El pasado sábado 12 de noviembre tuve la ocasión de asistir a la presentación de diversos modelos de la firma granadina de altavoces Kroma Atelier en el loft de Werner en Barcelona. Hacía tiempo que no asistía a un evento en la magnifica sala de audición, que es el loft de Werner, una instalación de referencia para todos los aficionados, de modo que encantado con la idea, acepté el encargo de realizar un pequeño reportaje para Hifilive Magazine.
Llegué al Loft de Werner el viernes por la tarde y debo decir que había más público del que esperaba. Todas las sillas estaban ocupadas, algunas por caras conocidas, y es que, en este mundillo de los audiófilos, todos acabamos encontrándonos es estos eventos, lo cual no deja de ser agradable, pues da una cierta sensación de comunidad compartir estos momentos alrededor de lo que debe ser siempre lo primero, escuchar y disfrutar de la música y su adecuada reproducción.
Comencé la audición escuchando el siguiente sistema: preamplificador Sonata con etapa de potencia Cadence de la americana Viola, fuente digital DCS Bartock, todo ello atacando las Kroma Thais Extreme a través de cableado Dirlholm Audio serie X.
Desde mi posición, en la parte trasera de la sala, el sistema sonaba pleno, llenaba con bastante autoridad el espacio sonoro, y eso que el Loft es realmente grande para unos woofers de seis pulgadas y media. La capacidad de la electrónica Viola para manejar las Kroma Thais Extreme se hacia patente, y su gran capacidad de corriente movía sin dificultad los drivers. Como característica tímbrica señalar ese tipo de sonido un poco oscuro que siempre he oído en las realizaciones de Kroma, especialmente en la gama media, ya que en este caso las unidades de agudos de cinta se hacían notar y dependiendo de la grabación, para mi gusto brillaban ligeramente en exceso. Cambié a diferentes ubicaciones en la sala, en posiciones mas laterales, otras mas adelantadas, permaneciendo la imagen sonora coherente, gracias a una muy buena puesta a punto de la acústica de la sala y de la ubicación de los altavoces.
Cuando había escuchado unos pocos cortes, los responsables de Werner decidieron cambiar de sistema, en este caso iban a sonar las Kroma Mimi Extreme atacadas por la también americana electrónica de BAT: previo VK 90 y etapa de potencia BAT VK 655 s.e.
Muy notable de inmediato la sensación de tensión y control que partía de la electrónica de BAT hacia las pequeñas Mimi, con un grave bastante sorprendente dado el tamaño de la caja y las dimensiones del auditorio. En general el sonido era completo, con una buena imagen sonora. El sonido era un poco mas delgado que en la anterior audición con las Thais Extreme, pero no mucho, pues la pequeña de Kroma aguantaba el tipo, eso si, con esa tímbrica un tanto oscura de familia que ya he comentado y con el brillo del tweeter de cinta que a veces resaltaba excesivamente el siseo en las voces femeninas.
Para satisfacción de los que nos sigue pareciendo que el formato del vinilo tiene mucho que decir, Xavi puso en marcha el sistema analógico: Plato Acoustic Solid Machine con brazo Graham 1,5 y cápsula Koetsu Black –toda una garantía de calidad que no defraudó en lo más mínimo–. El sonido fue más aéreo, orgánico, no sé si más real –la gran controversia entre el audio analógico y digital–, pero por lo menos lo parecía, con ese toque de humanidad propio de los mejores sistemas analógicos presente.
La escucha de las BAT con las Mimi Extreme se prolongó con diversos temas, alternando entre los formatos analógico y digital. La electrónica BAT se mostraba firme y contundente en el manejo de los altavoces, exprimiendo todo lo que unos pequeños monitores pueden dar en una gran sala muy lejos de paredes que puedan reforzar el grave. Así y todo, el nuevo altavoz de graves de la Mimi Extreme conseguía convencer.
Me disponía a marcharme ya –pues llevaba un buen rato–, cuando cambiaron de cajas acústicas una vez más. En esta ocasión iban a sonar las cajas abiertas de Kroma, el modelo Violeta, con la misma electrónica BAT.
Siempre me intriga escuchar cajas abiertas porque conozco bien su complejidad, sus pros y sus contras. He escuchado realizaciones de diferentes marcas que trabajan con este concepto de cortocircuito acústico retrasado por panel, es decir caja plana de diferentes dimensiones y formas, pero siempre con los altavoces abiertos por detrás. Las ventajas principales de este tipo de sistema es que no existe coloración de recinto, lo cual redunda en un sonido mas natural y abierto. Como desventaja la extensión y contundencia de las bajas frecuencias viene muy condicionada por el tamaño de los altavoces y del panel, punto de cruce de la fase positiva de lo radiado por la cara frontal del altavoz y por la fase inversa de la parte trasera, y por supuesto por su ubicación y sinergia con la sala, resultando esto último mas crucial que en una caja cerrada.
Las Kroma Violeta utilizan para las bajas frecuencias dos woofers de doce pulgadas en un panel relativamente pequeño, un midwoofer de 6,5 pulgadas para el medio, muy parecido al de la Mimi Extreme, si no es el mismo, y un tweeter de cinta AMT.
La tímbrica del conjunto resulto muy parecida a los otros dos modelos de Kroma ya comentados anteriormente, con una imagen más generosa y abierta, mientras que la parte baja del espectro, como he comentado, crítica en estos sistemas, se defendía bastante bien. Se notaba como la generosa electrónica de BAT llenaba de energía el grave, que de todas formas no tenía la contundencia de sus hermanas de recinto cerrado réflex. Una caja de este tipo resulta muy difícil de evaluar con una escucha en una única sala de audición, ya que la caja abierta depende mucho del entorno acústico donde se ubica. En todo caso, interesante y atrevida propuesta de Kroma al entrar en el territorio de las cajas abiertas.
Mi agradecimiento a Werner por el trato y por organizar eventos de este tipo que ayudan a mantener la afición viva de todos nosotros, los “locos” por la reproducción musical de calidad.