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Cambridge Audio Evo 150: “glamour” a raudales, transparencia sonora exquisita y versatilidad extrema 

“Lifestyle y audiófila”: dos palabras que encajan a la perfección con la propuesta más novedosa de la ya veterana –“nació” en 1968- Cambridge Audio, convertida por méritos propios en uno de los grandes nombres del sonido británico. Evo –“La Evolución de la Hi-Fi”- es el nombre de la propuesta en cuestión, y el amplificador integrado estereofónico con streamer incorporado Evo 150 su, por el momento, miembro más distinguido. Pocas electrónicas que por precio encajan en la galaxia del High End fusionan con tanto acierto la idea de prestaciones sonoras para los más exigentes con el concepto de minimalismo bien entendido. Tremendamente atractivo, casi “sexy”, versátil, fácil de configurar y manejar, irreprochablemente construido y, como corresponde a un producto rubricado por Cambridge Audio, exquisitamente musical en el sentido amplio del término, el Evo 150 es una electrónica perfecta para quienes buscan excelencia sin complicaciones pero disfrutan eligiendo sus cajas acústicas.

Todo comenzó con el amplificador integrado estereofónico P40

Era yo un pequeñajo –no tenía ni 7 años- cuando Cambridge Audio inició, P40 mediante, su particular viaje hacia la “excelencia democrática” en audio, una idea en la que la firma británica se ha mantenido desde entonces y que en el caso concreto de nuestro país se pudo palpar por primera vez en la primera mitad de la década de los 80 con el conjunto formado por el preamplificador C75 y la etapa de potencia estereofónica A75, esta última equipada con una sección de salida de alta corriente –característica que en aquel entonces era un coto casi exclusivo de la estadounidense y mucho más inaccesible Krell- de diseño propio denominada “ecualización segmentada”. Si la memoria no me falla, creo haber escuchado las citadas electrónicas en tiendas de Madrid y Barcelona y la verdad es que su musicalidad era algo completamente nuevo para mí en productos de ese precio. Al fin y al cabo, lo que se conoce como “High End asequible” empezó a popularizarse en nuestro país en la segunda mitad de la década de los 80’ gracias al impulso de marcas –occidentales en su mayoría, con permiso de NAD y Rotel- que ofrecieron una manera diferente de interpretar la reproducción del sonido para competir con los grandes nombres nipones que en aquel entonces lo copaban prácticamente todo en lo que a “mainstream” se refiere.

El Evo 150 es toda una preciosidad, cualidad no obstante supeditada al sacrosanto –en los productos bien diseñados- principio de forma al servicio de la función

Vienen las anteriores líneas a cuenta de una particularidad que me gustó mucho –singularidad estética aparte- del mencionado “sistema 75”: el uso de componentes de alta calidad –sobre todo en la fuente de alimentación- en el ámbito teórico y la notabilísima pegada/agilidad por un lado y la calidez por otro en el práctico, léase el del sonido. Pues bien: la filosofía, el “ethos”, que hizo posible lo que acabo de decir ha seguido guiando los pasos de Cambridge Audio y así llegamos a una de las gamas de producto mejor estructuradas del momento en lo que a sonido de alta calidad con impronta “british” se refiere. De hecho, en mi opinión/experiencia Cambridge Audio ganó un nuevo impulso como marca –de esto hará casi 20 años… ¡el tiempo vuela!- con la comercialización de su muy lograda gama Azur, ejemplo perfecto de ese “High End democrático” al que me refería al principio del presente artículo y al que más adelante siguieron series como la CX y, en este caso para celebrar por todo lo alto el 50º aniversario de la fundación de la marca, la soberbia y exclusiva –aunque, a su nivel, asequible- Edge.

Observen que he hablado sólo de electrónicas en cierto modo “clásicas” pero quiero dejar bien claro que la firma británica también aportó su impronta al mundo de la electroacústica –con sus transductores híbridos “Balanced Mode Radiator” o BMR, utilizados por vez primera en 2010- y, sobre todo, al audio digital tanto tradicional como de última generación vía desarrollos tan interesantes como el “Adaptive Time Filtering” –Filtrado Temporal Adaptativo- o la plataforma de streaming StreamMagic, esta última desarrollada en 2011 y que todavía sigue vivita y coleando.

Evo 150: fusionando con maestría purismo audiófilo y vocación lifestyle

“En Cambridge Audio creemos que evolución es incluso mucho más que mejorar la calidad del sonido que usted oye y mejorar su disfrute de la música. Evolución tiene que ver también con transformar la comodidad y la usabilidad de la Hi-Fi sin comprometer sus prestaciones. Evolución tiene que ver con llevar la Hi-Fi hacia el futuro, ayudándole a que se integre en su estilo de vida y haciendo que su aspecto sea tan bueno como su sonido. Evo es el producto que hemos estado liderando durante más de 50 años.” Con estas líneas presenta Stuart George, Director Gerente de Cambridge Audio, el precioso catálogo de la gama Evo de la firma británica, formada por dos amplificadores integrados estereofónicos con streamer incorporado que comparten una serie de ideas que se resumen elegantemente en el catálogo en cuestión con los siguientes titulares: “Evo es un reproductor todo en uno”; “Evo representa un enorme paso hacia adelante”; “Diseñado y desarrollado en Londres”; “Diseño minimalista y atemporal”. Los citados amplificadores son el Evo 75 y el Evo 150, idénticos en lo conceptual y lo estético aunque con algunas diferencias formales –básicamente en lo que respecta a conectividad digital y analógica- y a los que se suman los minimonitores de estantería Evo S. En su condición de modelo superior de la gama y protagonista del presente análisis, el Evo 150 es una máquina de la que se puede decir sin la más mínima reserva que honra al legado de Cambridge Audio al fusionar con evidente brillantez todos los elementos clave que hacen a un producto verdaderamente excepcional, léase en el que –me gusta insistir en ello- el todo supere la suma de las partes.

Después de esta exhaustiva presentación voy ya a entrar en materia con una pregunta muy genérica: ¿cuál es el objetivo del Evo 150? Una pregunta que responderé con una frase –más bien una sentencia- de un catálogo del Rolls-Royce Silver Spur que pillé hace más de 40 años en un viaje a Mónaco cuando en la parte de las especificaciones técnicas se hacía referencia a la potencia del motor. Pues bien, nada de cifras, sólo un tan lacónico/discreto como poderoso/significativo “la suficiente”. Pues bien, mi primera impresión sobre el protagonista del presente banco de pruebas se podría resumir con la percepción de que sus creadores dicen al potencial cliente “Usted disfrute escuchando su música favorita con la calidad y la cantidad debidas; el cómo es cosa nuestra.” Y, sí, cuando uno ve al Evo 150 se da cuenta que ha sido ideado para encajar fácilmente –sus dimensiones son muy compactas- en cualquier espacio doméstico tanto moderno como clásico como consecuencia del “clasicismo de vanguardia” que emana de su tan minimalista como distinguido diseño industrial. Es, en definitiva, el Cambridge Audio un aparato que se hace desear instantáneamente sin ni siquiera ponerlo en marcha. Pero, claro, estamos ante un Cambridge Audio y, recurriendo a una frase hecha, “hay una reputación que defender”. Así llegamos a una ingeniería orientada desde el primer momento a maximizar parámetros como la musicalidad y la capacidad dinámica, todo ello acompañado por una potente flexibilidad en términos de conexión y uso.

La innegable componente lifestyle del Cambridge Audio viene acompañada de una flexibilidad notabilísima en términos de conexión, capacidad para bicablear las cajas acústicas o asociar el aparato a un televisor vía HDMI incluidas

¿Qué destacar del Evo 150? En primer lugar, la calidad de los materiales, empezando por el aluminio anodizado en negro de 6 mm de grosor del cuerpo/recinto y continuando con los paneles laterales –con dos opciones en cuanto al acabado se refiere: uno más bien clásico, inspirado en los del ya legendario P40 por más señas, en madera de nogal y otro más contemporáneo en Richlite, un material compuesto de superficie sólida obtenido a base de contenidos reciclados- desmontables. En lo que concierne al panel posterior, la fotografía del mismo que acompaña al presenta análisis habla alto y claro al respecto: muy completo, toma de fono –aunque sólo compatible con cápsulas de imán móvil- incluida, presupongo que para completar el Cambridge Audio con uno de los flamantes giradiscos –equipados con conectividad Bluetooth aptX HD- de la marca británica, léase el modelo con tracción por correa Alva ST y el más sofisticado, a la vez que con tracción directa, Alva TT V2. De hecho, hay incluso un juego de entradas balanceadas con conectores XLR y una toma HDMI compatible ARC, lo que significa que los creadores del Evo 150 han pensado tanto en usuarios puristas que quieran conectar una fuente balanceada –un lector de CD/SACD o de Blu-ray Disc, por ejemplo- como en aquellos interesados en aprovechar la elegancia visual y la excelencia sonora de nuestro invitado para combinarlo con un televisor de alta gama y disfrutar de este modo sus contenidos audiovisuales favoritos en las debidas condiciones. 

Pasando ya al abarrotado interior del Cambridge Audio, lo primero que hay que decir es que refleja a la perfección el reconocido “mix” de purismo clásico y pasión por la tecnología punta de la marca, con mucho circuito integrado en la parte digital y componentes discretos de alta calidad –caso de los condensadores de la fuente de alimentación, sin ir más lejos- en la analógica. Los diseñadores del Evo 150 remarcan el uso de un convertidor D/A con tecnología de 32 bits SABRE ES9018K2M de la californiana ESS Technology en la sección de audio digital pero lo cierto es que más que el componente en sí, lo que realmente influye en la calidad sonora final es los elementos que lo acompañan, que, como marca la tradición de Cambridge Audio, son de alta calidad, y la configuración –topología- en la que está dispuestos. Por lo demás, el “chip” de marras garantiza –ver ficha técnica al final del artículo- la plena compatibilidad con el grueso de contenidos “Hi-Res” disponibles.

Muy bien construido, el Evo 150 combina tecnología digital a la última –observen el módulo que alberga el StreamMagic- con un poderoso bloque de amplificación de potencia configurado en Clase D de nueva generación

Ya para finalizar, vale la pena dedicar unas palabras a la que sin duda es el subsistema analógico estrella del Evo 150: la sección de amplificación. Configurada en Clase D con el fin de garantizar una entrega de potencia y una capacidad dinámica capaces de satisfacer –en lo cualitativo y en lo cuantitativo- a los más exigentes, optimizando a la vez la eficiencia –ergo minimizando la disipación térmica- y manteniendo las compactas dimensiones del aparato. Está basada en el innovador módulo NCore de Hypex, especialista reconocido en amplificación a conmutación –a menudo mal llamado digital- y que, al contrario que la práctica totalidad de los diseños que lo precedieron, destaca por una musicalidad comparable a la de las realizaciones clásicas configuradas en Clase AB. De hecho, los dos Evo inauguran el uso de la amplificación en Clase D por parte de Cambridge Audio, lo que habla por sí solo de la madurez alcanzada por esta configuración. Creo que las reflexiones del “boss” del departamento de ingeniería electrónica de la marca británica, un veterano experto que durante 10 años diseñó y desarrolló amplificadores a válvulas- es concluyente al respecto: “Es cierto que en el pasado la Clase D no era una buena solución. A menudo era asociada con productos baratos. Ahora, puede ofrecer unas prestaciones iguales a las de la Clase AB en cada aspecto.”

La escucha: genuina musicalidad “british” apoyada por una app muy depurada

Probé el Evo 150 acompañado por una pareja de columnas Concept 50 –brillante, por original y efectivo, el sistema de desacoplo “flotante” que albergan en su base, sí señor- de la británica Q Acoustics y la muy depurada –como decía al principio, fue lanzada al mercado en 2011- app de gestión StreamMagic de Cambridge Audio alternando con Roon. De la StreamMagic diré lo obvio: va como una seda por la simple razón de que lleva años depurándose y ya saben que todo lo que está basado siempre ese susceptible de ser mejorado.

El Evo 150 exhibe un sonido sin complejos en el que destacan especialmente el equilibrio de la curva tonal y la capacidad dinámica, esta última consecuencia directa de una entrega de potencia perfectamente dosificada

Escuché, como es mi costumbre, pocos temas musicales pero que conozco bien, desde superclásicos como el We Get Requests del Oscar Peterson Trio hasta otros utilizados en las presentaciones más recientes de las cajas acústicas Klipsch Jubilee 75th, que todavía tengo muy frescos. Dicho esto, hay que reconocer que el Evo 150 es una electrónica particularmente “amigable”, como dicen los anglosajones, de hecho más “lifestyle” que purista en lo que a manejo se refiere, lo que siempre es una buena noticia para ampliar –un poco a la manera de marcas como Devialet o Naim Audio- el potencial abanico de compradores. ¿Y qué hay del sonido? Básicamente que es muy equilibrado y, muy importante, poderoso, con una fuerza progresiva y perfectamente dosificada que sorprende en un aparato de dimensiones tan comedidas. Como consecuencia de ello, la gama dinámica es magnífica y los graves no sólo tiene pegada sino que, lo más importante, suenan muy naturales. Impecable la zona media y muy definida la zona alta, aunque con algunos temas echo de menos algo de transparencia, carencia que también podría ser debida a la extremadamente plana curva de respuesta en frecuencia de las Concept 50. De correcta y creíble habría que calificar la presentación espacial, aunque sin llegar –sobre todo en términos de profundidad- a los niveles de las electrónicas Edge de la propia Cambridge Audio, que en cualquier caso puede afinarse trabajando a fondo la ubicación de las cajas acústicas.

Para finalizar

Creo muy sinceramente que el principal mérito del Evo 150 es su condición de electrónica con alma purista capaz de seducir igualmente a los no puristas. Es un producto muy elegante y versátil, irreprochablemente construido, muy bien dotado en términos de conectividad y, por encima de todo, que suena desacomplejadamente con el añadido de una potencia de salida que da para mucho a la hora de elegir las cajas acústicas asociadas. En definitiva, un producto muy bien pensado que refleja la madurez alcanzada por una marca que se identifica con el mejor sonido británico.

Ficha Técnica

  • Configuración: amplificador integrado estereofónico con streamer
  • Potencia de salida: 2×150 W RMS sobre 8 ohmios 
  • Respuesta en frecuencia: 20-20.000 Hz, +0 dB/-3 dB 
  • Entradas digitales de audio: óptica TosLink (2), coaxial (1), HDMI ARC (1), USB Class 1 (1) y USB Class 2 (1)
  • Compatibilidad de archivo soportada por las entradas digitales: PCM hasta 32 bits/96 kHz para las tomas ópticas TosLink, PCM hasta 32 bits/192 kHz para las tomas coaxial S/PDIF y HDMI ARC, PCM hasta 24 bits/96 kHz para la toma USB Class 1, PCM hasta 24 bits/384 kHz y DSD hasta DSD256 para la toma USB Class 2 y hasta aptX HD para la conexión Bluetooth
  • Formatos de archivo de audio soportados: ALAC, WAV, FLAC, AIFF, DSD, WMA, MP3, AAC, HE-AAC, AAC+ y OGG Orbis
  • Entradas analógicas de audio: 1 de Línea no balanceada con conectores RCA, 1 de Línea balanceada con conectores XLR y 1 de Fono para cápsulas de imán móvil (MM)
  • Dimensiones: 317x89x352 mm (An x Al x P)
  • Peso: 5’3 kg 
  • Precio de venta al público recomendado: 2.999 euros
  • Importador: www.cambridgeaudio.com  

 

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