Por último debo referirme al recinto y sus mejoras. Para su construcción se han utilizado seis paneles curvos de MDF encolados a presión y anclados a un bastidor interno, que divide la caja en dos recintos. Esto permite calibrar cada woofer y alinearlo con su puerto bass-reflex, permitiendo una respuesta más rápida y la eliminación de las ondas estacionarias; el resultado: rapidez, claridad y contundencia. En cuanto al acabado exterior, las imágenes hablan por sí solas, un acabado high gloss fantástico, el woman factor puede ser barrido sin contemplaciones. Del mismo modo las conexiones son espectaculares; preparadas para bicableado cuentan con grandes bornes que admiten tanto banana como espadas, además nunca antes había visto unos puentes de tanta calidad. Asimismo se suministran unas magníficas puntas de desacoplo que pueden colocarse directamente a la caja o a una base de madera que ofrece mayor estabilidad, todo magníficamente presentado con sus cajitas independientes, hasta el trapito con el logo de la marca.
Vayamos pues a lo que importa; toda buena caja precisa de un tiempo, es preciso un rodaje adecuado, buscar su ubicación exacta y elegir un buen cable. Respecto al rodaje he dado buena cuenta de ellas en las cuatro semanas que han estado en mi sala, de todos modos, el fabricante recomienda aproximadamente unas cien horas. La ubicación requiere tiempo y paciencia, no quiero decir con ello que las Epicon sean difíciles de colocar, pero si se quiere tener una escena sonora perfecta, hay que experimentar con distintas posiciones y con diferentes discos. Lo mejor como siempre, es ir probando en días sucesivos y con paciencia. Finalmente la elección de los cables será una tarea para el comprador, pues también dependerá de la amplificación utilizada, yo por mi parte, he utilizado mis habituales Cardas Golden Reference.
La escena es amplia, pues aunque el instrumento está centrado, un gran caudal de sonido inunda toda la escena sonora. Especialmente atractivo es el tercer tiempo donde podemos oír perfectamente el arco frotando las cuerdas, dando como resultado una sensación de realismo encomiable. Las Dali reproducen con total fidelidad las frecuencias bajas del instrumento, dejando las notas suspendidas en el aire de forma natural.
Sin abandonar el piano solo me gustaría referirme a una de mis grabaciones más buscadas, la interpretación que en 1982 hiciera Rada Lupu de los Momentos Musicales de Schubert (Decca). La sensibilidad del artista llevada a su extremo más subjetivo, una de las mejores versiones de esta obra. Con las Dali no se pierde un ápice de la intimidad a la que nos tiene acostumbrados Lupu, música en su estado puro, los silencios son impresionantes y las notas se prolongan indefinidamente. La imagen sonora está perfectamente centrada, surgiendo todas las notas del mismo punto. En el piano el primer sonido surge de la cuerda golpeada por el macillo, expandiéndose a continuación por la caja de resonancia del instrumento y del mismo modo sucede aquí, el primer sonido es central (proviene del lugar exacto que ocupa el instrumento) y luego el siguiente se va abriendo llenando el resto de la escena sonora.