El medio es una verdadera maravilla, sublime. Es una empresa titánica, el poner en tristes palabras e intentar describir de alguna manera, lo que transmite este integrado en esta parte del espectro sonoro. ¿Cómo expresarlo? Los violines simplemente son violines y nada más. Las voces humanas son humanas sin ninguna floritura. De nuevo hay una neutralidad en el sonido que sobrecoge.
¿Y cómo se consigue esto? Partiendo que se encuentra uno delante de una grabación decente, en esta se podrán percibir detalles en su justa medida. Muchos que en otros aparatos ni siquiera se intuyen. Pero cuidado, no es una sensación que sature nuestros sentidos, más bien todo lo contrario. Es el tipo de información que hace que nuestro cerebro crea que está delante del evento real. Esa microinformación que nos permite cuando simplemente no está o está enmascarada, percibir instantáneamente que estamos delante de música enlatada. Creo que a todos nos ha pasado el haber entrado en una sala y haber sido capaz de percibir que había música en vivo antes de ni siquiera ver a los músicos. Ese tipo de sensación es la que se percibe con los medios del DarTZeel. Simplemente prodigioso.
Los agudos son de nuevo fuera de lo común. Naturalidad y fluidez en estado puro. Muy naturales y abiertos. Pero lo que más me sorprende de ellos, es la capacidad de proporcionar información espacial que tienen. Por momentos uno es capaz de jurar que son capaces de proporcionar volumen a la parte alta del evento musical, construyendo de manera sorprendentemente real una imagen holográfica en movimiento, del instrumento en cuestión. Y todo esto con una facilidad, totalmente desprovista de ningún tipo de artificio ni exageraciones.
La escena está dentro de lo normal tanto en distribución como en profundidad. Destaco que la encuentro un poquito más estrecha que la que ofrece mi equipo normalmente. Hecho que no es raro ya que la escena que disfruto habitualmente es una de las más anchas que haya percibido. Como todo, en este aparato todos los actores sonoros se colocan con impecable elegancia pulcritud y precisión. Formando un conjunto que nos transporta a un escenario real, sin ningún tipo alguno de deformaciones o fallo en la escala.
La dinámica es ejemplar, empieza ya a ser un tópico en este artículo, pero es que no hay forma de describirla de otra forma. Totalmente natural y neutra dejando la espectacularidad a un lado. Se producen unos transitorios bastante marcados, pero en su justa medida, que proporcionan precisión y detalle a la música, transmitiendo perfectamente el sentimiento y actitud de la interpretación. Dejando claro que no es necesaria la grandilocuencia para transmitir el mensaje que el autor se propuso cuando compuso la pieza, y así demostrando que la sobreactuación dejó de ser necesaria desde que acabó el cine mudo.
La transparencia tampoco queda atrás. Es seguramente el amplificador integrado más transparente que haya escuchado nunca. Y para mi la transparencia significa una ausencia total de coloración. Y por lo tanto una neutralidad total. El CTH-8550 consigue de esta forma transmitir a las cajas, exactamente la señal con la que se las está alimentando. Así queda reflejanda cualquier virtud del conjunto “fuente – cables” que esté suministrando la información, o por la misma razón cualquier defecto o vicio con el cual se le esté cebando. ¡Sensacional! Aunque sin duda forzará al afortunado propietario a casi igualar la inversión realizada en el mismo, en la elección de una fuente y un cable de interconexión adecuados, si quiere que el resultado merezca la pena. Una mala elección arruinará el resultado global sin duda alguna.