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Dado que Hypex ofrece electrónicas tanto a aficionados como a fabricantes –como ATM– me gustaría poner en contexto la etapa EPM2 que probamos. Como he comentado uso desde hace algún tiempo en mi equipo unas etapas “hermanas” de la que me envió ATM para probar: dos Hypex Ncore 400 monofónicas. Son unas etapas que cualquier aficionado a la electrónica con conocimientos básicos puede montar: en la tienda online de Hypex –www.hypexshop.com– están disponibles con todas las piezas por 650 euros más IVA y envío, es decir, que por unos 1.700 euros tenemos dos etapas en sus cajas de aluminio básicas –en mi caso usé otras cajas algo más especiales– que, eso sí, hay que montar. Si comparamos ese precio con los 1.995 euros –todo incluido– que cuesta la EPM2 básica, sinceramente creo que ATM nos ofrece un “chollo” porque tenemos una amplificación superior con módulos NC500 frente a NC400, en una caja decididamente más exclusiva. Es más, si la caja nos diera igual, podemos elegir en el catálogo ATM el modelo EPM3M que son dos cajas más sencillas con una etapa NC500 cada una, por 1.790 euros. En resumidas cuentas, pues, estamos ante un producto nacional con tecnología de primera fila y precios muy buenos.

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Escucha

Conozco bien el carácter de las electrónicas Hypex Ncore y ya puedo adelantar que, realmente, es un problema hablar de “cómo suenan” porque nunca me he encontrado con una amplificación capaz de “no sonar” como esta. Es algo sorprendente como estas etapas de potencia son capaces de dejar pasar el carácter, que sí tienen, el resto de componentes del equipo: desde las fuentes y previo a los cables o conectores usados, y como también son capaces de manejar con precisión, rigor y neutralidad las cajas que están en el siguiente eslabón de la cadena.

Por eso no es de extrañar que mi primera impresión al cambiar en el equipo del salón, con las cajas 802D y el reproductor/DAC/previo Linn Akurate DSM, mis NC400 por la ATM con sus NC500 “trucadas”, fuera… que no había cambiado nada. El mismo silencio absoluto de fondo –ni con el oído pegado al tweeter se percibe apenas nada–, la misma sensación de control con música grande o marchosa, la misma claridad sin ninguna agresividad en las voces, y también igual transparencia y percepción de pequeños detalles. Dejé que la etapa se calentara, pues a pesar de funcionar en Clase D estas etapas consumen en reposo alguna decena de Watios que disipan en forma de calor y las mantienen templadas, y dejé también que estuviera sonando unos días para aclimatarnos ambos a la novedad.

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Ahí es donde pude apreciar que, dentro de un sonido –o ausencia de él– familiar, hay matices en los que la ATM saca mejor partido que mis Nc400. Con la etapa dotada de más potencia y superior circuito de entrada, los silencios musicales parecen más acusados, como si hubiéramos mejorado la capacidad de contraste, algo que es más notable porque su límite superior –que soy incapaz de encontrar en mi instalación doméstica– también es más alto. Esto permite que, dentro de la escena sonora, sea más fácil identificar dónde está cada fuente sonora virtual: una solista por ejemplo parece estar rodeada de un espacio más vacío a su alrededor, y no sólo localizamos mejor su voz sino que podemos apreciar con más claridad si está moviendo un brazo –tenue ruido de tela en movimiento– o qué dedo está chascando si lo hace. Cada microdetalle, cada pequeño eco –grabado original o añadido en estudio, eso ya depende del corte o disco–, se hace más evidente, incluso a veces te sorprende el escuchar tan claramente cómo se pasan las hojas de una partitura en un grupo de cámara.

 

El “efecto desaparición” de la etapa, su neutralidad y transparencia, me dejaron aprovechar para revisar algunos de mis cables. Puedo por ejemplo comentar cómo la ATM EPM2 me permitió apreciar las diferencias de matiz entre los cables que usé para conectarla a mi fuente y previo –Linn Akurate DSM– por sus salidas balanceadas. Cómo el Nordost Blue Heaven incide en los medios-agudos añadiendo algo de “chispa” a las 802D, mientras sus hermanos Red Dawn mantienen mejor templanza sin perder claridad; o cómo mis favoritos, los Siltech SQ88, mejoran a ambos añadiendo un bienvenido toque de suavidad y calidez. No tenía a mano ningún cable “especial” de alimentación pero me queda claro que con su participación podríamos terminar de afinar una etapa tan neutral como ésta, en caso de ser necesario algo así por parte del resto del equipo: así de honesta es esta amplificación.

Esos matices son importantes porque estamos hablando de una etapa con varios centenares de W de potencia, y lo sorprendente es lo bien que se maneja cuando está dando potencias en torno al Watio unitario… que como bien dijo alguien, es el que de verdad importa. Pues ese primer Watio tan importante, los potentísimos módulos NC500 de la ATM EPM2 lo ofrecen de forma exquisita, sin que cuando lo queramos o necesitemos falte capacidad de control a niveles mucho menos discretos. Viendo en ese equipo la reciente “Capitán America: civil war” no faltaron momentos de sobrecogimiento, que me recordaron algo que sólo de vez en cuando recuerdo, lo tremendas que pueden llegar a sonar las 802D si las alimentamos correctamente y no ponemos freno al volumen… Menos mal que a esa hora no había vecinos.

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Una de las mejores cualidades de estas etapas, que ya conocía de mis Nc400 pero que las NC500 que lleva la ATM mantienen o superan, es la capacidad de extraer el mejor grave del que es capaz la caja con las que lo probemos. Un grave que de repente parece más extendido y profundo, pero sobre todo más ágil y rápido. Para ratificar esto, y poner a prueba más dura aún ese “primer watio”, le tocó el turno a las Ramallo Allegro en el sótano, cajas de alta sensibilidad y muy baja distorsión, muy reveladoras. De nuevo cero ruido de fondo, y de nuevo esa sensación de estar escuchando directamente la fuente y la caja, sin que la etapa aporte “sonido” en sí. Notable la apertura de la escena en todas las direcciones, e impresionante la fuerza que ganaron estas cajas en grave –no es su fuerte–. Tener dos salas se supone que es una ventaja pero hay momentos en los que es complicado elegir en qué equipo decides dejar tus mejores “armas”, y desde luego la etapa ATM EPM2 es un arma de un calibre muy notable.

Que nadie espere instalar esta etapa en su equipo y quedar enseguida prendado por su sonido… porque ésa es precisamente su mayor virtud: dejar que el resto del equipo “suene” sin interferencias, sin colorear, sin subrayar nada y sin quitar nada. Pasado ese primer momento descubriremos que esta amplificación, pese a su asequible precio, no es sólo una caja muy bonita, sino posiblemente la última etapa que necesitemos en nuestro camino buscando el sistema de sonido ideal. Que podamos disponer de esta tecnología a un precio tan razonable y con una estética tan llamativa, gracias a un fabricante nacional, es para estar de enhorabuena: bravo.

Acoustic Technology ATM EPM2 – 1995€

Distribuye Acoustic Technology MFG

Ficha técnica

Potencia máxima: 550W (1% THD y 2 Ohms), 700W (1% THD y 4 Ohms), 400W (1% THD y 8 Ohms). Impedancia de entrada: 104K Ohms. Impedancia de carga: Mínima 1 Ohm (1-8 Ohms). Distorsión: 0,001% 20-20KHz (carga 4 Ohms y <350W). Relación señal/ruido de la parte de potencia: 135dB. Máxima tensión/corriente de salida: 52 V/28 A. Respuesta de frecuencia: 1Hz–50KHz (+0/-3dB). Consumo: en reposo 6,3W, máximo 1.200W. Garantía: Componentes y mano de obra: 2 años. Peso: 8 Kg. Medidas: 360 x 300 x 70mm (ancho x profundo x alto).

EQUIPO UTILIZADO PARA LA PRUEBA

Fuentes

  • Linn Akurate DSM –reproductor, DAC y previo–

Cajas acústicas

  • B&W 802D
  • Ramallo Allegro

Amplificación

  • Hypex Ncore 400 –etapas monofónicas–

Cableado

  • Nordost, Kimber, Siltech

 

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