pública de nuestro país. El tiempo pasa ¡y cómo! pero han transcurrido casi 21 años y me gustaría, a modo de homenaje al espíritu que ha hecho posible la existencia del protagonista de este análisis, recordar algunos párrafos harto representativos del qué y el por qué de Vieta, siendo el primero de ellos el siguiente: “La historia de Vieta es, por encima de todo, la historia de una pasión por el arte y la tecnología. Una pasión que en 1954 llevó a los hermanos Vieta y a Raimon Tort a fundar la primera compañía española dedicada a la electrónica de consumo y a poner los fundamentos de lo que con el tiempo se convertiría en el proyecto de su clase más ambicioso jamás visto en nuestro país. En 1954 hablar de electrónica de consumo en España era hablar de sonido monofónico en un país que no tenía nada que ver con lo que es en la actualidad, lo que refuerza ese carácter rabiosamente pionero de Vieta y de los 10 colaboradores con que contaba en aquel entonces. El primer producto: el amplificador monofónico A-200, comercializado en 1956. La gran aventura acababa de empezar.”
Una aventura que, como no podía ser de otro modo, fue coronada por el éxito, como bien reflejan las líneas que siguen: “Al A-200 –equipado con las todavía seductoras válvulas de vacío- le seguiría en ese mismo año –1956- el primer giradiscos con entrada para cápsula magnética que vio la luz en nuestro país. Pero fue la década de los sesenta la que supuso la plena consagración de Vieta como referente ineludible en el panorama tecnológico español. Con la estereofonía como “joya de la corona” del incipiente mercado mundial de la electrónica de consumo, la compañía barcelonesa pudo demostrar que la obsesión por la excelencia que motivó su creación tenía una base muy sólida. El amplificador estereofónico A-215 es la primera gran muestra del talento de Vieta que es reconocida por el gran público. Un sonido preciso, un diseño elegante y una construcción comparable con la de sus más ilustres competidores son sus credenciales. El A-215 será presentado en el barcelonés salón Sonimag de 1965. La compañía sigue creciendo, con 40 colaboradores y una red de ventas que cubre ya todo el territorio español. Llega en 1972 el Vieta Uno, un sistema estereofónico compuesto por un amplificador integrado, dos cajas acústicas y un giradiscos con cápsula magnética que consigue poner a nuestro país en el mapa de la Alta Fidelidad. Presentado en Sonimag 10 y con un éxito comercial sin precedentes. Al Vieta Uno le siguió el Vieta Dos. Llega la cuadrafonía, a la que Vieta responde con el adaptador Q-41, que permite convertir la reproducción estereofónica en cuadrafónica.”
No diré que con el ya manido “recuerdo como si fuese ayer”, pero, en efecto, sí recuerdo lo fantásticamente bien que sonaba el Vieta Uno. De esto hace medio siglo, cuando empezaba mi afición por la reproducción sonora con mayúsculas. Tiempos esencialmente vinílicos, con permiso de las grabadoras de carrete abierto y las incipientes pletinas a casete de calidad, lo que llevó a Vieta a encargar a la empresa barcelonesa Industrias Cosmos -mi padre me regaló a los 10 años un equipo estereofónico tipo “maleta” rubricado por esa marca- la fabricación de un giradiscos que en aquel entonces me pareció perfectamente asimilable a realizaciones de su clase de origen extranjero disponibles en España: el Vieta Ocnoson G100.
G4000: bien pensado, bien ejecutado y muy completo
La referencia al Ocnoson me permite conectar, probablemente por la “G” de su nombre, con nuestro invitado, del que ya les adelanto que está muy bien parido en todos los sentidos. Para empezar, su embalaje es irreprochable, hasta el punto de que me he permitido tomar unas cuantas instantáneas de mi particular “unboxing experience”. Todo está muy bien pensado, con cables de calidad y los componentes “sensibles” -salvo la correa, que acompaña a los cables en la misma bolsa- embalados por separado para que no sufran daños por contacto. El plato en sí, recuerda, por su minimalismo, y tal como decía al principio, a los diseños más clásicos de la británica Rega. En este sentido, es evidente que los diseñadores del Vieta han priorizado el mantenimiento de unas líneas hiperpulcras por encima de consideraciones más “funcionales”, ya que el cambio de velocidad, por ejemplo, se realiza mediante un conmutador situado en la zona frontal inferior izquierda del chasis, mientras que la activación de la funcionalidad Bluetooth, también vía interruptor, aunque en este caso en la parte superior, es decir a la vista, de dicha zona. Por otro lado, la presencia de circuitería electrónica correspondiente a un previo de fono por un lado y a la conectividad Bluetooth por otro hace necesario un interruptor de puesta en marcha general, que se encuentra en el panel posterior junto a una salida con dos conectores RCA que suministra bien señales de fono, bien señales de línea, seleccionándose la opción preferida con un pequeño conmutador deslizante situado al lado de los mismos.
Pasando a lo más importante, el giradiscos en sí, la verdad es que, insisto, está muy bien parido, y además con un detalle en el que supera a sus competidores inmediatos: los magníficos, y además tres, a la manera audiófila, pies de desacoplo de goma. Magníficos porque están muy bien construidos -dos delante y uno, más opulento, detrás- y porque logran que el conjunto se quede “clavado” en la superficie que lo sustenta. Sin lugar a dudas, un bonito ejercicio de forma al servicio de la función por cuanto el perceptible aislamiento que se obtiene contribuye asimismo a absorber potenciales vibraciones del bloque motor, insertado en la esquina posterior izquierda del chasis. En cuanto al brazo, es de tipo unipivot, sencillo pero inteligente -al estar construido en una única pieza- efectivo, a la vez que incorpora los ajustes que cabe esperar, léase la fuerza de apoyo y el antideslizamiento, este último vía control giratorio a la manera de SME. Finalmente, el plato propiamente dicho está fabricado en metacrilato de 15 mm de grosor, destacando del mismo una sorprendentemente alta neutralidad acústica -sin duda reforzada por la esterilla de fieltro que lo recubre- que se comprueba de inmediato golpeándolo con los nudillos. En cuanto a la correa de tracción, se monta entre la polea del motor y el perímetro del plato, disponiéndose asimismo de un protector que oculta la polea a la vez que mantiene alineada la correa… de nuevo, un ejemplo de forma al servicio de la función.
Un sonido propio de un giradiscos High End “Entry Level”
El hecho de que el conmutador Bluetooth esté a la vista permite hacerse una idea clara sobre las intencionalidades de quienes han concebido el G4000. Yo, desde luego, les diría que, ya de paso, también contemplen una versión sin previo de fono ni BT, no para reducir un precio -que también- de lo más competitivo, sino por aquello del purismo. Por lo demás, la cápsula fonocaptora montada de origen me parece perfecta, que no por algo está firmada por mi admirada Audio-Technica, un detalle que me lleva a recordar a los posibles compradores del Vieta que una opción de mejora indiscutible en términos de sonido sería cambiar la cápsula en cuestión por otra -en principio de imán móvil- superior de la misma marca o de firmas tan renombradas al respecto como Nagaoka, Ortofon, Goldring o Sumiko… incluso, puestos a dejarse llevar por la nostalgia, por una una Shure de la época dorada de la firma estadounidense.
Pasando ya a la evaluación de nuestro invitado, les diré que la llevé a cabo probando las dos opciones de conexión por cable disponibles. Lógicamente, me quedo con el enlace directo a una circuitería de fono externa, en este caso la de mi fantástico preamplificador Sony TA-ER1, aunque debo reconocer que el nivel de ruido de fondo del enlace de línea es francamente bajo. Por lo demás, el contrapeso permite buenos ajustes finos de la fuerza de apoyo, signo, una vez más, de un buen diseño; y lo mismo vale para el ajuste del antideslizamiento, con el que nunca viene de más “jugar” un poco hasta dar con el que hace que la aguja se quede “clavada” cuando se coloca en el inicio del surco. Pasado ya a lo que verdaderamente importa, el sonido, les diré que efectúe la escucha en “modo audiófilo”, es decir sin la cubierta protectora, máxime teniendo al lado del Vieta una de mis Focal Grande Utopia Be. A lo que iba: el G4000 me parece tremendamente natural y notablemente transparente en “modo línea”, y ligera pero perceptiblemente superior en ambos parámetros utilizando el “modo fono”, mientras que la opción Bluetooth me limitaré a decir que “cumple con su función”. No obstante, lo que más me ha impresionado de este ultrademocrático lector de vinilos es su nivel de aislamiento, cualidad que le permite “bajar” mucho en frecuencia sin emborronamientos, lo que significa que la pegada en graves es sensacional… sí, sensacional. En cuanto a las zonas media y alta, se reproducen sin coloraciones perceptibles, aunque la capacidad de análisis en la parte superior del espectro podría ser superior pese a que tal aseveración hay que aplicarla sólo a determinadas grabaciones, en especial las grandes masas orquestales con muchos instrumentos. Con respecto a la presentación espacial, obviamente no es la de mi VPI, pero en ningún momento da la sensación de estar encorsetada, lo que nos lleva a escenas sonoras bien estructuradas, léase aireadas, con la inmensa mayoría de registros. Y, “last but not least”, les diré que el arranque de la rotación es prácticamente instantáneo -no tanto como en un Technics, pero casi- y que la parada de la misma cuando se termina el disco me parece una buena idea para evitar males mayores en determinadas circunstancias.
Buen “bicho”, sí señor
Reconozco que Vieta ha hecho un excelente trabajo con G4000 al plantearlo como un producto “intergeneracional”. No es estrictamente audiófilo, ni lo pretende, pero su sonido encaja a la perfección con el concepto de reproducción sonora en Alta Fidelidad. Además, es muy elegante y está impecablemente construido… poco más se puede pedir por 299 euros, se lo aseguro. Y, por supuesto, ¡felices 71, Vieta!
Ficha Técnica
- Configuración: giradiscos semiautomático con previo de fono, cápsula fonocaptora de imán móvil (Audio-Technica AT-VM95C) y conectividad Bluetooth (5.0) integrados
- Sistema de tracción: por correa
- Plato: de metacrilato
- Brazo: unipivot con longitud efectiva de 225 mm
- Velocidades de giro disponibles: 33 y 45 rpm
- Lloro y trémulo: 0’3% en 33’3 y 45 rpm
- Ajustes disponibles en el brazo: fuerza de apoyo vertical (VTA) y antideslizamiento (“anti-skating”)
- Relación señal/ruido: mayor que 55 dB
- Respuesta en frecuencia de la cápsula fonocaptora: 20-20.000 Hz
- Separación entre canales de la cápsula fonocaptora: 18 dB a 1 kHz
- Dimensiones (cubierta protectora incluida): 420x120x350 mm (An x Al x P)
- Peso: 5’8 kg
- Precio de venta al público recomendado: 299 euros
- Distribuidor: www.gedelson.es