Xtonebox: Un soplo fresco con aires vintage
¿Pero puede lo viejo sonar actual? ¿Pueden las tecnologías del siglo XX tener cabida en el siglo XXI? Las ventas de discos de vinilo están a punto de sobrepasar a las del CD en cuanto a formatos físicos se refiere y el streaming cada vez da mayor y mejor servicio. Pareciese que la industria y los amantes de la música y del buen sonido que la sostienen tienen la misma máxima que siempre mantengo: “Me niego a tener que elegir entre analógico y digital: escojo ambos.”
Xtonebox es otra empresa que parece abonarse a esta premisa. Desde Galicia un equipo de cuatro personas diseñan y fabrican equipos de audio tanto para la producción musical: cabezales valvulares, amplificadores y pedales para guitarras; como para la reproducción doméstica en alta fidelidad: amplificadores integrados valvulares, etapas de potencia monofónicas y cajas acústicas. Todos sus diseños tienen un diseño old-school donde el trabajo de la madera es sencillamente de maestro ebanista, pero los frontales de las máquinas no se quedan atrás. No hay ningún fleco al descuido. El tesón, el esmero y el amor propio saltan a la vista y al tacto. Pero nada de eso importa si se descuidase lo esencial que -como todo melómano y audiófilo sabe- es siempre invisible a los ojos.
Construcción, detalles e instalación
En tres cajas de cartón me llegan un par de cajas acústicas de tipo monitor y un amplificador integrado así como unas esponjas para la base de las cajas. Nada de los embalajes es excesivo o ampuloso pero todo viene perfectamente protegido. Así no tardo más de 10 minutos en tener el combo listo para la escucha. ¿Pero qué venía en los embalajes?
Los monitores son su modelo S-7M, un diseño de dos vías con doble puerto frontal bass réflex, tweeter de cinta y altavoz de medios-graves mezcla de papel y kevlar. El recinto acústico está hecho en madera natural. Imposible no quedar prendado con sus aristas redondeadas, sus vetas y su acabado rematado con tanto esmero. Son unas cajas ni tan grandes que coarten su posicionamiento en la sala ni tan pequeñas que limiten su rendimiento en graves.
El amplificador integrado es su modelo de entrada, el Silver 6011 con un tamaño y peso que lo hacen prácticamente ubicuo en cualquier estancia. Con un aspecto clásico que encandila, coronado por las cuatro válvulas de la sección de previo. Cuenta con un frontal plateado y unos potenciómetros plateados con un tacto sólido y definitivo.
No nos engañemos no es una electrónica que sólo apele a la nostalgia con su estética y su previo valvular cosa en sí ni mala ni buena. También es una máquina moderna equipada con Bluetooth 4.0 además de contar con una sección de potencia de clase D que rinde unos competentes 30 vatios por canal a 8ohmios. Todo ello embutido en un aparato que sólo pesa tres kilos con cien gramos y que apenas si llega a ponerse tibio aunque lo tengamos las veinticuatro horas del día reproduciendo música.
Otro detalle que lo hace muy especial es que los potenciómetros de bass y treble trabajan directamente sobre la sección de previo de fono. Cuando se usan modifican la señal desde la raíz. Cuando se ponen ambos en las doce de la noche se neutralizan y la señal pasa inalterada.
El botón de encendido con una luz led que lo rodea en forma de anillo es sólido, bello y práctico. Después de tener varios días los monitores trabajando en campo cercano con una distancia entre tweeters y punto de escucha de 85 centímetros y toe-in en triángulo equilátero corroboro lo que el fabricante señala en su web: gracias a sus puertos dobles delanteros podemos ubicarlas cerca de la pared con bastante margen de maniobra. Además en campo cercano no es necesario imprimirles mucha potencia para disfrutar de la música. Si tenemos el gran condicionante que es una sala pequeña y/o problemática o queremos tener un pequeño rincón de escucha en un equipo secundario, o en un escritorio de trabajo con un ordenador entre las cajas podemos obtener sonido de gran calidad con esta combinación.
Ahora bien si ni la sala ni el espacio nos condicionan estas cajas llenan una sala de 15 a 25 metros cuadrados sin ponerlas en ningún aprieto. Así es que he terminado por ubicarlas en la pared ancha con los tweeters a 85 centímetros de la pared y con una separación de los mismos de 1,60 metros y la distancia hasta el punto de escucha de 2,20 metros con un toe-in cruzado justo a 20 centímetros tras el punto de escucha. Esos mismos 85 centímetros distan los tweeters desde su centro hasta el suelo y las cajas descansan sobre unas trampas de graves cilíndricas con membrana metálica Hofa baby bass estrenadas ad hoc. Entre las trampas de graves y las cajas he puesto las espumas acústicas que desde Xtonebox han tenido la gentileza de suministrarme. Estos ajustes que pueden ser un incordio cuando no una pesadilla si tenemos que mover cajas de suelo voluminosas y pesadas son algo fácil y rápido cuando manejamos monitores por lo que la búsqueda del punto óptimo de escucha en mi sala ha sido un aliciente más y no un viacrucis.
Si observamos la trasera del integrado comprobamos que hay bastante separación entre las distintas conexiones y no creo que haya sido algo azaroso en su diseño ya que nos permite evitar que los cables se enmarañen y el sonido se vea contaminado.
Estéticamente son unas piezas que visten cualquier sala pero vamos a alimentarlas con música y ver qué tal ser comportan.
Sonido
Intelligent Drum & Bass (CD)
Alimento el reproductor de CD con un disco que es la quintaesencia de un género postulado y perfeccionado por el propio autor. Se trata del DJ y productor inglés LTJ Bukem y su disco Journey Inwards (2CD Goodlooking Records 2000). Buscando palabras para definir este disco y su estilo he tenido una de esas tan escasas como gratificantes epifanías melómanas, pues se me había ocurrido que el Drum & Bass y Jungle de LTJ Bukem son como la Intelligent Dance Music o IDM es al Techno-House de las Raves. LTJ Bukem le da una vuelta de tuerca al género Drum & Bass dotándolo de mejores arreglos y capas orquestales; colchones ambientales y exquisitos samplers de vinilo. Digamos que lo saca de la pista de baile y lo aloja en la sala de escucha. Lo vira hacia el lado contemplativo. Lo dota de calidad y cualidad, lo hace más elegante e inteligente, palabras que comparten raíz etimológica. Justo al buscar en Wikipedia su discografía me encuentro que precisamente a su particular estilo se lo ha denominado “intelligent Drum & Bass”.
Es un subgénero muy propio para jugar con el volumen de nuestro set. A un volumen moderado tienes una música chill ambient con arreglos sedosos y samplers de instrumentos analógicos, pero gracias a sus breakbeats de moderados a vertiginosos si le administras potencia tienes la fiesta montada en casa, porque no olvidemos que es una música creada para los frenéticos bailes de las raves más clandestinas.
Comienza a sonar el primer corte que da título al disco y la flauta y el contrabajo nos marcan la pauta de por dónde transitan agudo y grave en estas cajas. El tweeter de cinta da un sonido aireado, nada tímido y su rapidez de respuesta le permite situarse desde la neutralidad hacia el lado analítico de la escucha. Los samplers de batería suenan con agilidad y dinamismo. La escena se plasma con nitidez y el contrabajo suena sencillamente delicioso y fecundo. Eso es mucho decir en una caja que monta un driver de 7 pulgadas. Se nota que hay mucho trabajo de luthier con el gabinete de madera natural y el resultado es un honesto equilibrio entre calidad y cantidad de grave.
“Our world” quizás sea el tema más Dj del disco donde LTJ vuelca toda su caja de herramientas de producción musical. Un corte más jungle que drum & bass por lo que los loops alocados, los transientes de las cajas y los metales, incluso los samplers de voces femeninas, todo zigzaguea como una montaña rusa de sensaciones en la que uno no sabe con qué nueva filigrana va a ser sorprendido. Los S-7M tienen unos agudos atrevidos y juguetones. Son capaces de transducir mucha energía en información y con el aire suficiente como para que no se convierta en costurero lleno de agujas para nuestros oídos. El medio grave baja con mucha linealidad y corrección pero se permite esa patada en los 80 hz tan necesaria para el rock y no menos vital para un género que nace de aunar las palabras “drum” y “bass.”
Lo que a estas alturas ya no me sorprende es lo bien que maridan válvulas en la sección de previo y clase D en la sección de potencia. Un previo de válvulas bien implementado va a suponer el 60-70% de la huella sonora de una amplificación. No nos engañemos, siempre hay huella. Se puede jugar a disimularla lo máximo posible buscando el ideal de la neutralidad o se puede potenciar para buscar un sonido a la carta. En el amplificador integrado Silver 6011 se ha conseguido una idea de neutralidad compensando la calidez valvular del previo con la frialdad típica de las potencias en clase D. Las válvulas favorecen unos medios y agudos más suavizados que el tweeter de cinta agradece porque su alta definición puede llegar a ser cruel con algunas grabaciones y cansina con nuestros oídos. En una electrónica con un precio de 695 euros sin impuestos siempre hay compromisos que ponderar y obstáculos que vencer. Es la honestidad y la claridad de ideas con la que se elabora un producto la que hace que brille por sí solo. Claro que hay mejores amplificaciones en el mercado pero se me ocurren poquísimas tan redondas.
Con el previo de fono mentiría si dijera que es un previo de esos con un silencio sepulcral, porque uno se acerca a las cajas y pone la oreja a un palmo y algo de ruido hay. Pero ya se sabe que el audiófilo es un ser extraño que va contorsionándose cual culebra para mover ese centímetro a la izquierda que le falta a esa columnita de 140 kilos o como si de Quasimodo se tratase agacha el lomo para comprobar al tacto si ese cable XLR está enchufado hasta el fondo.
Después uno pone un disco de vinilo en el giradiscos y se le olvidan los picos y los valles, el patrón áureo y el Sursum Corda que pasase aporreando un tambor de Calanda entre las cajas y nuestra cabeza porque estamos en comunión la música. ¿No es ese el mejor destino?
Jazz (Vinilo)
Herbie Hancock y su álbum Inventions&Dimensions, en la reedición Blue Note 80 Aniversario, con una carpeta en un cartón espartano y sin muchas alegrías pero con un vinilo 100% analógico y un prensado que sonroja a los reeditados en el 75 Aniversario del sello de jazz por antonomasia.
Con las cajas separadas 1,60 metros entre tweeters conseguimos una escena compacta y bien dibujada en el centro pero lo llamativo de este combo es que ensancha la proyección un metro por cada lado externo de las cajas.
Así en el tema “Jack Rabbit” el sólo de timbales de Willie Bobo suena en el canal derecho con apertura y difusión, produciendo la ilusión de que es escuchamos localizado el golpeo en las membranas del timbal y la instantánea resonancia de sus tambores o pailas abre la escena, consiguiendo que la música salga de detrás de las cajas. En cambio los brillos de los platillos que han estado de leve acompañamiento cuando tienen unos segundos de protagonismo suenan mucho más fuertes y en ambos casos igual de bien localizados. Los monitores extraen toda la tímbrica pero sin que el sonido parezca eyectado por el recinto acústico. Entra el piano de Hancock y con él la zona media de las cajas se luce por su discreción. Que las cajas tengan un grave con textura cosa difícil en unos monitores y un agudo atrevido y resolutivo podría hacernos pensar que descuidan los medios pero bástese escuchar el siguiente corte para desmentirlo.
No es ningún secreto que a Rudy Van Gelder se le atravesaba la grabación de pianos pero escuchar a Herbie Hancock tocar “Mimosa” para mí el mejor corte del disco es un gozo para los sentidos y un arrope para el espíritu. Sin ser un disco de jazz latino “maggiore parte” tiene esta perla de canción donde el piano suena a jazz latino con mayúsculas. El contrabajo Paul Chambers suena con buena escala y foco en el último corte. Bien es verdad que un par de subwoofers le sentarían genial a estas cajas pero siempre como un añadido positivo y no como un parche con el que cubrir calamidades y carencias. Estos monitores no pueden dar más grave sin caer en trucos de tahúr ni en fuegos artificiales de esos que impresionan al principio y fastidian más pronto que tarde. Ahí está la honestidad y el know-how de sus creadores. De esta forma han conseguido unos altavoces muy coherentes con un diseño de dos vías al que no se le notan las costuras. Encima si pienso que este combo de monitores más integrado se queda en los 2.000 euros de PVP el disfrute es mayúsculo, porque nos propone un paraíso cercano al bolsillo.
Jazz (SACD)
Vuelvo al medio digital con una reedición en SACD del sello Mobile Fidelity del álbum de Charles Mingus – Ah Um. Un músico que empleaba multitud de técnicas, géneros e instrumentos diferentes sin importarle si eran modernos o si tenían décadas. Para Mingus no había distinción entre lo viejo y lo nuevo, si algo le resultaba útil lo empleaba. Filosofía ésta idéntica a la empleada por Xtonebox en el diseño y elaboración de sus líneas de productos.
Goodbye Pork Pie Hat, un tema compuesto en homenaje al fallecido Lester Young quien solía llevar un sombrero Pork Pie, ha sido versioneado por infinidad de músicos con revisiones en jazz intrumental y vocal, incluso de rock fusión. Es con su sexteto en Ah Um donde suena con todo su esplendor. Una canción que es como todo el álbum, una isla atemporal.
Pese a que mi sala tira más hacia el lado seco los S-7M son unos monitores que consiguen recrear el ambiente con sutileza y efectividad. Las cajas de resonancia de piano y contrabajo contribuyen a crear una sensación de profundidad circundante. El sonido consigue abrazarnos en el punto de escucha pero sin atosigar.
Con dos saxos tenores, uno en el canal izquierdo y el otro en el derecho, ambos repitiendo la misma frase principal la microdinámica, el detalle fino y la capacidad de resolución del sistema nos muestra cada instrumento y cada nota musical en su unicidad.
Hasta diez veces seguidas he escuchado el tema y no decaen ni el gozo ni la fascinación. Claro que podemos decir que con una obra de arte como es Goodbye Pork Pie y con una edición tan excelsa como la de Mobile Fidelity no se lo estamos poniendo muy difícil al combo Xtonebox. Por ello el siguiente corte que elijo es de un CD mediocremente grabado aunque con mucha calidad artística.
Pop (Bluetooth)
Se trata del primer disco de Lana del Rey titulado Born to Die el cual he ripeado en FLAC con dBpowerAmp. Reproducido con Audirvana 3.5 vía Macbook Pro y enviado por Bluetooth al integrado Silver 6011.
Suena la canción “Videogames” y me vienen a la cabeza los versos del Cantar de Mio Cid ¡Dios, qué buen vassallo! ¡si oviesse buen señor! Una canción que como casi todo el álbum entero adolece de los males del siglo XXI a saber: compresión a destajo y loudness war y que sin embargo tiene una letra dramática y unas melodías deliciosamente perfectas. Pero el arpa suena ridículamente postiza, los pizzicatos no suenan convincentes y el bombo no tiene espacio porque todo está comprimido y atorado hasta la saciedad. Sólo la melancólica voz de Lana del Rey se salva por el prodigio que es en sí misma.
Con “National Anthem”, un corte con más ritmo y complejidad instrumental, la cosa se confirma: con esta amplificación y cajas importa más la calidad de la grabación que el soporte en sí mismo. Ya que si la primera parte del tema es trasegable aunque plana y sin fondo, es sonar el estribillo con los coros y volver al Mio Cid. Sólo que el Cid ganaba batallas hasta después de muerto y con este álbum la batalla está perdida. Tengo que bajar el volumen porque todo se me aturrulla en los oídos. Si pensaba que el previo de válvulas podría camuflar tanto desmán estaba completamente equivocado. La parte valvular junto con el resto del sistema sirve para suavizar algo las potencias en clase D pero no son una barra libre de azúcar glass.
Como el disco fue relanzado a finales de ese mismo año con un EP extra con temas nuevos, parece que aquí sí se esmeraron algo más con la mezcla y masterización. El primer corte del EP “Ride” tiene algo más de aire entre instrumentos. Menos claustrofobia y en el estribillo los violines y los coros son incluso disfrutables. La voz de Lana suena justo en el centro y se perfila con toda su riqueza cromática, sus inacabables inflexiones, sus gorgoritos y juegos barrocos.
Pero es en el siguiente corte titulado “American” donde se explaya: susurros, coros angelicales, melancolía a raudales y algo parecido a esos soniquetes del R&B que tanto odio en boca de las Britney Spears’ de turno y que en boca de Lana del Rey suenan a ambrosía.
Para quitarme este agridulce sabor de boca vuelvo al formato analógico pero esta vez voy a emplear como amplificador y previo de fono el integrado Yamaha A-S3000. Descarto la combinación Silver 6011 + cajas Usher Diamond DMD 2 por quedarse corto de potencia.
Electronica New Age (Vinilo)
Vangelis – Heaven & Hell en reedición del sello alemán Speakers Corners. Un disco seminal que suena ya menos a rock progresivo y más a música electrónica y New Age, pero sobre todo suena a Vangelis, el hombre orquesta por excelencia, el Juan Palomo de los sintetizadores.
Lo primero que destaco es que para conseguir un volumen cómodo de escucha que para mí está en los 84 dB con algún pico en 90 dB ambos integrados resuelven la papeleta con casi la misma hora en sus potenciómetros. El Yamaha trabaja más cómodo con más volumen, no en vano sus especificaciones marcan 120 vatios por canal a 8 ohmios frente a los 30 vatios del Silver 6011. Por lo demás es cuestión de gustos y matices más que de cubrir defectos o limitaciones insalvables.
El Silver 6011 tiene un grave más esponjoso y el A-S3000 lo aprieta más en el extremo. En la parte alta, en cambio el Yamaha focaliza un poco más los tweeters de cinta de los monitores S-7M mientras que el Silver 6011 abre un poco más el sonido. Así los coros suenan algo más etéreos en el Xtonebox y más carnales en el Yamaha. Estamos hablando de matices, insisto. La percusión tocada íntegramente por Vangelis suena más concisa en los brillos con el Yamaha y algo más burbujeante y abierta con el Silver 6011.
Tengo claro que el 80% del sonido lo están transmitiendo los monitores que con ambas electrónicas muestran su rapidez de respuesta, especialmente en la zona alta que es donde más arriesgan, pero siempre sin perder la coherencia y el balance tonal.
La zona media es discreta pero nunca sosa, ni apagada. Es discreta porque los diseñadores no han querido inflamarla adrede. Es lo más fácil y menos arriesgado si se quiere impresionar de primeras con unas cajas de dos vías y más si son monitores. Uno potencia la zona media y ya tiene la sonrisa falsa y embaucadora del Hi-Fi mal entendido. Lo tímido aburre pero lo hiperbólico cansa. Ambos motivos pueden hacer que la escucha sea un fracaso. Lo pomposo y magnificado está bien para encandilar a los incautos, lo tímido en cambio cansa desde el minuto uno de reproducción. Pero estas cajas son discretas en el medio. La timidez es un defecto la discreción una virtud.
Suena el mejor tema del disco que es el que sirve de cuña entre la primera y la segunda parte de la obra, “So long ago, so clear” que cuenta con la preciosa voz de Jon Anderson, fundador del grupo Yes, en la que es la primera de sus muchas colaboraciones con el músico griego. Su voz suena tan auténtica y sentida que teletransporta y la sibilancia apenas si hace acto de presencia en un par de ocasiones pero de forma muy comedida, algo achacable en todo caso a la grabación y no a las cajas. Los sintetizadores analógicos de Vangelis acompañan sin robar el protagonismo a la voz hasta que estallan en el cenit de la composición en una sinfonía de color.
La segunda parte del disco es más experimental y ambiental y comienza con “Intestinal Bat”, un tema ambient cargado de suspense en el que los transientes de los gongs y las percusiones infladas con reverb y delay parecen conducirnos por un neblinoso sendero en mitad de una noche sin estrellas. Las S-7M no pueden darnos el impacto de unas cajas de suelo con drivers más grandes, pero sí que se muestran profundas y anchas en la representación escénica. Este juego de distancias tiene otro ejemplo en el siguiente corte, donde el tañido lejano de una campana acompaña a un coro que va entonando una melodía de estilo monacal. Como si de una procesión dejando atrás una iglesia se tratase, las cajas son capaces de dibujarnos toda la escena desde el plano emocional, que es el que hace que la música nos cale.
Conclusión
Estamos ante un combo de monitores más integrado que bien se podría usar como equipo de mesa de despacho. Los monitores aunque grandes no son exagerados y sus puertos bass reflex delanteros permiten acercarlos a la pared de fondo y no son “soplones”, en el sentido de que no nos echan un chorro de aire a la cara aunque los tengamos a menos de medio metro. También ayuda que no necesitan mucho volumen para que expresen todo su potencial. Eso les da versatilidad como también lo hace el hecho de que el amplificador integrado Silver 6011 tenga una conexión bluetooth además de entradas fono y línea para conectar un DAC, un reproductor de CD, un ordenador e incluso un móvil de forma inalámbrica.
Pero donde nos van a sorprender y para bien es en una sala de 16 a 25 metros cuadrados y situándolos entre los 1,50 o 2,20 metros de distancia entre tweeters y con una separación de la pared trasera de al menos 60 centímetros, ideal si disponemos de un metro de distancia.
Ahí las cajas ganan el combate. Los agudos en el primer asalto ya avisan de su poder y resolución. Los graves lo consiguen sólo un poco más adelante. Poco a poco se revela conforme las vamos alimentando con discos su atinado balance entre, pegada, extensión, rapidez y resolución. Con los medios en cambio la conquista es más lenta porque puede parecer en primera escucha que son algo tímidos cuando lo que hacen es un magnífico ejercicio de contención y saber estar. Esto permite el disfrute de la música con más calidad y más cantidad puesto que no causan fatiga.
La amplificación tiene esa magia de las válvulas en los agudos pero con la pegada en el grave que sus 30 vatios en clase D suministran sin calentarse por su eficiencia y porque la fuente de alimentación conmutada está fuera del chasis. Su tamaño y peso la llena de posibilidades cuando el espacio es un impepinable. Puede pedírsele que rinda con cierta sofisticación audiófila gracias a su más que notable previo de fono, pero tampoco se defiende mal si lo alimentamos con archivos digitales vía Bluetooth.
Ambas realizaciones son de una manufactura honesta y una oda al buen gusto. Pocos fabricantes pueden ofrecer tanta tecnología y vestirla con tan bellos ropajes vintage y menos aún al precio que lo hace Xtonebox.
Pero…
Como los monitores tienen un agudo muy atrevido y resolutivo hay que tener cuidado con alimentarlos con una amplificación que no esté a la altura o que sea chillona, en especial si es de estado sólido.
El integrado no cuenta con mando a distancia.
Xtonebox Silver 6011 – 695€ + IVA
Xtonebox S-7M – 825€ + IVA
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS
Monitores S-7M
- Material de la caja: madera de abedul (versión estándar)
- Transductores: 2 vías
- Woofer driver: cono de papel y kevlar de 180mm
- Tweeter de cinta de 38x8mm
- Sensibilidad (1W @ 1m): 89 db
- Potencia (RMS): 60 watts
- Potencia (max): 90 watts
- Potencia de amplificador recomendada: 10-90w
- Impedancia nominal: 8Ω
- Respuesta en frecuencia (+/-3dB): 42Hz – 40kHz
- Frecuencia de corte: 2,5KHz
- Dimensiones: 345 x 220 x 280 (mm)
- Peso: 6.8 kg
Amplificador Integrado Silver 6011
- Válvulas del preamplificador: ECC83 / 12AX7.
- Válvulas del preamplificador para tocadiscos (phono) (Cápsula MM): ECC83 / 12AX7.
- Bluetooth v4.0 de alta definición con tecnología Qualcomm aptX.
- Dos entradas auxiliares para señales analógicas. Reproductor de CD y dispositivos multimedia.
- Etapa de ecualización a válvulas. Controles de bajos (BASS) y agudos (TREBLE) sin pérdidas.
- Amplificador : 30W+30W (8 ohm) THD+N 1%. Tecnología Clase-D.
- Respuesta en frecuencia: 20Hz – 20kHz (+/-0.5dB).
- Circuito de retardo en el encendido para evitar dañar los altavoces con posibles picos de señal derivados del arranque.
- Mueble hecho a mano en madera.
- Equipo hecho a mano con los mejores componentes electrónicos.
- Fuente de alimentación externa (incluida).
- Dimensiones (H x W x D): 125 x 408 x 210 (mm).
- Peso: 3,1 kg (6,8 lbs).
EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA
Fuente Digital
- Reproductor de CD/SACD Yamaha CD-S3000
- iMac mid 2007 Core 2 Duo 2,4 GHZ y 6 gigas RAM DDR3 con disco duro interno SSD para sistema operativo y software
- Macbook Pro Retina Early 2015 con Intel Core i5 a 2,9 GHZ 8 GB de RAM DDR3 a 1867 MHZ y disco duro interno SSD de 500 GB
- Disco duro Western Digital My Passport Ultra 2,5” y 2 tB para biblioteca musical
Fuente Analógica
- Giradiscos Acoustic Solid modelo Solid Wood con Brazo Rega RB-303 y cápsula Ortofon MC-3 Turbo.
Cableado y otros
- Regleta Furutech e-TP80e con cable de corriente Furutech G-314AG-18E
- Cables de altavoz Supra Classic 6.0 en bicableado con bananas Qed Airlock de 4mm crimpadas en origen en ambos extremos
- Cables de altavoz QED Silver Anniversary XT / CF con bananas Qed Airlock de 4mm crimpadas de origen en ambos extremos
- Cable de corriente Furutech G-320Ag-18-E en SACD
- Cable de corriente Cardas Golden Power Cord en Amplificador
- Cable USB Audioquest Carbon en Macs / SACD
- Cables de modulación RCA Groneberg Quattro Reference
- Cables de modulación RCA Ortofon
- Cables de modulación XLR Hivilux
- Sala dedicada de 22 m2 acondicionada acústicamente con alfombra gruesa de lana natural, cuatro paneles de fibra de vidrio de 50 mm marca EQ Acoustics situados en la pared tras el punto de escucha. 2 Paneles de poliéster de 100 mm marca EQ Acoustics en la pared de fondo. 2 Paneles de lana de roca de 150 mm en la pared de fondo y dos difusores cuadráticos de tipo residual marca T.Akustik modelo SC Diffusor. Ocho trampas de graves marca Auralex modelo Lenrd. Cortinas gruesas muy rizadas y doble cierre de aluminio con rotura de puente termoacústico. Trampa de graves de fibra de vidrio de 200 cm x 35cm x 70 cm. 2 Trampas de graves cilíndricas con membrana metálica marca Hofa modelo Basstrap Baby.