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Para cine, sin olvidarse de la música

Vivimos en un mundo de especialistas, pero eso significa que también es un mundo de compromisos: si queremos que un componente sea soberbio en algún uso concreto, seguramente eso lo hará menos óptimo para otros menesteres, así que deberemos aceptar ese compromiso si queremos aprovechar sus virtudes. Es algo que conocemos muy bien los que estamos en esta afición y tenemos las dos facetas: cine y música, o quizás debería decir mejor “sonido multicanal” respecto de “sonido estéreo”, puesto que cada vez existe una oferta más amplia de conciertos capaces de hacernos disfrutar de la primera.

El caso es que parece ya un hecho admitido que, si nos gustan los dos tipos de sonido, una de dos, o aceptamos un cierto compromiso que generalmente favorece al multicanal en detrimento del estéreo, o directamente tenemos montados dos equipos diferentes -en la misma sala, o en salas distintas-. Puede haber alguna excepción, hay sistemas multicanal cuyo rendimiento en estéreo es excelente, pero incluso en esos casos uno siempre ve “posibilidades” para que el rendimiento estéreo aún fuera mejor… y, a fin de cuentas, son excepciones. Yo ya hace mucho tiempo que opté por la “separación”, al principio compartían sala los dos sistemas -no había más espacio en ese piso…-, y desde la mudanza a una casa con más espacio con el cambio de siglo, con dos salas independientes. Sí, a veces escucho música en estéreo en el equipo de cine, y rinde muy bien -¡me lo he trabajado!- pero… no es lo mismo.

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¿A qué viene esta larga introducción? Muy fácil, lo que nos propone Cambridge Audio es precisamente que aceptemos ese compromiso entre cine y música, entre multicanal y estéreo, porque la realidad es que no siempre se dispone del espacio, o del “permiso” de quien comparte nuestro hogar, para poder separar los equipos. Y es que he hablado del espacio, de la sala que como sabemos es la clave de cualquier equipo, pero es que también a nivel de aparatos se da esa especialización. Algunos receptores audiovisuales de origen japonés, por ejemplo, son auténticas máquinas de hacer cine, capaces de ofrecernos efectos sorprendentes y de envolvernos en sonido de una forma mágica… pero toda esa magia que tienen en multicanal se pierde al usarlos con sólo dos canales, de forma más purista.

Y aquí es donde entra el Cambridge Azur 751R: un receptor audiovisual que, como tal, permite la completa conectividad habitual y necesaria de estos aparatos, y que admite el manejo directo de un sistema de hasta ocho altavoces -incluyendo subwoofer activo, pues dispone de siete etapas de amplificación independientes-. Pero, también, es un amplificador integrado estéreo de gran calidad y elevado nivel de potencia.

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De hecho el rendimiento de la parte de potencia de este receptor es destacable y prácticamente no hay en el mercado un integrado tan capaz. Declara 170W por canal -bajo carga de 8 Ohmios y con dos canales funcionando-, cifra que desciende a 120W con todos los canales en marcha, y que sube a 200W con una carga de 6 Ohmios y dos canales. Sin medios para medirlo, ya son cifras como digo superiores a las de sus rivales, y me parecen muy creíbles tras la revisión interior del aparato, viendo el tamaño del transformador toroidal principal -una bestia de casi 2kW de capacidad-, o de los condensadores de la alimentación principal. Me refiero a sus dos “latas” de 22.000 microfaradios a 100V, que es la mayor cantidad de energía que he visto en un receptor AV… y los he visto casi todos. Cada etapa interior de potencia utiliza una pareja de transistores de salida -Toshiba 2SA2121 y su complementario 2SC5949-, que suman 440W de disipación máxima, así que la capacidad del 751R para mover cajas difíciles hasta niveles muy altos está garantizada. Un dato de referencia, ni la propia Cambridge Audio tiene por ahora en catálogo un amplificador integrado estéreo tan potente como este multicanal -está a punto de llegar uno que le gana por poco-.

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