Llegaron a casa un poco de casualidad, como la mayoría de las cosas positivas de la vida que realmente nos sorprenden y agradan. ¿Quién no recuerda con una sonrisa aquella vez que sin esperarlo… qué sorpresa no…? Son estas ocasiones en las que, como no esperamos encontrarnos nada especial, pues nada hemos buscado, satisface mucho más el obsequio, aunque sea de manera temporal, de estas impresionantes etapas de potencia.
Tampoco es que las Ayon Orthos II se materializasen por arte de magia en mi sala, desgraciadamente estas cosas no ocurren. Tampoco a mi mujer se le ocurrió regalármelas por mi cumpleaños, lo cual seguro que me hubiera producido un susto horrible, pues pensaría que los resultados de mis últimos análisis los ha recogido ella y padezco una terrible patología incurable.
No, por fortuna todo es mucho más sencillo. Con motivo de la pasada review que realicé, de las cajas acústicas Estelon Model XA, le comenté de pasada al importador de la firma, Miguel Carvalho de Ultimate Audio, que quizás mis etapas de potencia, al montar EL34 como válvulas de ataque, no definiesen el grave de dichas cajas a la perfección. Esta frase fue suficiente para dos días después encontrarme en la puerta de mi casa dos cajas de madera de considerable tamaño, con las etapas Ayon en su interior. Para la realización de aquella review, instalar las Ayon Orthos II en el sistema fue sin duda un acierto, aunque tan buen sonido y poderío demostraron, que sin duda merecieron en exclusiva esta revisión que estáis leyendo.
Llegaron a mi domicilio dentro de dos robustas cajas de madera, reforzadas con pletinas de aluminio en los cantos. En su interior encontramos cada una de las etapas de potencia perfectamente rodeadas de espuma, sin posibilidad alguna de moverse ni arañarse con nada. El resto de accesorios como son las válvulas, rejillas, cables o guantes, se alojan en otra cubierta superior de espuma, que sirve también de defensa al amplificador. No se puede exigir una superior protección ni orden, vamos perfecto.
Para extraer las Ayon Orthos de sus cajas son necesarias dos personas, pues además del considerable peso de cada una de ellas – 44 kgr. netos y 65 con el embalaje -, su gran tamaño dificulta mucho la labor. Una vez fuera de las cajas, quedé impresionado por sus dimensiones, pero sobre todo por su belleza. La combinación del color negro del chasis, con el cromado brillo de los tres transformadores gigantes ubicados en la parte trasera de las etapas, las convierten en unos amplificadores deslumbrantes y muy refinados. Aparte su chasis está construido con chapas de aluminio de gran grosor y firmemente ensambladas, consiguiendo que su aspecto sea sólido como una roca. Ciertamente su construcción y estética son tan buenas, que muy pocas firmas, incluso pertenecientes a niveles de precio superiores, pueden competir en este sentido con estas etapas austríacas.
Comenzando con su descripción, en el frontal tan sólo encontramos el nombre de la firma en color rojo, que se ilumina cuando está encendida y parpadea unos segundos en el momento de encenderla y apagarla, mientras toma temperatura y testea el correcto funcionamiento de las válvulas.
En la zona superior encontramos las 8 válvulas de potencia KT88, 2 válvulas 12AU7 y una 6H30. Un útil conmutador Triodo-Pentodo, que debe ser empleado con la etapa apagada. Un estético medidor analógico del bias y dos indicadores leds, uno de MUTE y el otro del modo Triodo. Para finalizar,en la parte trasera se disponen tres transformadores de considerable tamaño, con las tapas de color plata brillo, uno es el transformador de salida, otro es el de alto voltaje y filamentos y el último es el de bajo voltaje.
Sonido
Demostrado, la conjunción de dos cualidades tan importantes en unas etapas de potencia como son, por un lado una poderosa entrega de corriente que las convierte en aptas para atreverse a mover casi todo, y por otro una musicalidad de primer nivel, convierten a las Ayon Orthos II en unas de las mejores etapas a válvulas que he probado, sin duda ninguna. En este caso, incluso su estética deslumbrante pasa a un segundo plano ante los atributos antes citados.
Los 120W que los amplificadores entregan en modo triodo, han sido más que suficientes para jugar con mis cajas a su antojo. Incluso su salida es tan alta, que he tenido que hacer uso del selector disponible en la trasera de ellas, y ajustar la sensibilidad de entrada a -6dB, para disponer de un poco más de recorrido en el potenciómetro del previo, con el fin de ajustar el volumen de escucha más cómodamente. Por supuesto, también he probado su funcionamiento en pentodo con sus 200W de potencia de salida. Ésta es una opción muy útil y válida para usuarios que tengan que lidiar con cajas acústicas francamente exigentes, o por supuesto, para quien les guste más su sonido en este modo, pues el carácter del mismo varía y mucho.
Partiendo de estas diferencias, tengo que reafirmarme en el estupendo sonido que estas etapas de potencia mostraron en cualquier circunstancia.
Las frecuencias agudas son perfectas, así como suena. Es difícil encontrar unos amplificadores que exploren y se aproximen tanto a los límites de dichas frecuencias, sin llegar a pasarse ni a endurecerse en ningún momento. Las Ayon nos muestran unos agudos extendidos y vivos, pero a su vez con el grosor justo para estar cargados de credibilidad y siempre rebosantes de detalle. ¡Es tan fácil con estos amplificadores escuchar pequeños sonidos que antes estaban camuflados y pasaban totalmente desapercibidos para mí!
Pues bien, las Ayon Orthos II son una amplificación a válvulas moderna, que mantiene una coherencia tímbrica absoluta, en la que los medios brillan por su naturalidad y realismo. Estas características son las que consiguen que escuchar música con ellas sea un placer que no sature ni canse. ¿Os habéis fijado en que las coloraciones del sonido, para un extremo u otro siempre terminan siendo fatigantes? Tengamos unas etapas que nos proporciones un sonido excesivamente caliente, o excesivamente espectacular en su análisis y frialdad, ambos supuestos nos satisfarán un corto período de tiempo, pero acabaremos buscando y refugiándonos en unos amplificadores equilibrados y naturales como los Ayon. Su nivel de detalle es extraordinario y unido a su veracidad en los timbres, siempre apreciamos los matices y giros de cada uno de los instrumentos sintiendo que suenan como deberían, ¡eso sí es un violín, o un clarinete, o…por supuesto un piano!
Después de disfrutar de unas frecuencias agudas y medias tan satisfactorias, unos graves que no alcanzasen un nivel de calidad comparable podrían torpedear el resultado final. Para mi satisfacción, éstos rayan al mismo nivel de excelencia y terminan de demostrar que estamos ante unas etapas de potencia muy completas y sin puntos débiles en todo su rango de frecuencias.
Los graves de mis cajas acústicas son el punto más delicado de su sonido, y aquí precisamente es donde debo extremar las precauciones, para que rindan al nivel que estas cajas son capaces de alcanzar. Los dos woofers de 12 pulgadas por canal y su capacidad de reproducir frecuencias de hasta 17Hz. requieren un amplificador, no de excesiva potencia, pero sí de buen control y definición en ellas, que consiga no enturbiar el resultado final global. Las Ayon se mostraron impecables en este cometido y demostraron un férreo control de los cuatro woofers de mis Eggleston. Cuando unos amplificadores a válvulas como los Ayon consiguen reproducir a la perfección la parte baja del espectro sonoro, el disfrute que aportan los instrumentos directamente relacionados con ellos es doble, pues tenemos una riqueza de matices y detalles propios del universo valvular que nos apabullan. Casi sin pensarlo, me vi buscando discos de grandes bajistas como Charlie Haden o nuestro más cercano Javier Colina, los cuales disfruté como pocas veces. Sin duda aparte del detalle, la profundidad del grave, su pegada, rapidez, control y dinámica fueron excelentes.
¿Son pues perfectas las Ayon Orthos II? Para responder a esta pregunta, se hace necesario no perder de vista ni obviar en ningún momento, el razonable PVP en el que se mueven estas etapas de potencia. Por supuesto que sería un atrevimiento aseverar semejante tontería de manera general, pues ciertamente algún aspecto de su sonido, no alcanza el mismo nivel de excelencia de mis etapas Jadis JA200, como también existen amplificaciones a válvulas que superan claramente en calidad de sonido a mis etapas.
Conclusión
No se me ocurren muchas candidatas que superen a las Ayon Orthos II, para alguien que esté buscando unas etapas monofónicas, con la potencia necesaria para mover con soltura casi cualquier caja acústica que se encuentren el camino.
Las Ayon Orthos II son unas etapas soberbias en todos los aspectos. Muestran una construcción magnífica, una estética deslumbrante sin lugar a dudas y un sonido estupendo, natural y equilibrado, sin mostrar ningún énfasis hacia algún extremo del espectro sonoro. Su alto nivel de detalle las hacen aptas para incluirse en un sistema de muy alto nivel, y su rapidez y control del grave les permite adaptarse a cualquier estilo musical.
Polivalencia, calidad de sonido, facilidad de uso y ajustes… ¿todavía tienes que pensártelo más?
Ayon Audio Orthos II – 14990€
Equipo utilizado
Cajas Acústicas
- Eggleston Works Andra III.
Amplificación
- Preamplificador Wavac PR-T1
- Previo de fono Trilogy 907
- Etapas monofónicas Jadis JA200
Fuentes
- M2Tech Vaughan DAC y PS Audio Perfectwave Transport
- Plato Hanss Acoustics T-60, brazo Fletcher Zero, cápsula ZYX Omega Cobre
Cables
- Interconexión Stealth Audio Sakra
- Digital Stealth Varidig Sextet
- Altavoz Stealth Audio Dream V10
- Corriente Fono Acustica Armonico, Okutsu Denko Prestage, Okutsu Denko Extreme, Stein Music
Accesorios
- Mueble Artesania Audio Esoteric triple tandem, Fono Acustica Sinfo, Acoustic Revive RR-77, Stein Music Super Naturals, Artesanía Audio Dampers Improved y MKIII.