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Otra galaxia

El nombre de esta marca, Exogal, no le dirá por ahora gran cosa a ningún aficionado. Es normal, apenas llevan dos años en el mercado y este DAC que probamos, el Comet, es su primer producto. Pero si vemos quiénes están detrás de la marca, la cosa cambia bastante: ingenieros procedentes de la Wadia de los años noventa, es decir de la marca que marcó una parte importante del desarrollo de la reproducción digital al más alto nivel. Jim Kinne en particular, ahora director técnico de Exogal, fue el responsable de algún producto tan notable como el Wadia 27. En aquella época Wadia desarrolló filtros digitales propios, buscando no sólo algo diferente sino sobre todo poder intervenir “a medida” en las señales digitales y prepararlas de forma óptima para la posterior conversión en sonido analógico por parte de los dac en sí.

Es algo que analizando cómo ha evolucionado la reproducción digital de música les da la razón, porque si ha habido algunos cambios y evoluciones en la parte final de conversión, es en la previa, la del filtrado digital y del sobremuestreo, donde ha habido y sigue habiendo novedades en ocasiones sorprendentes: desde lo más simple con aquellos DAC que deciden prescindir de ello –los NOS o ‘non over-sampling’– a los que convierten todas la señales al formato DSD monobit de muy alta velocidad. Como veremos enseguida el Exogal –como no podía ser de otro modo con estos padres–, tiene algunas soluciones bastante únicas en su interior. El nombre, Exogal, viene a significar ‘de fuera de la galaxia’, una declaración de intenciones, aunque estos productos están en una gama de precios que yo llamo “posible” para una mayoría de aficionados.

Exogal Comet_frente

Pequeña joya

De entrada choca el formato. Muy lejos del estándar hifi, la caja del Comet es una pieza de poco más de un palmo de ancho, y su alimentación –nosotros probamos la versión ‘Plus’ que incluye el alimentador mejorado– es otra cajita casi cúbica también de aluminio. A su vez choca, al observarlo, que el DAC no tiene ni un solo botón de control, y la pantalla es esa ventanita central del frontal, muy pequeña –unos 2 centímetros cuadrados– y que al encender el aparato se desvela además como de lectura difícil si no incide ninguna luz, pues no tiene iluminación interna. La caja como decía es un sólido bloque de aluminio, pero la base es muy curiosa: una placa de fibra de vidrio hace de tapa en sí, y va atornillada a una placa espesa de metacrilato, que dispone de cuatro bolitas metálicas –más juntas las frontales y en las puntas las traseras–. Según Exogal fue la solución que ofrecía mejor sonido después de probar diferentes opciones de materiales y configuración, y con lo que se han complicado… no seré yo quien ponga en duda sus pruebas ni el resultado.

Exogal Comet_detalle bolitas

La trasera cuenta con las conexiones habituales, de hecho está “lleno” porque tiene todo tipo de entradas digitales –aunque la coaxial sólo admite un conector BNC, no RCA–, una entrada analógica estéreo RCA y salidas tanto RCA como XLR balanceadas; además de una antenita para el control vía Bluetooth –no usa infrarrojos–. Una cosa curiosa es que estas dos salidas son configurables: lo normal es que ofrezcan la misma señal estéreo –se pueden usar simultáneamente, no siempre es así–, pero además de poder regular su nivel de salida máximo relativo, podemos hacer que salga la señal estéreo por las XLR y una señal sumada por los otros, para usar un subwoofer –sin filtro con el firmware actual–, o para un eventual canal central. Para esto hace falta un cable serie y un programa de la casa, pero ya podemos empezar a entender que este aparato esconde algunos “trucos” en su interior.

Exogal Comet_trasera

Y a eso vamos: se desmonta por abajo –esa tapa mixta fibra-metacrilato– para dejar expuesta una placa de circuito impreso que ocupa prácticamente todo el hueco disponible. Placa que contiene varios circuitos integrados, bien organizada, con la parte digital en el centro, una de control apartada, otro integrado conectado a la antena Bluetooth más apartado aún y la sección de salida lógicamente adyacente a sus conectores. Solamente el conector BNC digital está cableado a la placa, los demás conectores van todos soldados directo a placa.

Exogal Comet_interior

En cuanto a la configuración y uso de cada integrado, encontré alguna contradicción al leer pruebas en la red del Comet –suelo curiosear para tener alguna referencia–, así que me puse en contacto con el fabricante y fue el mismísimo Jeff quien confirmó que lo que yo veía y pensaba era lo correcto. Las señales digitales llegan a un decodificador Burr Brown 9211, que además de esa función tiene también la posibilidad de recibir señales analógicas y convertirlas a digitales –ADC–, cosa que ocurre en este caso –recuerda esa entrada analógica RCA–: es pues el “receptor” universal del Comet, con la sola excepción de la entrada USB, que pasa a través de un chip XMOS de entrada asíncrona digital –y además decodificador DSD en DoP si es necesario–.

Exogal Comet_chips fpga src ins adc

Después tenemos otro chip de Texas/BB, el SRC4192, un viejo conocido que cambia el muestreo de las señales digitales –normalmente se usa para aumentarlo–. Jeff me confirmó que lo usan para eso pero con algunas señales solamente, ya que dentro del chip principal donde se ejecuta el código propietario también se hace un sobremuestreo. De eso se ocupa el mayor chip de la placa, un procesador Altera de alta capacidad rodeado por algunas memorias que contienen el –secreto– código de Exogal; tiene dos cristales de precisión a su lado. Aquí ocurre la ”magia” con las señales digitales, es decir filtro digital propietario, sobremuestreo síncrono, regulación de la señal o volumen, eventual procesado diferente para las salidas RCA y XLR… Las señales viajan después a los DAC, pues hay dos: un más sencillo PCM5122 dedicado a la salida de auriculares –y desactivado cuando no se usan– y un más complejo Burr Brown PCM4104.

Exogal Comet_dig ins

Este último es un DAC de cuatro canales con salidas diferenciales: se usan dos canales para las salidas RCA y otros dos para las XLR, en ambos casos aprovechando las dos “ramas” de la señal de salida diferencial –ocho señales de audio en total–, aunque lógicamente sumándolas antes de salir para las RCA –las XLR son salidas pues totalmente balanceadas–. Las salidas analógicas están bien cuidadas: usan amplificadores operacionales de primera calidad y muy en particular las salidas finales usan los LME49600, muy visibles a simple vista al ver la placa por su formato mayor –TO-263–. Estos operacionales se usan para amplificadores de auriculares gracias a su gran capacidad de corriente –¡250mA!– y baja distorsión, y tenemos seis en la salida, uno por canal en RCA, y dos –uno por fase– en XLR, con lo que la capacidad del Exogal para manejar cables largos, etapas de potencia o lo que haga falta queda garantizada.

Los dos DAC usados –PCM5122 y PCM4104– no soportan la decodificación nativa de DSD, por eso una de las funciones del FPGA –chip “cerebro” central– es precisamente convertir DSD hacia PCM usando un algoritmo propietario. El filtro digital, en ese caso pero también con PCM nativo, es uno del tipo “apodising” de fase mínima destinado a optimizar la respuesta en frecuencia del sistema –que será la misma para cualquier frecuencia de muestreo–, y que ofrece en combinación con ese DAC –cuyas “tripas” conocen al dedillo– una distorsión incluso más baja de la declarada por Texas Instruments.

Exogal Comet_dos chip DAC

Un detalle importante a tener en cuanta si volvemos al otro extremo del aparato: su entrada analógica tiene una baja impedancia de entrada –en torno a 1kOhm, lo normal es entre diez y 50 veces esa cifra– porque está pensada para las salidas de auriculares de teléfonos móviles o televisores, con muy baja impedancia de salida. Así evitan ruidos en esos casos… pero puede ocurrir lo contrario si conectamos una fuente “normal” de audio, además es posible tener algún bucle de masa si ese otro aparato está conectado a otro cuya salida digital esté puesta al Exogal. Adivina cómo lo descubrí yo… tras varias pruebas de cables sin arreglo les pregunté y ése es el motivo. La solución es usar la entrada AES/EBU –intercala un transformador interno–, de todas formas como digo esa entrada analógica puede no ser una buena solución para lo que yo pensaba: como “bypass” para el previo AV en el equipo del salón, pues la salida del AV no se llevaba bien con esa impedancia de entrada tan baja.

El mando a distancia de origen es un llaverito con cinco botones, que emite en Bluetooth. Lo suyo es descargar la aplicación gratuita de Exogal en el teléfono o tableta y usarlo como mando, pues podremos ver qué fuente y volumen está seleccionado entre otras cosas.

Escucha

Las primeras sensaciones con el Exogal no fueron muy buenas. En la mano es precioso pero hasta que descubrí que necesita la antenita trasera y que la única forma de comunicación con él es por Bluetooth, me desesperó la ausencia de ningún botón y la poca visibilidad de la pantalla. Confundido, renuncié a escucharlo hasta repasar el manual y entender que debes usar el teléfono o tableta con su App para tener un mando a distancia con pantalla visible… a partir de ahí, bien, pero ¡tanto costaba ponerle dos o tres botoncitos!

Exogal Comet_display

Las primeras escuchas fueron en mi sótano, con las cajas Allegro, el integrado Gran Filarmonía –entradas RCA– y frente a mis DAC Meridian y Buffalo, teniendo como fuentes un Squeezebox Touch –coaxial y óptico–, ordenador –PC vía USB– con Jriver y transporte Meridian –coaxial–. Enseguida detecté en el Comet un perfil sonoro muy neutro, ni cálido ni analítico, pero superior: suave y definido, con buen detalle pero sin mostrarlo de forma agresiva, en mis notas de escucha veo repetida la frase “la cantante parece tener un buen día”, o “está en forma”, o “entiendo mejor la letra”. La escucha es relajada, de alguna forma la recreación del espacio musical es muy natural y obliga menos al cerebro a trabajar para recomponer aquellas partes que faltan de la escena, y con grabaciones menos buenas no nos recuerda su origen, nos deja disfrutarlas sin tener ganas de pasar al siguiente corte. Hace tiempo que no tengo el Auralic Vega conmigo, pero tengo claro que el Comet es mejor en eso –con grabaciones no ideales–, aunque tal vez sea menos espectacular cuando la grabación es excelente; pero el Exogal es más musical, ésa es mi apuesta. Además es muy bueno con los ritmos, es “marchoso”, el grave es rápido aunque con una extesión normal –no exagera–.

Exogal Comet_out and ins

Y todo esto, comparando con los míos y a través del interfaz SPDIF –coaxial u óptico–. Ya me avisó su “padre” que me preparara para el cambio que me esperaba al pasar a USB, y efectivamente tenía razón: todas estas cualidades del Comet se multiplican cuando usamos la entrada USB, que como he descrito más arriba usa un recorrido interno algo diferente y que claramente es mejor, con más diferencia de la que he apreciado en otros DAC entre sus entradas digitales normales y “la de ordenador”… La escena abre más en amplitud y profundidad, el timbre se refina, y el efecto no es muy diferente a cuando pasamos a una fuente digital –transporte óptico o informático– de gama muy alta y nos sorprende que esos “ceros y unos” de repente generan, en el mismo DAC, una música de otro calibre. El driver de Exogal se instaló sin problema y mi ordenador reconoció el Comet perfectamente, además en Jriver cambiando de archivos –PCM de diferentes resoluciones y DSD– los cambios se hacían de forma transparente e inmediata, muy bien. Ahora la capacidad de análisis del americano se acercaba más a la que recuerdo del Vega, pero seguía siendo más musical aunque más definido también. ¡Este DAC es muy bueno!

Exogal Comet_todo

De lo que he probado en esta gama de precios, y ya son unos cuantos digamos entre mil y cuatro mil euros, el Chord Hugo me dejó un buen recuerdo por su sonido “diferente” –en muchas cosas a mejor– y este Exogal Comet lo ha hecho por estar justo en el término medio ideal entre, digamos, el cálido y “analógico” Audio Alchemy DDP-1, y el preciso y detallado Auralic Vega. No me gusta encasillar un DAC por el chip decodificador que usa, porque ya he repetido muchas veces que importan tanto o más otras cosas como la alimentación, la salida analógica, el procesado previo de la señal digital… pero sí que esos dos DAC tienen un perfil, cierto “color”, que podríamos adjudicar a sus chips –AKM y Sabre respectivamente–, incluso algo parecido pasa con el Chord –sin chip sino solución a medida de ellos en chip programable buscando máxima dinámica y definición–. El Exogal usa un chip que no es nada especial, y pesa más el procesado digital previo “de la casa”, pero diría que es “el fiel” y son los demás los que añaden o quitan algo.

Las sensaciones en el equipo del salón no fueron diferentes, además ahí pude montarlo en plan “minimalista”: del Comet en balanceado directo a la etapa Pass XA30.5 y de ésta a las B&W 802D, controlando el volumen en el Exogal. Usar volúmenes relativamente bajos no aprecié que perjudicara su eficacia, lo probé intercalando un previo pasivo –volumen al máximo– y sólo noté un punto más de calidez que el previo usado suele ofrecer… tanta es la transparencia alcanzada. Ahí es donde descubrí que la entrada analógica no es “universal”, y por desgracia en mi equipo no sería la solución perfecta que en algún momento pensé –me estaba gustando mucho, es fácil de imaginar–, como fuente digital directa a etapa con entrada para el procesador de AV.

Exogal Comet_fondo metacrilato

No sé cuánto perderá el Comet con su fuente “normal” –sólo tenía la mejorada cuando me lo entregaron a prueba–, pero en combinación con la “Plus”, este DAC es una fácil recomendación a cualquiera que esté en el mercado. Confieso que apenas probé su salida de auriculares –hay que elegir esa salida en el menú, no se cambia al detectar algo conectado–, pero no me pareció nada especial, recordemos que usa otro DAC y otra parte del circuito, entre eso y cómo sonaba con altavoces perdí enseguida el interés. Como DAC, fuente digital, y atacando una etapa directamente o con un previo o integrado, el Exogal Comet es un aparato tan bueno como bonito.

Puntos destacados

+ Sonido de primer nivel, muy equilibrado.
+ Excelente vía USB, gran escena sonora.
+ Conectividad de entradas y salidas.
+ Control vía mando o App.
+ Amplificador de auriculares incluído.
– Pantalla “invisible”.
– Sin botones de mando directo.
– Entrada analógica no universal.

PVP: 2.990 euros –versión normal– 3.500 –Comet ‘Plus’ con alimentación mejorada–

Distribuyen Ultimate Audio, QLASE A y AudioElite

FICHA TÉCNICA

Entradas digitales: AES/EBU balanceada y coaxial BNC (hasta 24bit y 192 kHz), óptica TOSLink (hasta 24 bit y 96 kHz), USB (hasta 32 bit y 384 kHz, o DSD128). Entrada analógica RCA. Conexión propietaria ‘Exonet’ (in y out), salida de ‘trigger’ y conexión USB para carga (2A). Salidas analógicas: RCA y XLR, programables para estéreo, 3.1 o 2.2. Salida de auriculares tamaño ¼’’ con DAC dedicado. Dimensiones: 292 x 190 x 48 mm. Peso: 4’2 Kg. Alimentación ‘Plus’ de 15V y 1’7A, filtrado 85.000uF, dimensiones 152 x 165 x 57 mm y peso 1 Kg.

EQUIPO UTILIZADO EN LA PRUEBA

Cajas acústicas

  • B&W 802D
  • Allegro by Ramallo

Amplificación

  • Pass XA30.5
  • Ars Sonum Gran Filarmonía

Auriculares

  • Sennheiser HD600
  • Shure SE530

Fuentes

  • Buffalo 32 –DAC–
  • Meridian 568.2mm –DAC y previo/procesador–

Cableado

  • Nordost, Kimber, Siltech

 

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