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Equipo de ensueño, de un melómano con mayúsculas, que tras probar «casi de todo», por fin ha encontrado el sonido que le permite disfrutar como nunca de la música.

Descripción del equipo:

Fuentes:  Plato: Clearaudio Maximum Solution+ SME V+ Clearadio Goldfinger Statement. CD/SACD: Mcintosh MCD 1100

Previo: Mcintosh C1000C+C1000T

Etapas: Mcintosh MC 2301 Monofónicas 300W KT88

Acondicionador Acústico de Sala: Mcintosh MEN220

Altavoces: Wilson Audio Maxx 2

Cables: Atlas ASIMI intermodulación+Altavoces

Acondicionador de RED: ExactPower EP15A+SP15A

Descripción de la Sala:

Salón de 23m2 no acondicionado acústicamente, con cortinas gruesas y alfombra, pero sin ningún otro tipo de aditamento “acústico”. Forma ligeramente rectangular.

Descripción de la discoteca:

Respecto a mis géneros preferidos, comentar que son  música clásica (en general),  Jazz y algo de Blues. Respecto a la discografía con la que cuento, son unas 1000 referencias en cuando a CD, SACD, Vinilos y archivos FLAC (HR) almacenados en el disco duro de mi PC.

¿Cuántos años hace que tuvo su primer equipo audiófilo?

Mis comienzos en esta andadura parten del lejano 1985, con un equipo Fisher (módulos y altavoces), aunque ya de muy temprana edad empecé a sentir que esto de la HIFI me iba a gustar, ya que con solo 11 años, convencí a mi padre para que me comprara mi primera minicadena HFI de alta calidad (una SANYO de calidad mas que aceptable para aquel entonces, ya que estoy hablando del  ya lejano 1980).

Después pasé a un equipo Denon con altavoces de la alemana Magnat, pasando después a un equipo de la Americana Carver, junto con unos altavoces B&W. Este equipo Carver, que constaba de un amplificador integrado de unos 100w por canal y un CD de válvulas,  empezó a marcar el camino de lo que esta afición empezaría a significar para mí, y tal vez el punto de partida de esta carrera, aparentemente sin fin, pero que si uno le pone un poco de “cordura”, incluso puede llegar a tenerlo.

Después y con un salto mayor  en calidad e inversión, me pase a una amplificación de la americana Counterpoint (previo+etapas), junto con un CD Micromega Stage 3 y unas pantallas planas Apogee (primero unas Centaur Minor terminando con unas Stage I 100% ribbon). Cableado Symo y Transparent Audio.

Continuando con nuestra enfermedad e intentando mejorar, me pasé a unas pantallas Wilson Audio Watt Puppy 5.1 dirigidas en este caso por un previo Audio Research Reference I y  alimentadas  por una pareja de etapas monofónicas Krell  250 Mc. Como fuente utilicé en aquel entonces un CD de la danesa Electrocompaniet , concretamente el modelo EMC 1. Como unión entre todo el equipo utilice Cables de la americana Transparent Audio,  concretamente el modelo Reference. En una siguiente evolución, hice el upgrade dentro de la propia Wilson Audio de las Watt Puppy 5.1  a las Maxx 1 y dos años después a las Maxx 2 (manteniendo intacto el resto del equipo).

Como podréis observar, cuando uno empieza a “pivotar” sobre una marca en concreto para algún elemento específico del sistema, demuestra que por esa vía ya has encontrado ese final del camino, y es, desde mi perspectiva, la forma en la que debemos afrontar esta afición, es decir, ir poco a poco encontrando componentes que definan lo que para nosotros debe significar la reproducción doméstica del acontecimiento musical, y en el momento en el que eso ocurre, pasar a otro componente del equipo dejando el primero  estable y sin cambios.

Para mi Wilson Audio representa en espíritu esa forma que yo tengo de entender lo que debe ser la reproducción de la música grabada, es decir, definición, transparencia, imagen, realismo sonoro, coherencia, neutralidad, detalle pero sin artificios y sin producir fatiga auditiva,…

Luego después de esto, me predispuse a seguir configurando mi equipo entorno a estas grandes pantallas: Wilson Audio Maxx2, y lo hice, sin pensar en términos económicos,…, solo con un objetivo claro en mi mente, “dar en el clavo” y conseguir, de una vez por todas, eso que llevaba ya un buen número de años buscando,  el equipo que definitivamente “construyera” en mi salón la estética sonora que estaba buscando.

En mi último gran salto (he omitido por no aburrir pequeños cambios que he hecho entre medias), y después de probar muchos equipos (válvulas vs transistores, Americanos vs Europeos, CD vs Vinilo, cables Americanos vs Británicos,…) me he decantado por los componentes descritos en la parte superior de esta misiva.

Respecto a los componentes Mcintosh, han sido para mí todo un descubrimiento, ya que la consideraba una marca clásica, pero que no creía que fuera a proporcionar esa estética moderna que a mi me gusta, es decir, esa definición y detalle, mas actual que tradicional.

En uno de mis viajes a New York, me paré en una tienda de High End, y me predispuse, más por curiosidad que por encontrar algo que me pudiera sorprender, a escuchar un equipo Mc  (completo), y, WOW,  hice mía esa máxima de “la tienes donde menos te lo esperas”. La verdad el que el sonido me encantó, dulzura, transparencia, definición, humanidad, detalle,…, es decir, todo aquello que yo estaba buscando, sobre todo porque hacía todo esto sin que nada sobresaliera sobre el resto, es decir, con una coherencia abrumadora. Nada de agudos predominantes,  graves “hinchados”, o “vocas” como si de un cantante gigante se tratase, sino todo lo contrario, coherencia absoluta, fidelidad en el amplio sentido del termino, y REALISMO SONORO. Sentí en ese momento que me estaba acercando muy mucho a mi sueño.

¿Prefiere fuente analógica o digital?

Aquí la respuesta es un tanto ambigua ya que voy a decir ambas. Cada una tiene su momento. El vinilo tiene su magia, y a nivel “global” presenta una musicalidad difícil de igualar. De todas maneras, las “orgias” binarias han mejorado mucho en estos últimos tiempos, y yo me he llevado una muy grata sorpresa cuando a principios de este año, y decidido a comprar un buen CD hice las pertinentes comparaciones y me encontré con el Mcintosh MCD 1100. Un CD/SACD con un nivel de detalle apabullante, un sonido repleto de musicalidad, nada “cansino”, y que permite largas sesiones de escucha sin provocar fatiga auditiva, hecho nada sencillo dado el nivel de detalle y definición con la que este “aparato” presenta la música.

Escucho música al 50% entre ambas tecnologías, y siempre dependiendo del género, obra,…, etc que me apetezca en ese momento.

Lo que está claro es que el vinilo mantiene intacta su capacidad de emocionar, y el CD (en este caso el mío) te permite incluso almacenar música en formato FLAC en tu ordenador, conectar tu PC a través del puerto USB y disfrutar de una comodidad y flexibilidad inigualables.

Creo que ambas tecnologías y mundos son totalmente compatibles, y yo plenamente recomendaría a todos los aficionados que no dejaran uno en favor del otro sino que tratasen de disfrutar de lo que ambos sistemas y tecnologías de reproducción pueden ofrecernos, ya que a la larga nuestro placer de escucha, y nuestra afición serán recompensadas.

¿Cuáles son las características que considera más importantes de un equipo de audio?, ¿Qué aspectos destacaría de su sistema?

Desde mi perspectiva, y hablando de componentes en concreto, creo que los mas importantes son la fuente (lo que mal comienza mal acaba) y los altavoces. Creo que estos  dos elementos son, en definitiva,  los que en última instancia mayor influencia pueden ejercer sobre el resultado final.

Teniendo esto en mente, lo que considero una verdad absoluta es que al final debemos conseguir que el resultado sea superior a la suma de las partes, y para que esto ocurra debemos otorgar el tiempo y las “neuronas” (por no mentar el tema económico) necesarias para que cada parte del equipo esté totalmente conectada y se entienda a la perfección con las demás, y que en suma, tengamos ese sonido natural, libre de distorsión, plano en respuesta, y en definitiva que transcriba de una forma fiel el acontecimiento musical que un día unos artistas interpretaron sobre un escenario.

Como última aportación a mi equipo, me gustaría hacer una mención especial al tema “sala”, ya que condiciona de una manera fundamental el resultado final de un equipo, y aquí, especialmente en España, le prestamos muy poca atención.  Para evitar el efecto “antiestético” de paneles, difusores,…, yo hice las pruebas pertinentes con lo que las nuevas tecnologías digitales (DSP) nos pueden ofrecer, y la verdad es que me he visto gratamente sorprendido.

Con la incorporación del “corrector de sala” Mcintosh Men220, el sonido no ha cambiado para nada en cuanto a tímbrica, pero “respira” mas, es decir, mas aíre, voces mas centradas y con mas cuerpo, graves mas naturales y profundos, agudos mas limpios,…, en definitiva un cambio mucho mas grande de lo que cabria esperar por la inversión realizada.

No es que mejore el sonido del equipo, sino que, por primera vez escuchas dicho sonido en toda su plenitud, y sin las influencias que la sala de escucha ejerce sobre el mismo.

Yo lo recomendaría como elemento indispensable dentro de cualquier aficionado poseedor de un equipo de gama media-alta, alta o High End extremo.

Muchas veces nos empecinamos en cambiar un determinado “aparato” porque no estamos convencidos del sonido final que obtenemos, invertimos un montón de recursos, y al final, para conseguir pequeños cambios que, en muchos casos, no justifican para nada la inversión que hemos realizado. Por el contrario, al añadir dicho dispositivo a mi equipo (Mc Men 220), he conseguido esos “retoques finales” o “fine –tune” que te permiten disfrutar en tu salón de la música grabada  con una fidelidad que hace del acontecimiento  musical  algo realmente “creíble”.

¿Qué aspectos considera podría mejorar del mismo?

Para ser sincero, y espero que no se me mal interprete, creo que bien pocos. El sonido final que “emana” ahora este equipo roza desde mi perspectiva el ideal teórico de lo que entendemos por reproducción del acontecimiento grabado (definición, detalle, naturalidad, dimensión, ausencia de fatiga, humanidad, coherencia,…).

Es, para mi entender, una especie de final del camino.

Pensar en futuras adquisiciones me podrían llevar tal vez a unas Wilson Audio Maxx 3, por seguir con la evolución natural del modelo. Wilson, desde mi perspectiva, ofrece esa escena sonora amplia, transparente, detallada y nada agresiva con la que a mi me gusta percibir la música, y que creo más se asemeja a lo que uno siente cuando se encuentra sentado en una butaca del Teatro Real en Madrid, Liceo en Barcelona,…

Por lo demás, resaltar que he conseguido lo que buscaba, y, como dicen los americanos (que para algunas cosas son muy pragmáticos), “si algo no está roto, para que arreglarlo”.

¿Qué tipo de tratamiento acústico tiene la sala?

Alfombra gruesa y cortinas. Lo demás todo está en manos del Mcintosh Men220, que hace su trabajo de una manera ejemplar.

De todas maneras, esta si es una parte a mejorar del resultado final del sonido. No por mas o menos acondicionamiento (que como digo está controlado con el Mc Men220), sino en tamaño, ya que claramente mi equipo sonaría mucho mejor en una sala de unos 35-40m2.

¿Podría citar algún equipo que le haya gustado de forma especial? ¿Por qué?

Ha habido muchos equipos que me han gustado a través de las innumerables audiciones a las que he asistido, pero he de reconocer honradamente que ninguno que iguale el nivel de sensaciones y emociones que me provoca mi actual equipo.

Tenemos que entender que es mi apreciación personal, que ha sido un largo camino, y que al final, yo me he parado solo tras sentir que mi objetivo se había visto colmado. Luego, si seguimos este racional, es fácil entender que después de no haber puesto cortapisas económicas,  tiempo de búsqueda,…, el resultado no podría haber sido de otra manera (repito, para mi gusto personal).

¿Cuáles son sus 5 discos imprescindibles?

No me gustaría caer en la indefinición o que esto parezca una “huida hacia adelante”, pero me parecería injusto citar 5 discos, ya que hay muchos que para mi son imprescindibles. Además mas que de discos me gustaría hablar de música, y en este sentido, y desde mi perspectiva pocas cosas existen que igualen el placer de escuchar al completo el Réquiem de Mozart, Rapsodias de Liszt o Enesco, música barroca interpretada con instrumentos de la época, algo de Jazz “edulcorado” con la voz de Carol Kidd, y un largo etc que hacen de esos pocos momentos de los que uno puede disponer para dedicar a su afición algo, en algunos aspectos, irrepetible.

Como comentario final me gustaría destacar el hecho de la importancia que tiene el ser bien asesorado ya que en este mundo los errores cuestan mucho dinero, y el retorno existe, pero es muy caro.

Y, por último, el dar esperanza, ya que el “final del camino” (cada uno el suyo) realmente existe, y cuando se encuentra, os puedo asegurar  que es puro “deleite” para las neuronas. Tener paciencia y objetivos claros, es la máxima para lograr ese tan ansiado “end of the road”.

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