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Máximo nivel

El distribuidor y detallista madrileño Audio Elite, aparte de distribuir sus propias marcas importadas –Kudos, Absolare, Neotech, Absolue, Xavian…– colabora de manera abierta y positiva con otras empresas distribuidoras, de manera que los aficionados a la alta fidelidad de la zona centro de España puedan disfrutar y conocer productos diferentes. Dada su exigencia y buen criterio, me refiero a componentes de gran sonido y calidad que hasta ahora obligaban al aficionado madrileño –si quería escucharlos– a que cogiera el coche, avión o AVE para desplazarse a diferentes ubicaciones más o menos lejanas. En esta ocasión la colaboración ha sido con la tienda e importador español Werner Audio, con sede en Barcelona.

Había ganas de poder ver sus primeras marcas en la capital madrileña, pues si mal no recuerdo, desde la primera de las dos ediciones de Elitexpo que se celebraron en el Hotel Auditorium, no había habido otra oportunidad.

Así pues en el establecimiento madrileño AudioElite tuvieron lugar varias jornadas de demostración de un sistema de lo más atractivo procedente del establecimiento barcelonés. Hubo ocasión de escuchar con las cajas Kharma DB9 Signature, lo último en fuentes digitales por parte de la británica dCS, y descubrir el nuevo conjunto de amplificación (previo y etapa) de los italianos Audio Analogue.

Kharma Elegance DB9 Signature

Últimamente parece que solo nos llegan o llaman la atención las novedades más esotéricas de algunas marcas de tan alto nivel como es Kharma, pero es tranquilizador comprobar que con una mirada hacia una gama o modelos más modestos seguimos comprobando que existen, en este caso, cajas acústicas a las que se puede aspirar de forma realista, tanto por precio como por necesidades de espacio o amplificación. Por «realista» quiero decir que si bien su precio no es bajo está lejos de los modelos esotéricos y son cajas para toda la vida.

Es el caso de las Kharma Elegance DB9 Signature que se usaron para esta audición y que suelen ser «residentes» en el ya famoso y muy céntrico loft de Werner en Barcelona. Seguro que muchos aficionados habrán escuchado (y disfrutado) estas mismas cajas, probando diferentes componentes y sistemas. Se trata de unos altavoces de tres vías, con dos woofer de aluminio de 9 pulgadas (de ahí su nombre, «DouBle 9»), un mid-woofer de material compuesto (usa fibra de carbono) de 7 pulgadas y un tweeter de cúpula de Berilio puro, con la ya tradicional forma de prisma inclinado hacia atrás rematado con una pirámide de la marca.

Son cajas de buena sensibilidad (89 dB) pero que agradecen una amplificación «seria» detrás, capaz de mover con autoridad esos dos woofer por canal para que el grave sea además de potente y profundo, impactante y controlado. Declara una extensión de hasta 26 Hz y una impedancia nominal de 4 ohmios. En el propio loft se han visto y escuchado estas cajas acompañadas de electrónicas Soulution o de las especiales monofónicas de Air Tight, así de memoria y entre otras configuraciones.

 

dCS Rossini y Bartok

Una fuente digital en tres partes: cuando se busca la excelencia dCS nos propone contar con el lector de discos ópticos Rossini para extraer la máxima música posible de esos formatos. A lo largo de los años los británicos han ido refinando sus transportes sin dejar ninguna parte al azar, y el Rossini es un gran exponente de esa evolución, con el Vivaldi y Vivaldi One como último escalón. El Rossini Transport (que no es habitual de ver, sí la versión con DAC interno) lee SACD de forma nativa o CD que sobremuestra a DSD, DSD128 o DXD (PCM de 24 bit y 352kHz) para enviarlo por doble conexión AES/EBU XLR.

Para no dejar nada al azar, también teníamos en el sistema el reloj dCS Rossini, que sincronizaba transporte y DAC con la máxima precisión, una función que sabemos es importante dentro de un sistema digital de reproducción si queremos realmente sacar todo el partido a transporte y DAC.

La conversión digital-analógica corrió por cuenta del modelo Bartok, que usa la técnica que dCS ha mantenido y refinado estos años y que fue una notable innovación en su día, el Ring DAC, al no usar ningún chip integrado comercial sino su propio desarrollo a base de puertas lógicas. Además de las entradas digitales normales, y la doble AES/EBU profesional como la salida del transporte Rossini, el Bartok incluye una entrada digital muy particular que empieza a ser habitual y que implica mucho más: la de red Ethernet. Además de DAC, este aparato es pues un reproductor de música y archivos en red, con conexión a los servicios de música en línea y toda esta revolución lo que el siglo XXI ha traído a los aficionados a la alta fidelidad. Su compatibilidad estándar hace que se pueda manejar con diferentes aplicaciones, y es Roon Ready con lo que ésa es posiblemente la mejor opción para sacarle partido.

Previo Audio Analogue Bellini Anniversary y etapa Donicetti Anniversary

La amplificación corrió a cuenta de la italiana Audio Analogue y en el fondo era la mayor protagonista de la prueba, porque es la gran novedad del fabricante importado y distribuido por Werner: se trataba de presentar la nueva línea tope de gama de la marca, las electrónicas Anniversary diseñadas por los laboratorios Airtech. Estaba expuesto el amplificador integrado Puccini Aniversary (hay también un Maestro Anniversary más «gordo»), que nos quedamos con ganas de probar después de escuchar el conjunto que representa la cúspide de la marca de la Toscana, previo y etapa. Aunque son como decía el «tope de gama», viendo los precios del resto de componentes uno podía pensar que éste era el eslabón más débil de la cadena, pues son claramente más asequibles (relativamente). Veremos.

El previo Bellini Anniversary recupera como otros de los componentes de esta gama el nombre de un producto anterior, pero las similitudes se quedan en eso. Es técnicamente totalmente nuevo y se basa en el circuito de previo del integrado Maestro con algunas novedades. La alimentación se ha rediseñado y usa un filtrado con condensadores e inductancias (a medida para este modelo) para optimizar el ruido. La sección de amplificación en sí tiene una estructura totalmente balanceada con una sola etapa de ganancia y el circuito se ha optimizado también de cara al ruido. Las placas tienen 4 capas con componentes situados estratégicamente dispuestos también con ese fin. Una curiosidad es que se puede alterar la curva de volumen: éste se indica por una fila de LED en el frontal, pero el cambio en el volumen puede ser lineal, exponencial negativo (menos sensible al inicio) o positivo (menos sensible al final), en función del gusto y nivel de escucha habitual del usuario.

La etapa Donizetti Anniversary también lleva un nombre mítico en la marca pero de nuevo es un producto totalmente nuevo. Se trata de una etapa de potencia que alcanza los 250 W a 8 Omhios y dobla la cifra al reducir a la mitad la impedancia, mostrando la robustez de su circuito y fuente de alimentación, que cuenta con un transformador toroidal de 1200 VA por canal, nada menos. De hecho todo el Donizetti es por dentro doble mono. El circuito cuenta con una primera sección como la del previo y la salida corre por cuenta de cuatro transistores por canal que entregan la potencia necesaria a las cajas. No usa realimentación global y se ha tenido el mismo cuidado en su diseño y construcción a todos los niveles, hasta la colocación de componentes. Es posible usarlo puenteado, en cuyo caso entrega 1.000 W a 8 ohmios, pero nosotros dispusimos de una unidad y por tanto lo escuchamos en estéreo.

En cuanto al cableado, Jorge nos contó que tuvo bastante trabajo de afinamiento hasta estar satisfecho con el resultado. Terminó con Absolue Creations para cajas y líneas analógicas, y Neotech en red (alimentación).

Audición

El sistema se montó en la sala de la planta baja de AudioElite, una sala donde hemos tenido el placer de escuchar equipos de todo tipo y que «aguanta» cajas con notable capacidad dinámica en particular en graves. Como siempre es cuestión de un buen ajuste del equipo, del posicionamiento de las cajas y para nada menos importante del punto de escucha. Respecto de éste último, me resulta ya curioso que siempre que acudo a una audición en AudioElite, Jorge y Antonio se han encargado de ajustar el equipo hasta el último detalle consiguiendo un excelente equilibrio tímbrico y una buena escena en las tres dimensiones… pero en todas las oportunidades termino moviendo el sofá unos 20 o 30 centímetros hacia adelante. Me gusta la escucha algo más cercana a las cajas, y menos metido en los efectos de la sala, lo que aprecio para mi gusto demasiado si me siento o coloco más atrasado y cercano a la pared trasera. Estas cosas a veces demuestran la subjetividad de esta afición.

Me gustó mucho de entrada la naturalidad del sonido: la combinación dCS sonaba tan detallada y precisa como es habitual pero con un «toque» musical que nos iba a acompañar durante toda la sesión. También me resultó de lo más agradable al oído la tímbrica de las cajas Kharma, dotadas en este caso como hemos visto de altavoces con materiales que podrían ser sospechosos a priori de ofrecer demasiado análisis, y que sin embargo también mostraban un lado muy amable además de, efectivamente, mucho detalle y transparencia. Y aquí ya empezamos a apreciar que la amplificación, posible «eslabón débil» cuando uno comparaba precios de todo el sistema, no parecía serlo para nada…

Con fuentes digitales de tan alto nivel siempre es bueno hacer la prueba de comparar los mismos cortes musicales escuchándolos desde un servicio como Tidal frente al CD original o incluso a veces entre éste y una recopilación o copia (es decir CD impreso frente a grabado). La diferencia entre disco y copia es sutil (y cuál nos guste más puede incluso ser subjetivo) pero nos sorprendió que la música que llegaba desde el servicio musical (en este caso Tidal) no estuviera a la altura del original, cuando es un formato comprimido sin pérdida. Realmente el audio digital es todavía una fuente de misterios y sorpresas décadas después de su invención, y me quedó claro después de varias pruebas en este equipo lo importante que es el «transporte», es decir el origen de lo que el DAC convertirá en música. Algunos ejemplos: mi querido disco de Roberta Gambarini, con su grabación poco perfecta, sonó increíble de natural, suave y tridimensional leyendo el CD en lugar de vía Tidal. Las arias de Handel sonaban con una extraordinaria limpieza, con subidas libres de distorsión o artefactos… que hasta que no lo escuchas así de limpio, no sabías que estaban ahí. Impresionante también la ganancia en espacio aparente del más que conocido coro de «Cantate Domino» también.

Decía más arriba eso de «con fuentes digitales de tan alto nivel» pero realmente buena parte del mérito de esta capacidad de análisis está lógicamente en la amplificación y las propias cajas. Si en el camino de la señal no tuviéramos ese nivel de transparencia… las sutiles diferencias comentadas desaparecerían o no serían tan evidentes. Al final y antes de sentarme a escuchar el equipo, ya sabía qué esperar de Kharma o dCS, pero la sorpresa o revelación en este caso fue Audio Analogue. El equipo montado podía parecer «desequilibrado» si atendemos a los precios de los componentes, como indiqué más arriba, y quizás lo estaba económicamente pero desde luego que no en cuanto a rendimiento o resultado. Me pareció ésta una amplificación muy notable en todos aspectos, incluida la fuerza y control: lo que la fuente daba las cajas lo transmitían.

A veces en otros aspectos una amplificación puede pasar con buena nota con cajas como estas Kharma: un buen amplificador de válvulas sonará delicioso con ellas, pero el volumen y el tipo de música «posible» estarán limitados. Estos Audio Analogue ofrecían claridad, buen timbre, transparencia… todo eso, pero es que además cuando tocó escuchar música rock o percusiones, y subir el volumen hasta niveles prácticamente imposibles en el ambiente doméstico, aguantaron el tipo sin problema. El corte «Oman» de Dead Can Dance tiene un final de percusiones apoteósico de ritmo pero también con muchos sonidos mezlcados, y este sistema nos lo ofreció en todo su esplendor, incluido el gran bombo del fondo que todavía recuerdo de haber disfrutado en directo. Un corte de Dirk Sengotta también nos dejó más que satisfechos… brutal. No son carísimas (y todavía podríamos puentear la etapa, que escuchamos en estéreo), pero es ésta una pareja a no perder de vista, la de Audio Analogue, y nos quedamos con ganas de probar el integrado Puccini Anniversary que por lo visto apunta también muy alto.

Sistema probado

  • Fuente digital: dCS Rossini Transport (26.000 euros), dCS Rossini Clock (7.500 euros), dCS Bartok DAC (13.500 euros)
  • Amplificación: Audio Analogue Bellini Anniversary (5.500 euros) y Donicetti Anniversary (9.500 euros)
  • Cajas acústicas: Kharma Elegance DB9 Signature (30.000 euros)
  • Accesorios: acondicionador de corriente Gigawatt, cables de red Neotech y cableado Absolue Creations

Audio Elite

 

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